v.
Cuando Teseo terminó su comida salió del comedor despidiéndose de su mejor amigo, luego se encaminó a la biblioteca mientras pensaba en que debía ayudar a la chica de Gryffindor.
Al llegar a la biblioteca buscó entre los estantes un libro de pociones, pues su amigo le había dicho que Snape había encargado un ensayo sobre la poción que habían hecho en clase, luego de que Teseo le preguntara a su amigo si había otro trabajo para mañana y este contestarle que no solo se limitó a memorizar la poción que habían hecho en clase para poder hacer la tarea.
Teseo se dirigió a una mesa vacía y luego abrió el libro en espera de que la Gryffindor a la que va a enseñarle llegara. Al cabo de unos minutos la puerta se abrió y Teseo levantó la vista para ver a Hermione entrar con gesto apurado, miró que ella se dirigía a buscar un libro en el área de pociones, supuso que se trataba del mismo trabajo que él.
—Hola. –Llamó una voz dulce la atención del Slytherin.
Teseo se volteó y vio a Zoë con un ligero rubor en sus pálidas mejillas.
—Dime lo que se te dificulta de Transformaciones. –Habló Teseo directo al grano.
—Los movimientos con la varita y a veces la pronunciación. –Dijo Zoë con una mueca.
Teseo asintió ante las palabras de la chica y luego se acercó a ella para enseñarle mejor los movimientos de muñeca que debería hacer.
—Saca tu libro de transformaciones y te enseñaré algunos movimientos. –Dijo Teseo sacando su varita.
Zoë asintió y luego sacó algunos libros de su mochila, entre ellos un libro que llamó la atención del Slytherin al instante, se trataba de un libro muy antigüo en el que hablaba de los dragones más raros que existen, no pudo evitar tomarlo con mucho interes, acto que no pasó desapercibido para la rubia.
—Me gustan mucho los dragones. –Dijo la Gryffindor con una sonrisa.
—¿Cuál es tu favorito? –Preguntó Teseo.
—Cola cuerno Húngaro. –Dijo la rubia sin borrar su sonrisa.
—A mi me encantan los sombras de Delfos. –Dijo el Slytherin sonriendo ladinamente.
Teseo movió la cabeza para alejar los pensamientos de dragones para después, luego ambos se pusieron a ensayar algunos hechizo muy útiles, conforme iba pasando el tiempo, Zoë ya había mejorado notablemente a la hora de hacer hechizos, Teseo decidió dejar las clases para otro día, pues él aún no había hecho su tarea de pociones.
—Si quieres podemos hacerla juntos, yo tampoco la he hecho. –Sugirió la rubia con una pequeña sonrisa nerviosa.
—No, gracias. –Dijo Teseo volviendo a abrir su libro de pociones. –No me gusta hacer tarea con personas.
—Pero siempre la haces junto a Hermione. –Dijo Zoë confundida.
—Bueno, Hermione es mi amiga, además, los dos somos los mejores de las clases. –Claudicó el chico sin siquiera voltear a verla.
Zoë reprimió las ganas de decirle que la chica no era tonta en pociones, que era una de las mejores, pero prefirió guardar silencio, entendía que tal vez no se sintiera cómodo haciendo tareas con una chica que no conocía.
—Nos vemos mañana. –Se despidió la chica.
—Uhm... –Se limitó a emitir un simple sonido el Slytherin.
Zoë frunció al ceño ante aquello, pero decidió ignorarlo para luego retirarse de la biblioteca. Hermione, desde su mesa, al notar que su compañera de casa se había ido, tomó sus cosas y se encaminó hacia su amigo.
—¿Puedo tomar asiento? –Preguntó Hermione.
—Sabes que siempre puedes, Herms. –Dijo el chico sonriendo ladinamente sin voltear a verla.
En cuanto los dos chicos terminaron la tarea de pociones, Teseo le dijo a su amiga que le había pedido sus apuntes a su amigo Draco y que podían compartirlos si ella no tenía ningún problema, Hermione accedió ante aquello, curiosa por saber cómo Malfoy tomaba sus apuntes y porque estaba segura de que sus amigos no tenían buenos apuntes.
En cuanto Hermione vio los apuntes del Slytherin que la molestaba, se impresionó por completo, pues bien el chico no se ve una persona muy lista a simple vista. Draco tenía unos apuntes que a Hermione la llenaron de envidia, eran los mejores apuntes que había visto.
—Vaya, los apuntes de Draco son muy buenos. –Dijo Hermione en un susurro.
—Claro que sí, aunque los míos son mejores. –Dijo Teseo aguantando una risa.
