O 3
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Capítulo Tres
❝ Un Poquito de Miel ❞
¿Cuántas veces había estornudado ya? ¿Cinco, siete, diez? Había perdido la cuenta desde que HyungWon salió de casa esa mañana.
Su madre le había preparado una sopa de pollo con vegetales y eso lo animó un poco, por un par de horas, hasta que volvió a caer somnoliento por los medicamentos para el resfriado. Apestaba y no sólo porque tenía fiebre y no podía tomar una ducha, sino porque echaba de menos a su mejor amigo y escucharlo reír mientras le contaba lo que había hecho durante el fin de semana. Vio el reloj sobre la mesa de noche y suspiró. Maya levantó su cabecita y lo miró con atención; ChangKyun le acarició detrás de las orejas hasta que se volvió a quedar dormida sobre su regazo.
Eran las 10:23 de la mañana, seguramente JooHeon estaría solo trabajando en el laboratorio de química, a no ser que el profesor lo haya puesto a trabajar con alguien más...
Tenía sueño.
Le molestaba la luz que entraba por las cortinas de su habitación, pero el simple hecho de pensar en levantarse de la cama le daba pereza. Se preguntó si Maya podría hacerlo, pero se veía tan calmada durmiendo que no quería perturbarla de ninguna manera. En ese momento entró su madre a la habitación con una charola con comida, un vaso con agua y las medicinas que debía tomar junto con el almuerzo.
ChangKyun miró la comida y no sintió nada, era su sándwich favorito y no tenía ni la más mínima sensación de apetito.
—Tienes qué comer algo, cariño. Te hará bien —dijo ella con voz suave, ChangKyun negó—. Aunque sea come un poco de manzana, ¿sí?
Se llevó los trozos de manzana a la boca, después se tragó las píldoras y se acabó el agua en dos tragos. Su madre tocó sus mejillas con el dorso de su mano y sus labios se curvearon al ver que la fiebre del menor no había bajado mucho. Le pidió que se volviera a recostar, lo acobijó y cambió la toalla de su frente.
—Mamá... —llamó con voz suave, cuidando de no moverse mucho para no despertar a Maya— ¿Podrías cerrar las cortinas? Por favor. Me molesta un poco la luz.
—Claro, cariño.
Después de que ella salió, sólo se veía un halo de luz tenue alrededor de la cortina. ChangKyun se preguntó si HyungWon estaría bien; el día anterior habían salido a comprar verduras por encargo de su madre al pequeño mercado que estaba cerca de casa; contrario a lo que habían anunciado en el pronóstico esa mañana, ChangKyun vio cómo unas nubes grises y oscuras se asomaban en la distancia y se preocupó, ni él ni HyungWon habían traído algo con qué protegerse en caso de que lloviera (HyungWon incluso seguía con su pantalón de franela). Y habrían vuelto a casa antes de no ser porque el mayor quería ir a comprar papel de colores para hacer ranitas. Claro que llegaron empapados a casa.
ChangKyun recién estaba recuperándose de un resfriado para entrar en otro. HyungWon salió de casa esa mañana como normalmente lo hacía —salvo por el suéter extra que vestía por debajo de su chaqueta— mientras que el menor despertó con fiebre y una molesta congestión nasal. Conocía a su hermano y estaba seguro de que no tardaría en presentar síntomas, pero estaba tranquilo porque sabía que MinHyuk o KiHyun lo llevarían a la enfermería de la escuela. Pero él se sentía solo. Extrañaba a JooHeon.
Sus párpados comenzaron a sentirse pesados hasta que poco a poco fueron cerrándose y se quedó dormido.
No soñó con algo en específico. Se sintió como ver pequeños fragmentos de una de las películas VHS que su papá guardaba en el almacén del garaje; vio un pastel de cumpleaños y a un cachorro de samoyedo que sostenía entre sus bracitos; un aeropuerto y un niño llorando; una videocámara y dos gatitos; un día de San Valentín y unos ojos tristes.
«¿Qué hora es?...»
Sus ojitos se abrieron lentamente, acostumbrándose a la luz que entraba por la puerta y tratando de identificar la silueta que había en ella.
