Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1O.

Advertencias: omegaverse, fluff y angst mezclado. HyunJin!Alfa x SeungMin!Alfa x JeongIn!Omega

~Dame tu mano, sálvame, sálvame...

JeongIn quiso fingir que ese rompimiento no le hizo daño, pero sería mentir consigo mismo, porque le estaba provocando mucho dolor en el corazón.

Apenas tenía ganas de hacer algo, no se concentraba en clases, estaba más distraído en el trabajo que lo normal y ni siquiera trataba de disimularlo. Sabía que debía aparentar que todo estaba bien o llamaría la atención de JaeHyung, sin embargo, le costaba demasiado fingir sentirse bien cuando tenía su corazón roto.

—¿No te han llamado? —preguntó Felix, cinco días después de que ocurrió todo.

JeongIn dudó mucho en llamar a Felix y pedir que se vieran, considerando que iban a escuelas distintas y tenían horarios diferentes. Además, le sentaba muy mal contarle sus problemas, en especial los relacionados al tema amoroso. Sin embargo, no tenía con quién más hablarlos, pues ya tenía claro que ChangBin le diría que no era algo tan importante.

Así que recurrió a Felix, queriendo desahogarse, aunque fuera un poco. Ahora estaban en el centro comercial, sentados en una mesa, mientras MinHo iba a comprar unas brochetas de cordero a la que los invitó.

—No —suspiró JeongIn, deprimido—, y no sé si eso me hace sentir mejor o peor. Todos los días, despierto con la esperanza de tener un mensaje de ellos, pero...

—Son unos cretinos —contestó Felix, tomándole la mano con cariño—. Vendrá un alfa que valga la pena, In. Y si no, bueno, ¡Qué importa! Los alfas no son tan interesantes.

—¿Eso debería ofenderme? —farfulló MinHo, que apareció con la comida.

JeongIn sonrió levemente al escuchar el chillido de Felix, diciendo algo acerca de ‹‹pero tú eres el único que vale la pena, mi Lino hermoso›› mientras le apretaba los mofletes con las manos.

Le encontró la razón a las palabras de su amigo, después de todo, era cierto. Un alfa no era importante para su vida. Si se lo proponía, podía surgir... Hasta que recordaba las leyes del Estado. Los y las omegas debían encontrar una pareja antes de los veinte años, era una ley.

—Sabes que es imposible. —dijo JeongIn, suspirando.

Felix dejó de apretar las coloradas mejillas de MinHo, volteándose a verlo. Hubo un breve instante de silencio entre los tres, ese tipo de silencio que parecía anticipar un comentario capaz de cambiarlo todo.

—JeongIn —habló MinHo, con pausa y cuidado—, Felix lo ha conversado conmigo, acerca de eso. Si tú lo deseas... —vaciló un momento—. Podría tomarte como segundo omega.

La propuesta lo hizo levantar la cabeza en señal de shock, aturdido y atónito por lo que acababa de escuchar. ¿Qué?

Miró de Felix hacia MinHo y viceversa, esperando que estallaran en carcajadas y soltaran un escandaloso ‹‹¡Es broma!›› entre risas. Pero eso no ocurrió. MinHo seguía manteniendo una expresión seria, mientras que Felix tenía la vista baja.

—¿Cómo, Hyung? —tartamudeó, desconcertado.

MinHo humedeció sus labios.

—Felix lo sugirió —continuó hablando—. Luego de casarnos, planeamos irnos a vivir juntos.

—Hemos... Hemos estado viendo una casita —intervino Felix, queriendo sonreír, pero se veía muy incómodo. Muy fuera de sí—. Yo pienso seguir trabajando en la clínica de ortodoncia, mientras MinHo estudia y también trabaja en la mecánica de su papá.

Felix estudiaba en una preparatoria técnica y se estaba especializando en secretariado. Ese tipo de instituciones eran muy útiles para que los omegas pudieran salir con un pequeño título, y en este caso, Felix llevaban realizando su práctica en una pequeña clínica dental. Según lo que le comentó, estaban muy contentos con él y querían contratarlo una vez se graduara. Por otro lado, MinHo trabajaba los fines de semana en el taller de autos de su padre, pero quería estudiar arquitectura en la universidad para mejorar su futura vida con Felix.

—Es una casa pequeña, pero podríamos caber los tres —agregó MinHo—, y no sería raro que dos omegas vivieran con... Con su alfa. Después del matrimonio, podemos esperar unos meses y luego hacer los trámites legales de tutor.