Hermione no dudó de que los apuntes de su amigo fueran mejores, pues este chico era muy listo, incluso se atrevía a decir que lo era más que ella.
Los dos adolescentes siguieron copiando los apuntes de Malfoy sin volver a hablar, una vez que hubieron terminado, los dos salieron de la biblioteca para ir a los jardínes traseros del castillo, a Teseo le gustaba sentarse bajo un enorme roble blanco a observar unas flores variadas que había a la vista, ese era un lugar algo oculto, pero no tanto como para no hallarlo difícilmente.
—Nunca había venido aquí. –Opinó Hermione maravillada por lo que veía.
—Pues bienvenida. –Dijo Teseo mientras se recostaba en el césped mirando al cielo nublado.
—¿Es algo así como tu lugar secreto? –Preguntó Hermione sintiendo cosquillas recorrer su cuerpo.
—Uhm... Algo así, aunque no es muy secreto. –Dijo Teseo mirando a Hermione con una sonrisa.
Hermione sonrió ante aquello y luego se recostó al lado de su amigo.
—¿Cómo te llevas con tu hermana?
Hermione no encontró mejor forma de que su amigo pudiera contarle sobre su familia; la chica siempre le contaba sobre la suya aunque no estuviera tan apegado a saber de cosas muggles, él siempre la escuchaba y le explicaba cuándo no entendía nada, pero el chico nunca le habló de su familia y ella tenía una enorme curiosidad por saber.
—Bien. –Contestó el chico y luego cambió de tema: –¿Qué tal las cosas con cara rajada? Supongo que pensará una forma de entrar al torneo, aunque creo que con solo pedir permiso ya lo dejarán entrar.
Teseo rodó los ojos, todos sabían que no importaba cómo, Potter siempre iba a ser el centro de atención todo el tiempo.
—Harry no piensa inscribirse en ese concurso. –Dijo Hermione con su voz mandona.
—Por favor, Hermione, cara rajada siempre busca ser el centro de atención, incluso cree que el mundo gira alrededor de él, ni siquiera Malfoy puede competir con eso. –Dijo el chico con sorna.
—Harry no busca ser el centro de atención, las cosas solo pasan por sí solas. –Dijo Hermione inflando sus mejillas molesta. –Y deja de llamarlo así.
—Como sea. –Dijo Teseo rodando nuevamente los ojos.
Hermione lo vio rodar los ojos y se molestó porque creyera que su amigo buscaba que lo asesinaran siempre. Creía estúpido que siquiera lo pensara, nadie querría que lo asesinaran.
A la mañana siguiente, Teseo se levantó muy tarde, ni siquiera le daba tiempo de ir al comedor, pues sus clases empezarían dentro de muy poco tiempo. El Slytherin se vistoó de forma apresurada y luego salió de su habitación y sala común para correr directo al aula de Snape, por suerte su sala común se encontraba en las mazmorras y no le tomaría mucho llegar al salón de pociones.
Teseo entró justo cuando Snape iba a cerrar la puerta.
—O'Neil, llega tarde. –Dijo el pocionista con voz molesta.
—Lo lameno, profesor Snape. –Dijo el chico con voz ronca, pues ni siquiera un vaso de agua había bebido al levantarse.
Snape lo miró con indiferencia y luego le ordenó que tomara asiento. Teseo miró cada rincón del lugar y el único disponible era junto a Crabbe, gruñó ante aquello y se encaminó a la mesa en donde se encontraba Hermione.
—Quítate, Longbottom. –Ordenó el chico con frialdad.
Neville tembló en su sitio y luego tomó sus cosas para sentarse junto a Crabbe. Hermione rodó los ojos ante el acto grosero de su amigo, pero lo ignoró completamente.
—Buenos días, Teseo. –Dijo Hermione con una ligera sonrisa.
—Buenos días, Granger. –Dijo el chico con un sonrisa ladina.
Hermione sintió su cuerpo estremecerse de pies a cabeza, pero no fue como Neville, con miedo, sino que lo hizo de una forma... Electrizante.
—¿No pudiste dormir bien anoche? –Preguntó la chica apartando las sensaciones de su cuerpo.
—En realidad, dormí muy temprano, pero a veces suelo ser muy flojo. –Explicó el chico y luego soltó una risa.
El profesor Snape había pedido que le entregaran sus tareas, Teseo y Hermione la entregaron sin problemas, desde atrás, Harry y Ron miraban sorprendidos a su amiga, pues la clase anterior no había asistido por estar con el Slytherin todo el día. Ron sentía molestía, creía que Teseo era una mala influencia para su amiga, además de que había dejado de pasar tiempo con ellos.
