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𝐈𝐕 ; bad dream


CAPÍTULO CUATRO
· • ❝〔 mal sueño 〕❞ • ·
restauración de la humanidad ; parte IV

Tropa de reclutamiento de la región sur. Año 847.

ESA NOCHE, EREN RECORDÓ A TRAVÉS de sus sueños lo que había vivido en Shingashina hace dos años. Soñó que había regresado en el tiempo, justamente ese día; caminaba con Mikasa por el distrito con la leña que había recolectado mientras miraba a la Legión de Reconocimiento regresando después de una expedición donde fallecieron muchos soldados, llegaron a su casa donde tuvo la pequeña discusión con su madre sobre su deseo de unirse a esa división y la promesa de su padre de mostrarle lo que guardaba en el sótano.

Eren, tienes que vengarlos a todos.

Siguiente escena. Estaban con Armin caminando en la plaza hablando sobre su deseo de abandonar las murallas y conocer lo que había al otro lado, tener respuestas sobre su mundo y buscar una solución para acabar con la amenaza de los titanes. No le importaba lo que la gente opinaba de esa división, tampoco que su madre le prohibiera y Mikasa intentara explicarle los peligros de salir al exterior. Eren estaba decidido con unirse, estaba cansado de vivir rodeado de esas paredes como si de un prisionero se tratara.

Eren, debes proteger a tus amigos. Armin y Mikasa te necesitarán.

El rayo cayó.

El movimiento sísmico los hizo creer por un segundo que se trataba de un simple terremoto, pero las personas que señalaban una mano gigante agarrado de la muralla hicieron que la posibilidad de un terremoto cayera al instante. El terror estaba presente en sus miradas; la ciudad entera se paralizó y el silencio empezó a reinar mientras todos miraban a ese titán asomarse por el muro. Se suponía que era imposible que una de esas bestias pudiera apenas asomarse tratándose de un muro de cincuenta metros de altura, pero ese no era un titán normal.

Ese titán era el Titán Colosal y con un solo golpe destruyó la entrada para que los seres de su misma especie invadieran el distrito.

Eren, debes vengar a tu madre.

La piedra cayó en su hogar, Carla Jaeger quedó atrapada entre los escombros con las piernas rotas, o eso fue lo que aseguró. Eren era un niño apenas, pero intentó sacar todas sus fuerzas humanas para tratar de liberarla con ayuda de Mikasa. Fracaso. Hannes apareció y sacó los dos niños de ahí mientras Eren miraba con horror cómo ese titán sonriente y de cabellos rubios sacaba sin problema a su madre, quebrando todos sus huesos y órganos para matarla al instante y devorarla como si fuera un simple pedazo de pan.

Esa imagen nunca se borró de su mente, tampoco las últimas palabras de su madre suplicándole que, por primera vez en su vida, le hiciera caso y se salvará.

Eren, debes destruirlos a todos.

Nunca supo que ocurrió con su padre después de esa noche cuando lo volvió a ver, sólo recordaba que estaba desesperado y lo quería inyectar, después desapareció dejando sus lentes y una llave que Eren tenía con un alambre alrededor de su cuello. Después de eso quedó sólo con Mikasa, Armin y el abuelo de este último, quien falleció un año después a causa de la operación militar que supuestamente buscaba reconquistar la Muralla María.

Eren, ¡tu destino es destruirlo todo!

Y bajo una máscara de sudor combinado con una agitada respiración, despertó.

El cansancio quería consumirlo sin importar que la luz del sol ya reinaba por los cielos y el instructor Shadis iniciará el día con un entrenamiento intenso. Se sentía mal por lo poco que había dormido y enviada a sus compañeros de cabaña que durmieron pacíficamente a pesar de su manera de despertar.

La clase de teoría no ayudaba en nada, el instructor encargado de ejecutar esas clases estaba leyendo un libro donde relataba la historia de las murallas que el gobierno vendía a través de sus libros, y para empeorar, decidió sentarse en la parte de atrás del salón para evitar que los rayos del sol golpeara su cansado rostro, lo que impedía que se concentrara completamente y de vez en cuando dejaba caer su cabeza en el hombro de Jena.

—Jaeger. ¡Jaeger! —gruñía la pelinegra en voz baja mientras movía su hombro con agresividad para despertarlo, era la quinta vez en la clase que sentía el golpe de la cabeza en ella—. Oye, idiota, despierta.

