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Capítulo Quince
Bienvenido

Son HyunWoo acostumbraba llegar temprano a la Academia Shinhwa; salía de casa después de tener un delicioso desayuno, se despedía de su madre con un beso en la mejilla y, a veces, su padre lo acompañaba hasta la estación de tren o lo dejaba en la puerta de la escuela. A HyunWoo le gustaba viajar en tren acompañado de una buena lista de canciones o de algún disco que le haya prestado SungJin durante el fin de semana.

Esa mañana en particular fue un poco diferente a las otras, comenzando por el hecho de que se había despertado más temprano de lo usual —tomando por sorpresa a sus padres al dejarles una nota en el refrigerador donde les informaba que se iría más temprano a la escuela— y su desayuno había consistido en una manzana y un café helado que compró en la tienda de conveniencia que quedaba de camino a la estación. En el trayecto escuchó uno de los álbumes de su cantante favorito; minutos después se encontró inmerso en la melodía de los instrumentos de fondo y en la voz de «El Rey» a la vez que sus dedos tamborileaban el ritmo de la canción.

Podría decirse que, fuera de que salió de casa un poco más temprano de lo habitual, era una mañana cualquiera en la vida de Son HyunWoo, el chico de oro de la Academia Shinhwa. Pero él sabía que no era así. Él sabía que había una razón detrás de esa cosquilleante emoción que lo levantó de la cama antes de que sonara el despertador. Esa razón tenía la sonrisa más hermosa del mundo, un cabello castaño perfectamente arreglado y un delicioso aroma a vainilla que simplemente le encantaba. Yoo KiHyun era la razón de que se encontrara en la sala del Consejo más temprano de lo habitual, organizando las carpetas y los libros una y otra vez en un intento de calmar esa burbujeante sensación que había invadido su cuerpo desde esa mañana.

Aún con los audífonos puestos, fue consciente del paso del tiempo a medida que veía cada vez a más alumnos y profesores caminando por los pasillos, algunos acercándose de manera ocasional para saludarlo con un «¡Buenos días, Shownu!» o haciendo un movimiento de mano. HyunWoo se dijo a sí mismo que no vería el reloj, que esperaría pacientemente haciendo cualquier otra cosa. Intentó concentrarse en la canción y en el ritmo del bajo, en el falsete del vocalista y en la forma en la que el coro se volvía uno con los instrumentos de fondo.

Cuando un par de ojos marrones se asomaron por la puerta de la habitación, se encontraron con una espalda ancha y una suave voz que entonaba una canción en inglés por lo bajo, como un susurro que parecía perderse entre los ruidos de una mañana cualquiera en la Academia Shinhwa. Pero no para KiHyun. KiHyun podría identificar la voz de HyunWoo aún si estuviera en una habitación llena de personas.

Se llevó las manos al pecho, respiró profundo y se acercó con pasos lentos al vicepresidente. Cuando creyó que había pasado inadvertido pensó en jugarle una pequeña broma, bastaría solamente con tocar su hombro para tomarlo por sorpresa. Pero sus intenciones se esfumaron en el momento en que HyunWoo se giró y envolvió su pequeño cuerpo entre sus brazos. KiHyun se permitió disfrutar de su calidez, de sentir las manos de HyunWoo sobre su cintura y de las cosquillas que le provocaba su nariz en su cuello.

—Buenos días, KiHyun.

KiHyun sintió su piel erizarse con el calor de su voz.

—Buenos días, HyunWoo —respondió, sin intenciones de separarse—. ¿Estabas cantando?

—¿Me escuchaste?

—Discúlpame, no pude evitarlo —dijo con timidez—. Tienes una voz muy linda.

KiHyun sintió la vibrante risa de HyunWoo sobre su hombro. El moreno se separó un poco, lo suficiente para ver de cerca las preciosas pecas que decoraban el rostro de su enamorado. KiHyun lo miró, sintiendo cómo la fierecilla daba brincos de un lado a otro al tener a HyunWoo tan cerca.

