ii.
Ya había caído la noche cuando Teseo había abandonado su habitación, faltando solo diez minutos para que la cena diera comienzo. Abajo en la sala común se encontraban Draco Malfoy, Gregory Goyle y Vincent Crabbe. Los últimos dos se encontraban escuchando y riendo ante los insultos de su líder hacia Potter. Teseo pasó por su lado ignorando completamente a sus compañeros de casa, pero aquello no duró mucho cuando su amigo Draco lo llamó.
—Teseo, quiero hablar contigo. –Habló Malfoy con voz neutra. –Váyanse de aquí. –Dijo dirigiéndose hacia sus dos acompañantes que a su parecer eran estúpidos e inútiles.
Teseo se volteó a ver a su amigo con una ceja levantada mientras esperaba a que el platinado comenzara a hablar.
—Quiero disculparme por mi comportamiento de esta tarde. –Se disculpó el platinado con una mueca, no estaba acostumbrado a disculparse por sus errores. –Por un momento había olvidado que odiabas... bueno, tú sabes.
Teseo simplemente se limitó a asentir con la cabeza ante el pequeño discurso de disculpa. Pero eso no pudo evitar que apretara su mandíbula a causa de la furia que sentía al recordar. La razón por la que Teseo odiaba con todo su ser el maltrato femenino era porque su hermana era golpeada por su marido casi todo el tiempo, y cada vez que la veía le decía que debía dejarlo, pero ella siempre le respondía que prefería aguantar todos esos golpes antes que deshorar el apellido O'Neil. Además, algunas veces su padre, a causa del estres de trabajar en el ministerio de magia y el peso de ser un mortífago, cuando llegaba a casa a veces solía desquitarse con su madre, lo que provocaba que Teseo saliera en defensa de esta y al final terminara siendo golpeado por su padre.
—Vamos a cenar. –La voz de su amigo más un ligero empujón en su hombro lo sacaron de sus recuerdos.
—Sí. –Dijo Teseo mientras agitaba la cabeza para quitárselos de encima.
Los dos amigos fueron de camino al comedor riendo de anécdotas que contaban sobre su pasado juntos. Cuando llegaron al comedor muchos alumnos de Hogwarts voltearon a verlos extrañados, pues en la tarde ellos dos habían peleado, aunque claro que eso no sorpendió a los Slytherins, todos en aquella casa sabían que su amistad era inquebrantable, eran como hermanos.
En la mesa de Gryffindor, Hermione miraba al Slytherin que la había defendido de forma disimulada, intentando ver una razón para que la defendiera, pero ni una sola idea llegaba, rendida, dejó de mirar al rubio de ojos tormenta y siguió comiendo de su cena hasta que la hora había terminado, pero nadie se había levantado porque el director Dumbledore se había puesto de pie para dar un anuncio.
—Buenas noches, antes que nada, me gustaría recordarles que el quidditch este año ha sido suspendido, ahora mismo les diré la razón. –Dijo mientras sonreía. –Este año Hogwarts tiene el placer de ser la sede de interacción del torneo de los tres magos... –Todos en el comedor empezaron a murmurar, pues había algunos que nunca habían oído hablar de dicho torneo, otros sabían lo que era y se encontraban emocionados y asustados por aquello, pues bien se sabía que hubo muchas muertes a causa de este. –Así que... –Dijo Dumbledore llamando la atención de todos nuevamente. –Dentro de un par de semanas las escuelas mágicas que participarán en el torneo vendrán este año a Hogwarts, espero que todos nosotros podamos darles la bienvenida a cada uno de ellos. Ahora sí, pueden irse a sus habitaciones.
Luego de que el director Dumbledore dijera aquellas palabras, los primeros en levantarse de sus asientos fueron los de Slytherin, en cambio, las otras casas se tomaban su tiempo para ponerse de pie para salir del comedor. Más adelante, en los pasillos que se dirigían a las mazmorras, el rubio y el platinado se encontraban hablando sobre el anuncio de la cena.
—Espero que el torneo sea abierto a partir de cuarto año. –Fue lo primero que había salido de los labios de Teseo.
—¿Quieres participar en eso? –Preguntó su amigo de manera sorprendida.
—Sí, se escucha interesante. –Dijo Teseo alzándose de hombros.
