capítulo veinticinco.
Advertencias: omegaverse, fluff y angst mezclado. Jennie!Alfa x Rosé!Alfa x Lisa!Omega
~Cuando pienso en ti, el sol sale
Así que dejé de lado toda la tristeza...
JiSoo la iba a matar. Lisa tenía claro eso.
Como había ocurrido una semana atrás, estaba regresando a casa con la cabeza ida y los pensamientos confusos, sin entender del todo lo que le acababan de pedir esas dos alfas que le rompieron el corazón un mes atrás. La petición que ellas le hicieron se repetía en su cabeza, y la respuesta que les dio.
Queremos cortejarte sin compromiso, Lis.
Si luego de... De unos meses te das cuenta de que ya no nos quieres, entonces nos lo puedes decir y te dejaremos en paz.
No que vuelvas con nosotras, pero que nos des la oportunidad de... De demostrarte que te amamos. Que queremos estar contigo y te amamos.
Cada palabra se repetía una y otra y otra vez en su cabeza. Lisa ni siquiera sabía cómo podía ir a su casa sin colapsar por completo, porque escuchar esa petición, ese ruego que le hicieron, hizo que su corazón se estrujara en algo que no sabía reconocer bien. ¿Dolor? ¿Ansiedad? ¿Amor?
Y ella les había dicho... Les dijo...
―Sin compromiso ―repitió, con el desconcierto pintando su voz―. ¿Están... Están seguras?
―Muy seguras, Lis ―ChaeYoung y Jennie estaban serias mientras la primera hablaba―. Si esta es la única forma de que nos dejes demostrarte lo mucho que te queremos, entonces la aceptaremos con una sonrisa en la cara.
Lisa sólo las podía observar y fue su omega quién habló. Fue su omega quién tomó las riendas del momento, porque ella no podía siquiera pensar en una respuesta clara.
―Está bien ―dijo, y su voz salió temblorosa. Ellas la miraron unos segundos en silencio, sorprendidas por la respuesta, y cuando la procesaron, comenzaron a sonreír―. Pero no... No quiero presiones. Sin presiones.
―Claro ―Jennie contestó con rapidez―. Aunque ¿Podemos hacerte regalos? ¿Venir a verte? ¿Ir a buscarte al colegio?
―¿Eso no es mucho? ―preguntó, aturdida y desconcertada.
―Es lo que te mereces ―dijo ChaeYoung―. Por favor... Déjanos hacerlo, aunque si no quieres...
La omega, de pronto, deseó ser lo suficientemente valiente como para ponerse de pie e inclinarse hacia ellas, y así darles un beso en la mejilla o la boca. De pronto, quería abrazarlas y hundirse en sus aromas, por muy estúpido que sonara, y fue que se dio cuenta de que, a pesar de todo, nunca dejó de quererlas. Ella todavía las quería, y a pesar de que no deseaba arriesgarse como hizo antes, una parte suya se encontraba muy tentada de darles una segunda oportunidad.
Sin embargo, otra parte todavía quería probarlas un poco. ¿Realmente estaban dispuestas a todo por ella? Eso Lisa tenía que verlo. ¿Y qué mejor que quisieran arriesgarse a cortejarla sin compromiso? Al final, Lisa aceptaría todos esos regalos y puede que, al final, no decidiera quedarse con ellas. ¿No era un plan perfecto?
Ahora, el verdadero problema era otro: JiSoo iba a pegar el grito al cielo. Lisa ya lo estaba anticipando, y lo peor es que no sería sólo ella, sino también su padre. Los dos iban a enloquecer cuando les contara lo que había hecho.
No es como si le fastidiara que se preocuparan por ella, o los acusara de ser sobreprotectores. Después de todo... Ellos fueron lo que vieron el estado en que quedó. Ellos la sostuvieron cuando se enteró de toda la verdad, cuando se derrumbó y su corazón se rompió de una manera que nunca imaginó posible. Ellos la contuvieron. Y era evidente que se llenaron de rencor hacia Jennie y ChaeYoung, y ese rencor no iba a desaparecer tan fácilmente. Ella misma sentía todavía un poco de resentimiento hacia ellas, y por eso mismo quería ver hasta donde eran capaces de llegar.
Pero eso, por supuesto, su padre y hermana no lo entenderían. Iban a enfadarse mucho con ella y a decirle que era una tonta. Bueno, su padre no. JiSoo sí.
Sin embargo, Lisa necesitaba hacerle entender a JiSoo que no siempre podía protegerla. Que, a veces, debía arriesgarse aunque saliera con el corazón roto.
Se bajó del bus que le acercó a casa, y se apresuró en llegar. Como solía ocurrir, Love salió a recibirla con toda la felicidad del mundo y Lisa, por primera vez en muchos días, sentía algo de calma en su corazón. Dejó que el perrito le lamiera la cara y gritó un saludo a TaeYeon, que estaba preparando la cena.
―¿Dónde estabas? ―dijo TaeYeon―. Soo ha estado como loca preguntando por ti, ha dicho...
―¡Lalisa Manoban! ―gritó su hermana mayor desde el piso de arriba.