—¿Q-Qué? —preguntó confundido— ¿Q-Qué pasó?

—Pasa que me dejarás con el hombro todo moreteado si sigues cayendo dormido —dijo molesta y mirando directamente a sus ojos—. Tira tu cabeza al otro lado y déjame tranquila.

—Estás insoportable —soltó él mientras deslizaba sus brazos por el escritorio que ambos compartían y posaba su rostro en el papel de su cuaderno.

Para desgracia de Jena, no podía replicarle a ello. Su noche tampoco había sido la mejor, aunque tampoco fue tan horrible como la de Eren.

Su sueño, o pesadilla, había sido diferente. Lo sintió como una visión de lo que pasaría si fallaba en su trabajo y se descubriera la verdad; probablemente era una simple paranoia de ella por las palabras de su padre sobre el temor de que el secreto de Rod Reiss saliera a la luz, pero era suficiente para que ella sintiera una fuerte necesidad de obedecer y asegurarse de mantener todo como estaba.

La nobleza y el culto de las murallas, las dos cosas que definían su vida se caían en su sueño. Juraba que había visto una gran pila de gente que compartía sus creencias sin vida, manchados de sangre mientras una voz en su cabeza decía que fue por su culpa. Varios nobles estaban siendo arrastrados hasta las mazmorras así como otros eran condenados a muerte, Víctor, su padre, estaba tras una celda diciendo que todo aquello fue ocasionado por ella. Era su culpa, reiteraba la voz.

Pero lo qué tal vez más le aterró fue ver a Hans abrazando a Catelyn y a Einer, quienes temblaban de miedo mientras escondían sus rostros en el pecho de su mejor amigo. El sueño le decía que así estarían las tres personas que más amaba en el mundo si fallaba.

Jena, ¿por qué lo hiciste?

¿Qué? Hans...

¿Por qué revelaste la verdad aún sabiendo las consecuencias?

No. Aquello no era real. Oír a Hans decir aquello fue suficiente como para despertar y saber que era un mal sueño que tuvo, tal vez producto de la presión que sentía por eso.

—Al menos no me quedo dormida y dejó caer mi cráneo sobre el hombro de mi compañero —dijo ella molesta.

—Lenz, Jaeger. ¿Está todo bien? —preguntó el instructor interrumpiendo la clase y provocando que los demás prestaran atención a la pareja sentada atrás.

Ay, no...

—S-Sí, señor, es sólo que mi compañero tiene problemas de sueño —respondió Jena nerviosa mientras Eren bostezaba.

—Mmm, ya veo —dijo el adulto—, ¿puedes acompañarlo a mojar su cara para que se quite el sueño, por favor?

Realmente no lo quería hacer, pero no tuvo de otra—. Sí, señor. —Le dio un leve empujón a Eren mientras se levantaba para que este reaccionara y la siguiera, el salón estuvo en silencio hasta que finalmente salieron para retomar la clase.

El pozo donde recolectaban el agua no quedaba lejos después de todo, solamente debían caminar un poco y ya se encontraban ahí, por lo que Jena simplemente decidió apoyar su espalda en la piedra que la protegía de caer al hueco mientras Eren dejaba caer la cubeta al agua.

Ninguno de los dos entabló conversación, así que sólo se escuchaba la cuerda que sostenía la cubeta bajar hasta el fondo hasta que recolectó el agua que Eren consideraba suficiente para usarla. La subió con cuidado hasta tomarla con su mano y apoyarla en el borde para sumergir sus manos en el líquido y restregarlo en su rostro con fuerza que provocó algunas salpicaduras sobre la azabache de ojos azules.

—Oye, ten cuidado —dijo molesta—, te estás mojando la cara, no bañándote.

Decidió ignorar su mal humor—. Deberías hacer lo mismo, te noto algo cansada.

Jena bufó—. Cansada de tenerte paciencia en toda la clase.

Estaba insoportable, él mismo se confirmó con sólo oírla por lo que prefirió seguir lavando su rostro hasta que volvió a escuchar su voz.

—Mojar la cara tampoco es la mejor solución, si quieres estar completamente despierto, lo que debes hacer es mojar sus brazos y no secarlos completamente.

—¿Ah?

Ella puso los ojos en blanco y se movió hasta estar frente a Eren, quitándole sin aviso su chaqueta para ponerla con cuidado en el borde del pozo antes de repetir la misma acción con su propia chaqueta. Ambos tenían una camisa y una blusa de manga corta, por lo que sentía que sería más fácil de enseñarle.