—¿Sabes lo peligroso que es? –Dijo Theo frunciendo el ceño. –Han muerto muchos magos a causa de ese torneo.
—Magos incompetentes, obviamente. –Dijo Teseo rodando los ojos. –Yo no lo soy.
—No me agrada mucho la idea, pero si el torneo está abierto a los de cuarto, tienes mi apoyo. –Dijo Draco palmenado la espalda de su mejor amigo.
Teseo soltó una pequeña sonrisa por el apoyo de su mejor amigo y luego continuaron hablando de otros temas.
En los pasillos, la Gryffindor de cabello esponjado se encontraba debatiéndose entre acercarse o no a las Revenclaw para preguntar sobre el Slytherin, pero dado que era muy tarde y que seguramente estaban cansadas prefirió dejar el tema para el día de mañana y entonces ella se encaminó a su sala común y luego a su habitación.
Hermione se dirigía a la clase de pociones junto a sus amigos Ron y Harry. Cuando llegaron al aula de la clase sus dos amigos enseguida tomaron asiento en la parte de atrás para evitar la mirada del profesor Snape, Hermione soltó un bufido ante tal acto inmaduro de sus amigos y recorrió la mirada por todas partes. Solamente habían dos lugares disponibles, uno era al lado de Gregory Goyle y el otro era al lado de Teseo O'Neil. Hermione mordió su labio inferior pensando qué lugar debería tomar, pero descartó a Goyle al instante, pues en cuanto ella se acercara el chico podría empezar a humillarla, así que tomando todo el valor necesario, se dirigió con paso decidido a la mesa en donde se encontraba la otra serpiente. Teseo se encontraba leyendo su libro de pociones, el chico se encontraba muy concentrado que no había notado que la castaña de cabello esponjado se encontraba a un lado de él hasta que ella aclaró la garganta. Teseo dejó su lectura y levantó la vista para encontrarse con la Gryffindor nerviosa, pues en cuanto ella se dio cuenta de las miradas que todos le daban en el aula al dirigirse al Slytherin que la defendió, toda su valentía se había esfumado.
—¿P-puedo tomar asiento aqu-í? –Tartamudeo la chica nerviosa.
Teseo apartó la mirada de la chica para luego pasarla por toda el aula de pociones, dándose cuenta de que el lugar junto a él y junto a Goyle estaban disponibles, sabiendo que en cuanto Granger se acercara a Goyle esta saldría humillada simplemente asintió con la cabeza.
—Claro, no hay problema. –Dijo Teseo para luego retomar su lectura.
Hermione tomó asiento en cuanto Teseo volvió a su lectura, y debido a que faltaban al menos diez minutos para que la clases del profesor Snape dieran comienzo, decidió también leer un poco.
Cuando la clase de pociones habían terminado, todos se levantaron al instante y salieron del aula para no estar más tiempo cerca del profesor Snape. Hermione esperó afuera del aula hasta que vio a tres chicas de Revenclaw, una de ellas era Melissa McBride, ella y Hermione solían hacer tareas juntas algunas veces, así que decidió que si iba a preguntarle a alguien sobre Teseo, sería a ella.
—Melissa, ¿puedo preguntarles algo? –Dijo Hermione acercandose a las tres chicas.
Las tres Revenclaw miraron a Hermione y asintieron con la cabeza.
—Uh... ¿Saben algo de Teseo O'Neil? –Pregunto la Gryffindor sintiendo sus mejillas ruborizarse.
Una de las amigas de Melissa soltó una risita, pero no era en forma burlona, sino que le parecía tierno que Hermione investigara sobre el chico.
—Bueno, sabemos que él adora leer, siempre está en la biblioteca o en el patio leyendo. Uhm... Sangre pura, obvio. –Dijo Melissa pensando qué más sabían del chico.
—Tiene una hermana mayor, aunque ya está casada. –Dijo la misma chica que se rió de lo adorable de Hermione. –Su padre trabaja en el ministerio de magia y su madre es periodista. Es un chico muy frío, además de que casi no se la pasa insultando a los magos hijos de muggles.
—Cierto, en sí no sabemos mucho de él, es un misterio para todos los que no sean Draco Malfoy. –Dijo Melissa. –Esos dos chicos son mejores amigos de toda la vida, sus padres son amigos, entonces siempre han estado juntos y supongo que saben todo el uno del otro.