―Oh, no ―Lisa casi corrió a la cocina―. TaeYeon-imo, ¿Me puede ocultar? No quiero...
―¡Te estoy escuchando, desgraciada! ―gritó JiSoo a medida que bajaba por las escaleras y Lisa salió corriendo por la puerta de la cocina, con Love siguiéndola.
No sirvió de nada, por supuesto. JiSoo la encontró cuando estaba escalando la cerca para cruzar al patio del vecino, y la agarró de los pies, tirándola al suelo. Lisa comenzó a gritar, escandalosa, mientras que Love ladraba por la emoción.
―¡Suéltame, suéltame! ―gritaba Lisa cuando fue agarrada por JiSoo y tirada por encima de su hombro.
―¡Me has evitado! ―le dijo JiSoo―. ¿Crees que no lo noto? ¡¿Qué me estás ocultando, pato del demonio?!
―¡¡Nada!! ―Lisa golpeó su espalda―. ¡Bájame, JiSoo! ¡Te estás aprovechando!
―JiSoo, por favor, no tortures a tu hermanita. ―dijo TaeYeon cuando pasaron por la cocina.
―Tranquila. ―le aseguró JiSoo.
―¡TaeYeon-imo, ayúdeme! ―lloriqueó Lisa.
TaeYeon sólo le hizo un gesto de resignación. Eso fue lo último que vio antes de que JiSoo empezara a subir las escaleras, ignorando sus protestas y quejidos.
Lisa creía que iba a tener más tiempo para ese enfrentamiento. Pensaba seguir ignorando a JiSoo lo más que pudiera, fingiendo estar enfadada con ella, pero al parecer, el mundo la odiaba e iba a tener que enfrentarla. Ella no estaba preparada para eso.
JiSoo la llevó al cuarto de la alfa y cerró la puerta luego de que Love pasara. Echó a Lisa a la cama.
―Lo adivinaré ―dijo su hermana mayor―, porque ya es evidente, Lalisa Manoban: hoy viste a esas alfas otra vez.
Lisa se cruzó de brazos, a pesar de que su omega comenzó a relajarse ante el aroma de JiSoo. No podía evitarlo, sin embargo, a ella le encantaba cómo olía su hermana mayor.
―... Puede ser. ―dijo finalmente.
Notó cómo la mandíbula de JiSoo se apretó.
―¿Por qué? ―preguntó la alfa, seria.
La omega desvió la vista. JiSoo se tomó su tiempo, sin decir nada y esperando a que le contestara.
―Me han preguntado si pueden cortejarme sin compromisos ―explicó Lisa en voz baja―. Ellas... Ellas han dicho que me aman, Unnie, y quieren estar las dos conmigo. Ya no quieren que escoja. Quieren que estemos en una relación... Poliamorosa.
La reacción de JiSoo fue, por supuesto, incrédula. Abrió sus ojos, sin creérselo, e incluso su boca se separó para decir algo, pero no emitió sonido alguno. Permaneció así unos segundos, tantos que Lisa comenzó a preocuparse ligeramente de que su cabeza hubiera hecho cortocircuito.
―Poliamorosa... ―murmuró JiSoo―. Dime que no les has creído, Lisa. Eso suena claramente a que siguen jugando contigo.
Lisa mordió su labio inferior. Ahora los ojos de JiSoo parecían salirse de sus orbes por la forma en que los abría.
―Oh, Dios mío, noooo ―gimió su hermana mayor, con una torpe pronunciación en Tailandés―. ¡No puedo creerlo! ¡Tú realmente...!
―¡No he vuelto con ellas! ―se defendió Lisa―. No tenemos una relación, Unnie. Sólo... Acepté que puedan cortejarme. Me darán regalos. ―añadió.
―¡Regalos que no necesitas porque yo o papá podemos dártelos! ―JiSoo comenzó a pasearse por su habitación mientras Love la seguía con los ojos―. ¡No puedes ser tan...!
―¡Si me ofendes, voy a ponerme a llorar y te acusaré con papá! ―le dijo, enfadándose un poco también porque no quería oír las duras palabras de JiSoo.
JiSoo murmuró unas maldiciones, pero al menos, Lisa no las escuchó.
La omega sabía lo que le iba a decir. Lo tenía más que claro, porque ella igual se había dicho esas palabras cientos de veces, sobre todo esas últimas semanas. Una parte suya parecía pensar, constantemente, que las dos alfas sólo querían seguir jugando con ella, querían seguir burlándose e ilusionándola para luego romperle el corazón. Por encima de todo, que todavía continuaban con esa apuesta por orgullo, para saber cuál era mejor que la otra. Era una idea que rondaba constantemente la cabeza de la omega y le aterraba a más no poder.
Pero otra parte, esa guiada por su omega y que había generado un lazo inevitable con ellas, gritaba que no era así. Que ellas no mentían y eran honestas en sus sentimientos. Al fin y al cabo, ella no quería pensarlo mucho, pero había visto el estado en el que estaban. El día de hoy parecían haber recuperado un poco de color en sus rostro, pero la semana pasada, se veían enfermas.