—Eres tan lindo —suspiró HyunWoo, adorando cómo lograba sonrojar a KiHyun—. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

—Bastante tranquilo, adelanté algunas tareas, terminé un proyecto... ¡Ah! También organicé la agenda de actividades para el próximo mes.

—Parece que estuviste ocupado.

—Podría decirse que sí, aunque hubo algo que me mantuvo distraído casi todo el tiempo.

—¿Ah, sí? ¿Qué cosa?

Preguntó, formando una adorable sonrisa burlona.

—Porque yo tampoco podía dejar de pensar en algo...

HyunWoo se sentó en el borde del escritorio de la sala, tomando a KiHyun por las caderas y pidiéndole permiso con la mirada para atraerlo hacia él. KiHyun se acomodó entre sus piernas, conservando un poco la distancia entre ellos, pero tomándose la libertad de apoyar sus manos sobre los hombros del mayor.

—¿En qué cosa?

Preguntó KiHyun.

—Digamos que cierta persona me pidió que le entregara un informe detallado sobre el correcto uso de la piña como complemento en un popular platillo de la gastronomía italiana —respondió, levantando la curvatura de sus labios—. Quería argumentos sólidos... Pero yo solo podía pensar en una cosa.

—¿Ah, sí?

HyunWoo asintió suavemente.

—No podía dejar de pensar en lo hermoso que se veía esa persona bajo la luz de la luna, en el brillo de sus ojos cuando hablaba de sus libros favoritos... —dijo, su voz volviéndose un suave murmuro a medida que KiHyun se acercaba a sus labios— En lo rápido que late mi corazón con el simple hecho de pronunciar su nombre.

—HyunWoo...

Suspiró KiHyun, cerrando los ojos. La fierecilla corría emocionada por doquier ante el ansiado momento de lo que tanto esperaba que ocurriera desde que las estrellas aparecieron en el cielo un viernes por la noche.

Entonces la primera campanada resonó por los pasillos de la academia, tomándolos por sorpresa y provocándoles una risa tímida. KiHyun apoyó su frente en el pecho de HyunWoo, disfrutando brevemente de su perfume.

—¿Después me dirás qué estabas cantando?

—Te lo prometo.

HyunWoo lo miró a los ojos y se inclinó lo suficiente para dejar un beso en la punta de la nariz del presidente.

—Nos vemos después, KiHyun-ah. Qué tengas un buen día.

—Igualmente, HyunWoo.

HyunWoo acarició la mejilla sonrojada de KiHyun y se puso de pie, sin apartar la mirada de los preciosos ojos marrones del presidente.

KiHyun fue el primero en salir de la sala del Consejo, HyunWoo salió poco después con un par de libros. El cosquilleo se mantuvo presente en el pecho de ambos en todo momento y KiHyun se sentía flotar cuando recordaba la calidez en la voz de HyunWoo, sus brazos rodeándolo, protegiéndolo de un fantasma que sólo él podía ver y que no pensaba permitir que siguiera atormentándolo como en el pasado. HyunWoo era su presente, uno maravilloso que lo hacía sentir especial con solo una mirada.

KiHyun ansiaba pedirle que almorzaran juntos, pero las palabras se quedaron atrapadas en esa primera campanada, dejando tras de sí un suspiro. Fue rápidamente al sanitario para mojarse la cara en un intento por disfrazar el color de sus mejillas.

🐻 📚 🐹

Cuando HyunWoo entró al aula de clase, encontró a HoSeok recargado en el marco de la ventana que daba hacia el jardín posterior (que separaba el edificio principal del edificio de la biblioteca). Desde que le dejaba las flores a HyungWon, HoSeok tenía ese semblante soñador y enamorado que de alguna manera resultaba confortante y un tanto adorable, como el de un primer amor que se encuentra en las páginas de una novela romántica.

Se acercó a su amigo y preguntó:

—¿Qué flor le dejaste esta mañana?

—Ninguna.

HyunWoo lo miró, confundido.

—¿Cómo que...? ¿Acaso ya no te gusta?

HoSeok negó.

—No es eso —dijo—. Lo cortejaré apropiadamente.

—No entiendo.

—Salimos el fin de semana.

—¿Cómo que salieron? ¿En qué momento...? Espera, estoy confundido.

—Nos encontramos en el parque al que llevamos a los perros del refugio para que jueguen. HyungWon estaba ahí con su mascota, Maya, el samoyedo del que te hablé la otra vez —explicó—. Maya se acercó a jugar con los perros y el resto sólo sucedió.

—Ah, como en la película de los dálmatas.

—Algo así —dijo—. Lo acompañé a casa y le hablé sobre las flores, después...

HoSeok bajó la mirada, una sonrisa tímida decoraba su rostro junto con un tinte rosado en las mejillas. HyunWoo lo miró curioso.

—¿Después...?

—Hace una mañana preciosa, ¿no lo crees? —dijo, con esa sonrisa que siempre ponía cuando se guardaba algún secreto—. ¿Cómo estuvo tu fin de semana? ¿Pasó algo interesante?

HyunWoo miró hacia el jardín, preguntándose por un momento si el césped se sentiría tan fresco como aparentaba desde la ventana. Entonces miró a HoSeok y le sonrió de la misma manera en la que lo había hecho recién para después sentarse en su pupitre. HoSeok negó suavemente, mirando por última vez el jardín y las ventanas del edificio de la biblioteca en el momento en que se escucharon los pasos del profesor de turno en el aula.

Su primera clase del día era Literatura, impartida por un profesor que no aparentaba la edad que decía tener y era un poco más bajo que algunos de los estudiantes varones del grado; tenía una piel brillante y bien cuidada, pómulos marcados y ojos pequeños. A HoSeok le gustaba mucho la manera en la que el profesor Kim impartía su clase, sobre todo porque usualmente terminaba con una o dos ideas que traían consigo una buena tarde de trabajo en la biblioteca y una agradable conversación con JeongYeon, la presidenta del club de teatro.

Esa mañana, el profesor se encontraba en medio de una lección sobre poesía; HyunWoo lo miraba con atención, preguntándose si había cambiado sus pequeños anteojos por unos de marco dorado.

Y llegaron pronto, y tú, bendita, sonriendo siempre en tu faz divina, preguntabas qué me pasaba, a qué otra vez te llamaba... —citaba el profesor con voz suave hasta que llamaron a la puerta. Rápidamente marcó la página del libro con su separador color carmesí y lo dejó sobre el escritorio, llegando a la puerta con su usual y simpático andar—. Señor director, qué gusto verle. Dígame, ¿qué se le ofrece?

—¿Me permite unas palabras con usted, profesor?

—Por supuesto —respondió—. En seguida vuelvo, terminen de leer el poema mientras tanto.

Cuando el profesor cerró la puerta, los murmullos no se hicieron esperar. HoSeok miró curioso a HyunWoo, preguntándole algo a lo que el moreno respondió encogiéndose de hombros. Revisó de nueva cuenta el archivo con la agenda de actividades que KiHyun les había enviado la noche anterior creyendo que se trataba de alguna asamblea o algo similar que haya pasado por alto, pues no era común que el director solicitara a los profesores durante el horario de clases.

Guardó el teléfono en el bolsillo de su chaqueta en cuanto la puerta se abrió. El profesor entró acompañado de un joven de cabello oscuro y ojos pequeños y alargados, como los de un gato. El profesor carraspeó suavemente, llamando la atención de sus estudiantes.

—Clase, a partir de hoy se integra un nuevo estudiante. Quiero que lo reciban con la calidez y educación propias de nuestra institución, ¿de acuerdo? —dijo—. Señor Moon, por favor.

El muchacho asintió ligeramente con la cabeza y dio un paso al frente. Algo en él desprendía un aura de confianza y elegancia.

—Buenos días, mi nombre es Moon Bin y volví hace poco a Corea con mi familia. Sé que no es común que alguien se integre una vez comenzado el año escolar, pero espero que podamos llevarnos bien y trabajar adecuadamente.

Bin terminó con una agradable sonrisa que terminó por conquistar, sobre todo, a las chicas de la clase. El profesor Kim se acercó y le indicó que podía tomar asiento en un pupitre vacío cercano a HyunWoo.

—De acuerdo, retomemos la lección.

HoSeok y HyunWoo cruzaron miradas con el recién llegado, quien repitió el gesto que hizo al frente de la clase antes de sacar una libreta y volver su vista al frente.

Cuando la clase terminó, HyunWoo aprovechó esos pocos minutos libres para acercarse al chico nuevo.

—¿Moon Bin? —llamó— Tienes un apellido bastante peculiar, y eso que por aquí se escuchan algunos bastante curiosos.

El muchacho rio suavemente.

—Me lo dicen a menudo. ¿Todas las clases son igual de tranquilas por aquí? —preguntó, mirando a los alumnos en derredor.

—Casi siempre, al menos en esta aula. Soy Son HyunWoo, por cierto, pero puedes llamarme Shownu.

—Encantado, Shownu —dijo, estrechando su mano— Puedes llamarme MoonBin o Bin, es igual.

—Vaya, ¿qué es esto? ¿Haciendo amigos a mis espaldas? Y yo que quería ser el primero en presentarme —dijo HoSeok, Bin lo miró con una sonrisa divertida—. Mucho gusto, soy Lee HoSeok, puedes llamarme Wonho, si lo prefieres. Bienvenido a Shinhwa.

—Mucho gusto, Wonho. Gracias a ambos por darme la bienvenida.

—Debe ser difícil llegar a estas alturas del año, ¿ya conoces la escuela? —preguntó HoSeok.

—El director me dió un breve recorrido esta mañana. Al menos ya sé dónde queda la cafetería.

—Eso es lo más importante —dijo HyunWoo—. Podríamos darte un recorrido en la próxima hora libre, ¿qué te parece?

—¿De verdad? Muchas gracias, chicos.

Su conversación se vio interrumpida cuando la profesora entró en el aula, anunciándose con un elegante taconeo y un aroma a lilas.

No iba a negarlo, HyunWoo se sentía sorprendido por la repentina llegada de un nuevo estudiante y se preguntó si KiHyun sabría algo al respecto, aunque, de ser así, se lo habría hecho saber al resto del Consejo en su habitual mensaje dominical. Sacudió suavemente la cabeza, tratando de no pensar demasiado en ese tema. Sin embargo, fue inevitable que una sonrisa se dibujara en sus labios al pensar en KiHyun y en su cita del viernes por la tarde, ¡y lo de esta mañana! HyunWoo tuvo que cubrirse con el libro de texto para no llamar la atención de sus compañeros.

Aunque, a decir verdad, HyunWoo no era el único en el aula que sentía mariposas en el estómago.

🐻 🏫 🐰 🏫 🐱

La campana del almuerzo resonó por los pasillos de la Academia a la misma hora de siempre. Las voces de los estudiantes y profesores no se hicieron esperar y las mesas de la cafetería se llenaron en pocos minutos.

MinHyuk caminaba de espaldas mientras conversaba con sus amigos; KiHyun lo escuchaba con atención e intervenía de vez en cuando, HyungWon asentía y hablaba cuando le preguntaban algo, al parecer estaba demasiado concentrado en el libro de pasta violeta que había llegado con él esa mañana. Sus amigos no pasaron desapercibidas las pequeñas sonrisas y sonrojos que adornaban el adorable rostro de HyungWon cada cierto tiempo; intercambiaron miradas cómplices, acordando no hacer preguntas... por ahora.

Cuando llegaron a la cafetería aprovecharon para sentarse en una mesa junto al ventanal —una de las favoritas de HyungWon— y jugaron piedra-papel-tijera por ver quién iría por la comida del día. Fue el turno de KiHyun.

Cuando KiHyun se alejó, MinHyuk miró curioso a su amigo de cabello rizado, quien se encontraba inmerso en las páginas del libro.

—¿Qué estás leyendo ahora, Wonnie? —preguntó, recargándose sobre sus brazos y mirándolo con ese gesto que recordaba a un cachorrito.

—Algo nuevo que saqué de la biblioteca esta mañana. La portada es bonita, ¿no lo crees?

—Se parece a los que leías cuando éramos niños —dijo—. ¿Entonces llegaste temprano hoy? No vi tu mochila en el aula.

—Fu-fui directo a la biblioteca, tal vez fue por eso...

—Eso me recuerda, creo que vi a HoSeok caminando por el jardín posterior esta mañana, el que queda de camino a la biblioteca, ¿de casualidad lo viste?

HyungWon negó suavemente, escondiendo parcialmente su rostro; MinHyuk vio un suave tinte de color rosa colorear las mejillas de su amigo, entonces supo que le estaba ocultando algo. Sin embargo, lo dejó de lado, conocía bien a HyungWon y confiaba en que, se lo que sea, se lo diría cuando estuviera listo para hacerlo.

MinHyuk siguió hablando sobre el episodio más reciente de una caricatura que había comenzado a ver la semana pasada; HyungWon escuchaba atentamente, haciéndose una nota mental para ver aquella caricatura que tanto le gustaba a su mejor amigo.

Del otro lado de la cafetería, KiHyun recibía las bandejas de comida con cuidado; se había hecho a un lado para poder acomodar las cosas de manera que quedaran equilibradas y así poder llevarlas sin complicaciones a la mesa. Por un momento pensó en pedir ayuda, pero antes de que pudiera girarse para llamar a sus amigos, sintió que alguien se acercaba.

—¿Necesitas ayuda?

Escuchó. HyunWoo estaba su lado regalándole una adorable sonrisa que hizo a la fierecilla dar de brincos de un lado a otro.

—Se-seguro —dijo él, tomando una de las bandejas de comida—. Gracias, HyunWoo.

—Es un placer.

Caminaron juntos hasta la mesa donde estaban MinHyuk y HyungWon, quienes saludaron con una amigable sonrisa al moreno.

—¿Quieres acompañarnos, Shownu? —preguntó MinHyuk.

—No quiero ser inoportuno.

—Para nada, siéntate con nosotros.

—Gracias —dijo— Ah, olvidé ir por algo de beber, ¿te gustaría tomar algo, KiHyun-ah? ¿Chicos?

MinHyuk y HyungWon negaron.

—Oh, ¿podrías traerme un jugo de manzana? Por favor —dijo KiHyun, acomodando sus cubiertos frente a él.

—No tardo —dijo HyunWoo, dedicándole una suave mirada antes de retirarse. MinHyuk de verdad creía que esos dos se veían adorables juntos.

—Parece que Shownu y tú se han vuelto más cercanos —dijo MinHyuk.

—Hemos trabajado juntos últimamente. Hay mucho por hacer antes de las vacaciones de verano.

—¡Cierto! ¿La venta de pasteles será dentro unas semanas, no? —agregó HyungWon— Mamá ha estado tratando de perfeccionar sus recetas.

KiHyun asintió.

—Este año el dinero recaudado se destinará a una casa hogar en donde TaeHyung hace su voluntariado los fines de semana. Dice que la directora está muy agradecida por el apoyo.

—Deben tener mucho por hacer, me gustaría ayudarles con algo —dijo MinHyuk, llevándose una uva a la boca.

KiHyun sonrió.

—Gracias, MinHyuk. Te avisaré si hay algo en lo que puedas ayudarnos.

HyunWoo regresó al poco tiempo con un par de bebidas en mano; KiHyun le agradeció con una sonrisa y un inevitable color rosado adornó la punta de sus orejas.

—Por cierto, KiHyun —llamó HyunWoo—, ¿te enteraste? Hoy llegó un alumno nuevo a nuestra clase.

KiHyun lo miró, sorprendido.

—¿Un alumno nuevo?

—El director llegó esta mañana durante la clase del profesor Kim, parecía igual de sorprendido que nosotros.

—Es poco usual que llegue alguien nuevo a la Academia una vez iniciado el año escolar —dijo KiHyun, formando un pequeño mohín. «¿Por qué no me habló de esto? Algo así debería ser compartido con el Consejo...», pensó.

—¿Cómo se llama? —preguntó MinHyuk.

—Moon Bin —respondió. MinHyuk sintió un cosquilleo en la punta de los dedos—. Es... Hablando del Rey de Roma, HoSeok viene con él.

MinHyuk y HyungWon miraron hacia la entrada de la cafetería, ambos con una sensación muy parecida recorriéndoles el cuerpo. Las mejillas de HyungWon se tintaron de un suave color rosado al encontrarse con la mirada de HoSeok, MinHyuk, por el contrario, sintió algo extraño en el pecho cuando los ojos de Bin se encontraron con los suyos en un instante.

Los chicos saludaron a HyunWoo y se acercaron a la mesa con un par de bebidas en mano; Bin también traía un panecillo de vainilla y moras. Todo era cortesía de la máquina expendedora del pasillo.

—Buenos días —saludó HoSeok—, ¿podemos sentarnos con ustedes? Las otras mesas están ocupadas.

—Adelante, tomen asiento —dijo KiHyun, dándole un sorbo al jugo de manzana.

HoSeok se sentó junto a HyungWon —con una sonrisa tímida de por medio— quien hizo a un lado su objeto de lectura para que el pelinegro pudiera acomodarse mejor en la mesa. Bin se sentó frente a HoSeok, pensando en lo tierno que se veía MinHyuk, quien evitaba verlo a los ojos.

—Así que tú eres Moon Bin —llamó KiHyun, el muchacho lo miró con expresión tranquila—. Soy Yoo KiHyun, bienvenido a la Academia.

—Gracias, KiHyun —respondió—. Es un placer conocerte, Shownu me ha hablado de ti, ustedes están juntos en el Consejo Escolar.

—¡Oh! Sí, estamos juntos en el Consejo. Hacemos un gran equipo.

—No tengo duda de eso —sonrió. Miró a HyungWon y no demoró mucho en comprender lo que había entre el bonito chico de cabello rizado y su compañero de clase—. Tú debes ser HyungWon, ¿cierto?

—S-sí, Chae HyungWon, encantado de conocerte —dijo con cierto aire de timidez.

—Igualmente, HyungWon. Wonho me habló sobre ti —dijo, después miró directamente a MinHyuk—. Entonces, tú debes ser...

—¡BAÑO! —exclamó MinHyuk levantándose la mesa— Debo ir al baño urgentemente. Lo siento tanto, debió haber sido algo que comí.

—Pero apenas tocaste tu comida... —murmuró HyungWon.

—Algo de la cena —dijo, alejándose poco a poco de la mesa—. E-en realidad n-no importa, sólo debo ir. Rápido. En este momento. De lo contrario se pondrá feo. ¡Adiós!

Los chicos lo miraron curiosos, mientras que Bin trataba de ocultar su sonrisa.

—Eso fue... —habló HyungWon.

—Raro, incluso para él —completó KiHyun—. Normalmente es más tranquilo, Bin, bueno, no, es más... No suele hacer esto.

—Está bien. ¿Ese era MinHyuk, cierto?

HoSeok asintió.

«Está lleno de sorpresas», pensó Bin.

—Lo siento, chicos, recordé que debo llevarle unos documentos a la señorita Park. Me adelantaré —dijo—. Espero que podamos conocernos mejor durante los próximos días. Ha sido un placer.

—Si necesitas ayuda con algo puedes decirnos a HyunWoo o a mí —agregó KiHyun.

—¿Recuerdas cómo llegar a la oficina principal desde aquí? —preguntó HyunWoo.

Bin asintió.

—No se preocupen, el recorrido que me dieron fue de mucha ayuda. Nos vemos en clase.

Se despidió con un gesto de mano y una sonrisa que fue correspondida por los presentes.

—Parece agradable —dijo KiHyun.

—Creo que se adaptará bien —agregó HyunWoo—. No creo que tenga problemas para ponerse al día con las clases.

—Aunque seguramente el profesor Siwon le dejará mucho trabajo, más del habitual —dijo HoSeok—. Dijo que estaba emocionado por la clase de arte.

HyungWon se quedó mirando un punto en la mesa por unos segundos antes de decir:

—¿De casualidad su familia serán los mismos Moon... que son los directores del museo nacional de arte? —los demás lo miraron— Mamá ha trabajado mucho con el museo y contó en la cena que los dueños regresaron hace poco del extranjero.

—Ahora que lo mencionas, puede que lo sea... —dijo HoSeok— Cuando se presentó dijo que su familia había regresado a Corea hace unos días.

—Huh, eso explicaría las libretas decoradas —agregó HyunWoo—. Se parecen a las de MinHyuk.

—Creo que se llevarán bien... —agregó KiHyun.

—No dejaba de mirarlo... —dijo HyungWon en voz baja, aún así captando la atención de los demás. HyungWon los miró—. ¿No se dieron cuenta?

No muy lejos de la cafetería, Bin se encontraba caminando tranquilamente por los pasillos casi vacíos; tenía las manos en los bolsillos del elegante pantalón de vestir y una sonrisa ladina en los labios. No podía decir a con certeza si el bonito castaño se había escondido en los sanitarios cercanos a la cafetería, pero una parte de él confiaba en que no pasaría mucho tiempo hasta que lo encontrara. Detuvo su andar por unos segundos, logrando escuchar un ruido en los sanitarios delante de él; se recargó en el muro que daba frente a la puerta, esperando que su corazonada fuera correcta.

La puerta se abrió, dejando ver a un lindo muchacho que miraba a ambos lados del pasillo.

—¿Te sientes mejor? —dijo Bin, sobresaltándolo.

La expresión de MinHyuk pasó de sorpresa a un ceño fruncido que a ojos de Bin lo hacían ver como un cachorrito enojado.

—¿Qué haces aquí?

—Te traje un té, creí que te vendría bien después de cómo saliste de la cafetería —dijo, extendiéndole una lata de té que se sentía tibia y agradable al tacto.

—No, me refiero a qué haces aquí.

Bin dió un paso al frente.

—¿Sorprendido? Creí que te daría gusto verme otra vez.

—Estás equivocado.

—¿Te han dicho que te ves adorable cuando te enojas?

—Eres... No pienso seguir hablando contigo.

—¿No vas aceptar mi obsequio?

MinHyuk lo miró, poco consciente de aquel brillo que no dejaba de encantar al chico frente a él. Tomó la lata de té y se fue de ahí no sin antes mostrarle la lengua en un gesto infantil.

Bin lo siguió con la mirada hasta que dió vuelta por el pasillo y volvió a recargarse en el muro.

—Tan lindo...

Después se dirigió a la oficina principal.

🐶 🧃 🐱

¡Hola! Aquí la personita que siempre dice que no va a demorar en actualizar y siempre se demora en actualizar. 🤡

Espero les haya gustado el capítulo, ¡Moon Bin llegó para quedarse!

Antes de despedirme, quiero invitarles a darse una vuelta por el nuevo concurso de TD_Editorial; espero que se animen a participar, todas las historias son bienvenidas. 🥹✨

¡Gracias infinitas por siempre estar!
Sus estrellitas y comentarios me motivan a seguir escribiendo, además de que se siente muy bonito leerlxs. 🤍

Nos leemos pronto.

🥰

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