—Trata de no hacer mucho ruido, está durmiendo —escuchó la voz suave de su madre.
—Descuide, señora Chae, seré silencioso.
Aquella silueta se acercó lentamente hasta la cama del menor. Maya se despertó al sentir su presencia y ChangKyun vio cómo su mascota su dejaba acariciar gentilmente por aquella persona.
—ChangKyunah~ Despierta —habló con voz suave, dando pequeños toquecitos por sobre el edredón— ChangKyunah~ Despierta, despierta.
ChangKyun reconoció esa voz y se escondió por debajo de las sábanas, soltando un pequeño gruñido. JooHeon intercambió miradas con Maya, después se levantó de la cama y abrió un poco las cortinas para que entrara un poco de luz al dormitorio de su mejor amigo, escuchando un quejido por parte del menor que seguía escondido.
—No puedes estar toda la vida en esa cama.
—¿Ah, no? Pruébame —dijo ChangKyun, su voz amortiguada por las capas que lo cubrían. JooHeon sonrió y se sentó junto al pequeño bulto que era su amigo y comenzó a hacerle cosquillas; ChangKyun se volvió un mar de risas y fue saliendo de su escondite poco a poco, viendo al rubio frente a él con una gran sonrisa—. Está bien, está bien... Tú ganas.
Tosió un poco y se reincorporó en la cama. Maya se acercó y posó su cabecita sobre su regazo, recibiendo mimos por parte de Jooheon.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Lee con voz suave.
—Un poco mejor, aunque todavía me duele la garganta —dijo. JooHeon tocó la frente del menor con el dorso de su mano.
—Ya no tienes fiebre —susurró—. Tu mamá me dijo que no comiste nada en el almuerzo.
—Comí una manzana.
—Debes alimentarte bien cuando estás enfermo, ChangKyunah~ —JooHeon tomó su mochila y sacó un pequeño postre envuelto en plástico transparente, haciendo que los ojitos del menor se iluminaran—. Te traje esto, era el último que quedaba.
ChangKyun tomó el brownie entre sus manos y miró al rubio, diciendo un «Gracias» en voz baja.
—¿Cómo te fue hoy en la escuela? —dijo, abriendo el empaque del brownie y partiéndolo a la mitad, ofreciéndosela al rubio— ¿Pasó algo interesante?
—En realidad no te perdiste de mucho, salvo que no tuvimos la clase de matemáticas porque el profesor también se enfermó —habló JooHeon, llevándose el brownie a la boca—. En clase de biología aprendimos sobre la migración del alce e hicimos un experimento divertido en química.
—¿Qué hicieron? —preguntó el menor, había pequeñas migajas de brownie en la comisura de sus labios. JooHeon sonrió inconscientemente al verlo.
—Un volcán de espuma. Fue muy divertido y la profesora hizo uno de muchos colores, hicimos un desastre que después tuvimos qué limpiar, pero valió la pena —explicó con una sonrisa. Sacó varias libretas de su mochila y se las entregó a ChangKyun—. Estos son los apuntes de hoy, no son muchos, pero si te sigues sintiendo mal y no puedes ir mañana la escuela, vendré a verte y te traeré las tareas —dijo—. En unos días tendremos una prueba de historia y la profesora nos dio un juego de copias donde viene un resumen de los temas qué hay que estudiar.
—Pero este tiene tu nombre, Honey...
—Sí, no quiso darme otro juego de copias para traértelo —dijo apenado—. Quédate con él, ya le tomé fotografías para estudiarlo después.
ChangKyun sonrió. Dejó las libretas sobre su mesa de noche y se unió al mayor en la sesión de mimos a Maya, que estaba más que agradecida por recibir el doble de caricias.
—Te extrañé mucho hoy —dijo JooHeon de repente, ChangKyun lo miró—. No es lo mismo ir a la escuela sin tu mejor amigo. Trabajé con Jackson durante la clase de química, pero me habría gustado más trabajar contigo... —JooHeon levantó la mirada y siguió:— Prométeme que te cuidarás mucho para que vuelvas pronto a la escuela. Si es necesario yo mismo vendré y te cuidaré, sólo quiero que te mejores.