Hermione hizo una mueca al no obtener la información que esperaba, pero de todos modos agradeció a las chicas.
—Hermione, ¿te gusta Teseo? –Preguntó una amiga de Melissa.
Hermione negó con la cabeza y luego sonrió.
—Solo quería saber un poco de él. Me defendió de Draco y quería saber por qué. –Dijo la castaña.
Las tres Revenclaw sonrieron ante aquello y luego se despidieron de la Gryffindor para finalmente entrar al aula de pociones. Detrás de una columna de piedra, Teseo se encontraba sonriendo de forma divertida, pues este había escuchado toda la conversación que la Gryffindor había tenido con las Revenclaw.
Al finalizar las clases del día, Teseo se dirigió a la biblioteca como normalmente hacía de forma diaria. En el camino saludaba a uno que otro de su casa de forma amable.
Justo cuando había llegado a la gran puerta de roble que daba la entrada a la biblioteca, vió a Hermione Granger con sus pergaminos y libros entre las manos. La Gryffindor sintió nervios de tener al chico frente a ella nuevamente, pero decidió alejarlos para agradecerle.
—Yo... Quería agradecerte por haberme defendido de Malfoy el otro día. –Dijo Hermione con su usual tono de voz.
Teseo sonrió divertido al recordar la pequeña conversación que la chica frente a él había tenido en las mazmorras con las Revenclaw.
—Granger, si quieres saber de mí podrías preguntarme de forma directa, en vez de preguntarle a chicas que no me conocen. –Dijo Teseo que sonrió mientras soltaba una ligera risa al ver el sonrojo de la leona frente a él.
Y antes de que Hermione pudiera decir algo, Teseo había abierto la puerta de la biblioteca, esperando a que la Gryffindor pasara para poder entrar. Hermione entró casi corriendo a la biblioteca y se sentó en una mesa para poder realizar sus deberes y olvidar la vergüenza que había tenido en la entrada de la biblioteca con el Slytherin.
Teseo tomó asiento en una mesa delante de la de Hermione y luego se dispuso a hacer su tarea de aritmancia. Hermione se encontraba leyendo un libro para su tarea de transformaciones, pero de vez en cuando le dirigía miradas al Slytherin que tenía frente a ella, no podía concentrarse al cien porciento teniendo frente a ella al chico que comenzaba a intrigarla. Teseo escribía en su pergamino, sintiendo las miradas de Hermione en él, pero fuera de incomodarlo, lo divertían y también hacían crecer un poco su ego. Pasada media hora de aquello, Teseo se levantó para buscar un libro de dragones, a Teseo siempre le han fascinado los dragones, le parecían criaturas extraordinarias y peligrosas.
Buscó entre los estantes de criaturas mágicas y luego lo tomó y fue por sus cosas, Hermione creyó que el chico iba a retirarse de la biblioteca, pero le sorprendió de sobremanera ver como se acercaba a su mesa para luego tomar asiento junto a ella.
—Si quieres preguntarme algo solo házlo, no tienes que mirarme cada tanto. –Dijo Teseo con burla en su voz.
Hermione sintió sus mejillas ruborizarse levemente por no haber sido nada disimulada a la hora de observar al chico.
—¿Necesitas algo? –Preguntó el chico con voz seria al notar que tenía dificultades con su tarea.
—No, estoy bien. –Dijo Hermione sin voltear a verlo.
—Llevas un rato con la tarea de transformaciones. –Dijo el chico abriendo su libro de dragones.
—Solo no puedo concentrarme. –Dijo la chica cerrando su libro para colocar su barbilla en sus manos.
—No sabía que era tan irresistible como para hecerte perder la contración, Granger. –Soltó Teseo con una risa.
Hermione rodó los ojos y soltó un bufido ante el comentario egocentrista del chico.
—Detesto que maltraten a una mujer. –Soltó el Slytherin después de un rato en silencio.
—¿Disculpa? –Preguntó Hermione confundida.
—Te defendí porque detesto que maltraten a una mujer. –Dijo el chico mirando a la Gryffindor a los ojos.
Hermione sonrió de manera tierna ante el comentario del chico, y Teseo no dudó en devolver la mirada.