Eso sería lo más parecido a un matrimonio que conseguían los segundos omegas de un alfa.

Volvió a mirar a sus amigos unos minutos de eterno silencio.

—Felix Hyung —dijo con voz grave—. ¿Estás bien con eso? ¿Y tú, MinHo Hyung?

—Es lo mejor —contestó Felix—, así, tú podrías...

—No —sacudió la cabeza, sonriendo con amabilidad—, Felix Hyung, no. Yo sé... —hizo una pequeña pausa—. Yo sé que tú eres muy celoso y esto podría arruinar nuestra amistad.

—No soy celoso. —rebatió Felix.

Qué mentira más grande. JeongIn vio en primera persona varias veces en las que Felix les siseaba a las omegas que veían a MinHo, la forma en la que le agarraba de la mano y extendía feromonas de posesión alrededor de su novio. Hasta le mordía en el cuello para dejarle marcas. JeongIn sabía que Felix jamás compartiría a MinHo con nadie.

MinHo no habló.

—Imagínate —siguió el menor—, sólo imagínalo, Hyung, cuando estalle mi celo. ¿Qué crees que ocurriría? Tal vez no ocurra, MinHo sabe controlarse muy bien, pero si no pudiera... Si perdiera el control... —bajó la voz—. ¿Serías capaz de soportar que me folle, Hyung?

Felix gruñó. MinHo no se movió, pero se veía un poco avergonzado.

—Estaré bien, Hyung —mintió JeongIn, fingiendo tranquilidad—, pero muchas gracias por la propuesta. Es... Es agradable saber que ustedes están preocupados por mí.

—Piénsalo —insistió Felix, luciendo amedrentado por la forma en que reaccionó—, en caso de...

—Si las cosas se ponen mal, muy mal, me iré con ustedes —suspiró JeongIn, dándole un apretón a su mano—, pero por ahora, no es una opción, ¿Bueno?

MinHo también suspiró, asintiendo con la cabeza antes de voltearse hacia Felix, que hacía un pequeño puchero con sus labios.

—Mira, nuestro hijo está creciendo. —le comentó, antes de ganarse un golpe en el hombro.

A pesar de la tristeza en su interior, JeongIn se rió, y fue agradable escucharse a sí mismo reír.

Tal vez, pensó brevemente, no era tan monocromo como le gustaba pensar.

HyunJin y SeungMin estaban en pánico.

A pesar de haber dicho que la apuesta seguiría, ninguno era capaz de dar el primer paso con JeongIn para volver a hablar con él. Cada uno, por su lado, se imaginó mil escenarios en el que citar a JeongIn y tratar de explicarle, lo mejor posible, que querían salir con él. Sin embargo, no podían evitar pensarlo: ¿Y si el chico los volvía a rechazar?

De sólo pensarlo, los dos sentían como algo en su pecho se apretaba.

HyunJin fue el que decidió hablarle, por primera vez, casi una semana después de que transcurrió todo. En especial porque enero acabaría en menos de diez días y pronto llegaría el día de los enamorados, por lo que tenía una especie de cita pendiente con JeongIn.

Armándose de un valor que no sentía, le escribió por mensaje.

HyunJin

Hola, JeongIn.

¿Cómo estás?

JeongIn no contestó enseguida, sino que se tomó su tiempo. Respondió casi a las diez de la noche.

In

Hola, Hyung, estoy bien, gracias

¿Y tú?

Lamento haber respondido tan tarde, estaba en el trabajo.

Soltó un suspiro de alivio al ver la respuesta. Por largas y horrorosas horas, pensó que JeongIn no le contestaría ni daría alguna señal de vida.

HyunJin

No te preocupes

Yo estoy bien

Es decir

JeongIn

¿Es posible que nos podamos juntar?

Te extraño.

Ni siquiera supo de dónde sacó el valor para decir esa última frase, porque jamás la dijo a ningún omega en su vida. HyunJin siempre era muy cuidadoso con cada palabra que dijera, pues no quería que las cosas se malinterpretaran.

Sin embargo, no pudo evitarlo. Y era cierto. Por Dios que era cierto.

In

Oh...

Pues...

Claro, Hyung

¿Lo dices en serio?

Pensé que ya no querías que nos viéramos.

HyunJin mordió su labio inferior, leyendo los mensajes mientras iba a la cocina a servirse un té. Se encontraba solo en el departamento, SeungMin dijo que iría a una fiesta o algo así. De seguro, buscaba enrollarse con alguna omega para distraerse un poco. HyunJin también lo consideró un par de días, pero al final se dijo que eso sólo serviría para confundirlo más de lo que ya estaba.

