xiv.
—¡Teseo, espera! –La Gryffindor gritó el nombre de su amigo al verlo algo lejos de donde se encontraba.
Teseo detuvo su andar cuando escuchó la voz de Hermione, esperando a que ella se acercara para poder continuar su camino.
—Lamento todo lo que dijo Ronald. –Dijo la chica tomando del brazo a su amigo.
—Tú no deberías disculparte por eso, ese idiota debería hacerlo. –Gruñó el rubio.
Hermione no dijo nada ante aquello, pensó en que debería tranquilizar a su amigo, así que solo pudo pensar en un lugar al que llevarlo. Hermione le sonrió y lo haló hacia algún lugar, Teseo no preguntó al reconocer el camino y solo soltó una ligera risa. Ambos habían llegado al patio y se sentaron uno junto al otro debajo de un gran roble.
—¿Crees que soy patético? –Susurró el rubio mirando al frente.
—¿Qué? ¡No! –Se apresuró a decir Hermione. –No le hagas caso a Ron, es un tonto que no sabe lo que dice.
Teseo asintió con una sonrisa, sabiendo que ese pelirrojo no era más que una piedra sin importancia, sin embargo, había algo en lo que el pelirrojo tenía razón.
—Herms... Mis padres sí fueron mortífagos, eso lo sabes. –Empezó. –Y si Voldemort vuelve... creo que puedes suponer lo que puede ocurrir.
Hermione no dijo nada durante un momento, solo se quedó sentada junto a él. Al cabo de unos instantes soltó un gran suspiro y recargó su cabeza en el hombro del chico.
—Yo confío y creo en ti, Teseo. –Hermione levantó su cabeza y miró a su amigo a los ojos con una gran sonrisa. –No te preocupes por eso ahora.
Teseo le sonrió a su amiga y dejó un pequeño beso sobre su frente. Hermione sintió sus mejillas ruborizarse ante aquella muestra de cariño. Teseo sintió ternura ante las acciones de su amiga y soltó una risa algo ronca, Hermione miró sus grises ojos y Teseo los marrones de Hermione. Ninguno de los dos decía palabra alguna, era como si con la mirada pudieran decir todo lo que no. Poco a poco Teseo se acercaba al rostro de su amiga.
Entonces sucedió lo que ellos dos estuvieron esperando durante mucho tiempo. Los labios de ambos se encontraron y con delicadeza y cariño se besaron. Debajo de aquel roble, con ningún curioso vigilando o susurrando lo que hacían, eran solo ellos dos, confesando sus verdaderos sentimientos por el otro con un acto tan privado.
Teseo acarició la mejilla de Hermione con delicadeza, como si temería dañarla con su tacto, luego separó sus labios de los de su amiga y la miró a los ojos.
—Me gustas... –Soltó Hermione en un susurro.
Luego de unos segundos, la castaña se dio cuenta de lo que había dicho y se levantó de golpe con el rostro rojo. Teseo soltó una sonora carcajada ante los actos de su amiga, pensando que era demasiado adorable. Hermione sintió que su corazón se estrujaba, creyendo que el Slytherin se burlaba de sus sentimientos. La chica estaba dispuesta a marcharse, pero el contrario la detuvo tomando su muñeca y jalándole hacia él.
—Creí que es muy obvio lo que sentimos el uno por el otro, preciosa. –Murmuró el rubio y luego volvió a besarla. –También siento algo por ti, Hermione... y eso me está volviendo loco.
Hermione sintió lágrimas acumularse en sus ojos, estaba feliz de ser correspondida. Teseo limpió sus lágrimas con pequeños besos y luego soltó un suspiro.
—Esto debí decirlo antes, pero... supongo que es mejor decirlo ahora a no hacerlo nunca. –Teseo tomó las manos de su amiga y luego habló con una sonrisa. –Escucha, preciosa. Deja al idiota de Durmstrang y ven al baile conmigo.
Hermione soltó una risa ante las palabras de su amigo.
—Sí, está bien. –Asintió la chica sin poder borrar la sonrisa de su rostro.