—Pues muchas gracias. –Dijo Hermione para luego mirar el libro que leía el chico. –¿Te gustan los dragones?
—Sí, son mis criaturas favoritas. –Dijo Teseo con una sonrisa.
—Charles, uno de los hermanos de Ron, está en Rumania trabajando con dragones, también le encantan. ¿Tú piensas dedicarte a los dragones o a otra cosa? –Dijo Hermione mientras leía un poco del libro que Teseo tenía.
—Aún no sé. –Dijo Teseo soltando un suspiro. –Estoy en eso o ser un auror, pero... Olvídalo.
Teseo miró a Hermione unos segundos antes de volver a su lectura.
—Oí que tienes una hermana mayor, ¿cómo se llama? –Preguntó Hermione nuevamente.
—Se llama Eco. –Contestó Teseo con una sonrisa.
—¿Eco? –Preguntó Hermione.
—Sí, nuestros padres tienen un pequeño problema con la mitología griega, en realidad es la familia de mi madre. –Explicó Teseo. –Ella se llama Casiopea.
—¿Y quién es Eco? –Preguntó Hermione sin saber mucho de mitología griega.
—Eco era una ninfa que estaba condenada a repetir siempre la última palabra. Es famosa por la historia de Narciso. –Dijo Teseo cerrando su libro. –Narciso era un mortal muy hermoso, los dioses le habían dicho a la madre del chico que nunca se reflejara, pues su belleza podría llegar a matarlo. Conforme pasaban los años muchas mujeres se enamoraban de él, pero él las rechazaba de forma cruel. Un día Narciso salió a pasear por el bosque y fue allí cuando Eco lo vio y no pudo evitar enamorarse de él también; todos los días Narciso pasaba por la cueva de Eco, pero un día se aventuró más con la ninfa pisándole los talones, Nerciso se agachó a tomar agua y luego de eso vio su reflejo en el agua, fue allí cuando Narciso no pudo evitarse enamorarse de sí mismo, luego de un tiempo Eco se acercó para alejarlo, pues la marea iba subiendo, pero Narciso no quería separarse de él y Eco no quería dejarlo, entonces los dos murieron ahogados.
—Que tragedia. –Dijo Hermione. –Aunque yo lo hubiera dejado solo, no entiendo por qué enamorarse de alguien tan egocéntrico.
—Uno no elige de quién se enamora, Granger. –Dijo Teseo con una sonrisa.
—Puedes decirme Hermione, no me molesta. –Dijo Hermione sin poder aguantar que la siguiera llamando por su apellido.
—Bien, Hermione. –Dijo Teseo y en cuanto Hermione escuchó su nombre salir de sus labios no pudo evitar sentir cosquillas en el estómago.
Durante toda la tarde el Slytherin y la Gryffindor estuvieron hablando sobre varias cosas, aunque de lo que más hablaban era sobre algunos hechizos y pociones que les gustaría aprender o perfeccionar, incluso el Slytherin había ayudado a la Gryffindor con su tarea para que esta no se atrasara y al finalizar el día, llegando la hora de la cena, los dos salieron de la biblioteca. Hermione se despidió de Teseo para dirigirse a su sala común y el chico se encaminó directo al comedor.
Al Hermione entrar a su sala común, sus dos amigos se acercaron a ella preocupados.
—No te hemos visto en todo el día, ¿en dónde estabas? –Preguntó Ron frunciendo el ceño.
—Estuve en la biblioteca todo el día. –Dijo Hermione con simpleza.
—Pero no teníamos tanta tarea como para que te quedaras ahí todo el día. –Dijo Harry curioso.
—Estuve leyendo. –Mintió la castaña mientras mordía su labio inferior.
—Bien, vamos al comedor, tengo mucha hambre. –Dijo Ron mientras tocaba su estómago.
—Iré a dejar mis libros, ahora bajo. –Dijo la chica corriendo a las escaleras.
Cuando Hermione bajó los tres se encaminaron al comedor mientras hablaban sobre el torneo de los tres magos. Al llegar a este tomaron asiento y Hermione no pudo evitar buscar a Teseo en la mesa de las serpientes, cuando lo encontró vio que estaba riendo de algo con su mejor amigo Draco, entonces simplemente la chica siguió con su comida.
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