ChangKyun sintió sus mejillas arder, pero se lo atribuyó a la fiebre.
—Tonto —dijo en voz baja—, si vienes a cuidarme terminarás enfermándote también.
—Será como esa vez que tuvimos varicela al mismo tiempo cuando éramos niños, ¿lo recuerdas? Tenías mucha comezón y tu madre tenía que ponerte de esa crema rosada todo el tiempo —dijo con voz suave—. Maya era tan pequeña, pero se quedaba contigo así cómo está ahora, no se iba ni un segundo de tu lado.
—De nuestro lado —dijo ChangKyun, nostálgico—. Te quedaste en mi casa todo el tiempo que estuvimos enfermos...
JooHeon negó suavemente con una sonrisa, extrañando de cierta manera cómo eran las cosas en aquel entonces.
—¿Cómo está HyungWon? —preguntó.
ChangKyun se encogió de hombros y suspiró.
—Te apuesto lo que quieras a que vuelve de la escuela con la nariz roja de tanto estornudar.
—¿Igual que la tuya? —se burló JooHeon, haciendo que las mejillas de ChangKyun se volvieran de un suave color rosa—. Se ve linda, es como una pequeña fresa.
—¿A eso viniste, a burlarte de tu pobre amigo enfermo? Podría morir ahora mismo.
JooHeon negó.
—No dejaría que te murieras, al menos no en mi guardia.
ChangKyun le sacó la lengua.
Minutos después la señora Chae llamó a la puerta y entró, feliz al ver que su hijo menor se veía mucho mejor y reía con lo que sea que le había contado JooHeon.
—Lamento interrumpirlos, muchachos. Sólo venía a decirles que la comida ya está lista —dijo ella—. ¿Cómo te sientes, cariño?
—Me siento mejor, mamá. JooHoney dice que ya no tengo fiebre —dijo con una sonrisa. La mujer se acercó a tocar sus mejillas para comprobarlo. Sus ojos se posaron sobre las libretas que descansaban sobre la mesa de noche.
—Gracias por cuidar de él, JooHeon —dijo con voz suave—. ¿Quieres quedarte a comer con nosotros? Nos encantaría que nos acompañaras.
—Será un placer, señora Chae —dijo el rubio, con una sonrisa que mostraba sus pequeños y bonitos hoyuelos.
—No tarden, entonces.
—¿Ya llegó HyungWon de la escuela? —preguntó el menor.
La mujer negó.
—Me llamaron de la escuela esta mañana, al parecer a tu hermano le dio fiebre durante la clase de gimnasia y lo enviaron a la enfermería —explicó—. MinHyuk y KiHyun lo están cuidando, dicen que no fue nada grave y que lo traerán a casa apenas se sienta mejor.
ChangKyun intercambió miradas con JooHeon, como si le dijera un «Te lo dije» sin necesidad de usar palabras. Aún así, ChangKyun se alivió un poco al saber que su hermano estaba en buenas manos.
La señora Chae se retiró de la habitación no sin antes pedirles que no se demoraran en bajar. JooHeon se levantó de un salto de la cama, seguido de Maya, y ambos miraron al menor.
—¿Puedes levantarte? —preguntó Lee.
ChangKyun asintió y se levantó de la cama, confirmando las sospechas que tenía JooHeon sobre que estaba usando su pijama favorita de color púrpura con pequeños gatitos estampados en el pantalón. A ojos del rubio, ChangKyun lograba verse adorable aún cuando estaba resfriado y tenía la nariz roja. El menor caminó hasta el cuarto de baño a lavarse las manos, seguido de Maya; JooHeon entró después y ambos bajaron al comedor de la casa, donde los esperaban unos platos de sopa caliente con trozos de carne y verduras. El estómago de JooHeon rugió al ver la deliciosa escena.
