𝐈𝐈𝐈 ; cult member
CAPÍTULO TRES
· • ❝〔 miembro del culto 〕❞ • ·
restauración de la humanidad ; parte III
Distrito Stohess. Muralla Sina. Año 847.
ALYSA HRYNIV EN EL EXTERIOR PARECÍA ser una mujer de familia con un gran corazón de oro. Una madre ejemplar que todos desearía imitar y una esposa que toda persona desearía a su lado. La imagen de la noble madre de la nobleza Hryniv era exquisita ante los ojos del pueblo, y claro que esa representación iba a tener, por algo Alysa era conocida por ser una mujer que se alimentaba del orden y el poder que sus títulos le otorgaban.
Una mujer controladora y ambiciosa. No por nada Víctor la había elegido como su esposa y madre de sus hijos, porque alguien con los mismos pensamientos que su esposo la convertían en la pareja ideal para él. Su cómplice, aliada y mejor amiga. La definición de la mujer perfecta según la visión de Víctor.
Y si habláramos de su devoción al Culto de las Murallas, era sacaba a relucir su pasión por el control y el orden, siendo una de las principales exponentes de la palabra de la religión, además de mantener bajo su mano a todos los seguidores que tenían la fortuna de ser consideradas de confianza para la noble. Claro, siempre eh cuando no dudarán de lo que era capaz de hacer cuando se rompía esa confianza y lealtad sobre ella, su familia o su religión.
—Entonces, ¿es cierto? —preguntó Hans, caminando a su lado con cuidado de adelantarse a ella o retrasarse en su paso— ¿La desviación de fondos?
La mujer lo miró directamente a los ojos arqueando una de sus cejas, haciendo que el joven sintiera que su cuerpo se congelaba con sólo sentir su mirada sobre él.
Había surgido un rumor sobre la noble que afirmaba sobre su participación en la desviación de algunos fondos dirigidos a la Legión de Reconocimiento y las Tropas de Guarnición para sus propios fondos o bien para el Culto. Si bien no había pruebas más allá del testimonio de una persona, Alysa no iba a dejar escapar tan fácilmente a quien la acusó y por ese mismo motivo es que se había trasladado hasta el distrito Stohess donde habían encontrado a la persona que la señaló, además de que disfrutaba ser ella quien pusiera un alto ante los intentos de manchar su nombre.
Miró a sus alrededores y al percatarse de que nadie escuchó lo que había dicho Hans respondió—. Claramente es falso, nada más que un rumor alejado de la realidad sobre mi persona —alardeó—. Aunque, si fuera real, ¿qué tendría de malo? Esa gente profana nuestras sagradas murallas y actúan como bestias suicidas mientras desperdician nuestro dinero; es mejor dárselo a lugares donde si dan buenas obras de caridad.
Hans trató de disimular la mueca que generó el comentario donde, entre líneas, Alysa admitía su crimen, aunque tampoco era una novedad para él. Ya se había acostumbrado a ser testigo de la corrupción que había en las personas con mayor poder de las murallas, tampoco pensaba ponerse en contra porqué o era más que un simple joven huérfano que provenía de la ciudad con la peor reputación de las murallas, rescatado por esa misma gente de poder a quienes les debía mucho a pesar de no compartir misma opinión sobre sus acciones corruptas.
—¿Y por qué trajo a Catelyn y Einer? —preguntó mientras miraba a los dos hermanitos menores de Jena, quienes estaban más adelante de ellos debido a que estaban jugando un par de carreras.
—No tengo niñera para ellos —respondió Alysa despreocupada—. Me acostumbre tanto a la presencia de Historia en mi hogar que se los dejaba con ella cuando Jena no podía cuidarlos. Ahora mírame, más responsabilidades como si ya no tuviera tantas.
—¿Y me trajo para cuidarlos mientras se encarga de ese asunto? —preguntó Hans levantando una ceja. No le molestaba que le pidieran esas cosas, al contrario, él lo haría encantado. Era simple curiosidad de la respuesta de la noble.
—En parte —respondió la castaña—. La otra razón es porque me gusta pasar el rato con mi futuro yerno.
Hans se sorprendió con aquello último.
—¿Fu-Futuro yerno?
Alysa lo miró—. Pues claro. Al juzgar por tu cercanía con Jena pensé que ambos eran más que amigos.
