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17.

Advertencias: omegaverse, fluff y angst mezclado. HyunJin!Alfa x SeungMin!Alfa x JeongIn!Omega

~Lo mejor de mí, eres tú...

La madre de SeungMin fue mucho más cruel, más que la madre de HyunJin. JeongIn se preguntaba cómo podían herirlo más de lo que ya había sido, sin embargo, tampoco era algo que ya le sorprendía.

—¡Oh, SunMi me lo dijo! —habló ella, sonriendo como si no estuviera a punto de decir algo terrible—. Cariño, al parecer tu hijo y su mejor amigo han decidido acoger a una prostituta en su hogar.

JeongIn sintió que perdía el color enseguida del rostro, tan sorprendido por las palabras que acababa de recibir. ¿Qué... Qué dijo ella? ¿Una...?

Ni siquiera pudo ser capaz de reaccionar, aturdido y tratando de procesar la dureza en la voz, y el hombre (que debía ser el padre de SeungMin, se parecían en el porte y la mirada atractiva), le echó un vistazo.

—No parece una prostituta —comentó el adulto, indiferente—, así, con esas ropas, hasta puede pasar por un omega de primera categoría, HyoYeon.

Hablaban de él como si no estuviera allí, como si no fuera capaz de oírlos. O, peor, como si fuera tan estúpido como para no entender lo que le decían. Como si fuera un objeto inerte y sin emociones, acostumbrado a recibir ese trato.

—¿Qué mierda dicen? —la voz de SeungMin lo sacó de su shock, volteándose a verlo—. ¡¿Quién mierda se creen para hablarle así?!

El rugido que pegó el alfa lo sobresaltó en su lugar, y fue peor cuando sus padres lo vieron, también sorprendidos por la reacción de su hijo. De pronto, fue consciente de otra cosa: la gente a su alrededor. No todos, pero varias personas parecían atentas a lo que ocurría ahí, en esa mesa, y vio a lo lejos a las dos omegas que antes cuchichearon en el baño. Ambas observaban la situación con interés y una pizca de maldad en sus ojos.

HyunJin, a su lado, se puso de pie y las sacó de su vista. El alfa más bajo le agarró la mano.

—Está bien —le susurró HyunJin, y tiró de él. JeongIn no tuvo más que ponerse de pie—, vámonos lejos de aquí.

—¿Qué quienes nos creemos? —escuchó decir a la mujer, indignada—. ¡Tus padres! Traer a semejante omega a un lugar como este, ¡Nos dejas en ridículo! Si quieren tenerlo como su perra personal, ¡Que sea en privado y no en público!

—Tu madre tiene razón —respondió el padre del alfa, frío—. Por último, si lo querrás tener como omega, que sea el tercero o el cuarto. Omegas como esos no merecen nuestro apellido.

—¡Pueden joderse! —JeongIn se volteó a ver a SeungMin mientras era arrastrado por HyunJin a través de las personas. El alfa se veía enfurecido, enojado, fuera de sí—. ¡Si lo tomaré como primero, es decisión mía y de nadie más!

El omega abrió la boca, pero en ese momento, se dio cuenta de que estaba llorando. El salado sabor de las lágrimas inundó su boca en un santiamén, y al probarse, fue como si toda la situación lo golpeara: en medio de una cena, en público, siendo humillado por dos desconocidos.

Él nunca sería digno de ellos a los ojos de esas personas. Él nunca sería suficiente, ni para SeungMin ni para HyunJin. Sus padres jamás lo aceptarían, jamás sería recibido dentro de esa familia y, tarde o temprano, ellos se darían cuenta de eso. Y ese sería el final.

—Hyune. —susurró, y sorbió por su nariz.

HyunJin sólo tiró de él, llevándolo hacia el estacionamiento y subiéndolo al auto. JeongIn pensó que se irían enseguida, pero el alfa sólo lo sentó en los asientos traseros, y se acomodó a su lado.

Shhh —murmuró el mayor, y las manos de HyunJin le acariciaron las húmedas mejillas—, no hagas caso de esos idiotas, ellos no saben ni una mierda de ti.