Comieron amenamente. A la señora Chae le dio gusto ver cómo su hijo mejor reía y sonreía escuchando lo que sea que estuviera contando el rubio; siempre había sido así, Lee JooHeon siempre había sido el pequeño rayo de alegría de ChangKyun. Y ella lo sabía. Sabía que su relación era especial y verdaderamente fuerte, lo suficiente para haber sobrevivido la distancia y el paso del tiempo. Así como también sabía que había algo diferente en ellos que apenas comenzaba a asomarse en sus ojos, algo que ellos pasaban por alto y seguramente ignoraban, pero era difícil de que pasara desapercibido a los ojos de una madre. Ella sabía. Y había hablado de ello con la madre de JooHeon una mañana que se habían reunido para almorzar. Sólo era cuestión de esperar.
HyungWon volvió de la escuela cerca de las cinco de la tarde, acompañado por MinHyuk y cargado por un chico pelinegro que la señora Chae desconocía, pero que la cautivó con su bonita sonrisa y su forma tan educada de hablar. MinHyuk acompañó a un HyungWon adormilado hasta su habitación mientras que el chico pelinegro se quedó esperando en la entrada principal.
—Gracias por traer a HyungWon y cuidar de él —le dijo ella.
—No es nada, señora Chae —dijo, llevándose una mano a la nuca—. KiHyun también cuidó de él, pero tuvo qué atender algo del consejo después de clases y MinHyuk me pidió que los acompañara.
—Me encargaré de agradecerle a KiHyun también, entonces —dijo—. ¿Cuál es tu nombre?
—Lee HoSeok, encantado de conocerla —dijo, haciendo una reverencia. Los ojitos de la mujer se volvieron una media luna al ver las mejillas sonrosadas del muchacho.
Recordó haber escuchado ese nombre el día anterior, cuando escuchó a HyungWon hablando con Dolly sobre cómo un tal «HoSeok» le había obsequiado una ranita de papel y de cómo él también quería aprender a hacer una.
—¿Eres amigo de HyungWon?
—No en realidad. Soy amigo de MinHyuk, HyungWon y yo nos conocimos hace poco... ayer, de hecho.
Ella sonrió. Pronto se escucharon unos pasos en las escaleras.
—Ya está en cama, señora Chae —dijo MinHyuk—. Tomó la última dosis de la medicina que le dio la enfermera de la escuela, deberá despertar en un par de horas.
—Muchas gracias por traerlo a casa, muchachos.
—No agradezca, señora Chae. No fue nada —dijo MinHyuk—. Por favor, avísenos cualquier cosa.
—Lo haré.
Ambos se despidieron y la señora Chae cerró la puerta tras de sí. Suspiró aliviada al saber que sus hijos estaban en buenas manos. Subió las escaleras y se asomó un poco al dormitorio de HyungWon; estaba durmiendo tal y como MinHyuk dijo. Entonces se preguntó qué tan fuerte sería HoSeok como para poder cargarlo sobre su espalda desde la escuela; no estaba muy lejos desde donde ellos vivían, pero aún así era una distancia considerable.
Después se acercó al dormitorio de ChangKyun, donde lo encontró trabajando en el escritorio mientras que JooHeon estaba sentado sobre la alfombra con Maya escribiendo algo en la con la computadora del menor sobre su regazo. Habían puesto un poco de música R&B de fondo, no sonaba muy fuerte y creaba una atmósfera muy característica de ellos.
—¿Está todo bien, chicos? ¿Necesitan algo? —preguntó ella.
—Estamos bien, señora Chae, muchas gracias —contestó el mayor—. Si algo sucede le avisaré de inmediato.
Ella asintió y volvió a cerrar la puerta del dormitorio.
Se quedaron en silencio por varios minutos hasta que ChangKyun se estiró en la silla, respiró profundo y terminó tosiendo de por medio. Se estaba haciendo tarde y JooHeon sabía lo sensible que era el menor al cambio de temperatura, por lo que se puso de pie y tomó una de las sudaderas favoritas de ChangKyun —en realidad era suya, pero pasó a ser propiedad del menor desde que se había quedado a dormir en su casa jugando videojuegos—. JooHeon se acercó y ChangKyun solamente se dejó vestir por el mayor, quien aprovechó para tomarle la temperatura.
—¿Cómo te sientes? —preguntó con voz suave. Vio sobre el hombro del menor, ya había terminado de transcribir todos los apuntes de aquel día—. ¿Necesitas algo?
—¿Tienes más brownies? —preguntó con un puchero en sus labios.
JooHeon negó suavemente.
—Te voy a preparar un té. Descansa un poco, ¿de acuerdo? —El menor asintió—. Ya regreso.
JooHeon bajó las escaleras hasta llegar a la cocina y se movió en ella con total libertad, como si estuviera en su propia casa —en parte lo era debido a la cercanía que había entre ambas familias—, sabía perfectamente dónde estaba cada cosa por lo que no tuvo problemas al momento de encontrar lo que necesitaba. Llenó la tetera con agua y la puso al fuego, después tomó el frasco donde la señora Chae guardaba las hierbas medicinales y colocó un poco en el infusor con forma de gato —el que siempre usaba el menor— y sólo esperó a que el agua estuviera lista.
Mientras esperaba, recordó lo que le habían dicho ese día en la escuela; la mirada brillante de aquella chica de un grado menor y cómo sus manos temblaban al entregarle aquella carta. Era linda, de las chicas más lindas de la escuela, sin embargo todavía no sabía por qué la había rechazado. Al verla sólo pudo pensar en ChangKyun y en lo preocupado que estaba por él, en lo mucho que lo extrañaba pues ya tenía tres días sin asistir a la escuela a causa de su resfriado.
La chica era linda, sí, pero JooHeon no la conocía en lo absoluto. ¿Cómo corresponder los sentimientos de alguien que no conoces? No sería correcto. Si algún día se enamoraba, se aseguraría de que fuera de alguien que lo conociera y en quien confiara, porque una relación es algo importante y no puede tomarse tan a la ligera.
Las palabras que le dijo aquella chica seguían resonando en cabeza «¿Será qué hay alguien más que te guste?», y no le respondió. Simplemente bajó la mirada y se fue de ahí porque ya había sonado la campana de salida y él quería ver a ChangKyun.
«¿Hay alguien me guste?» se preguntó, recargando sus brazos en la encimera de la cocina. Entonces el sonido de la tetera irrumpió sus pensamientos. Vertió un poco en la taza favorita de ChangKyun y endulzó el té con un poco de miel, tomó un par de galletas que habían llamado su atención desde el primer momento en que entró a la habitación y subió con cuidado las escaleras hasta el dormitorio del menor.
ChangKyun se había colocado el gorro de la sudadera y se había metido de nuevo en la cama; veía algo en la pantalla de su celular, mas lo dejó de lado en cuanto el rubio se acercó a la cama. Tomó la taza con cuidado de no quemarse y una sonrisita se dibujó en sus labios al ver la figura del gato en la taza.
—No había brownies, pero te traje galletas.
—Gracias, Honey —dijo ChangKyun con voz suave.
Y se quedaron allí hasta que dieron las ocho de la noche, riendo y charlando sobre cualquier cosa porque así eran ellos. Podían pasar un buen rato mientras se tuvieran el uno al otro y eso era lo que importaba.
¿Había alguien que le gustara? JooHeon sólo estaba seguro de que ChangKyun iría a la escuela al día siguiente.
🐝 🍯 🐺
Esa mañana el señor Chae se encargó de llevar a sus hijos a la escuela. Ambos salieron de casa con una bufanda cubriéndoles la nariz, una mascarilla y un suéter extra por encima de los uniformes. Primero dejaron a ChangKyun, quien fue recibido por JooHeon en la entrada de la escuela con una sonrisa tan brillante como el sol de esa mañana; antes de despedirse le prometió al señor que Chae que cuidaría bien de él. Después dejó a HyungWon, a quien lo esperaban dos personas que el señor Chae ya conocía perfectamente.
—Recuerda no tomar bebidas frías, ¿de acuerdo? —dijo él, girándose hacia su hijo mayor.
—Sí, papá. Tendré cuidado.
—Tu madre se verá con unos clientes a la hora de la comida por lo que pasaré por ti y por tu hermano para que vayamos a comer, ¿está bien?
HyungWon asintió, haciéndose a la idea de que probablemente irían a uno de esos elegantes restaurantes en donde sólo se sentía incómodo, pero a su padre le gustaban esos lugares y valía la pena si podían convivir un poco más con él.
—Nos vemos más tarde, papá —dijo HyungWon y bajó del auto.
MinHyuk y KiHyun se despidieron del señor Chae con un movimiento de manos y caminaron hacia el edificio principal.
—¿Cómo te sientes, Wonnie? ¿Cenaste algo? —preguntó MinHyuk.
—Mamá preparó sopa de pollo, creo que le puso jengibre. No estoy seguro, pero sabía bien —dijo.
—Tu mamá cocina muy bien, tal vez luego vayamos a tu casa después de la escuela —dijo KiHyun.
—Hablando de eso, ¿a qué hora volviste a casa ayer, Kiki? —preguntó MinHyuk, colgándose del brazo de HyungWon.
—¿Te quedaste en la escuela ayer después de clases? Creí que habías acompañado a Min ayer que me llevaron a casa —dijo HyungWon, confundido.
—Me fui a casa poco después de las seis, tampoco me quedé tan tarde. HyunWoo me acompañó hasta que terminamos todo lo que teníamos qué hacer —dijo KiHyun, acomodándose la mochila—. Me acompañó a la estación.
—¿Caminaron juntos hasta la estación? ¿Solos? ¿Sólo ustedes dos? —preguntó Min con una gran sonrisa, KiHyun arrugó la nariz en respuesta.
—Él se ofreció a acompañarme, es todo.
—Yah~ Kiki, ¿estás seguro de que no son lo suficientemente cercanos ya como para que lo sigas llamando por su nombre? —dijo MinHyuk, con mirada pícara.
—¿Entonces dejaste que MinHyuk me llevara solo hasta mi casa? —preguntó HyungWon, otra vez.
—No te llevó él solo, HoSeok fue con él —dijo KiHyun.
—Dijo que eras tan pesado como una pluma —agregó MinHyuk, sonriendo al ver las orejitas rojas de su amigo—. Tranquilo, llegaste sano y salvo y eso es lo que importa, ¿no? Además, al final todo salió bien para todos, HyungWon llegó bien a casa, KiHyun salió con Shownu y yo compré la última leche de fresa que había en la tienda conveniencia, todos ganamos.
—HyunWoo y yo no salimos, sólo me acompañó hasta la estación —dijo KiHyun, desviando la mirada.
—Espera, ¿cómo está eso de que soy tan pesado como una pluma? —preguntó HyungWon a MinHyuk mientras subían las escaleras— ¿Qué pasó ayer?
—¡Mira, Wonnie! Te dejaron algo sobre tu pupitre —dijo MinHyuk, cambiando el tema de conversación.
La mirada de HyungWon se suavizó al ver el pequeño ramo de flores sobre su pupitre. Sin embargo, se sorprendió al ver que había más que un ramo de flores y una nota escrita en papel color lila, había un termo con dibujitos y una nota adhesiva pegada en él. KiHyun y MinHyuk se acercaron al más alto cuando desdobló la nota de esa mañana:
«No es mucho, pero espero que este té y estas flores ayuden a que pronto te sientas mejor y vuelvas a sonreír de esa manera tan bonita... ♡
–WH.»
Los ojitos de HyungWon tomaron la forma de una media luna al sonreír. Dejó la nota en el bolsillo de su chaqueta y tomó el termo, giró la tapa y respiró profundo el aroma del té.
—La persona que te dejó esto debe sentir algo muy fuerte por ti —dijo KiHyun, tomando las flores—. Son iris, en el lenguaje de las flores significan que deseas una pronta recuperación a la persona que se las des. Me preguntó quién podrá ser.
—Alguien que quiere mucho a Wonnie, eso es seguro —dijo MinHyuk, aunque él ya sabía perfectamente quién era. Se encargaría de contarle sobre la reacción de HyungWon más tarde—. Vamos a ponerlas en agua, Wonnie.
MinHyuk tomó a su amigo del brazo y salieron del salón de clases, mientras que KiHyun acomodaba sus cosas sobre su pupitre para la primera clase del día. Sin embargo, se preocupó al no encontrar su libro de texto de física; trató de recordar dónde podría estar hasta que supo dónde lo había dejado.
Salió del salón de clases y caminó hasta la sala del consejo estudiantil, buscó por todos lados; por debajo de las mesas, de las sillas, en los armarios, incluso en el pequeño hueco detrás de los libreros. «¿Dónde lo dejé? Tiene que estar por aquí.» No le quedó de otra más que agacharse y buscar por debajo de los muebles más grandes de la sala, quizás se le había caído durante la reunión del día anterior y sin querer lo había pateado. Aquello era poco probable, pero a esas alturas no podía descartar ninguna posibilidad.
Gateó por el piso de la sala hasta que escuchó una voz que lo hizo reaccionar.
—¿Kihyunah~? ¿Qué estás haciendo en el piso? —KiHyun se puso nervioso y se levantó de inmediato, golpeándose accidentalmente la cabeza con el escritorio de la sala. HyunWoo lo miraba divertido con una pequeña y adorable sonrisa—. Déjame ayudarte.
Con cuidado, tomó al menor del brazo y lo ayudó a ponerse de pie. KiHyun se sacudió las rodillas y sintió sus mejillas arder cuando HyunWoo le acomodó el cabello.
—¿Qué hacías en el piso? —preguntó, acomodando un mechón de cabello detrás de la oreja del menor.
KiHyun abrió la boca intentando hablar, mas unos balbuceos salieron en su lugar volviendo más intenso el sonrojo en su mejillas. HyunWoo sonrió enternecido ante aquella imagen. KiHyun se aclaró la garganta y dijo en su voz habitual:
—Estaba buscando mi libro de física, creí que lo había olvidado aquí durante la junta de ayer.
—Lo hiciste —dijo HyunWoo. KiHyun desvió su mirada hacia las manos del mayor y notó el libro de texto. HyunWoo se lo extendió—. Lo olvidaste aquí, después de la junta, estaba sobre tu lugar. Lo encontré esta mañana cuando vine a buscar algo e iba a llevártelo a tu salón, pero no te encontré allí.
A HyunWoo le pareció ver que los ojitos de KiHyun brillaban con el sol matutino que se colaba por entre las cortinas de la sala. Sólo Dios sabe lo mucho que se resistió para no acunar aquellas adorables mejillas sonrojadas y besar sus labios. KiHyun se había adueñado del corazón de HyunWoo, el vicepresidente del consejo estudiantil, el llamado «chico de oro» de toda la escuela, y él ni siquiera estaba consciente de eso.
—Gra-gracias por encontrar mi libro, HyunWoo... —dijo KiHyun con voz suave, rompiendo el contacto visual—. Te-te veré después, ¿de acuerdo?
Y salió de la sala del consejo con el corazón latiéndole tan rápido que podría salirse de su pecho en cualquier momento. Una vez estuvo lo suficientemente lejos de la sala del consejo se recargó en una pared y respiró profundo, tratando de calmar la tormenta de emociones que provocaba HyunWoo dentro de él. No quería, no quería sentir nada por él y no deseaba que hubiera algo más que una relación de compañeros de consejo entre ellos, pero cada vez que estaban juntos era como si su corazón y su pensamiento racional entraran en disputa por ver quién tomaba el control.
Pero la última vez que el corazón ganó, KiHyun salió perdiendo.
🐻 📚 🐹
¡Hola, solecitos! ¿Cómo están? 🤍
Espero que estén teniendo un buen día y estén tomando mucha agua, mantenerse hidratado es muy importante.
En este capítulo intenté escribir algo soft; es la primera vez que escribo algo JooKyun y me gustó mucho~ ¿Disfrutaron del capítulo de hoy?
Seguiré trabajando duro para traerles más capítulos bonitos. Estoy actualizando más seguido de lo que esperaba porque no quiero verlxs llorar.
¡Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer!
Cuídense mucho~ Y preparémonos porque el comeback de nuestro conejito parece que está cada vez más cerca. Hay qué darle mucho mucho amor~ 🤍
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