—No, no es nada de eso. Digo, su hija es una gran persona y la considero mi mejor amiga, es sólo que... —se tomó una pausa para analizar cómo iba a responder—, no me interesa su hija en el ámbito romántico... Siendo sincero, lady Alysa, no me interesan las mujeres en ese ámbito, ¿si sabe a lo que me refiero?
Claro que lo había entendido inmediatamente.
—Oh, entiendo —dijo ella—. No luces como un joven de esos, ¿sabes?
Hans no supo qué expresión tomar ante el comentario, ni siquiera sabía si debía incomodarse por lo que dijo la madre de su mejor amiga o tomarlo como un comentario inofensivo. Pero sí, Hans no sentía nada por Jena más allá de una amistad y hasta hace un año descubrió que su orientación sexual era por los hombres en lugar de las mujeres. Alysa Hryniv era ya la primera persona de su círculo de conocidos que sabía de eso, tristemente porqué quería que Jena fuera la primera y confesárselo el día que se volvieran a ver.
—¿Saben algo de mi hija? —preguntó Alysa mirando al frente mientras caminaba—. No he estado pendiente de su tarea por estar ocupada en mis asuntos. Igual Víctor es quien está manejando todo el asunto.
—Apenas ingresó al reclutamiento con Historia, probablemente dentro de unos días nos lleguen sus primeras cartas informándonos cómo va su vigilancia —respondió introduciendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones marrones— ¿Piensas qué fue correcto mandarla a que vigile a Historia?
—Por supuesto que sí —afirmó la mujer—. Rod Reiss siempre ha confiado en nosotros para mantener sus secretos fuera del interés público; la existencia de Historia puede ser un gran escándalo y si la gente indaga podrá descubrir cosas que nos perjudicarán. Jena tiene su misma edad y tiene buen físico para ingresar sin problema al ejército, además, también ha jurado lealtad a la verdadera corona y una vez haces el juramento, debes quedarte con ellos hasta tu lecho de muerte.
Hans sabía mejor que nadie que traicionar a las personas más poderosas de las murallas era similar a declarar un acto suicida, porqué tu vida quedaba en manos de ellos y jugaban con ella como si de una marioneta se tratara. Cuando era más niño, sabía que algo malo pasaba a la gente que rompía esa lealtad, pero ahora, a sus doce años, era consciente de qué consecuencias había entremedio.
—Me preocupa que alguien la reconozca como Jena y no cómo María Lenz.
—Ya mi marido se encargó de ello, creó una excelente coartada junto con pruebas a nuestro favor sobre dónde se encuentra Jena.
—Aún así, me preocupa —suspiró el chico—. Me hubiera gustado haberla acompañado para que no se sienta sola allá.
—Roderich quiere que sigas con tu formación para sacerdote, aunque pienso igual que tú —dijo Alysa mientras admiraba la entrada de la iglesia del Culto en Stohess, enamorándose de inmediato de la fascinante estructura arquitectónica que estaba conformada—. Pero bueno, me puedes servir de mucho teniéndote aquí y no en el reclutamiento. Voy a entrar, el pastor Nick me espera con esa persona y me encargaré de darle una lección. Hans, cielo, vigila a mis hijos por mientras, por favor.
No esperó una respuesta del chico e ingresó rápidamente al edificio. Hans suspiró levemente mientras caminaba hacía los dos pequeños niños, entretenidos con un espectáculo de un tipo que hacía supuestos trucos de magia para entretener a los civiles a cambio de un par de monedas.
Los dos niños se llamaban Catelyn y Einer Hryniv, los dos hermanos menores de Jena que todavía no estaban tan involucrados en el mundo político en el que nacieron, pero si estaban involucrados en el Culto a pesar de su corta edad. Catelyn era la segunda mayor de los hijos, viva imagen de su madre que la hacía parecer una versión más joven de Alysa, lo cual le otorgaba una belleza única y llamativa. El menor de los tres era Einer, que compartía características físicas con su padre y Jena, pero al igual que Catelyn, era una viva imagen joven de Víctor.
—Hans, extraño a Jena y a Historia —dijo Catelyn, de ocho años, cuando sintió la presencia del joven a su lado— ¿Cuándo llegarán las cartas?