Las suaves y dulces palabras de HyunJin hicieron que sus labios temblaran, y ahora el llanto no pudo ser retenido más. El alfa sólo lo abrazó contra su pecho mientras JeongIn sollozaba sin control alguno, con los crueles insultos resonando en su cabeza. Le habría gustado ser mucho más fuerte y fingir que no le dolieron, pero él nunca se caracterizó por ser capaz de ocultar sus emociones. Era demasiado transparente para gusto propio, y más cuando estaba con HyunJin y SeungMin.

SeungMin apareció diez minutos después, subiéndose al asiento del piloto y encendiendo el auto. JeongIn no se separó de HyunJin, sin dejar de sollozar.

—Lo siento mucho, In —la grave pero suave voz del alfa fue un poco agradable de oír—, jamás se repetirá. Jamás dejaré que otras personas te vuelvan a tratar de esa forma.

—Fue... Fue... Mi...

—No —el tono de HyunJin era firme, aunque dulce—, no fue tu culpa. Fue nuestra porque no pudimos protegerte. Somos tus alfas y vamos a cuidarte como el omega más hermoso del mundo que eres.

Más llanto desconsolado. En ese preciso momento, debido a lo que le acababan de decir, supo que ya no había vuelta atrás para él: estaba irremediable y condenadamente enamorado de ambos alfas, su corazón se apretaba y latía por los dos, y quería compartir su vida con ellos.

El viaje hacia el hotel fue hecho en silencio, sólo roto por los suaves quejidos de JeongIn, que quería dejar de llorar pero le costaba demasiado. Para el momento en que llegaron y se acomodaron en la cama, el omega tenía los ojos hinchados y la cabeza le dolía demasiado. Ni siquiera quiso bañarse, acurrucado contra SeungMin, que seguía en el traje pues esperaba que HyunJin terminara de ducharse.

Estaba quedándose dormido, inundado en esas cálidas feromonas, cuando su celular sonó. No pudo evitarlo y soltó un quejido, molesto porque el nido que empezó a hacer fue roto. Incluso oyó el gruñido de SeungMin atrás de él.

—No contestes —los labios del alfa acariciaron su nuca haciéndolo temblar—, vuelve aquí, mi amor.

JeongIn pensaba cortar la llamada, pero el nombre del remitente le hizo no hacerlo.

—Chan Hyung. —murmuró.

Nini bebé —contestó la voz de su hermano al otro lado de la línea—, a ver, cuéntame, ¿Qué ha pasado? Mi alfa ha estado inquieto desde hace varios minutos.

Otro instante de confusión hasta que la razón lo golpeó. Claro. Claro. Almas gemelas. Soulmates. Como sea. Suponía que, tal vez, su llanto fue demasiado y tiró del lazo que tenía con su medio hermano.

—Nada, Hyung...

¿Nada? —pudo escuchar la preocupación, la ansiedad—. Llorabas mucho, JeongIn. ¿Ha pasado algo con esos alfas? ¿No trataron de aprovecharse de ti? —ahora oyó la repentina rabia—. ¡Iré por ti ahora mismo si me lo pides!

—Chan Hyung... —farfulló JeongIn—. No es necesario. Ya, para...

Detrás de él, SeungMin sólo trataba de no moverse o emitir algún gruñido de enojo por haber visto interrumpido ese momento con el omega. El sueño de JeongIn parecía haber desaparecido, al menos por ahora, a medida que discutía con su medio hermano. Desde que oyó su nombre que la irritabilidad lo golpeó, ¿Qué se creía ese idiota actuando así? Se comportaba casi como si fuera su novio.

—Te juro que estoy bien... —insistió JeongIn en sus brazos—. No ha pasado nada malo con HyunJin ni SeungMin, te lo prometo... Sí, no te estoy mintiendo... Qué pesado que eres...

—Córtale —comenzó a susurrarle SeungMin, maldadoso—, vamos, córtale...

JeongIn le dio un suave golpe en la pantorrilla. El alfa soltó un resoplido.