Ambos se tomaron de las manos y entrelazaron sus dedos para luego caminar juntos hacia el salón de baile. Todos los miraron y murmuraron cosas, pero a ninguno de ellos les importó. Viktor Krum supo que no debía acercarse, así que solo lo dejó estar mientras su corazón se agrietaba.
Desde aquella noche en el baile, Hermione no le había vuelto a hablar a su amigo pelirrojo, sin embargo, sus conversaciones con Harry eran cada vez más frecuentes, pues la segunda prueba era dentro de muy poco y su amigo aún no sabía muy bien qué hechizo usaría para poder aguantar la respiración durante la hora requerida de la prueba.
Habían pasado un gran tiempo intentando averiguarlo hasta que el profesor Moody había insinuado unas especies de algas que lo ayudarían en aquella prueba.
El día de la prueba había llegado y Teseo no encontraba a su amiga por ninguna parte para que vieran la segunda prueba ellos juntos, así que supuso que tal vez había quedado con alguna de sus amigas y se dirigió a sentarse junto a su amigo platinado.
—¿No encontraste a Granger? -Inquirió el platinado con burla.
—Tal vez quedó con la hermana de los Weasley. -Dijo Teseo mientras rodaba los ojos.
Ambos amigos guardaron silencio y miraron a los competidores que ya se habían lanzado al lago negro en busca de lo que sea que debían hallar. Pasaron alrededor de al menos cuarenta minutos y vieron salir a Viktor Krum acompañado de Hermione Granger, Teseo al verla empapada se levantó de su asiento y se dirigió a ella con paso veloz, Draco sonrió con burla porque posiblemente enfrentaría Viktor Krum, aunque no llegarían más que a palabras por la presencia de profesores.
Teseo tomó unas toallas que alguna persona tenía y luego corrió a secar y tapar a su amiga con todas ellas.
—Mierda, Herms. -Dijo el chico luego de tocar a su amiga. –Estás jodidamente fría.
Hermione solo titiritaba sin poder emitir palabra alguna a causa del frío que sentía. Teseo la tomó entre sus brazos, se sacó la capa y el sueter que llevaba puestos para colocarselos a la chica y luego envolverla entre sus brazos para que entrara más rápido en calor.
Viktor Krum se había acercado a ellos con la intención de llevarle más toallas a la castaña, pero Teseo lo miró con odio.
—Ya hiciste suficiente al meterla en esto, Krum. -Dijo Teseo con frialdad.
Viktor no pudo decir nada para defenderse de las palabras del Slytherin debido a que el búlgaro se sentía culpable al meter a Hermione en riesgo, así que se dio media vuelta y desapareció.
—Deberías volver al castillo para que te seques debidamente y te acerques un poco a la chimenea. –Dijo Teseo susurrando en el oído de la Gryffindor.
—No... q-quiero esp-perar a Ha-rry. -Dijo Hermione con un poco de dificultad.
Teseo soltó un suspiro y rogó porque Potter saliera pronto del lago para poder llevarse a la chica al castillo. Al cabo de unos minutos, pasando la hora requerida, Harry Potter había salido del lago, en cuanto Hermione vio a su amigo corrió hacia él para asegurarse de que estuviera bien. Cuando Teseo vio que su amiga abrazaba al castaño, soltó un gruñido y se dirigió a ella.
—Vamos, preciosa, debes volver al castillo. -Dijo Teseo mientras tomaba el hombro de su chica.
—Pero... -Hermione intentó replicar, pero Teseo le hizo una seña de manos para que guardara silencio.
El rubio tomó a su amiga entre sus brazos, Hermione colocó sus brazos alrededor del cuello de su amigo para evitar caerse y luego se dirigió al castillo para poder llevarla a su sala común. Hermione no emitió palabra en todo el camino, se limitó a intentar calmarse para que sus mejillas no se vieran rosadas.
Ahora que los dos se habían confesado, en el baile de invierno, la fémina no sabía cómo actuar con el rubio. Además de haberse besado muchas veces y de decirse lo que sienten el uno por el otro, no quedó claro qué relacion mantenían ahora.
Cuando ambos llegaron al castillo, Teseo sentó a la Gryffindor en una silla junto al fuego de la chimenea, esperando a que la chica se calentar un poco para así enviarla a su sala común.
—No tenías que traerme hasta acá, pudiste solo secarme con un hechizo. –Dijo la chica entre risas.
—Oh, es cierto... –Murmuró el rubio frunciendo el ceño, sintiéndose tonto por no pensar en eso.
Con rapidez, sacó su varita y murmuró un hechizo de secado para su amiga, en menos de lo esperado ella ya estaba seca. Ambos compartieron una risa ante el problema ya resuelto y se encaminaron al invernadero del colegio. Ahora que la nieve cubría todo y que Hermione casi muere por hipotermia, el chico prefirió llevarlo a algún lugar techado.
—Creo que nunca habíamos venido aquí, claro, dejando de lado nuestras clases. –Murmuró la leona mientras se sentaba en una silla.
—Sí, no me gustan mucho las plantas. –Explicó el rubio tomando asiento junto a ella.
Hermione soltó un suspiro y luego se levantó para mirar a las plantas que se encontraban cerca de ellos. La fémina intentó tomar todo el valor que existía en ella para preguntarle al chico que relación tendrían ahora, pero al final no había sido necesario.
—Hermione, quiero preguntarte algo. –Oyó la voz sería del Slytherin.
—Claro... –Dijo mirando al rubio con atención.
—Ahora que ambos nos confesamos, ¿Qué clase de relación tenemos? –Inquirio levantando una ceja. –¿Seguimos siendo amigos, o...?
Hermione sonrió nerviosamente y se acercó al chico. Una vez que ambos estuvieron frente a frente, la serpiente soltó un suspiro y tomó la mejilla de la castaña frente a él.
—Estoy enamorado de ti, Hermione Granger... –Susurró. –Y si tú me lo permitieras, me encantaría poder salir contigo.
Hermione sintió su corazón acelerarse ante las palabras del chico y sin importarle lo que sus amigos podrían decir sobre eso, la castaña sonrió y asintió.
—Si quiero, Teseo. –Rió delicadamente.
Teseo sonrió y luego la besó con suavidad y dulzura.
El chico sabía a lo que podría enfrentarse si su padre se enteraba de la relación con Hermione, pero en aquel momento no le importaba en lo absoluto, solo quería vivir el momento.
Finalmente había llegado el día de la última prueba. Para ese día, los concursantes, por obvias razones, tenían permitido faltar a clases, en cambio, para los alumnos, se les había dado el permiso para salir temprano y así acompañar a los concursantes de cada casa y brindarles el apoyo que necesitaban.
Hermione había arrastrado a Teseo a acompañarla hasta los dormitorios de los leones.
—Sigo pensando que es pésima idea, Herms. –Renegó por milésima vez. –No quiero estar rodeado de ineptos.
Hermione rodó los ojos ante las palabras del rubio y luego habló: –Solo iremos un momento, quiero hablar con Harry sobre la última prueba.
—¿Y no puedes citarlo en la biblioteca, en el lago negro o en cualquier otro lugar? –Se quejó.
—Vamos, Teseo, prometo que será solo un momento. –Suplico la fémina aún sin detener su andar.
—Bien, pero solo serán diez minutos. –Dijo rendido la serpiente.
En cuanto ambos estuvieron de pie frente a la puerta de la sala común de Gryffindor algunos de aquella casa se le quedaron viendo mal al rubio, pero este no les tomo ni la más mínima importancia.
En cuanto estuvieron frente al retrato de la dama gorda, está empezó a regalar a Hermione por querer que un Slytherin ingresara a su sala común, pero con pena le pidió que los dejara entrar, diciendo la contraseña. Está, no tuvo más opción que dejarlos pasar, pero antes de hacerlo no dudo en enviarlo una mirada de advertencia al chico.
En cuanto ingresaron a la casa común, el chico miró a Hermione con burla.
—¿Su contraseña es "leoncito valientito", enserio? –Dijo entre risas.
—Oye, yo no la puse. –Sonrió con burla la chica. –¿A caso la de ustedes es mejor?
El chico la tomó por la cintura y luego se acercó a su oído y murmuró: —"la ambición es una enorme virtud", esa es la contraseña.
Hermione enseguida se tapó su oído y se alejó unos centímetros mientras que con mejillas rosadas inquirió: —¿Por qué me la dices?
—Para cuando quieras darme una sorpresa en la noche, preciosa. –El rubio guiñó un ojo y rio levemente al ver cómo el rostro de su ahora novia, se volvía de un rojo mucho más intenso.
—Hermione... Y Teseo, hola. –La voz de Harry llamó la atención de ambos, quienes voltearon directo a las escaleras.
—Ha-Harry, vinimos a verte. –Dijo Hermione con voz tímida.
—Yo vine a rastras. –Aclaró la serpiente.
Harry asintió con una muy leve sonrisa y ambos se encaminaron hacia los sillones de la sala común para charlar.
—Sobre la última prueba... –Hermione tomó la mano de su amigo.
—Esta bien... Sinceramente no me siento intimidado por ella, es solo que... –Harry se detuvo y miró de soslayo al rubio, quien se había recostado con la cabeza en el respaldo.
—Te dije que no debí venir, Herms. –Habló el chico sin mirarlos.
—Esta bien, Harry. –Dijo la chica. —Podemos confiar en él.
El de anteojos miró con una mueca s la chica, pues no sentía confianza hacia la serpiente como para hablar de Voldemort, pero aunque no confiara en él, confiaba en ella.
—La cicatriz me dolió ayer por la noche... Creo que Voldemort hará algo está noche, pero no sé qué podría ser. —Murmuró, no para que el rubio no escuchará, sino para que los demás no lo hicieran.
Teseo abrió los ojos y sintió un cosquilleo recorrer su columna. Sabía que si Voldemort volvía sus padres volverían a él y eso podría involucrarlo. A Teseo no le interesaba la causa del mago tenebroso, pero sabía que sería obligado a estar en ella.
Hermione tomó su mano y le dió un ligero apretón, lo que tranquilizó al rubio.
—Creo que deberías mencionarselo a Dumbledore. –Sugirió la fémina con preocupación.
—No quiero entrometerme, pero no creo que el viejo vaya a ser de ayuda. –Interrumpió Teseo.
—¿Por qué? –Inquirió el de gafas.
—Vas a una prueba para ganar la gloria, ¿Crees que Dumbledore romperá las reglas y te acompañará? Obviamente no, además, tampoco podrá cancelarla, el ministerio está involucrado en el torneo y ellos no creen en el regreso de Voldemort. –Respondió el rubio con obviedad.
Hermione hizo una mueca y habló. —Teseo tiene razón... Pero aún así, tienes que tener mucho cuidado, Harry.
—Si yo fuera tu, me armaría de los mejores hechizos de ataque y defensa. –Dijo Teseo mirando a Harry. –Bueno preciosa, –Dijo volteando a ver a su novia. –Ya pasaron los diez minutos, así que si vas a seguir hablando te espero afuera.
—Voy en un minuto. –Dijo la chica con una leve sonrisa.
Antes de que el rubio saliera de la sala común, se agachó a la altura de su novia y le besó, miró de soslayo a Harry y luego se separó.
—Te espero afuera, Herms. –Dijo con una sonrisa ladina al ver el rostro ruborizado de la leona.
La serpiente salió de la sala común enemiga mientras que Hermione seguía charlando con Harry.
—Entonces ya están saliendo. –Afirmó el de gafas con una sonrisa burlona.
—Yo, sí. –Asintió la chica. —Sobre el tema, solo puedo decir que tengas cuidado, Harry... Si sientes todo eso, creo que está última prueba podría ser peligrosa.
—Tienes razón... Teseo también, debo armarme de los mejores hechizos de defensa y ataque.
—Ya sabes que si necesitas ayuda puedes contar con nosotros, Ron y yo haremos lo posible por ayudar en lo que podamos. –Sonrió la fémina y luego se levantó del sofá. –Nos vemos más tarde.
La chica salió de su sala común tras despedirse de su amigo y afuera vio a su novio recargado en la pared jugando con su varita.
Hermione sonrió.
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