—Apenas comenzaron su entrenamiento, pero pronto nos llegarán muchas y algunas serán para ustedes —dijo él con una sonrisa en su rostro para alegrar a la hermana menor de su amiga.
—Papi dijo que era por nuestro bien que mi hermana estuviera allá —comentó Einer, de cinco años—. Pero quiero que ellas estén aquí, tanto Jena como Historia.
A diferencia de la mayor de los tres, Catelyn y Einer adoraban a la hija ilegítima de Rod como si de una segunda hermana mayor se tratase. Contrario a los pensamientos de su hermana mayor, nunca vieron con malos ojos a la rubia de ojos azules ni tampoco la llamaban "bastarda". Querían demasiado a Historia y ella también terminó agarrando cariño a los dos niños, Hans a veces creía que de ahí nació el odio que Jena sentía por Historia, por un sentimiento de celos al recibir esa atención de parte de sus dos hermanos menores.
Cuando supieron que Historia dejaría finalmente el hogar de los Hryniv, se sintieron tristes y esa tristeza aumentó cuando supieron que Jena también se iría en una misión para seguir vigilando los pasos de la chica. Después de todo, Jena e Historia se preocupaban más por ellos que parecía que asumieron un rol que debían de asumir Víctor y Alysa, o eso creía Hans cuando visitaba con regularidad el hogar de los nobles y veía a su mejor amiga hacer sus respectivos deberes, pero también procurando por el bienestar de sus hermanos menores.
—Jena pronto volverá, ¿de acuerdo? —sonrió Hans agachándose un poco para quedar a la misma altura que el par—. Y si Historia entra a la Policía Militar, probablemente la volvamos a ver. Sólo tienen que ser pacientes y les aseguro que estos tres años que ellas estarán ausentes pasarán volando.
—¿Lo prometes, Hans? —preguntó Catelyn con inocencia.
—Lo prometo —aseguró el castaño.
༉
Tropa de Reclutamiento de la región sur. Muralla Rose. Año 847.
La mañana de ese mismo día, Jena encontró en sus pertenencias su adorado collar de oro que la identificaba como una miembro oficial del Culto de las Murallas. Estaba segura que su madre había sido quien lo puso ahí para que su hija mayor jamás negará sus creencias, algo que hizo sonreír a Jena levemente, ya que no quería imaginarse un mundo donde negara el amor que sentía por su religión.
Así que decidió ponérselo con orgullo en la tarde cuando el entrenamiento de ese día acabó, no quiso ensuciarlo con el sudor que su cuerpo podía expulsar, así que una vez ya aseada y con ropa casual se lo puso para sentirse como en su hogar. Su verdadero hogar.
Cuando entró al comedor, todos se quedaron viendo su accesorio de oro puro. Era pequeño a diferencia de los sacerdotes o de sus padres que eran largos hasta casi cubrir sus hombros, una muestra que simbolizaban el alto rango que tenían en la facción religiosa, el de Jena apenas era una cadena de oro con tres figuras que colgaban donde traían el escudo de las tres murallas. María, Rose y Sina. Pero a pesar de ser un pequeño collar, era bastante llamativo para los ojos de sus compañeros.
—Oye, María, que bonito collar —dijo Sasha con curiosidad mientras se acercaba para apreciarlo.
—Sí, ¿dónde lo conseguiste? —preguntó Connie detrás de la azabache.
—No se pueden conseguir en ningún lado, son exclusivos de los miembros del Culto de las Murallas —respondió a la pregunta una chica de baja estatura, de cabellos rojizos y ojos azules. La pelinegra inmediatamente la ubicó porqué oyó su nombre esa misma mañana. Ezra Makri— ¿Eres del Culto de las Murallas?
Dudo en responder a la pregunta con un rotundo sí, porqué dentro de ella surgió la pregunta de qué pasaría si ella decía que sí. ¿Acaso indagarán y descubrirán que no existe ninguna María Lenz? ¿Decir que sí podría generar dudas sobre su persona? ¡Por supuesto que generaría dudas! Los miembros del Culto estaba en total contra de que las murallas fueran profanadas por los humanos, por algo muchos le tenían cierto resentimiento al Ejército de las Murallas; todo el mundo, incluso los no seguidores de esa religión sabían de eso, por lo que provocaría grandes dudas en sus compañeros sobre qué hacía en ese lugar.