HyunJin

Yo jamás dije eso.

Quiero verte, ¿Podemos?

Mañana.

Te invito al cine, luego de almuerzo.

La respuesta tardó en llegar. HyunJin sabía que JeongIn debía estarlo pensando seriamente.

In

Está bien, Hyung.

¿Te parece si nos juntamos a las cuatro?

HyunJin suspiró por el alivio de la respuesta, contestándole con una afirmación y el lugar dónde podrían juntarse. No lo admitiría abiertamente, pero se moría de ganas por ver a JeongIn y decirle algo, cualquier cosa, para que volviera a mirarlo con esos bonitos ojos brillantes que poseía.

No le contó a SeungMin sobre eso, aunque no parecía demasiado preocupado en lamentarse cuando lo sintió llegar en la madrugada con un omega. Lo único que hizo fue ponerse los audífonos para evitar oír todo el escándalo, con la presión en su pecho mucho más aliviada ante la perspectiva de poder ver a JeongIn en menos de veinticuatro horas.

Incluso no le reclamó a su mejor amigo el haber llevado a alguna de sus conquistas al departamento a la mañana siguiente. SeungMin apareció en la cocina cerca del mediodía, con aspecto dormilón. Traía unos chupetones en el cuello.

—Que no te los vea JeongIn. —le dijo con tono inocente.

SeungMin hizo un leve mohín con su boca, yendo a servirse leche con cereal.

—¿Qué, hice algo mal? —bufó—. JeongIn no es mi novio.

HyunJin sonrió, algo adusto ante esas palabras.

—Sí —dijo HyunJin, amable—, él jamás sería novio de alguien como tú.

Su amigo se volteó a verlo con una expresión de furia en su rostro, luciendo incrédulo por lo que acababa de oír, pero HyunJin no se arrepentía. La competencia entre ellos parecía haber alcanzado un nuevo punto de disputa, en el que ya no sólo peleaban por la virginidad del chico, sino también por su atención.

—¿Qué mierda? —gruñó SeungMin—. ¿Te crees mejor que yo, HyunJin?

—No, claro que no —HyunJin se encogió de hombros—, yo sólo digo... Tú eres un alma libre, MinMin, sin ataduras ni cadenas.

—¿Piensas que soy incapaz de comprometerme o qué mierda?

—No lo pienso —HyunJin no borró su sonrisita—, estoy seguro de eso.

—Vete al diablo. —escupió el alfa, marchándose de allí entre gruñidos de amenaza.

El mayor no sabía cómo sentirse exactamente respecto a lo que acababa de ocurrir. Esa parte orgullosa que poseía, su alfa, estaba regocijante por haber hecho enfadar a SeungMin, por haberlo sacado de sus casillas. Sin embargo, otra parte estaba un poco preocupada ante lo obvio: ellos, se supone, eran mejores amigos. Ellos, más que amigos, podían considerarse casi hermanos, pues desde pequeños se volvieron inseparables. Hasta estudiaban lo mismo, medicina.

Pero ahora, a esas alturas, parecían sólo dos alfas enfadados que peleaban por un omega, como si fueran completos desconocidos. Era, como mínimo, preocupante: ¿Estaban dispuestos a arruinar su amistad por JeongIn?

Antes, ambos habrían dicho que no, riéndose por lo estúpida que era esa idea. Jamás pelearían por un omega.

Sin embargo, ahora no estaba tan seguro de eso. Cada vez que el tema de JeongIn salía a colación, terminaban actuando como dos alfas posesivos y rabiosos.

HyunJin no quería darle muchas vueltas a ese asunto. Trató de eliminarlo de su mente, y por lo mismo, decidió dejar eso de lado. Otro día lo analizaría más detenidamente.

Luego de almorzar, se preparó para ir a su encuentro con JeongIn. Se vistió lo más guapo que pudo, con unos pantalones ajustados, una camisa negra y su chaqueta de cuero, además de ir con sus gafas. Sabía que atraería la mirada de algunos omegas, pero ahora, lo único que le interesaba era tener los ojos de JeongIn en él.

Se encontró con el muchacho cerca del centro comercial, fuera de la biblioteca municipal. JeongIn estaba sentado en una de las bancas, luciendo particularmente joven con un jean de corte ancho, una playera negra y encima una camisa abierta. Su cabello, las últimas semanas, parecía haber crecido un poco, enmarcando mucho más ese bonito rostro de zorrito. Sus hermosos ojos dispares brillaban a la luz de ese sol invernal que salió aquel día.