Unos segundos después, HyunJin salió del baño con el pijama ya puesto. SeungMin no tardó en meterse para ducharse, a ver si se quitaba toda la rabia y el cansancio que ese día le dejó. Antes de entrar, claro, escuchó a su mejor amigo.

—¿Con quién hablas? ¿Con el cretino de tu hermano?

—¡No seas tonto, Hyune!

HyunJin, imitando a SeungMin, resopló. Se metió bajo las sábanas y JeongIn se volteó, dándole la espalda, por lo que el alfa lo abrazó por la cintura. Ni aun así dejó de hablar con su hermano, al que podía oír parlotear y parlotear mientras el omega lo oía atentamente.

Los minutos siguieron pasando. SeungMin no tardó en salir de la ducha también, con el ceño arrugado al notar que JeongIn continuaba hablando con Christopher. Para su total fastidio, el menor parecía verse mucho mejor, más despierto, con el rastro de lágrimas desaparecido y una leve sonrisa en su rostro. No le enojaba que luciera así, sino el motivo por el cual se veía de esa manera. ¿Cómo era posible que ese alfa pudiera levantarle el ánimo de tal forma, como si nada? HyunJin parecía tener el mismo pensamiento que él, porque le observó con las cejas un poco arrugadas.

—... No es necesario que vengas, Hyung —decía JeongIn, ajeno a ellos—, sólo buscaremos un departamento... Sí, pero tienes que seguir estudiando... Papá se hará cargo de eso...

Entonces, HyunJin pareció tener una idea. Apretó a JeongIn más contra él, que pareció levemente sorprendido ante el gesto, aunque continuó con la conversación. El alfa, como si no quisiera la cosa, posó su boca en la nuca del omega, sus labios presionándose y la lengua lamiendo superficialmente.

La voz de JeongIn pareció bajar un tono antes de volver a la normalidad. Golpeó a HyunJin en el muslo en un gesto de advertencia.

Sin embargo, el alfa no se amedrentó. Su boca volvió al ataque, sólo que besando encima de la glándula de feromonas de JeongIn, y el aroma del menor se disparó casi de inmediato. La respiración del omega empezó a volverse errática.

SeungMin se acostó frente a JeongIn, observando los movimientos de HyunJin y la expresión que tenía el muchacho. Las mejillas se encontraban arreboladas en rojo, los ojos empezaron a brillar y los labios estaban húmedos y entreabiertos. Al otro lado del teléfono, Christopher sólo hablaba y hablaba.

—Sé que hablar con él te está quitando la pena —le susurró SeungMin, y los ojos del omega fueron hacia él con rapidez—, pero tenemos otra forma de hacerte feliz, In.

No se suponía que iban a hacer algo así esa noche, pensaban los dos, pero a fin de cuentas, ¿Qué importaba? Ellos dijeron que el tema de la intimidad debía ser lejos de la vista del otro por los celos, por el tema de la posesión de sus alfas, sin embargo, al ver a JeongIn así, esa idea se hacía a un lado con facilidad.

—Hyung... —masculló JeongIn, y HyunJin volvió a besarle el cuello—. Yo... Uh... Estoy cansado...

¿Cansado? —Chris comenzó a quejarse—. ¡Qué malo eres, Innie! Te llamo y tú...

—Nos vemos, Chan Hyung. —barboteó el omega, y le cortó, apagándolo enseguida para no recibir otra llamada que le molestara.

—Qué niño más malo eres, In bebé. —se rió HyunJin, y JeongIn ni siquiera alcanzó a contestar, porque SeungMin se inclinó y le agarró las mejillas para besarle en la boca.

Los labios del alfa comenzaron a besarlo con fuerza dura y el omega solamente tembló en su lugar, con las manos firmes de HyunJin sosteniéndolo de la cintura. Sus ojos se nublaron en las lágrimas de placer, tratando de seguirle el ritmo apenas, y un jadeo tímido escapó de sus labios cuando le soltó.