Luego de que la clase acabara, Hermione se fue junto a sus amigos Harry y Ron hacia la clase de Herbología, mientras que Teseo se fue junto a su amigo Draco a Historia de la Magia.
En el camino, Harry y Ron se miraron y asintieron en acuerdo, pensaban que ya era momento de que su amiga se enterara que el Slytherin no era tan bueno como ella creía.
—Hermione, queremos decirte algo importante. –Dijo Harry interrumpiendo su paso.
Hermione miró preocupada a sus amigos, pues estos se encontraban muy serios.
—¿Qué sucede? –Preguntó Hermione nerviosa.
—Es sobre O'Neil. –Dijo Ron en un gruñido. –No es lo que crees que es.
Hermione frunció el ceño.
—Hermione, la familia de Teseo son mortífagos. –Soltó Harry.
—Y no me sorprendería que él se convierta en uno muy pronto. –Dijo Ron rodando los ojos.
—¿Cómo están tan seguros de eso? –Inquirió su amiga molesta por las insinuaciones de sus amigos.
—Mi padre trabaja en el ministerio de magia, ¿recuerdas? –Dijo Ron.
Hermione sintió que su mundo se venía abajo, simplemente no podía creer que su amigo y su familia seguían al señor tenebroso, aunque eso explicaba la razón por la que nunca hablaba de su familia con ella, y por un segundo pensó que tal vez, solo la estaba usando para llegar a Harry y hacerle daño.
Hermione pasó entre sus amigos a paso veloz para llegar a su clase, no quería pensar en la decepción que sentía hacia el Slytherin, solo quería llegar a su clase y distraerse.
En el camino, Draco recordó que su padre le había enviado una carta respondiéndole sobre el favor que le había pedido de parte de su amigo.
—Teseo, esta mañana he recibido respuesta de mi padre acerca de tu petición de entrada al torneo de los tres magos. –Dijo el platinado llamando la atención del rubio.
Teseo giró la cabeza instantáneamente, provocando un crujido en su cuello al que no le dio importancia y miró a su amigo de forma inquisidora.
—¿Qué fue lo que te respondió? –Preguntó el rubio con un ligero tono desesperanzador que no pasó inadvertido para el platinado.
Draco apartó la mirada de su amigo y se aflojó el cuello de la camisa de forma incómoda.
—Lo siento, Teseo. –Dijo Draco soltando un suspiró. –Mi papá intentó muchas formas de convencer al ministerio, pero dijeron que tenías quince solamente, que todavía si tuvieras dieciséis podrías.
Teseo apretó sus puños con molestia. ¡Solo faltaba un año para sus dieciséis!, le parecía injusto que no lo dejaran participar por solo un año menos. Teseo se limitó a asentir de forma calmada y luego los dos guardaron silencio el resto del camino. Draco se sintió mal por que su amigo no pudiera participar en el torneo, aunque fue peor porque él tuvo que decírselo.
Cuando las clases terminaron, Teseo se encaminó junto a Draco al gran comedor mientras hablaban de cómo su amigo podría molestar a Potter, en realidad era Draco quien le contaba a su amigo, Teseo solo se limitaba a asentir a lo que decía su amigo. Entraron al comedor llamando la atención de algunos, pues la mirada vacía y furiosa, al mismo tiempo, del rubio lograba darle escalofríos a todos en el comedor.
Hermione notó la expresión de su amigo dándose cuenta de que algo le pasaba, pero reprimió las ganas que tenía de ir hacia él pare preguntarle, pues no quería enfrentarlo ahora, no quería saber si lo que Harry y Ron le habían dicho sobre su familia era cierto, no se encontraba lista si la respuesta era afirmativa.
—O'Neil da miedo con esa expresión en el rostro. –Dijo Ron con la boca llena de comida.
Harry volteó a ver al Slytherin y asintió dándole la razón a su amigo, luego volteó a ver a Hermione, notando como apretaba sus manos en puños intentando aguantarse las ganas de ir hacia él. Harry se sintió mal por su amiga ante aquello.
La cena había ido normal, todos hablaban sobre todo en el comedor. Los alumnos se mostraban emocionados por saber quienes serían los tres campeones que concursarán en el torneo de los tres magos. Tese se encontraba furioso de que todos hablaran sobre el torneo y él no pueda participar solo porque tenía quince años, le parecía patético que el ministerio quiera poner un límite de edad.
Ni siquiera cenó cuando el Slyterin abandonó el comedor. Todos los de su casa lo ignoraron, pero Hermione y Draco no pudieron evitar preocuparse, al igual que Zoë Coleman.
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