―Lisa ―habló JiSoo finalmente―, está bien que ellas hayan querido disculparse contigo, sin embargo, no me parece que quieras regresar con esas idiotas. Lo que te hicieron... ―la alfa volvió a apretar su mandíbula―. Lo que pensaban hacerte es imperdonable. No voy a permitir que las sigas viendo.
Lisa parpadeó con esas palabras y empezó a enojarse con su hermana mayor.
―¿Y qué harás? ―le espetó, poniéndose de pie―. ¡No puedes tenerme encerrada, Unnie!
―¡Oh, claro que puedo! ―JiSoo se enderezó, como queriendo verse imponente y más alto (que ironía)―. ¡Le diré a papá y él va a apoyarme!
―¡Eres una hocicona! ―Lisa la hizo a un lado para irse a su cuarto.
―¡Lalisa Manoban! ―JiSoo comenzó a seguirla.
―¡Dejen de gritar o se irán castigadas las dos, ¿Me oyeron?! ―gritó TaeYeon desde el primer piso.
Ambas chicas bufaron.
Lisa se fue a su cuarto, cerrando para no seguir discutiendo con su hermana mayor, y sacó su celular. Frunció el ceño al darse cuenta de que estaba agregado a un nuevo grupo de chat, y el desconcierto sólo aumentó cuando leyó el nombre del grupo.
Dos tontas alfas + una dulce omega
Jennie:
¿Título original, eh?
Rosé:
La verdad, no se me ocurría otro título mejor.
Lili:
¿Qué es esto?
Jennie:
Heeey, Liliiiii~
Hemos decidido hacer un grupo para que hables con las dos al mismo tiempo.
Como queremos iniciar una relación de a tres, ¿No es lo mejor?
Rosé:
La estás abrumando.
No la abrumes, idiota.
Jennie:
Imbécil.
Lisa no pudo evitarlo y soltó una risa al leer esa estúpida discusión que ellas mantenían. Su omega se revolvió en placer, aunque trató de mantener la seriedad para contestar.
Lili:
¿Y el objetivo de esto es...?
Rosé:
Ponernos de acuerdo en algunas cosas.
Como por ejemplo...
¿Podemos ir a verte este lunes, después de clases?
Jennie:
Está haciendo calor, ¿no?
Podríamos ir por un helado.
Lili:
¿Las tres... juntas?
Rosé:
Sí.
Jennie:
Sí.
Lili:
Lo voy a pensar.
Lisa no podía creerlo. ¿Ellas realmente estaban hablando muy en serio? Eso era una total locura. Pero no podía sacarse de la cabeza lo que ellas estaban haciendo.
Para la hora de la cena, estaba distraída y apenas habló. Su padre, por supuesto, se dio cuenta de eso.
―¿Lils? ¿Ha pasado algo? ―preguntó con amabilidad.
―Oh, no...
―Claro que sí ―JiSoo bufó―. O le cuentas tú o le cuento yo, Lisa.
Lisa la pateó por debajo de la mesa con rabia. JiSoo pegó el grito al cielo por su acción.
―Han peleado todo el día. ―declaró TaeYeon ante la mirada de su esposo.
―Papá, JiSoo se ha molestado conmigo todos estos días porque hago cosas que no le gustan ―comenzó a decir Lisa―. Ha amenazado con dejarme encerrada en la casa.
―¡Porque actúas como una bebé inmadura! ―acusó JiSoo.
―¡Soy una bebé! ―protestó Lisa.
Su padre no sabía muy bien qué hacer con esa tonta pelea que ellas mantenían.
―¿Cómo pueden discutir...? ―comenzó a decir.
―¡Papá, lo que pasa es que Lisa ha retomado el contacto con esas alfas idiotas que jugaron con ella!
Nickhun se calló. Lisa vio la misma reacción que tuvo JiSoo: los ojos agrandados y la boca entreabierta. La miraba como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
TaeYeon seguía comiendo.
―¿Eso es verdad, Lisa? ―preguntó su padre luego de unos segundos.
―... Sí ―admitió la menor―, pero no es lo que crees, papá.
―Es peor ―habló JiSoo―, porque ¡Le están proponiendo una relación de a tres!
Ahora TaeYeon se atragantó con su comida. Los ojos de su padre se abrieron mucho más de ser posible. Lisa volvió a patear a JiSoo bajo la mesa, rabiando.
―¡Metiche!
―Está fue... Mucha información ―barboteó su padre, golpeando suavemente la espalda de TaeYeon―. Lisa, ¿Puedes explicarme lo que está pasando?
Lisa miró con malos ojos a JiSoo, pero para fortuna de ella, su padre le escuchó con mayor comprensión y atención. No soltó algún comentario pesado como hizo su hermana y TaeYeon también escuchó con curiosidad.
―... No las he perdonado todavía, papá ―dijo finalmente la omega―, ni he vuelto con ellas. Sólo... Ellas sólo preguntaron si podían cortejarme sin compromiso alguno y les he dicho que sí. Es eso, papá.
Su padre no respondió enseguida mientras que TaeYeon miraba con regaño a JiSoo, que se veía molesta otra vez. Tal vez esperaba que su padre respondiera con enojo, como ocurrió con ella.