Volteó su cabeza y HyunJin, ahora, le besó. Su cuello fue atacado casi de inmediato por SeungMin, dedicándose a hacerle y dejarle marcas en su piel, como si quisiera cubrirla toda de chupones. JeongIn apenas podía concentrarse en algo en específico, con su mente flotando y flotando a medida que los besos se volvían más y más profundos.

De pronto, unas manos se colaron por debajo de su playera y otras por entremedio del pantalón del pijama. Una parte suya, la parte sensata y lógica, gritó que lo mejor sería detenerlos, pero su omega, su lado sentimental, insistía en seguir, permitirles que hicieran lo que quisieran con él. JeongIn lo aceptaría todo con una sonrisa más que complacida.

—Si quieres que paremos —gruñó HyunJin, y JeongIn contempló el hilo de saliva que unía sus labios con los de él, mareado y tan caliente—, puedes decirlo.

—Es el momento ideal —respondió SeungMin, y el omega ahora se volteó a mirarlo. Podía sentir la dureza contra su pierna—, In...

—Sigan —pidió JeongIn—, oh, Dios, sigan...

No tuvo que suplicarlo ni repetirlo más veces. Ahora SeungMin ocupó su boca y HyunJin fue a sus hombros, y uno de los dos le desabotonaba repentinamente los botones de la camisa del pijama. Ni siquiera sintió un poco de frío, a pesar de que era pleno invierno y afuera nevaba. El frío era lo más lejos en su cabeza en ese momento, no cuando SeungMin bajó sus labios y se posaron alrededor de su pezón derecho.

Aunque eso no fue lo peor. O lo mejor. Eso ocurrió cuando los dedos de HyunJin (ahora podía reconocerlos, porque una mano de SeungMin le pellizcó el otro pezón) ahora se colaron bajo su ropa interior, y JeongIn recién notó lo empapado que estaba. Santa mierda, su agujero lubricaba como si se encontrara en pleno celo, tan necesitado y deseoso de algo llenándolo. La simple idea de alguno de ellos, dentro de él, era suficiente para enloquecerlo.

Los dedos de HyunJin ignoraron su adolorido miembro y fueron directo hacia la línea entremedio de sus nalgas. JeongIn ya era incapaz de pronunciar algo concreto que no fuera simples gemidos llorosos.

—Estas tan mojadito —le susurró HyunJin, y JeongIn sólo emitió un simple jadeo chillón—, tan listo para tus alfas, bebé...

—¿Te gustaría recibirnos a los dos? —preguntó SeungMin, y ese pensamiento lo golpeó con fuerza, tanto que lubricó un poco más—. Lo amarías, cariño...

HyunJin le agarró el lóbulo de la oreja con la boca y lo lamió casi en el mismo momento en que dos dedos presionaron contra su agujero. JeongIn, casi por reflejo, movió sus caderas contra SeungMin, que sonrió como si fuera un lobo feroz a punto de devorar una oveja.

Sus pantalones, a esas alturas, se encontraban en sus muslos. SeungMin dejó de besarle y morderle el pezón, enderezándose, y tiró de su pijama también hacia abajo, liberando su polla. JeongIn abrió los ojos con fuerza al verlo, grande y goteante, endurecido por él, y la idea que cruzó su cabeza fue que lo quería dentro de él.

Pero SeungMin no hizo eso, sólo juntó su pene con el del omega y comenzó a frotarlos. JeongIn, inertemente y sin pensarlo, sólo volvió a mover sus caderas y ahora los dedos de HyunJin se encajaron más profundo en él, apenas encontrando resistencia.

—Alfas, alfas... —tartamudeó JeongIn, sollozando y con el placer inundando su cuerpo. Era mucho mejor que en sus celos, pensaba, más satisfactorio y con su cuerpo más estimulado que nunca—. Más, más...

—¿Más? —la voz de HyunJin, contra su oído, le hizo gemir como un cachorrito—. ¿Lo oyes, SeungMin? ¿Qué tal si lo tocas aquí también? Su pequeño agujerito parece estar tan necesitado de nosotros...