—In —le saludó, sentándose a su lado, y JeongIn sonrió con timidez—, ¿Te hice esperar mucho?

—¡Oh, no, Hyung! —JeongIn no sabía a dónde mirar exactamente, nervioso por el encuentro—. Um, llegué hace unos minutos.

—Bien.

Silencio entre ellos. JeongIn no sabía qué decir, cohibido por completo. No quería admitir que el mensaje de HyunJin le tomó por sorpresa el día anterior, y que no le contestó enseguida por lo alterado que estaba. Hasta le pidió consejo a Felix, que lo animó a responderle algo agradable y tener alguna conversación. Es decir, las cosas terminaron un poco tensas entre ellos la última vez, pero HyunJin dijo que lo extrañaba y que quería verlo.

Por último, podían tener sólo una conversación agradable en la que tratar de hablar sobre sus confundidos sentimientos. JeongIn sentía que lo necesitaba, en especial para decirle, a cada uno por separado, que lamentaba que todo hubiera acabado así y que no quería entrometerse entre ellos.

Incapaz de aguantar más el silencio, abrió la boca para preguntar si caminaban hacia el cine.

—In —llamó su atención HyunJin, callándolo—, lo siento mucho, de verdad.

Su disculpa lo dejó mudo, atónito por lo que acababa de escuchar. ¿Qué?

Tuvo que haber puesto una expresión desconcertada, pues HyunJin siguió hablando.

—Lo ocurrido hace varios días... —HyunJin rascó su nuca—. Lo siento, me tomó por sorpresa y no supe cómo reaccionar. Lo que quiero decir es que... —mordió su labio inferior—. Estoy muy confundido contigo.

—¿Confundido?

JeongIn no sabía de dónde sacó voz para hablar, sintiendo a su omega temblar ante lo que estaba escuchando. Cada palabra que soltaba HyunJin provocaba que se volviera gelatina, con sus piernas temblando y su corazón acelerándose.

—Me... Gustas —admitió HyunJin con lentitud—, y eso me tiene muy confundido, In.

—¿Por qué, HyunJin?

—Porque no sé cómo comportarme contigo —confesó el alfa—. ¿Sabes qué siento cuando te veo? —JeongIn negó con la cabeza—. Quiero tomarte en mis brazos, besarte y marcarte. Y eso me asusta un poco.

HyunJin ni siquiera sabía de dónde sacaba todas esas palabras que barboteaban de su boca, pero no podía evitarlo. No podía callarse. Era como si todo eso saliera de su corazón, y ni siquiera tenía vergüenza alguna para decirlo. Eso era... Eso era cierto. Todo lo que estaba diciendo era cierto.

—¿Te asusta? —los ojos de JeongIn se veían muy abiertos, atónito por lo que escuchaba—. A mí igual, Hyung. Yo...

—¿Tú...?

JeongIn se coloreó de rojo y bajó lo ojos. Sin embargo, HyunJin le agarró la barbilla y se la levantó, obligándolo a levantar la cabeza y así mirarlo directamente. A pesar del rubor en el rostro del omega, seguía viéndose hermoso.

—Tú también me gustas mucho —admitió JeongIn, con la voz temblando—, y tengo tanto miedo, Hyung, de que puedas romperme el corazón.

HyunJin le acarició el labio inferior, sintiendo la forma en que tiritaba bajo su toque. JeongIn lucía a punto de llorar, tan vulnerable ante él, y HyunJin no sabía cómo sentirse exactamente. Una parte suya quería prometerle que jamás le haría daño, que jamás lo heriría.

Pero ¿Eso no sería mentir?

HyunJin nunca se caracterizó por ser un mentiroso. Él siempre trataba de ser lo más honesto posible con sus sentimientos.

—Tal vez tú podrías romperme el corazón a mí. —sugirió HyunJin, sonriendo con suavidad.

—No, eso nunca —aseguró JeongIn, todavía tímido, pero un poco más valiente—, jamás me atrevería.

El alfa tuvo la tentación de inclinarse a darle un beso, aunque se aguantó a último minuto. Primero, quería llevarlo al cine y a comer algo más tarde. Y quizás...

—¿Vamos por nuestra película? —preguntó, inclinándose un poco y olisqueando las feromonas de bebé que soltaba el omega.

El menor asintió con la cabeza y se puso de pie. Se tomaron la mano y como si fueran novios, se dirigieron al centro comercial.