Por otro lado, no podía negar sus creencias. Era un pecado, una prohibición que su padre le recordó día y noche al punto en que su cabeza comenzó a manifestar la voz de Víctor diciéndole que si llegaba a negar su fidelidad a sus diosas, nunca sería perdonada por ello, sería juzgada el día de su juicio final y ardería en el infierno con aquellos que se negaron también o no las siguieron. Sus diosas y el dios que creó las murallas eran deidades castigadoras, sus padres siempre se lo decían, por lo que no aceptarían el más mínimo pecado que hasta sus más fieles seguidores llegaran a cometer en vida. Eso incluía a Jena Hryniv.
Maldición, ¿qué hago ahora?
—Mi padre era miembro del Culto e introdujo a mi hermana a la religión —la voz de Historia rápidamente se manifestó, elaborando una mentira rápida que pudiera salvar a la noble—. Por eso ella tiene ese collar.
No suena una mala mentira. Pensó Jena.
—Jamás pensé que alguien de ahí estuviera interesado en unirse al ejército —comentó Ezra con curiosidad en su mirada.
—Sí, bueno, no estaba en mis planes unirme aquí, pero no me sentía capaz de alejarme de mi hermana —dijo la pelinegra de ojos azules, desarrollando mejor la mentira que Historia había formulado—. Pero por eso mismo me uniré a la Policía Militar, son los únicos que no profanan las sagradas murallas.
Ya veo, ahora tiene sentido lo del otro día. Pensó Eren Jaeger, mirando desde la mesa donde estaba sentado con Armin y Mikasa la escena, recordando cuando ella se burló sobre prepararse para pelear contra los titanes. Una miembro del Culto reclutada en el ejército...
—Claro, porqué la Policía Militar son unos santos devotos —soltó Jasper en forma de burla sorprendiendo a los chicos que lo acompañaban en la mesa, Jean Kirstein, Marco Bott y Lorelei Nari.
—Al menos no han cometido el gravísimo pecado de profanar a nuestras salvadoras —replicó la noble apretando los dientes, antes de percibir algunas risas de otros chicos que estaba completamente segura que se trataban de burlas a lo que dijo— ¿Por qué creen que los muros existen? Para protegernos de la amenaza de los titanes, ¿verdad?
Todos asintieron con obviedad.
» ¿Y cómo creen que se crearon? Muchos piensan que fueron los mismos humanos quienes las construyeron, pero están equivocados. Es imposible que simples personas que se trataban de los últimos humanos con vida en la humanidad hayan podido crear estas fortalezas inmensas mientras se defendían de esas bestias; no hay manera de que eso sea posible porque de haber sido el caso, la humanidad se hubiera extinguido por completo.
Eren, aunque trataba de no interesarse en lo que decía su compañera, seguía prestando atención a lo que decía. No podía negar que lo que estaba diciendo tenía algo de razón, de hecho, consideraba un verdadero misterio el origen de las murallas al igual que el de los titanes, la única información que se tenía estaban en los libros publicados con la autoría del gobierno y digamos que no era una información tan extensa, apenas se dedicaban a decir que fueron los humanos quienes las construyeron como método de protegerse de los titanes; sin embargo, tampoco creía en la versión de la gente religiosa, la misma que predicaban en las calles de Shingashina antes de ese día y que ahora, debido a esa catástrofe, habían tomado gran poder en las personas.
» La respuesta es simple. Las murallas existen gracias a nuestro dios, dio la vida a nuestras más sagradas deidades que son María, Rose y Sina; pero nos dio una orden y es no profanarlas, algo que esas dos divisiones ya lo han hecho como si no valieran nada. Que sí, que lo hacen para protegernos, pero nuestras diosas ya lo hacen con las sagradas murallas.
Dos carcajadas se oyeron de la multitud, la primera era del pelinegro de nombre Jasper que recibió un golpe en el hombro por parte de Jean para que se callara, la segunda era de Ezra que parecía no querer creer en lo que dijo.
—Estás bromeando, ¿verdad?
—No, claro que no —dijo Jena segura—. Con eso no se bromea.