—Mojar tus brazos es más efectivo para que te mantengas despierto una gran parte del día, el truco es no secar de todo la humedad para que de resultados —decía mientras mojaba un poco sus brazos y dejaba que el agua se deslizaba en ellos mientras Eren miraba fijamente—. Aunque poniendo la cantidad ideal puede servir sin problema. Ven.

Tomó la mano de él lo que hizo que Eren se pudiera un poco nervioso, sin saber que Jena también se sintiera así aunque controlando mejor su reacción. Humedeció un poco su propia mano antes de pasarla con cuidado por el brazo de su compañero. Una pequeña brisa pasó sobre ellos, provocando una leve sensación fría en su piel que lo reanimó al instante mientras la azabache ya estaba encargándose de su otro brazo.

—¿Ya sientes que se quitó un poco el sueño? —preguntó mientras veía que su compañero asentía con la cabeza—. Siempre funciona, es un truco que mi padre me enseñó.

—¿Tu padre?

—A veces me daba sueño en las reu... en el campo cuidando a los animales y dándoles de comer, ya sabes, por lo tranquilo que es el campo —dijo con un pequeño hilo de nerviosismo reflejado.

Afortunadamente, Eren no notó cuando casi reveló el verdadero trabajo de su padre.

—Pasabas mucho tiempo con tu padre por lo que veo —comentó él y sin saberlo, dejó a Jena pensativa con aquel comentario.

Claro que pasaba tiempo con su padre, pero no era un tiempo padre e hija como muchos tendrían con los hombres que las criaron como hijas. Víctor permitía su convivencia porque Jena era su heredera, su reemplazo cuando él dejara el puesto de la cabeza de su noble casa, su joven y femenina versión. Si no fuera por eso, Jena probablemente tendría una relación algo distante como la que sus dos hermanitos pequeños estaban desarrollando con su progenitor.

—Sí, se podría decir que sí era cercana a él... —suspiró mientras evitaba adentrarse mucho en el tema y desviará su mentira a la realidad del asunto— ¿Y tú?

La pregunta inmediatamente cayó como golpe en el baúl de los recuerdos, donde las últimas imágenes que Eren tenía con su padre eran algo borrosas, cortadas y sin sentido alguno. Memorias que le dejaban con más dudas que con respuestas sobre el verdadero paradero de su progenitor.

Eren estaba segura que había sobrevivido, sobre todo tomando a consideración que Grisha Jaeger ya se encontraba fuera de Shingashina y cerca de la muralla Rose cuando ocurrió lo de aquel trágico día; lo había visto con vida durante la noche que llegaron a los refugios y trataron de dormir un poco, estaba seguro de que sí, pero después de eso, el hombre desapareció de su vida y nadie sabía a dónde fue abandonado en su camino a su hijo y a la niña que acogió en su hogar.

—Mi padre...

—Eren.

La voz de Mikasa Ackerman apareció, interrumpiendo así la conversación entre los dos jóvenes que rápidamente notaron que su presencia era porque la clase había concluido. Mikasa era un poco más alta que Jena, mismo tono de cabello el cual era negro y con ojos de color gris oscuro, rozando lo negro. Lo que más destacaba Jena de la chica era sus rasgos en los ojos algo diferentes a los del resto de sus compañeros y funcionarios del reclutamiento, así como esa bufanda roja que siempre portaba alrededor de su cuello.

Siempre llevaba una expresión seria, casi gris y reservada, Jena en el fondo se sentía algo intimidada ante esa mirada.

—La clase terminó, debes repasar lo que te perdiste por lavarte la cara —comentó Mikasa mientras tomaba el brazo de Eren y comenzara a jalarlo para llevarlo al comedor donde los esperaban Armin, dejando atrás a Jena mirándolos y pensando que parecía la típica escena de mamá e hijo.

Aunque pensaba que lo mejor era que se fuera antes de mantener aquella conversación y que por accidente revelara algo que destapara la mentira que había iniciado hace días; el secreto debía ser su mayor prioridad sin importar nada, debía mantener el papel de María Lenz hasta la graduación que sería dentro de tres años.

Tres años... Jena suspiró con pesadez, ya empezaba a odiar esas dos palabras.

—¿Soñaste con eso de nuevo, Eren?