Se decidieron por ver una película de terror, a pesar de que HyunJin no era muy partidario de ellas. Sin embargo, JeongIn pareció entretenerse bastante, y HyunJin lo aprovechó para acurrucar al omega contra él, que se acomodó enseguida en su costado. Así, tenía mejor acceso a su cuello y a su glándula de feromonas, por la que soltaba ese aroma que lo volvía loco.

Al salir, lo invitó a comer. JeongIn parecía muy feliz con ese gesto, y mientras esperaban su pedido, HyunJin lo aprovechó para sacar otro tema a colación.

—In —le dijo, haciendo que le mirara—, ¿Todavía sigue en pie lo del catorce de febrero?

Oh —JeongIn lo pensó un momento, aprovechando que les dejaron la comida frente a ellos—, si tú quieres...

—Claro que quiero —dijo HyunJin, tomándole la mano—. Estoy seguro de que te va a gustar mucho ese lugar, JeongInnie. ¿Te parecen tres días?

Tres días. Eso era un montón para JeongIn, considerando que no sabía cómo iba a mentirle a su mamá y a JaeHyung para ir. Mamá le diría que fuera y volviera con una marca, y JaeHyung... Él se enfurecería y, con toda probabilidad, lo violaría para marcarlo antes.

Un escalofrío recorrió su espalda.

—¿O te incomoda la idea, Innie? —preguntó HyunJin, repentinamente preocupado al ver lo pálido y tenso que lucía JeongIn ante sus palabras—. Si no quieres ir, puedes decírmelo y hacemos otra cosa.

—¡No, sí quiero! —contestó JeongIn, y sintió ganas de llorar de pronto—. HyunJin Hyung —barboteó, como si se estuviera ahogando—, ¿Podría ser el primero?

HyunJin parpadeó, sorprendido ante sus palabras.

—¿El primero?

—Tu primer omega —soltó JeongIn, moviendo su pie de forma errática—. No importa... No importa si luego tienes a otros, pero ¿Me darías tu marca, si yo te lo pidiera? Si ese día te lo pidiera, ¿Lo harías?

La primera marca. La importante. La que sellaba la unión entre ellos para siempre. La que lo pondría a salvo y lejos de las garras de JaeHyung. Con una marca, pasaría a ser propiedad de HyunJin y, por lo tanto, si alguien le hacía daño, tendría que responder ante el alfa. Y JeongIn sabía, además, que HyunJin venía de una buena familia, de una familia con dinero y poder, al igual que SeungMin.

SeungMin. SeungMin.

¿Qué estaba haciendo?

El pánico estalló en su vientre.

—Si tú me lo pides —dijo HyunJin con pausa, analizando bien cada palabra que iba a decir—, yo lo haría más que feliz, In.

El pánico burbujeó, hirvió, parecía quemar en su garganta, porque pensar en SeungMin hizo que su mundo diera un vuelco. ¿No era una gran traición, considerando que se había besado con SeungMin? ¿En que lo convertía, exactamente? JeongIn no quería ser como esos omegas que... Que...

Sin pensarlo demasiado, se inclinó y besó los labios de HyunJin en un beso sorpresivo, tan fuera de sí, pero tratando de buscar desesperadamente un ancla que no le hiciera enloquecer.

HyunJin saltó en su lugar, sorprendido ante el gesto, pero no tardó en devolvérselo. Y, por Dios, JeongIn se sintió desgraciado al darse cuenta de que el beso le hizo sentir casi ese mismo placer dulce que obtuvo con el de SeungMin.

Su omega se derritió, se volvió agua, cuando HyunJin se alejó y volvió a besarlo con más ganas, apenas dando espacio al aire entre ellos, pero a JeongIn le importaba una mierda. Quería más, mucho más, de ese beso. Quería volverse un desastre húmedo por HyunJin, dejarse tomar y envolver por él, hasta el punto de no ser nada más que parte del alfa.

La lengua de HyunJin tocó la suya y fue peor aún, haciéndolo soltar un gemido bajo.

Shhh, shhh —susurró HyunJin, con una sonrisa de lado en su rostro—, no ahora, bebé. No ahora.

—Hyung —jadeó JeongIn, avergonzado—, lo siento, Hyung.

—No, no lo sientas —HyunJin le dio un nuevo beso, pero corto y dulce—, me gusta besar a mi bebé.

JeongIn no sabía cómo esas simples palabras podían desarmarlo. ¿Un beso tenía esa capacidad? Qué peligrosa arma era, entonces.