—Si las supuestas diosas fueran tan protectoras como dices, ¿por qué permitieron lo que sucedió hace tres años? —preguntó Ezra, haciendo referencia a la caída de María por parte de esos dos extraños titanes, generando interés entre sus compañeros por saber la respuesta, en especial el trío de Shingashina, quienes ya todos sabían de dónde provenían y qué vieron ese día.
Un castigo divino que ellas enviaron como señal de su ingratitud hacia su protección.
La mejor prueba de que eran diosas rencorosas. Gracias a ello, la gente se unió a su religión.
Sintió la cabeza rubia de su supuesta hermana melliza moverse de derecha a izquierda, en un intento de que no dijera nada o se metería en serios problemas. Y vaya que sí se metería si soltara lo que pensaba, en especial sabiendo que ahí había sobrevivientes de ese día. Una parte de ella quería exponer su pensamiento, el otro no quería lastimar a los presentes porque era consciente de que habían visto cosas que nunca debieron de ver.
—Bueno... Fue terrible lo de ese día. Yo también lo viví —mintió—. Pero, las cosas pasan por algo, ¿no? No podemos cambiar el presente, simplemente afrontarlo y ese día fue un ejemplo de ello.
Jamás pensó que haría lo que iba a ser, pero le lanzó una mirada disimulada a Historia para saber qué opinaba de su respuesta. Afortunadamente, Historia le dio a entender con la mirada que respondió bien.
—Bueno, se me quitó el hambre de repente. Ni modo, iré a prepararme para dormir, hoy tuvimos un largo día, ¿no creen? —dijo con tranquilidad, aunque internamente se sentía nerviosa—. Nos vemos mañana, que tengan una linda noche.
Después de verla irse, todos volvieron a su rutina de cenar y comentaron lo sucedido. Ezra no le dio mucha importancia y volvió a la mesa donde se encontraban los reclutas Reiner Braun, Bertholt Hoover y Eliza Kristoff. Por otro lado, Historia suspiró aliviada de que no pasó a mayores y el extracto más importante de la identidad verdadera de María Lenz no fuera tomado de mucha importancia, aunque no dejaron pasar el asombro de que había una miembro de ese culto entre ellos.
—Debo admitir que tu hermana me resulta muy extraña —comentó Ymir detrás de la rubia, estirando sus brazos mientras miraba la dirección donde la azabache se había ido— ¿En serio son hermanas mellizas? Ni siquiera en el físico se parecen.
El corazón de Historia se detuvo por un momento por ese comentario, sorprendiéndose por la honestidad que la joven de pecas poseía.
—B-Bueno, no eres la primera que lo menciona —dijo la rubia—. Mi hermana se parece mucho a nuestro padre y yo salí más a nuestra... mamá.
Se sintió extraña decir esa palabra. Mamá. Ya llevaba un tiempo que no decía esa palabra ni de recordar a su progenitora.
Ymir la miraba indiferente—. Si tú lo dices. De todos modos, me llama la atención que tu hermana pertenezca a un culto que cree en el poder de unas paredes de piedra.
Historia no dijo nada más, simplemente no sabía qué más decir.
Cuando Rod Reiss perdonó su vida, fue enviada a una de las iglesias del culto más cercanas que había y por azares del destino conoció a Víctor Hryniv. Todavía recordaba la cálida pero cínica sonrisa que el hombre de la nobleza le dedicó cuando convenció a su padre biológico de dejarla bajo su cuidado.
"¿Por qué me quiere en su hogar, lord Víctor?"
"Porqué una jovencita de tu posición no se puede mezclar entre la gente corriente y para su fortuna, princesa, soy un hombre que cuida meticulosamente lo que es nuestro mundo y la de ellos. ¿Si me entiendes?"
La verdad no, Historia no entendió lo que Víctor le decía aquella vez y seguía sin entenderlo.
"¿Por qué me llamás «princesa»?"
"¿Te incomoda? Me disculpo si te incomode, es que pareces una..."
Historia desconocía su verdadero origen; la verdad sobre la identidad de Rod Reiss como rey de las murallas sólo la conocían cierto sector mínimo de alto poder dentro de dichas murallas y entre los privilegiados de conocer la información de la verdadera monarquía, se encontraban los Hryniv. Lo único que Historia sabía, era que compartía verdadero apellido con la "nobleza" Reiss.