Poco se hablaba del trauma que los sobrevivientes de la caída de la Muralla María adquirían luego de ello, era como si no existiera o a nadie le importaba, sólo a ellos y a los que no pudieron salir con vida de ese infierno. Algunos tenían ataques de pánico repentinos en el día y en la noche, otros dejaban de comer o caían en una profunda depresión que lo guiaban a un acto suicida para acabar con el sufrimiento, también estaban aquellos que el trauma fue tan severo que comenzaban a imaginar cosas que los hacían morir de terror y, tal vez, nunca se recuperarían del impacto de lo que vieron.

Eren pertenecía al grupo de los que tenían pesadillas de vez en cuando, a veces hechos una laguna de sudor y en ocasiones corriendo a vomitar por lo alterados que estaban. En su pesadilla nunca podía faltar la recreación mental de su madre siendo fracturada por la mitad y devorada por aquel titán de cabellos dorados y sonrisa espeluznante; podía haber voces de conocidos que le dijeron algo ese día (o lo que parecía ser de ese día) y otras cosas que vio como otros cadáveres o bien sangre pintada en las paredes a manera de salpicaduras. Era tedioso, pero debía acostumbrarse a ello, aunque no le gustara.

Pero Armin no opinaba lo mismo, para él no era buena señal que Eren soñara con eso constantemente y le preocupaba de sobremanera cuando se enteraba lo que su mente trajo en imagen mientras dormía.

—Es como si me tratara de resumir a mí mismo todo lo qué pasó hace dos años —respondió el castaño—, aunque es raro, esta vez, oía algo diferente.

—¿Qué oíste? —preguntó el rubio de ojos azules.

Eren, ¡tu destino es destruirlo todo!

—No recuerdo muy bien, la voz se oía algo baja, pero era idéntica a la de mi padre.

Notó como una mano femenina, la de su amiga de la infancia, dejaba frente a él una pequeña comida que consistía en arroz, lechuga, papa y tómate acompañados de un vaso de agua para que se refrescara por lo cansado que seguía. Algo pequeñamente sofisticado para la situación que vivía en la muralla que anteriormente era la muralla del medio.

La azabache se sentó a su lado y lo miró de manera naturalmente seria como siempre era.

—Eren, sabes que hay que hablarlo...

—Cállate, no te voy a escuchar —dictó mientras tomaba su cuchara y le daba un bocado a su comida.

—¿Cómo pretendes entrar a la Legión de Reconocimiento sabiendo que padeces de esas pesadillas? —debatió Mikasa molesta por ello y por lo que su amigo le soltó para que ella callara de inmediato, Eren simplemente decidió disimular que la ignoraba—. Ahí en la Legión verás en cada expedición una masacre sangrienta, serás testigo de varios compañeros siendo asesinados por titanes y no tendrás oportunidad de salvarlos.

Eren la miró molesto.

—Los Xion vivieron por años como soldados de la Legión y nada les pasó —argumentó el chico usando a una de las familias más reconocidas de las murallas—, incluso Izaro Xion fue nombrada como capitana hace tres años.

—Sí, pero porque son especiales, Eren —respondió Mikasa.

—¿Y qué? —frunció el ceño más molesto que antes—. Juré que vengaría por lo que le hicieron a mi madre, tú mejor que nadie deberías de estar apoyándome. Mi mamá te crió como si fueras una hija para ella. Yo sólo quiero devolverles a esas bestias lo que le hicieron a ella. ¿No te da rabia saber que murió de una manera horrible?

Por supuesto que le daba, le carcomía la cabeza pensar que no tuvo oportunidad de evitar que otro ser querido a quien consideraba como su familia fuera brutalmente asesinada. Primero sus padres biológicos, luego Carla Jaeger y ahora con la desaparición de Grisha Jaeger..., eran demasiadas las cosas que podía procesar y por eso seguía con el sabor agridulce en su boca de imaginar a Eren en el lugar con mayor tasa de muerte de las murallas.

Ella sólo quería protegerlo y Eren, en el fondo de su corazón, lo sabía. Podía reclamar y lo que fuera, pero era consciente que Mikasa Ackerman no le decía eso para molestarlo sino para cuidarlo y evitar perder a otra persona de su entorno más cercano. A veces trataba de ser más empático y no molestarse tanto, pero el dolor por lo qué pasó era más grande.

Armin, por su parte, habló.