—¿Puedes besarme más? —pidió JeongIn, derrotado, rendido ante HyunJin.

—No tienes que pedirlo —le dijo HyunJin—. Puedes besarme cuando quieras, In.

JeongIn sonrió, tan feliz, tan contento, tan enamorado. Era como si flotara en una nube que se elevaba por los cielos, arriba, arriba, más arriba, tan arriba, tan cerca del sol...

Era como si flotara en una nube que se elevaba por los cielos, arriba, arriba, más arriba, tan arriba, tan cerca del sol

Cuando JeongIn regresó a casa, ignoró por completo cualquier mirada que le pudiera dirigir su padrastro. Su omega se retorcía con la emoción de lo que acababa de pasar, tan eufórico por la sensación de los labios de HyunJin sobre los suyos.

Cada vez que lo recordaba, era como si pudiera ponerse a bailar de felicidad.

JeongIn se dijo mil veces que no se haría ilusiones, que no caería tan rápido en las redes de HyunJin ni de SeungMin, pero ahora, ni siquiera le importaba. Recordar cada palabra de HyunJin hacía que una gran sonrisa se extendiera por su rostro.

Él le gustaba. Le gustaba a HyunJin. Le gustaba más que un capricho. Le gustaba hasta el punto en que le aseguró que, si se lo pedía, podía hacerlo su primer omega.

Sin embargo, JeongIn quería gustarle más. Mucho más, y que fuera su único omega. Ser el único amor de su alfa.

Espantó esos pensamientos. No, no debía enfrascarse en eso, porque sólo le provocaría dolor. Ya era suficiente con lo dicho por HyunJin, ¿Para qué pedir más? ¿Para qué rogar por más? Eso, con toda probabilidad, hastiaría a HyunJin y, quizás, le haría recapacitar acerca del lugar que podía tener JeongIn.

La emoción pareció reventarse ante ese pensamiento, y más aún cuando su móvil sonó en señal de un mensaje.

Minnie:

JeongInnie, hola.

Oye, ¿Estás muy ocupado?

Me preguntaba si quisieras, no sé, salir conmigo.

Pensaba en la pista de hielo, como la otra vez.

Te echo mucho de menos.

JeongIn se dijo que no debería darle alas a SeungMin. De alguna forma, le dio una respuesta a HyunJin, ¿No es así? Una respuesta indirecta. Estaban saliendo, ¿Cierto? A pesar de que ellos no lo hablaron, pero estaba implícito en toda esa cita que tuvieron. Iban a salir.

Por lo mismo, no debía seguir ese jueguito con SeungMin. Debería ser una persona decente y cortar cualquier relación con el alfa.

Aunque...

In:

Hola, Minnie

Mmm, la pista de hielo suena como una buena opción

¿Te parece mañana?

¡Sé que los domingos va menos gente!

Minnie:

¡Claro!

Y...

¿Podría besarte cuando nos veamos?

Tengo algo importante qué decirte.

In:

Todo depende de lo que me digas...

Minnie:

😉

JeongIn releyó mil veces los mensajes que intercambiaron, sin entender un poco el motivo por el que contestó de esa forma, como si no hubiera pasado nada entre ellos. Como si fuera un omega sin compromiso alguno y estuviera coqueteando con SeungMin, a pesar de que SeungMin todavía no era claro respecto a sus emociones.

Volvió a pensar en el beso que compartió con HyunJin. Se besaron porque ambos se gustaban, ¿No es así? Y también besó a SeungMin porque le gustaba. ¿Y si eso no era recíproco? ¿Y qué tal si lo que le decía SeungMin era que sólo buscaba una relación abierta, sin compromiso, algo sólo para pasar el rato?

En ese caso, JeongIn le diría que no. Le diría que él no estaba para esas cosas, y que prefería que cada uno siguiera su camino. De esa forma, él podría aceptar su relación con HyunJin sin sentirse mal, a pesar de lo mucho que le gustaba también el otro alfa.

Pero, ¿Y si SeungMin le decía que quería algo con él?

¡Qué complicadas eran las cosas!

JeongIn vería a SeungMin, escucharía lo que fuera a decirle y tomaría una decisión. Era la única forma de lograr solucionar todo eso.

Sin embargo, su domingo se vio enturbiado cuando anunció que saldría con Felix. Su madre le miró con el ceño fruncido.

—¿Otra vez? —le dijo con voz dura—. Te la pasas saliendo con ese chico y te estás despreocupando de tus cosas, JeongIn.