Pudo oír la risa ronca de SeungMin y JeongIn, para su sorpresa, sólo se coloreó en más rojo. Fue como sentir un golpe de vergüenza, aunque no de una mala manera, porque efectivamente su ano lubricó más ante esas palabras. Sólo que... Que jamás nadie le hizo sentir de esa manera con un par de palabras.

—¿Es así? —SeungMin se pegó más a él y el omega jadeó nuevamente cuando la polla del alfa se frotó contra la suya. Pero esa idea se desvaneció enseguida debido a las grandes manos deslizándose por su cintura y yendo a sus nalgas—. Mmm, que bonito culo tienes, In, tan suavecito...

La única reacción que pudo hacer JeongIn fue soltar un gemido lastimero, ocultando su rostro en el hombro de SeungMin, y tembló en sus brazos al sentir una mano metiéndose entre sus nalgas, y de inmediato, otro dedo le penetró. HyunJin ni siquiera quitó los suyos, sólo dejo que su amigo lo abriera más, y JeongIn se sentía enloquecer. Lo peor era que ni siquiera le estaban follando como uno esperaría, sino que lo hacían con dedos, y eso sólo lo hacía pensar en cómo sería el instante en que ellos lo jodieran. Santo Dios. Santísimo Dios.

Con tanta estimulación no pudo resistirlo más y chilló escandalosamente al percibir la sensación del orgasmo golpeándolo. Corrientes eléctricas sacudieron su cuerpo, sus ojos rodaron y tuvo que morder el hombro de SeungMin para ahogar sus ruidos. El semen se derramó en su vientre y contra el del alfa menor, también sobre su polla, sin embargo, la vergüenza se encontraba lejos en ese momento.

SeungMin fue el primero en quitar sus dedos. JeongIn se estremeció por los dedos saliendo de él, respirando aceleradamente. Fue peor, de todas formas, cuando HyunJin lo hizo, porque fue como si su agujero no quisiera dejarlo ir. Qué vergüenza más grande.

Ooow, bebé —se rió HyunJin, y JeongIn quería hundirse en la almohada—, ¿Tanto lo quieres?

—No. —mintió, y la mentira sólo provocó que ellos se rieran con fuerza.

—Ahora necesitaré otra ducha. —suspiró SeungMin comenzando a subirse los pantalones.

JeongIn pensó si decirles que se corrieran en él, que se masturbaran y cubrieran su piel con esa espesa crema. Pero a tiempo logró callarse. No se veía capaz de hacerlo, tan tímido y avergonzado.

Ellos, por otro lado, no le dijeron nada o insistieron. Parecían bastante satisfechos con haberle provocado un orgasmo entre los dos, y JeongIn no podía entenderlo bien, el que actuaran como... Como si eso fuera normal. Como si no estuvieran compitiendo por su amor. Él se preguntaba si es que se daban cuenta de eso, de lo que provocaban en él.

Espantó esos pensamientos tan rápido como pudo. En ese momento, sensible y adormecido por el orgasmo, no quería darle vueltas y reventarse la cabeza. Sólo quería ser consentido y mimado.

Casi como si oyeran sus pensamientos, HyunJin fue el primero en ponerse de pie y buscar una toalla para limpiarlo. Casi como si fuera un niño pequeño, le quitó los rastros de suciedad y, mientras iba al baño, SeungMin le dio un cambio de pijama.

Pasados unos minutos, estaban bajo las sábanas otra vez. JeongIn ya se había acostumbrado a que lo abrazaran entre los dos y dormir tan, tan calentito, como si estuviera protegido de todo daño. Era lo que más le encantaba de eso.

—Gracias —murmuró, ya medio dormido, con sus grandes ojitos viendo a uno primero y luego al otro—, los quiero. Los quiero mucho.

—Qué adorable bebé. —dijo SeungMin, y le dio un beso dulce en la boca.

—Nuestro adorable bebé. —añadió HyunJin, también besándole.

JeongIn quería ser el bebé de ellos para siempre.