—Por eso es que estamos aquí, Eren —dijo el rubio—, para acompañarte. Juramos que no nos separaríamos por nada del mundo y debemos mantener esa promesa hasta el final.

Hasta el final... Eren, debes proteger a tus amigos. Armin y Mikasa te necesitarán.

Sus manos sostenían una sobre que en su interior contenía dos cartas. Al ver el nombre escrito en tinta con una letra bien cuidada, supo que Hans lo había enviado, lo cual le traía cierta felicidad ya que comenzaba a extrañarlo con intensidad y eso que llevaba poco tiempo en el reclutamiento.

Primero se aseguró de que nadie de sus compañeros estuviera cerca como para husmear el contenido del sobre, lo cual le tranquilizó porque todos estaban en sus propios asuntos o conversando con las personas que rápidamente se habían convertido en sus amigos. Lo segundo que hizo fue alejarse un poco de los grupos para mayor privacidad, escondiéndose en una de las cabañas que correspondía al dormitorio de mujeres, específicamente, el dormitorio donde residía. Lo tercero, fue abrir el sobre.

Y como lo pensaba, había dos cartas que contenían los sellos que distinguían cúal se trataba de la carta de su padre y cúal era la de Hans. No dudo abrir primero el de su mejor amigo, el de su padre era algo predecible en lo que podía haber escrito y quería saber lo que decía Hans ahora que ya se sentía la ausencia de ella en los lugares que normalmente pasaba sus ratos.

Para mi querida futura soldado, la número uno de su generación y la que pronto se unirá a su queridisima Legión de Reconocimiento:

Estoy bromeando. Estoy seguro que acabas de poner tu cara de amargada, pusiste los ojos en blanco y me acabas de llamar "Tonto". ¿Cómo te encuentras ahora? Probablemente ya hayan pasado varios días y hasta ahora recibiste mi carta. Quiero saber cómo estás, qué está pasando y cómo está Historia, a ella también la extraño, aunque la odies.

Aquí ya comenzó a sentirse tu ausencia, en la iglesia, en tu hogar... Muchos preguntan por ti, tu padre les dice que fuiste a la capital para prepararte y tomar su lugar en el Consejo Real, que no volverás hasta dentro de tres años e Historia está en el reclutamiento para unirse a la Policía Militar. Me sorprende que todos le creyeran, aunque también me hubiera preocupado si no le creyeran; Víctor, junto con otras personas, crearon varias pruebas que refuerzan su testimonio, incluso contrató a alguien para que finja ser tú y salir de vez en cuando a las calles de Mitras para que "vean" que, efectivamente, estás allá, lo cual no me quejaría si fuera la chica, solo tiene que salir a la calle y después hacer lo que quiera en el lugar donde, en teoría, estás viviendo. Le pagan casi una millonada, apuesto a que de eso vivirá hasta que muera.

Catelyn y Einer te extrañan demasiado, les haces mucha falta, pero les dije que volverías pronto a estar con ellos. Tu madre te mandó saludos también, dijo que más te vale no traicionarlos porque si no es con tu padre será con ella con quien ajustarás cuentas. De seguro está bromeando, no te asustes. Te extraño mucho, quiero mantener la mente positiva de que el tiempo pasa rápido y te veré pronto. Te prometo que, cuando tenga alguna mínima oportunidad, te visitaré y nos pondremos al día con todo.

Hasta luego, te quiero demasiado, Jena.

Hans.

No supo en qué momento se había forjado una sonrisa en su rostro, pero leer lo que escribió su mejor amigo, imaginando que era él quien se lo estaba relatando frente suyo, la hizo sentirse como en su hogar. Incluso un par de lágrimas amenazaban con salir de su rostro. Lo extrañaba más de lo que se imaginaba, también a sus dos hermanitos menores, sus dos principales razones por las que se encontraba ahí en contra de su voluntad.

Le costaba imaginar a los dos niños aterrados viendo cómo su mundo se acababa si se  descubría la verdad, aunque era mejor que no lo hiciera, no deseaba tener en su cabeza la imagen mental de ellos dos llorando y siendo separados de sus padres o de ella, enviados a un orfanato y viéndose obligados a vivir sin los lujos que su posición por nacimiento les había brindado.

Ahora, tocaba la carta de su padre y era notorio que se trataba de él, su letra cursiva y fina, con un gran cuidado para que la tinta no dejara manchas lo hacia evidente.

Para María Lenz:

Es reconfortante para mí saber que su instalación al reclutamiento se manejó sin problemas y que ha estado avanzando con su hermana en su entrenamiento. Estoy seguro que si sigue así, ambas podrán graduarse e ingresar a las filas policiacas, cualquier cosa que necesiten no duden en contactar conmigo.

Hablando de la Policía Militar, estuve investigando por cuenta propia sobre una situación que me inquietaba y era sobre la hijastra de Vladimir, que, por coincidencia, ingresó también a las Tropas de Reclutamiento. Sí, pertenece a tu misma generación, pero se unió a las filas del norte para su preparación como soldado, o bueno, miembro de la Policía Militar. La joven tiene aspiraciones de entrar ahí, creo que sí lo conseguirá porque su padre es subcomandante y es una jovencita muy talentosa. No representa ninguna amenaza, pero en caso de que, esperemos por las diosas que no ocurra, las dos tropas coincidan en un encuentro que esté en el plan de preparación, haga el máximo esfuerzo por mantener distancia con esa chica. No me puedo involucrar ahí porque si algo le sucede a esa muchacha, no solo tendré a Vladimir buscando al responsable de eso, sino también a su padre, el subcomandante Eddard Rymer.

De ahí en más, todo marcha bien. Recuerda enviarme siempre cartas y trataré de responderlas todas o mínimo que sepas que me llegaron. Mantente cómo estás, María Lenz, cada día es valioso para nosotros y Su Real Majestad.

Atentamente, Víctor Hryniv.

Suspiró y dobló la hoja para guardarla en el sobre. Le tranquilizaba que esa pequeña situación no resultara ser alarmante, conocía bien a la chica de la que se hablaba en la carta, Sylje Rymer, la hijastra del amigo de su padre, a quien la describía como una joven dotada de gran habilidad mental e inteligencia. No le preocupaba ella, después de todo, sabía que era algo distante y de pocos amigos, aunque tomaría el consejo de su padre sobre evitar ser vista por ella, un simple encuentro por accidente provocaría un gran problema, más si se trataba de la chica que no dejaría escapar un detalle tan importante como encontrarse con la noble mayor de los Hryniv en el reclutamiento de jóvenes soldados.

Eso era por un lado, por el otro sentía cierta decepción por el contenido de la carta de Víctor. Sin una pequeña pizca de curiosidad por conocer su estado, por saber cómo se sentía ante la situación. Nada, no era más que una carta que dejaba claro que su interés estaba en asegurarse de mantener oculta a Historia y nada más. Aunque no era una decepción completa, sabía cómo era su padre, pero en el fondo, muy en el fondo, le hubiera gustado leer alguna cosa donde reflejara interés en ella. En Jena Hryniv, su hija, no en María Lenz, una desconocida para él.

Pero su padre lo hacia por su familia, por ella, por mantener la estable vida que tenían y que nada de las consecuencias que caerían si la gente supiera los afectara. Víctor Hryniv estaba haciendo un gran esfuerzo y por eso su interés estaba en eso, ella debía hacer lo mismo.

Aunque eso implicara estar ahí, contra sus deseos.

INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO

Información acerca de los miembros de la nobleza Hryniv:






to be continued...

N/A:

cuando lees la escena del sueño de eren y recuerdas todo lo qué pasa en el manga/anime:

primeramente me gustaría pedir perdón por no actualizar el fic desde agosto del aÑO PASADO, hubieron muchas situaciones tanto personales como aquí en la plataforma, como que quise priorizar el fic de levi (que es el volumen uno de esta saga, por si quieren ir a leer) ya que es el más avanzado de mis fics hasta terminar el primer acto.

lo segundo es agradecerles por haber comprendido la nota del capítulo pasado, en serio me gusta y me motiva demasiado escribir cuando mis fics reciben apoyo, tanto de comentarios como de votos, en especial de este último.

por el momento, quiero mantenerme sin poner una cifra de votos para la siguiente actualización, pero necesito también de su parte apoyando la historia que le tengo tanto aprecio.

ahora bien, bueno ya vamos avanzando y acabo de presentar indirectamente a otra hija de la saga, la linda e inteligente sylje, protagonista de mi fic de armin arlert que pronto estará disponible en mi perfil 💖

todo voto y comentario ayudarán para actualizar pronto (y esperemos que no me atrase demasiado jaja). los quiero demasiado !

con cariño, nicky🌙

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