Estuvo a punto de conocer su verdadero origen por culpa de Jena durante la primera semana de irse a vivir con los nobles religiosos, pero Víctor fue más rápido en evitarlo y prohibió rotundamente a su hija mayor hablar sobre el tema con Historia presente.
Vivir con ellos fue algo de lo que se debió acostumbrar; mientras ellos la llamaban por su verdadero nombre dentro de la residencia, frente a los sirvientes o demás personas la llamaban por «Krista». La única persona que no pertenecía a la familia, pero sabía de todo era Hans y el chico siempre fue cordial con ella. Tuvo que cumplir obligatoriamente con las reglas religiosas que abundaban por el hogar, aún si nunca le preguntaron sobre sus creencias o como se sentía.
Víctor y Alysa a veces parecían ser atemorizantes, pero la trataban como una reina dentro del hogar aunque también se aprovechaban de tenerla para pedir favores; Catelyn y Einer eran su luz en esa época, llegando a amarlos como si de sus hermanos menores se trataban; por otro lado, respecto a Jena, la relación ya estaba más que reflejada entre ambas.
Lo sabía al ver a lo lejos a la verdadera chica reflejada en el papel de María Lenz, que tocaba con nostalgia su collar mientras miraba al cielo. Posiblemente pensando en la gente que amaba profundamente y extrañaba.
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INFORMACIÓN ACTUALMENTE NO DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO
Si bien algunos nobles o gente del culto poseen la verdadera información sobre la identidad de la monarquía, no poseen la misma cantidad de información. Los Hryniv conocen la identidad de los Reiss y han conspirado a su favor, sin embargo, Víctor tiene más conocimiento que su esposa e hijos y planea heredar esa información a Jena cuando herede su puesto.
to be continued...
N/A:
Hola! Esta vez no habrá meme ni nada de lo que suelo poner, simplemente quisiera hablar con ustedes como la escritora de esta historia y qué tal vez mis palabras den un mensaje acerca de la importancia de apoyar las historias que nos gustan.
Verán, escribir una historia no es fácil. Cada escritor dentro de esta plataforma posee una vida fuera de ella con responsabilidades o situaciones a los que deben enfrentar, no soy la excepción a ello, tengo responsabilidades universitarias y situaciones personales que a veces me invaden en los momentos que quiero escribir; también está el escribir lo que quieren que el capítulo contenga, a veces me ha tocado escribir en momentos donde no tengo inspiración y siempre quiero traerles algo bueno para que disfruten.
Por eso agradecería mucho que VOTEN en los capítulos, en todos los que posee la historia y no en partes aleatorias, porqué me hace sentir que mi esfuerzo no fue en vano. Si una historia te esta gustando, el votar y comentar es la mejor manera de decirle al escritor su gusto por cómo va llevando la historia. Cuando les digo que nos motiva, es porque de verdad lo hace, nos ayuda a seguir con las historias y las ideas que planeamos en ellas.
¿Por qué digo todo esto? Simple, miren la recepción del pasado capítulo:
De 76 personas, solo 69 se tomaron la molestia de votar, de decirme indirectamente "hey, gracias por actualizar". Perdón, pero esto no me genera ganas de continuar la historia. Si estoy aquí escribiendo, es porque la verdad me gusta la trama que planeé para Monster y de verdad quiero que la conozcan.
No quisiera ser de esas personas que ponen un reto de x cantidad de votos y comentarios para actualizar, simplemente no me gusta (tampoco estoy en contra de quienes lo hacen; si quieren hacerlo, que lo hagan, a mí simplemente no me gusta); sin embargo, si esto se mantiene así estoy dispuesta a tomar esa decisión.
En serio, ver que tengo lectores fantasmas no es algo que disfruto ver seguido, si no quieren comentar no hay problema, pero si me gustaría que votaran o en la próxima actualización pondré reto de votos. Y en cuanto a comentarios, me gusta que me digan que les va pareciendo la historia, los personajes, como represento ciertos temas; si quieren comentar, les agradecería ese tipo de comentarios y no "sigueee" o "actualizaaa".
Espero que con este mensaje puedan valorar el esfuerzo que hago en esta historia y no sólo que valoren lo que hago, sino también el trabajo de las demás personas dentro de Wattpad que se esfuerzan por actualizar y también reciben pocos votos en capítulos que tiene vistas.
Con cariño, Nicky🌙
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