—Mamá... —trató de decir, queriendo lucir relajado y no culpable.

—HyeJi tiene razón —replicó JaeHyung, molesto—. Mientras tu madre trabaja, no hay nadie aquí para atenderme.

JeongIn se hundió en su asiento, bajando la vista para no estallar en gritos de discusión. Sabía que su madre se pondría del lado de JaeHyung sin ningún problema, así que no sabía si lo ideal sería rebatirle sus palabras.

—Lo estamos aprovechando con Felix, mamá —barboteó JeongIn, buscando cualquier excusa que pudiera ayudarle—, pronto tendrá sus exámenes y cuando salga del colegio, se casará con MinHo.

—¿Casarse? Qué estupidez más grande. —bufó JaeHyung.

Sin embargo, JeongIn alcanzó a ver la tristeza en los ojos de su madre cuando JaeHyung se calló. Ella no se había casado nunca, ni con su padre, ni con su actual alfa. Muchos consideraban una boda como un gasto de dinero, pues una marca era suficiente compromiso entre un alfa y un omega. Pero eso no quitaba que muchas personas quisieran hacer bodas para legalizarlo todo de mejor forma, además de ser un bonito gesto de amor.

Cuando era más pequeño, JeongIn se imaginaba eso: él caminando hacia el altar mientras un guapo alfa le esperaba, sonriente y feliz. Sonaba muy, muy bonito para él.

—Luego de que se case, es poco probable que lo vea como ahora. —continuó JeongIn.

—Bien —bufó su mamá, todavía con ese aire de pena, pero tratando de no verse muy afectada por ello—, pero no quiero que llegues tarde.

Le prometió que estaría en casa temprano, y antes de que JaeHyung pudiera intervenir para impedir su escapada, JeongIn salió de casa. No lo iba a admitir abiertamente y se lo negaría si se lo hubieran preguntado, pero extrañaba un poco a SeungMin.

Era raro, pensó mientras iba en el bus, pero cuando pensaba en HyunJin o SeungMin, las cosas no parecían tener tanta lógica para él. Cada vez que se le venía a la cabeza alguno de los dos chicos, su omega se derretía y se volvía polvo, era machacado hasta convertirlo en alguien que no podía ver las cosas con razonamiento. Peor era cuando recordaba los besos, ese íntimo intercambio entre ellos.

Lo más sorprendente para él, era el hecho de que ni siquiera parecían interesados en propasarse como alfas. JeongIn se repetía mil veces que era de piedra, pero si ellos se lo hubieran propuesto, no habría dudado en decir que sí. Tal vez un mes atrás las cosas serían distintas, sin embargo, ahora ya no lo eran. En ese último mes, las cosas entre ellos habían cambiado, sus sentimientos se volvieron mucho más intensos de lo que alguna vez pensó y no era capaz de resistirse un poco a los mayores.

Pero lo peor no era ni siquiera eso. Lo peor era que, si tuviera que escoger a uno, JeongIn no sabía a cuál de ellos elegiría. La sola idea de decidirse por uno se le hacía terriblemente imposible. Cada uno llegaba, le decía un par de palabras dulces y era suficiente para rendirse a los alfas.

No quería darle muchas vueltas a ese asunto, aunque la idea estaba allí. La idea de que debería escoger en algún momento.

Llegó poco después al lugar donde quedó en verse con SeungMin, en el centro comercial. El alfa ya estaba allí, observando la vitrina de una tienda.

Um, Hyung. —le dijo, llamando su atención.

SeungMin se giró y JeongIn sintió un poco de melancolía. Otra vez, no lo iba a admitir, pero añoró al alfa esos días, así como también extrañó a HyunJin. ¿Cómo las cosas podían cambiar de un día para otro?

—Innie —saludó SeungMin, luciendo algo incómodo en su lugar, como si no supiera qué hacer—, yo...

—Te estás dejando crecer el cabello. —dijo JeongIn, mirando hacia otro lado.

Ah, sí —SeungMin vaciló un momento, sin embargo, de pronto le agarró de la barbilla—. JeongInnie, necesito... Quería decirte que lamento lo que ocurrió el otro día. Fui un cretino.

El omega le miró, parpadeando por escuchar esas palabras. Sin poder evitarlo, a su mente vino la disculpa de HyunJin, y pensó si ellos lo habían conversado. Si se pusieron de acuerdo para eso.

—¿Cómo, Hyung?

—No estuvo bien... —SeungMin rascó su nuca—. No tuve que quedarme callado, cuando la verdad es que me gustas, Nini.