El día siguiente no hicieron mucho, debido a que por petición de JeongIn, se quedaron en la cama. El omega no quería salir al exterior, no allí, y a pesar de que los alfas le dijeron que le cuidarían, no quería arriesgarse. No sólo por el hecho de encontrarse con los padres de SeungMin, sino también porque estarían todas esas personas que miraron el escándalo de ayer y tenían sonrisitas burlonas. Lo que menos quería JeongIn, en ese preciso momento, era tener esos ojos puestos en él.

Así que se quedó en la cama, formando un nido con el aroma de ambos alfas y poniendo películas en la enorme televisión. HyunJin y SeungMin sólo consintieron. Al menos, en la mañana, porque en la tarde debían volver a Seúl, a la normalidad. La idea no entusiasmaba demasiado a JeongIn, pero le consolaba saber que, al menos, estaría con sus dos alfas.

Ese pensamiento, dentro de su cabeza, ya estaba comenzando a normalizarse. Casi de manera automática, sin quererlo, la idea de ambos alfas como suyos no encontraba protesta alguna. El omega de JeongIn los reconocía, a los dos, como de él y era incapaz de elegir a uno por encima del otro.

Aunque eso no significaba, de pronto, que se los iba a decir. Tenía claro que la sola idea provocaría rechazo de parte de ambos alfas, ¿No era lo obvio? Una cosa era que los dos le cortejaran, pero otra totalmente distinta era que se establecieran en una relación concreta. Además... Además, era evidente que la gente a su alrededor les miraría como si estuvieran locos. Él ya se sentía un poco loco con sólo pensarlo.

Mientras volvían, JeongIn se quedó dormido en el auto, agotado por el fin de semana tan largo que tuvo. A pesar de que las cosas no acabaron del todo bien, podía decir que lo disfrutó dentro de todo, y fue un bonito catorce de febrero.

—Mi mamá me llamó hace poco —le susurró HyunJin a SeungMin, aprovechando que el omega dormía profundamente—, tu madre le ha contado todo. Le corté la llamada cuando comenzó a exigir explicaciones.

—Mi padre se ha enfadado demasiado —suspiró SeungMin, sacudiendo su cabeza con molestia—, me ha dicho que no quiere verlo más. Ni siquiera si es mi segundo o tercer omega.

—¿Y qué harás entonces? —cuestionó el alfa mayor—. El mío no tardará en enterarse y mi madre lo pondrá en mi contra, ya lo veo.

—No voy a dejar a JeongIn —la voz de SeungMin sonaba apretada—, aunque mis padres no quieran —él es mío, quiso añadir, pero logró contenerse a último momento—. ¿Y tú?

—Tampoco lo dejaré —HyunJin hizo un gesto despectivo—. Lo que hicimos anoche creo que es suficiente para demostrar lo que sentimos por él, SeungMin. Y sólo lo estamos confundiendo más —bajó la voz a un susurro y subió un poco la radio para que sus palabras se perdieran en la música—. Él no parece inclinarse por alguno, ¿Lo has visto? Siempre nos pide que estemos juntos, en sus momentos más íntimos...

—Lo sé —SeungMin no lo miró a los ojos—. No te prefiere a ti ni tampoco a mí. Se asegura de entregarnos el mismo amor y tratarnos igual. Me preocupa... —SeungMin miró hacia atrás, viendo a JeongIn acurrucado en el asiento trasero, profundamente dormido—, HyunJin, ¿Es posible que nos ame a los dos de la misma manera?

El alfa mayor no sabía cómo contestar a esa pregunta, y la respuesta más probable pesaba en su lengua.

—¿Un omega puede tener dos alfas? —dijo, con los ojos posados en la carretera en una excusa para no observarlo a la cara—. ¿Tú puedes vivir con eso, SeungMin? ¿Compartiendo a tu omega?

—¿Y tú? —replicó el alfa menor—. ¿Lo soportarías también, HyunJin?

A HyunJin no le sorprendió que su mejor amigo evadiera su respuesta. Él hizo lo mismo, porque los dos todavía no estaban preparados para poder responder a esa pregunta.

Ellos no podían, todavía, asumir la inevitable verdad que se cernía en sus cabezas.

¡Gracias por leer!

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