―Lili, ¿Estás segura de eso? ―preguntó el mayor―. Entiendo que todavía las quieras, pero lo que te hicieron... No estuvo bien, ¿Lo sabes?
―Lo sé, papá ―Lisa puso expresión triste―. Es sólo que... Que sé que son honestas ahora. No me preguntes cómo, pero lo... Lo sé.
―De la misma manera en que sabías que ellas te querían antes, ¿No? ―preguntó JiSoo con tono agresivo.
―¡JiSoo! ―TaeYeon habló con voz fuerte―. ¡O dejas esa actitud de hermana sobreprotectora, o voy a castigarte!
JiSoo apretó sus labios. Lisa le sacó la lengua, fingiendo que sus palabras no le habían herido.
―Voy a ver si ellas hablan en serio con todo lo que me dijeron ―agregó Lisa―, no las aceptaré enseguida.
Khun asintió, aunque seguía sin verse del todo convencido.
―No estoy de acuerdo, Lisa ―dijo su padre―, pero si es lo que quieres hacer, yo no te lo impediré. Al fin y al cabo... Sé que te gusta que te tratemos como una bebé, pero no lo eres, y está bien que empieces a velar por lo que te hace feliz a ti.
Esas palabras la tranquilizaron y, sin poder evitarlo, se puso de pie para abrazar a su papá. Qué extraño se le hacía eso, saber que ahora lo tenía a su lado, cuando durante tantos años no estuvo con ella. Le había hecho mucha falta, pensó mientras se inundaba en su aroma de alfa protector.
Cuando el timbre del día lunes tocó, anunciando el fin de la jornada escolar, Lisa tomó una respiración profunda y guardó sus cosas en la mochila. Lo más difícil, decidió mientras salía y sus amigos parloteaban, era que les iba a decir para explicar que dos alfas la estaban esperando en la salida.
Ni siquiera tuvo tiempo para pensar en una excusa decente. ChaeYoung, como solía hacer antes, gritó por ella.
―¡Liliiiiii!
Sus mejillas se colorearon de rojo cuando varios se giraron a ver a ambas chicas. ChaeYoung le saludaba con una sonrisa titubeante, mientras que Jennie, detrás de ella y sosteniendo un ramo de flores, le daba un empujón.
―Eh, ¿Lis? ―murmuró Chan―. ¿Quiénes son ellas?
―Son... Unas amigas de Seúl ―dijo con rapidez―. Han venido a verme. Iremos a comer un helado.
―Se ven mayores. ―cuchicheó JeongGuk.
Lisa se apresuró en despedirse del grupo, ignorando la mirada triste de MiYeon. No había vuelto a hablar con ella desde el beso que se dieron, pero Lisa prefería dejarlo así. No quería que las cosas se siguieran malinterpretando entre ambas.
Las dos hicieron el amago de ir a abrazarla una vez se acercó, pero enseguida recordaron que no debían hacerlo. Lisa no les había dado permiso para eso, y su rostro, que parecía querer matarlas, decía que no se atrevieran a hacerlo.
―¿No pudieron ser un poco más discretas? ―comenzó a regañar.
―¿Discretas por qué? ―Jennie la miró con desconcierto―. No tenemos vergüenza de cortejarte. Mira, te compramos este ramo de flores ―añadió, y le tendió el ramo―, es tu favorito, ¿No?
Eran lirios de tigre. Efectivamente, las favoritas de Lisa.
Sin poder evitarlo, recibió dicho ramo y una sonrisa suave tiró de sus labios.
―¿Vamos por un helado? ―dijo ChaeYoung, sonriente también, y es que las dos no podían con su felicidad.
Desde el momento en que Lisa aceptó que la volvieran a cortejar, aturdida un poco por sus palabras, que las dos alfas sentían un rayo de sol en sus oscuros corazones. La idea de que la omega estuviera, tal vez no confiando en ellas, pero sí permitiéndoles estar en su vida un tiempo más, calmó sus disgustadas almas.
Ellas lo conversaron largamente luego de que Lisa se hubiera marchado. Esa era la última y única oportunidad que iban a tener para poder obtener el perdón de la omega, y no debían desperdiciarla. Las dos debían demostrarle que la amaban y querían estar con ella, y no les importaba si las dos serían sus alfas, ellas lo iban a aceptar con mucho gusto. Lisa era la omega de sus vidas, el color que ellas necesitaban para esa monocromía en la que habían caído luego de dejarlas. Lisa era lo único que les hacía falta, se dieron cuenta.
Así que ellas no iban a echar a perder esa oportunidad. Nunca más le harían cualquier tipo de daño a Lisa.
―Quiero uno triple ―dijo Lisa, sosteniendo las flores con cuidado―. El más caro.
―Mmm ―Jennie sonrió ligeramente también, caminando a su izquierda―. ¿Tal vez con chispitas de chocolate?
―No soy una bebé. ―reclamó la omega.
―Claro que lo eres ―ChaeYoung iba por su derecha―, una linda bebé omega, ¿No?
Lisa sintió sus mejillas coloradas, pensando en lo bonito que se sentía ser tratada así. Ella no quería ser ingenua o una tonta como antes, porque era como antes de enterarse de toda la verdad. Como si estuviera en una nube de algodón, flotando por la felicidad. Pero no podía evitarlo, pues ellas fueron las únicas con las que alguna vez se sintió de esa manera. Su corazón se aceleraba por ambas alfas.
―Por supuesto que no. ―insistió, pero ellas sólo le dirigieron esas sonrisas deslumbrantes que derretían su alma.
Fueron a una heladería y, como prometió Lisa, pidió un helado grande para ella sola. Este era de cinco sabores y cubierto de crema, chocolate y salsa de frambuesas, además de que tenía algunas frutas agregadas en la base. Ambas alfas la miraron con cara de incredulidad, cada una con sus maravillosos helados de cono y dos sabores.
―Te dará dolor de estómago después. ―dijo ChaeYoung cuando Lisa comenzó a comer.
―No ―la omega tarareó la canción de fondo de la heladería, saboreando el helado―, además, ya es primavera. Hace mucho calor, pronto llegará el verano.
―Eso no quita que te puedas enfermar ―señaló Jennie―. Pero está bien, Lis. Si te hace feliz... ―suspiró al ver a Lisa llevarse una cucharada más grande a la boca―. ¿Te estás preparando ya para la universidad?
―No mucho ―admitió la menor―. Me asusta un poco pensar en eso. He pensado... ―titubeó―. Tal vez tomarme un año sabático y prepararme mejor. Papá dice que no importa si eso me hace feliz.
―Tiene razón ―apoyó ChaeYoung―, lo importante es que estés segura de lo que quieres estudiar. ¿Y tu hermana, cómo está?
―Unnie ha estado muy enojada conmigo ―Lisa arrugó el ceño ligeramente―. Le molesta que hable con ustedes.
Ambas alfas se miraron, aunque esas palabras no les sorprendía a ninguna de las dos. Ellas sabían que la hermana de Lisa era a considerar para lo que estaban haciendo, porque lo más probable es que se dedicara a poner a la omega contra ellas. No la culparían si lo hicieran.
―Lis... ―habló ChaeYoung con cuidado―. Está bien eso. Lo que te hicimos... ―su voz tembló―. No estuvo para nada bien. Fuimos unas idiotas.
Lisa miró ahora su helado, sin dejar de fruncir el ceño. Las dos alfas se sintieron repentinamente nerviosas ante esa acción, como si les intimidara que la menor pudiera mirarles de esa manera.
―Lo fueron ―aceptó Lisa―, y yo... Las odié varios días. No quería saber nada de ustedes. Apostarme... ―dolor en la expresión de la chica―. Y eso de grabarlo fue horrible.
Las dos bajaron la vista con vergüenza, como si no supieran a donde mirar por las palabras de Lisa. Sabían que debían recibir incluso insultos por parte de la omega, pues ahora tenían muy claro que lo que hicieron fue un acto espantoso y grotesco.
―Lo sabemos ―Jennie seguía muy avergonzada―, y entenderemos si nunca nos perdonas. Actuamos como unas imbéciles contigo.
Lisa se llevó más helado a la boca, como si de esa forma pudiera aguantar las ganas de llorar que aparecieron.
―Me rompieron el corazón ―murmuró, con la voz quebrada―. Me hicieron creer que yo no merecía amor. Que nunca podría aspirar a ser la omega principal de algún alfa, porque siempre sería una omega de cuarta categoría; una podrida clase mixta.
Tanto Jennie como ChaeYoung sintieron el dolor de la omega al decir esas palabras, y más culpabilidad las golpeó. Sabían todo el daño que le hicieron y todo lo que significó, pero también sabían que nunca se lo terminarían de imaginar por completo. Y por muchas disculpas que pidieran, era posible que nunca se merecieran ese perdón que tanto ansiaban.
―Te lo mereces, Lisa ―dijo ChaeYoung, con su tono grave, y la omega las miró―, te mereces encontrar a un alfa que te ame por completo y te tenga como su prioridad.
―Y si no somos nosotras... ―agregó Jennie―. Esperamos que lo encuentres. Porque Lisa, tú nunca serás una omega de tercera o segunda categoría. Tú te mereces ser la única omega de un alfa. Y si nos lo permites, queremos que seas la única omega de nuestras alfas.
Lisa parpadeó para alejar nuevas lágrimas. Aquellas palabras hicieron que su omega poco más ronroneara por la felicidad, por el gusto y la alegría, y ella deseó, por un momento, no haberse enterado de nada.
―¿Ustedes... Realmente van muy en serio con esto? ―preguntó Lisa, con una expresión dudosa y temerosa―. ¿No están...? ¿Luego no van a cambiar de opinión?
ChaeYoung, sin poder evitar, extendió sus manos y agarró una mano de la omega. Jennie acercó más su silla a Lisa.
―No, Lili ―aseguró Jennie, agarrando la otra mano de la menor―. No cambiaremos de opinión. Nosotras... Igual debemos decirte algo importante. Algo muy importante.
―Queremos ser ahora totalmente honestas contigo ―dijo ChaeYoung con tono serio―, no más mentiras. No pensamos ocultarte nada más y por eso...
―Me están asustando. ―Lisa tenía los ojos abiertos con fuerza.
Las dos alfas compartieron una nueva mirada con claro nerviosismo, discutiendo con los ojos quién tomaría el valor para decir lo que tanto guardaban. Finalmente, como solía ocurrir en esas situaciones, fue Jennie quien respiró con profundidad y se aclaró la garganta.
―Lo que pasa es que ChaeYoung y yo... Nos hemos acercado mucho estas semanas que tú no has estado ―admitió la alfa mayor―, hemos encontrado un poco de... ¿Cómo decirlo? Consuelo en la otra.
Lisa no lo entendió enseguida por la expresión que tenía. Seguía viéndose confundida y fuera de sí, aunque pasados unos segundos, con las miradas expectantes de ambas alfas sobre ella, que pareció comprenderlo. Sus ojitos se abrieron mucho más y sus labios se separaron ligeramente, y el color llenó su piel.
―¿Cómo? ―barboteó, y al menos, lo dijo en un tono bajo―. ¿Ustedes... Ustedes están saliendo?
―No diría que saliendo como tal ―dijo ChaeYoung, rascando su nuca―. Nosotras... Um... Es extraño, Lisa. Al dejar todos nuestros problemas... Es decir, nuestras peleas por ti, al darnos cuenta de lo que hicimos, fue como que nos dimos cuenta de que también había mucha tensión entre nosotras y...
―Hemos compartido un par de besos ―agregó Jennie―, pero queríamos decírtelo porque...
―¿De verdad? Quiero verlo.
Las palabras de Lisa hicieron que las dos se callaran debido a la sorpresa. Creían que Lisa iba a molestar o enfadarse por lo que habían dicho, no se esperaban que les dijera eso, y menos que les hablara con cierto entusiasmo en su voz.
―¿Cómo? ―preguntó ChaeYoung.
La omega las seguía mirando con esa expresión de evidente sorpresa, pero también sentía mucha curiosidad por lo que le estaban diciendo. Lisa no podía imaginarse algo como eso, y es que desde pequeña les decían que los alfas siempre buscaban a un omega (u omegas) que pudiera satisfacer sus necesidades. No es como si hubiera una ley que prohibiera las relaciones entre personas alfas u omegas, pero no era lo común. Por lo mismo, Lisa se sentía desconcertada y muy, muy intrigada por lo que ellas le estaban diciendo. Más porque eran... Eran...
Eran las chicas que le gustaban. Nunca imaginó que ellas siquiera compartieran un beso, sin embargo, que se lo dijeran ahora, había provocado que la idea no desapareciera de su mente.
―Lisa...
―No les creeré lo que me dicen a menos que lo hagan ―desafió Lisa, viéndose con claridad que hablaba en serio―. Tal vez ustedes sólo lo dicen para embaucarme otra vez y...
Se quedó callado cuando ChaeYoung, con el ceño fruncido, le soltó la mano sólo para agarrar a Jennie de la barbilla y darle un beso sorpresivo. Se notaba que la alfa mayor fue sorprendida con la guardia baja, pues alcanzó a barbotear una protesta, que quedó callada al recibir el beso.
No pudo dejar de mirarlas, enmudecido totalmente. ChaeYoung emitió un gruñido bajo y Jennie se lo devolvió, y Lisa tal vez no tuvo que pensarlo, pero le provocó algo extraño. Su omega poco más pegó un chillido de emoción por la escena.
Al alejarse, Jennie le dio un codazo a ChaeYoung.
―¡No vuelvas a hacerlo sin avisarme! ―le regañó, sin embargo, había una sonrisa tirando de sus labios.
―Es mejor si no hay aviso ―bufó ChaeYoung, antes de mirar a Lisa―. ¿Ahora si nos crees?
―Idiota ―farfulló Lisa―. Pero... ¿Eso significa que son novias?
―No, no ―se apresuró en decir Jennie―. No novias, Lisa. Sólo... Sólo queríamos mostrarte que te lo decíamos en serio.
―¿Qué cosa?
―Que no vamos a pelear más para que escojas a una de las dos ―dijo el alfa menor con tono serio―, que si nos aceptas de vuelta, entonces las dos estaremos más que felices de iniciar una relación de a tres. Sé que suena raro, pero... Pero estamos completamente seguras de esto.
Lisa no podía entenderlo. No podía pensar que pudiera hacerlo otra vez, no luego de lo que le hicieron, sin embargo... Les creyó. De alguna extraña forma, les creyó.
Y no sabía cómo le hacía sentir eso.
―Así que... ―dijo Jennie―. ¿Podemos cortejarte con total y absoluta seriedad, Lisa?
La omega mordió su labio inferior y sólo asintió con la cabeza, temiendo estar volando otra vez tan alto como Ícaro, pero sabiendo que, si no lo hacía, se iba a arrepentir toda su vida de eso.
A veces, Lisa no podía evitar detenerse y pensar en lo extraño que era todo eso. Si lo miraba en retrospectiva, las cosas estaban muy raras, y sabía que no era la única que lo pensaba.
JiSoo seguía medio enfadada con ella, era inevitable, sin embargo, la mayor se lo había mencionado dos meses después.
―¿Te siguen yendo a buscar los lunes y viernes? ―le preguntó, frunciendo el ceño con cierto desconcierto.
―Sí, Unnie. ―contestó Lisa.
―¿Y no te han dicho nada acerca de formalizar algo? ―continuó.
―No ―Lisa se encogió de hombros―, también les he dicho que dejen de darme regalos, pero no me escuchan, Unnie.
―Mmm...
JiSoo se veía tan desconcertada con ella, y es que Lisa no la entendía. Le costaba entenderla en muchos sentidos, porque desde que aceptó el cortejo que las cosas estaban muy raras. Ellas no le presionaban por una respuesta y eran dulces y cariñosos con ella. Le pedían permiso para tomarle de las manos, cada una le agarraba una, sin importarles si eso atraía miradas, y a veces, le preguntaban si podían besarla. Lisa les respondía que no y ellas no insistían, y eso lo volvía mucho más extraño.
E iban a verla todos los fines de semana. Llegaban a Busan los viernes por la noche y salían los sábados o domingos, según la omega quisiera. A veces, salían los dos días. Y los lunes, que ambas lo tenían libre en la universidad, también iban a buscarla. Cada vez que aparecían, le entregaban un nuevo regalo: un perfume, una crema, algún arete, lápices para colorear...
Lisa, a veces, pensaba en lo mucho que le gustaría bajar sus defensas y dejarse llevar como antes, pero todavía no se sentía muy segura de eso. Lo que menos quería era llevarse una nueva decepción amorosa.
―¿Cuándo nos las vas a presentar de manera oficial? ―preguntó su padre más tarde, mientras cenaban.
―Nunca ―farfulló JiSoo―, si se aparecen por aquí, voy a...
―Recibirlas como corresponde ―le interrumpió TaeYeon y JiSoo se calló―. Son las novias de tu hermana, lo quieras o no.
―No son mis novias. ―barboteó Lisa, pero su padre y TaeYeon la miraron con caras de obvia incredulidad.
JiSoo se molestó más con eso, pero al menos, terminó la cena. Lisa esperó unos minutos y, cuando acabó, fue a la habitación de ella. Se la encontró echada en la cama, jugando con su consola portátil, y entró con Love detrás. El perrito siempre la seguía para todas partes y la alfa le reclamó una vez que ya no parecía su perro, sino de Lisa.
―Unnie ―dijo, sentándose a los pies de la cama―, ¿Cuándo se te pasará el enfado?
―Cuando dejes a esas idiotas. ―contestó JiSoo, sin pausar su juego.
―Pero Unnie... ―Lisa puso una cara triste y empezó a soltar feromonas de pena―. No me gusta que estemos peleadas, Soo.
―Entonces déjalas.
Lisa se puso más apenada con esas palabras. No le gustaba demostrarlo mucho, pero realmente estaba muy afectada con el hecho de que JiSoo siguiera enojada con ella. Incluso ChaeYoung y Jennie le habían preguntado sobre eso unas semanas atrás, cuando la vieron con los ojos afligidos, y ellas también se molestaron un poco con JiSoo por eso, pero habían dicho que si le estaba trayendo demasiados problemas, podían dejarlo hasta ahí. Ella les dijo que no era necesario llegar a tal extremo.
―Que mala eres, Unnie. ―murmuró Lisa.
―¿Mala yo? ―sus palabras hicieron que JiSoo pausara Mario Kart y se enderezara―. ¿Por qué soy yo la mala, cuando esas alfas se portaron como unas cerdas contigo?
La omega bajó la vista por lo que dijo y no contestó. Love, a sus pies, soltó un lloriqueo.
―¿Por qué soy yo la mala, cuando esas alfas querían grabarte mientras jugaban contigo?
No pudo evitarlo y sorbió por su nariz cuando lo recordó. Cuando recordó sus palabras, ese fatídico día de meses atrás, como ellas se sacaban todo eso a la cara como si no fuera algo grave.
―¿Por qué soy yo la mala, cuando esas alfas te usaron y sólo buscaban que te abrieras de piernas?
Lisa no lo aguantó más y rompió en llanto, sin poder controlarlo y con el corazón apretado en la angustia. A pesar de que ya hubiera pasado un tiempo, a ella no le gustaba pensar en lo que iban a hacer con ella, en esa tonta apuesta de la que ahora ambas alfas se avergonzaban. Recordarlo significaba que su corazón volviera a romperse.
Escuchó el suspiro de JiSoo mientras la omega seguía llorando, y pocos segundos después, la mayor se movió para abrazarla. Se movió para devolverle el abrazo y enterrar su cabeza en el cuello de JiSoo, oliendo sus feromonas alfas, esas que servían para calmarla y hacerla sentir a salvo y protegida. Lloró en su hombro unos largos minutos, sólo deshaciéndose de esas lágrimas que su hermana le provocó.
―Ya, Lis... ―le escuchó murmurar―. Perdón, no quería ser tan cruel contigo...
―Unnie ―trató de hablar Lisa―, yo todavía... Todavía no las perdono por completo, pero... Pero tú me haces sentir muy mal, Unnie... Me-Me haces sentir culpable y to-tonta, y eso no... No me gusta...
―Es que estoy muy preocupada por ti ―JiSoo soltó más feromonas―, no quiero que vuelvan a hacerte sufrir de esa forma, que te rompan el corazón nuevamente. Si te veo sufrir de esa manera otra vez, soy capaz de buscarlas y asesinarlas, Lis.
―Yo las mataría primero ―corrigió Lisa, y eso hizo sonreír a JiSoo―. Unnie, por favor...
Un nuevo suspiro por parte de la mayor.
―Está bien, no seguiré más enojada contigo ―aceptó con tono derrotado―, pero no me pidas que las conozca todavía. Trataré de... De aprender a tolerarlas y todo eso, pero necesito un poco más de tiempo.
―¡Gracias, Unnie! ―Lisa le besó la mejilla, sonriendo con felicidad, y JiSoo bufó.
Con JiSoo menos odiosa, la omega comenzó a sentirse mejor en general. Pronto terminaría el año académico, quedaban menos de tres semanas para acabar, y Lisa ya había decidido que se tomaría el año sabático.
―¿No te atrae volver a Seúl? ―preguntó ChaeYoung, mientras paseaban por la playa.
―Por ahora no ―Lisa se encogió de hombros―. Es decir, no para vivir todavía. Quiero estar con mi papá un tiempo más, pero ahora en verano debo ir a Seúl sí o sí. Minari y NaYeon se van a casar en agosto, así que debo ayudar a Mina-chan con el tema de su matrimonio.
Había considerado ir unas dos semanas para eso. Sabía que a medida que la fecha se acercaba su mejor amiga se ponía más nerviosa, y realmente quería estar allí para ayudarla y calmarla.
―Si te sientes cómoda, podrías quedarte con nosotras. ―sugirió Jennie mientras estiraba una toalla para que se sentaran allí.
―No lo sé todavía. ―dijo Lisa, viéndose insegura.
ChaeYoung y Jennie compartieron una mirada y no insistieron más.
―¿Cuándo salen de vacaciones ustedes? ―preguntó Lisa minutos después, cuando estaban comiendo.
―A fines de junio ―dijo Jennie―, ya estamos casi listas con todo. Mamá quiere irse de vacaciones, pero no sé si podré aguantarla.
―Se ha confabulado con la mía también ―resopló ChaeYoung―, mi madre ha dicho que deberíamos ir a un crucero las cuatro. Lo único que quiere es que conozca a una omega para marcarla.
―Deben tener a muchos omegas detrás. ―comentó Lisa.
―No me importa ―ChaeYoung hizo un gesto despectivo―, a mí sólo me gustas tú... Y Jennie, claro.
―Vaya, gracias. ―Jennie rodó los ojos.
Lisa se rió, tanto por la tonta broma como por las palabras de ChaeYoung e respecto a ella. No quería demostrarlo, pero le gustaba cuando decían cosas como esas.
―Igual ir a un crucero debe ser genial. ―dijo la omega.
―Tal vez podríamos invitarte a uno ―los ojos de Jennie brillaron―. Como regalo de cumpleaños, ¿Eh?
―¡Claro que no! ―Lisa sacudió su cabeza.
―¡Claro que sí! ―ChaeYoung apoyó a su mejor amiga―. Un crucero para las tres, ¿Eh? ¡Que recorra toda la costa de Asia!
―¡No sean idiotas! ―Lisa se rió con más fuerza.
―O un viaje... ―aventuró ChaeYoung.
―Nuestra omega se merece lo mejor ―afirmó Jennie―, y si quiere ir a la luna, la llevaremos.
Lisa no pudo soportarlo más. ChaeYoung era la que estaba más cerca, con esa preciosa sonrisa, viéndose tan atractiva, y casi como si fuera un reflejo, algo tan natural en ella, la omega la agarró de la blusa y la acercó, y le dio un suave beso en la boca. Apenas una ligera presión, como si se hubiera posado una mariposa allí, pero fue suficiente para revolver el estómago de Lisa y para dejar a ChaeYoung con una expresión atónita.
Al alejarse, la omega sólo se volteó hacia Jennie y la alfa parecía estarlo esperando, porque no tuvo que hacer mucho esfuerzo para atraerla. También la besó sin mucha fuerza, un tierno roce de labios, y al alejarse, vio la sonrisa en las dos alfas.
―Sigo molesta ―declaró Lisa―, y todavía no las perdono, pero me estoy sintiendo mejor con ustedes. Aún así, tal vez no deberían ilusionarse... Quizás ahora yo quiero jugar con ustedes.
―Oh, Lili ―Jennie se rió y se inclinó, y Lisa aceptó el nuevo beso―, si tú quieres jugar con nosotras...
ChaeYoung apareció en su visión cuando Jennie se separó, y la omega sólo disfrutó el siguiente beso.
―... Nosotras lo aceptaremos sin ningún problema ―terminó de decir ChaeYoung―. Somos tus alfas y puedes hacer lo que desees con nosotras. Eso es un hecho.
queda un capítulo + el epílogo
¡boda minayeon en el siguiente, uwu!
¡Gracias por leer!
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