Su mundo se desestabilizó como el día anterior, cuando besó a HyunJin. Aquí también dio vueltas, pues pensó en el otro alfa. En el alfa que era mejor amigo de SeungMin. En otro alfa que besó.

—¿De... De verdad?

—Te lo juro —aseguró SeungMin, y le agarró la mano—. Y eso me da un poco de miedo, porque nunca antes sentí esto por un omega.

JeongIn estaba en medio de dos alfas que eran mejores amigos. Estaba en medio de dos chicos, y lo peor no era eso, sino que los dos le gustaban de la misma forma. JeongIn iba con la idea de esperar que SeungMin no quisiera algo serio, así sería más fácil rechazarlo, pero ahora parecía desarmarse ante lo que escuchaba, incapaz de decirle que no siguiera. Que ya eligió.

Aunque la verdad era que eso era mentira. No escogió a ninguno de los dos, ya que cada uno se lo ofrecía, y JeongIn aceptaba a ojos cerrados. No se veía capaz de elegir.

Lo correcto sería decirle a SeungMin que se detuviera, pues ya aceptó la propuesta de HyunJin. Iba a pasar el día de los enamorados con él, iban a ir a un hotel y puede que eso llegara a más. JeongIn debería ser alguien decente y contarle la verdad a SeungMin.

Pero no lo hizo. Y eso le hizo sentir como una basura. No, mucho peor: le hizo sentir como si fuera una puta.

Sin pensarlo un poco, dio un paso y abrazó a SeungMin. Se dejó inundar por su aroma, ese aroma que se le hacía tan conocido, y tembló al sentir su nariz encima de su piel, sobre su glándula de feromonas.

—¿No estás bromeando, Hyung? —titubeó, aferrándose a él.

—Claro que no —dijo SeungMin, sintiéndose como una mierda cuando recordaba al omega con que se acostó un par de noches atrás—, jamás bromearía con eso, Nini.

SeungMin ni siquiera recordaba el nombre de ese omega, no le interesaba ni planeaba volver a verlo. Era un omega insignificante, que no importaba y con el que sólo necesitaba descargar un poco su frustración. Esos días alejado de JeongIn, sin poder verlo ni siquiera un momento, y después de haber conseguido sus besos, lo tenía irritado a más no poder.

Pero eso no quitaba la culpa. Casi inmediatamente después de hacerlo, sintió como si hubiera traicionado a JeongIn y lo que sea que ellos tuvieran. Fue mucho peor cuando HyunJin lo encaró, como queriendo burlarse de su actitud sin compromiso y fanfarronea, y llegó a tal punto que no lo soportó más y le habló a JeongIn. Ya no podía negárselo más: estaba enganchado con él, demasiado para su propio gusto, aunque poco podía hacer por eso.

JeongIn lo miró, con esos bonitos ojos rectangulares, afilados y tan expresivos, que se sintió débil ante él.

—¿Te gustaría hacer algo conmigo, más adelante? —le preguntó, sin poder evitarlo.

—¿Algo como qué, Hyung? —murmuró JeongIn.

—Podríamos... —SeungMin no pudo evitarlo, y besó el cuello de JeongIn, oyendo su jadeo suave—. Podríamos escaparnos un fin de semana, ¿Qué te parece el del catorce de febrero? E ir... E ir a algún lugar bonito, Nini, un bonito lugar donde te haré muy feliz.

El corazón de JeongIn latía a mil y su cabeza era un revoltijo de ideas. Parecía parpadear ante la advertencia de ‹‹ya te comprometiste con otro alfa››, pero lo ignoró y sólo se concentró en la sensación de flotar. Esa misma sensación que le invadía con HyunJin.

—Minnie —le dijo, con la voz como un hilo—, ¿Me harías tan feliz como para ser tu primer omega?

SeungMin ni siquiera lo pensó. Cuando se trataba de JeongIn, a esas alturas, ya no le importaba nada más.

—Claro que sí —le prometió, volviendo a besarle el cuello, sobre su glándula de feromonas—, aquí, aquí te marcaría.

—Hyung...

La voz de JeongIn se disolvió en el aire cuando SeungMin lo besó, tan dulce, tan amoroso, como si fuera un bonito objeto al que cuidar y proteger. Qué bonito era sentirse así, amado y querido.

A JeongIn le gustaba esa sensación, flotando en su nube de amor, yendo más y más arriba, sin preocuparse de nada, sólo subiendo más cerca del sol.

Como Ícaro cuando voló por primera y última vez.

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro