vi.
Al día siguiente, Teseo se dio el lujo de levantarse al medio día, pues era sábado y no tenía nada importante que hacer, el día anterior había hecho toda la tarea que tenía.
Bajó a su sala común y ahí pudo ver a su amigo riendo de algo con Crabbe, Goyle, Zabbini, Nott y Parkinson. En cuanto Malfoy vio a su amigo este lo invitó a sentarse con ellos, Teseo accedió sentarse unos minutos, pero cuando se dio cuenta de que solo iban a burlarse de otros el resto del día, se excusó diciendo que había olvidado hacer una tarea. Salió de su sala común y se encaminó directo a la biblioteca, pues ayer había visto un libro sobre dragones que aún no leía.
Camino a la biblioteca, muchos chicos mayores hablaban sobre adentrarse en el torneo o no, el Slytherin se limitó a rodar los ojos fastidiado y murmuró malficiones para el ministerio, Dumbledore y los chicos que sí podían participar. Cuando entró a la biblioteca fue directamente a la sección en la que había visto el libro de dragones, una vez que lo hubo tomado se encaminó a las mesas en busca de una vacía, pero no fue necesario porque divisó a su amiga Gryffindor haciendo tarea. Teseo sonrió y se dirigió a su amiga.
—Tengo malas noticias para mí y creo que buenas para mí, pero no quiero que sonrías por eso, estoy jodidamente molesto que me dan ganas de lanzar un avada al todos en el ministerio. –Dijo Teseo gruñendo al final.
Hermione miró al Slytherin con una ligera mueca, lo que menos quería la chica era toparselo, pero no podía simplemente huir así porque se daría cuenta de que algo iba mal.
—¿Qué pasó? –Preguntó la chica de cabello esponjado en un susurro.
—No puedo participar en el concurso. –Dijo frustrado. –Mi padrino hizo de todo para convencerlos, pero no. –Dijo Teseo soltando una risa escalofriante al final.
Hermione quería sonreír ante aquella noticia, se encontraba aliviada de que Teseo no participaría en aquel peligroso torneo, pero se negaba a sonreír, y no porque el chico le dijo que no lo hiciera, sino que no quería seguir pensando en él como un amigo, no cuando él seguramente la estaba utilizando para llegar a Harry.
—Me apena que no puedas participar, pero ahora debo irme. –Dijo Hermione recogiendo sus cosas sin siquiera voltear a verlo.
Teseo miró extrañado a su amiga mientras abandonaba la biblioteca, pero decidió no tomarle mucha importancia y se puso a leer su libro.
Cuando iba a la mitad de este la bibliotecaria le dijo a Teseo que ya debía marcharse al dormitorio y que si quería podía llevarse el libro, el Slytherin le agradeció y se fue con el libro en mano hacia su sala común y luego a su habitación. Teseo se sacó el uniforme y se puso un simple pantalón de pijama para acostarse a leer un poco, pero justo cuando iba a abrir el libro tocaron a su puerta.
—Mierda... –Gruñó molesto.
Teseo se levantó de la cama y fue a abrir la puerta para encontrarse con su mejor amigo.
—No te levantaste para el desyuno, no fuiste a comer ni a cenar, esto de no poder entrar al torneo de verdad te tiene afectado. –Dijo Malfoy para luego entrar a la habitación de su amigo y lanzarse en la cama.
—¿Qué querías, Draco? –Preguntó Teseo rodando los ojos.
—Te traje comida, además de que es algo preocupante que no comas. –Dijo Draco sentándose en la cama.
—Estoy bien, solo se me fue el tiempo leyendo. –Dijo Teseo tomando un poco de la comida que su amigo le había dado.
—Sabes que si quieres hablar de algo puedes decirme lo que sea, ¿no? –Dijo Draco mirando a su amigo. –Eres como mi hermano, Teseo y siempre puedes contar conmigo.
—¿Incluso si quiero matar a alguien? –Inquirió el rubio con gesto serio.
—Incluso si quieres asesinar al ministerio completo. –Contestó el platinado abrazando de los hombros a su amigo.
—Estoy bien, Draco. –Dijo Teseo soltando una risa. –Ya sabes que siempre serás al primero con el que recurra.
—Lo sé, solo quise decirlo por si lo habías olvidado. –Dijo Draco con una ligera sonrisa.
Al día siguiente, Teseo volvió a la biblioteca para devolver el libro que se había llevado y cuando volvió a encontrar a Hermione esta había salido huyendo, fue ahí cuando el Slytherin se dio cuenta de que algo iba mal con respecto a su amiga, pero decidió darle un poco de espacio para que pudiera aclarar sus ideas.
—Hola, Teseo. –Oyó la voz de Zoë.
Teseo se colteó y vio a la rubia con una pequeña sonrisa.
—Hola, ¿de casualidad sabes qué le pasa a Hermione? –Preguntó el Slytherin mirando la puerta de la biblioteca.
Zoë frunció los labios, se encontraba algo molesta de que hablara de Hermione siempre que hablaban.
—No, Granger y yo no somos amigas. –Dijo la rubia con cierto fastidio.
—Uhm, está bien. –Dijo Teseo y luego volteó a ver a la rubia. –¿Cambiaste de peinado?
Zoë sonrió en grande en cuanto el chico terminó de decir aquellas palabras y soltó una pequeña risa acompañada de un rubor.
—¿Se nota? –Preguntó la chica jugando con su cabello.
—Sí, te queda bien. –Dijo Teseo con una ligera sonrisa.
—¿Viniste a hacer tu tarea? –Preguntó Zoë.
—No, hice toda la tarea el viernes. –Dijo el chico con indiferencia. –Vine a devolver este libro.
Teseo le enseñó el libro de dragones a la chica y esta solo sonrió con un pequeño brillo en sus ojos.
—Yo... ¿Te acuerdas del libro de dragones que viste de mi mochila hace tiempo? –Preguntó la rubia.
—¿Cómo podría olvidar aquel libro? –Inquirió el chico.
—Si quieres puedo prestártelo. –Dijo la chica con una sonrisa coqueta.
Teseo no pasó desapercibida la sonrisa coqueta de la rubia y no pudo evitar devolverle la sonrisa de igual modo. El Slytherin no era tonto, él notaba la belleza de la Gryffindor y si ella le coqueteaba no iba a desaprovechar la situación.
—Bien, ¿te parece si nos vemos esta tarde frente al lago negro? –Susurró Teseo con voz ronca.
Zoë sintió un cosquilleo en su estómago y electricidad recorrer su cuerpo entero ante la voz ronca del chico.
—Está bien. –Contestó la chica y luego salió de la biblioteca movimiendo las caderas de forma sensual.
Teseo relamió sus labios ante la imagen de la chica y luego fue en busca de un nuevo libro de dragones.
Teseo salió de su sala común antes de la cita y se dirigió al lago negro, cuando estuvo allí no vio a casi nadie, pensó qué seguramente estarían en sus salas comunes o en la biblioteca haciendo la tarea. Teseo se sentó frente al lago y recargó su cabeza en el tronco del árbol mientras esperaba a que la rubia Gryffindor llegara a darle el libro de dragones.
—¿Estás despierto? –Oyó la voz de la chica al cabo de unos minutos.
Teseo abrió los ojos y miró a la chica con una ligera sonrisa.
—Siempre que se trate de dragones voy a estarlo, Coleman. –Dijo el Slytherin.
Zoë soltó una risa y luego se sentó a su lado, le entregó el libro de dragones y luego comenzaron a hablar de otras cosas, principalmente sobre encantamientos y transformaciones, que eran las materias que a la rubia no se le daba, pero Teseo se había ofrecido a ayudarla en lo que necesitara.
A lo lejos, Hermione iba junto a Harry en busca de su amigo pelirrojo, cuando la castaña de cabello esponjado escuchó risas volteó a ver la dirección de donde privenían y vio a Teseo riendo junto a Zoë en el mismo lugar en el que ellos solían pasar tiempo juntos. Hermione sintió molestia de que él se sentara junto a otra chica en el mismo lugar en el que ambos lo hacían. La Gryffindor se había detenido para mirar a ambos chicos reír a carcajadas y Hermione no pudo evitar sentir una opresión en el pecho. Harry notó el abrupto paro de su amiga y miró en la dirección en la que no dejaba de hacerlo con notable molestia y decepción, entonces Harry se dio cuenta de los verdaderos sentimientos de su amiga hacia el Slytherin.
—¿Mione? –Llamó el de gafas a su amiga, pero esta ni caso le hizo.
«Él nunca fue tu amigo, Hermione. Que no te importe con quién hable, especialmente si se trata de la tonta de Zoë.»
La chica no dejaba de repetirse aquellas palabras en la cabeza, se dio media vuelta y le dijo a Harry que se fueran de allí y el chico lo hizo sin decir nada al respecto.
Hermione se encontraba sentada en un escalón del salón principal de Hogwarts mientras leía un libro, sus amigos habían querido venir para ver quiénes pondrían su nombre en el cáliz, en cambio, Hermione pensaba que aquellas personas que colocaran su nombre en el cáliz eran estúpidas por querer arriesgar sus vidas por algo tan tonto.
La chica dejó de leer su libro en cuanto sintió una mirada pesada sobre ella, levantó la vista de su libro para encontrarse con los marrones ojos de Viktor Krum, en cuanto este notó que la chica la había visto, le dedicó una pequeña sonrisa y la saludó, Hermione hizo lo mismo.
—Coqueteando con el enemigo, Herms. –Dijo Teseo llegando de la nada y causando un sobresalto en la chica.
—M-me asustaste. –Dijo Hermione con una mano en el pecho.
—Uhm, lo siento. –Dijo Teseo riendo mientras movía su cabello hacia otro lado.
Hermione quiso sonreír ante aquello, pero recordó que debía alejarse del chico.
—¿Qué haces aquí? –Preguntó Hermione mientras buscaba a sus amigos con la mirada, pero era difícil considerando la cantidad de gente que había. –No creí que querrías venir a ver quiénes sí podían inscribirse.
—En realidad no quise venir, pero me dijeron que estabas aquí y vine a hacerte compañía. –Dijo el Slytherin recargando su cabeza en el hombro de la chica.
Hermione se tensó por completo ante el acto del rubio, pero no dijo nada al respecto. Teseo había notado la tensión de su amiga, pero decidió no decir nada.
—Parece que Diggory pondrá su nombre en el cáliz. –Habló Teseo luego de un gran silencio.
—Sí. Teseo, debo irme. –Dijo la chica recogiendo sus cosas para luego abandonar la sala.
Teseo frunció el ceño, no entendía el extraño comportamiento de su amiga hacia él, el chico no recordaba haberla tratado de forma negativa y eso confundía las razones por las que su amiga no le hablaba más.
—Hola. –Dijo Harry llamando la atención del Slytherin.
Teseo volteó a ver al de gafas con una ceja alzada.
—¿Se te ofrece algo, Potter? –Inquirió el chico con indiferencia.
—Yo... Quería preguntarte si habías visto a Hermione, es que vinimos juntos, pero no la encuentro. –Dijo Harry con nerviosismo.
Teseo miró al Gryffindor en cuanto escuchó las palabras salir de la boca boca del chico frente a él.
—¿Hermione y tú están saliendo? –Preguntó el Slytherin con notable desagrado. –Que patético.
Teseo se fue de allí sin siquiera dejar que Harry le respondiera, pero en cuanto lo hizo Harry no pudo evitar sonreír al notar que los sentimientos de Hermione eran recíprocos.
Esa misma noche todos se habían reunido para la cena y la selección de los campeones del torneo de los tres magos. Teseo se encontraba irritado por tener que presenciar aquella celebración tan estúpida, pero su amigo lo había arrastrado hacia el comedor sin siquiera preguntarle si quería ir.
Todos se encontraban entusiasmados por saber quienes serían los seleccionados para tan peligroso torneo, excepto Hermione, ella se encontraba indiferente mientras leía un libro.
—Hermione, deja ese libro, estamos en la hora de la cena. –Dijo Ron rodando los ojos.
—Déjala, Ronnie, nunca es momento inoportuno para leer un buen libro. –Dijo Timothée con una sonrisa.
—Aún no comienza la cena, Ronald. –Dijo Hermione en un gruñido.
Harry rió ante el comportamiento de su amiga y luego le pateó la pierna ligeramente para llamar su atención.
—¡Harry! –Exclamó molesta.
—Lo siento, no quise lastimarte. –Se disculpó el de gafas con un ligero rubor.
—Está bien, ¿qué sucede? –Inquirió la chica de cabello esponjado.
—¿Podemos hablar luego de la cena? –Susurró Harry. –Hay algo que debo decirte.
Hermione frunció el ceño ante las palabras de su amigo pero asintió. Entonces la voz del profesor Dumbledore hizo que todos en el comedor guardaran silencio.
—Buenas noches, –Saludó con voz seria. –Llegó el momento que todos esperaban... ¡Los campeones serán elegidos!
Dumbledore se acercó al gran cáliz y este comenzó a emitir llamar rojas y luego un papel salió de él, Dumbledore lo tomó de forma hábil y leyó el contenido.
—El campeón de Durmstrang es... ¡Viktor Krum! –Gritó y todos en el comedor se mostraron entusiasmados, las personas a su alrededor lo felicitaron, entre ellas Draco Malfoy, Teseo solo se dedicó a maldecirlo mentalmente.
Viktor se levantó de su asiento y se acercó a Dumbledore, los dos se dieron la mano, el profesor lo felicitó y luego el alumno de Dumstrang se dirigió a una habitación en la que los concursantes deben entrar. El cáliz había vuelto a lanzar otro trozo de pergamino y Dumbledores habló.
—El siguiente campeón es ¡Timothée Weasley!
Ron murmuró molesto ante aquello, pero aplaudió a su hermano, pues sabía que tenía un permiso especial por el ministerio de magia para participar en el torneo de los tres magos. Cuando Timothée hubo desaparecido junto a Viktor Krum, el cáliz de fuego volvió a emitir aquellas llamas y otro trozo de pergamino salió disparado.
—La campeona de Beauxbatons es... ¡Fleur Delacour! –Nuevamente el comedor se llenó de gritos y felicitaciones, las personas cercanas a la rubia francesa la felicitaron. Ella le agradeció a Dumbledore y luego se adentró al salón de los campeones.
El cáliz volvió a lanzar otro trozo de pergamino, todos en el gran comedor se mostraron ansiosos por saber quién representaría a Hogwarts en el concurso, Teseo se mostraba más irritado, pero decidió que quería esperar a saber quién era el tonto de Hogwarts que había sido seleccionado.
—El campeón de Hogwarts es... ¡Cedric Diggory! –Dijo Dumbledore con una pequeña sonrisa.
Los gritos se hicieron presentes de manera estrepitosa, en la mesa de Hufflepuff todos se mostraban eufóricos.
—Excelente, ya tenemos a los cuatro campeones. –Dijo Dumbledore. Teseo se levantó de su asiento con paso seguro hacia la salida del comedor. –Pero al final solo uno pasará a la historia, solo uno levantará este cáliz de los campeones, esta vasija de la victoria: la copa de los cuatro magos.
Teseo no pudo evitar voltear para ver aquella famosa copa y se recriminó a sí mismo cuando lo hizo, ahora quería esa copa y sabía que nunca la tendría por culpa del ministerio de magia. Todos aplaudieron y fue allí cuando abrió la puerta dispuesto a irse, pero antes de que pudiera hacerlo, un estruendoso ruido lo hizo detenerse, al voltear pudo ver como del cáliz de fuego salían llamas rojas nuevamente y luego salió despavorido un trozo de pergamino.
—Harry Potter... –Murmuró Dumbledore para sí mismo, todos empezaron a murmirar preguntándose quién más había sido seleccionado, pero la espera no fue mucha porque Dumbledore gritó molesto. –¡Harry Potter!
Harry se escondió en su asiento en cuanto Dumbledore lo llamó, todos susurraron palabras de asombro a causa de aquello.
—¡HARRY POTTER! –Exclamó nuevamente Dumbledore con más furia, todos en el salón enmudecieron.
Hermione se acercó a Harry y le susurró que fuera junto al profesor, Teseo sintió la ira emanando por cada parte de su cuerpo. Era obvio que Potter iba a salir llamando la atención como cada año, Teseo se encontraba molesto y celoso de aquello, pero le enfureció aún más ver como su amiga lo alentaba a ir hacia Dumbledore.
No queriendo ver más se fue de allí, azotando la puerta del gran comedor con furia. Algunos voltearon a ver la puerta, entre ellos Draco quien se limitó a hacer una mueca de desagrado sabiendo lo furioso que su amigo debía estar en esos momentos.
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