• Epílogo •
https://youtu.be/c9xy6HQH6VU
"Hace ya un año que nos despedimos.
Tu cactus acaba de florecer. Lo hace de vez en cuando, por temporadas. Y tal y como los momentos felices de la vida, ocurre de modo inesperado y esporádico... Y sin que me dé cuenta, la flor se marchita y muere. Pero la planta continúa sana y tan verde como el día en que me la regalaste, y sé que mientras se mantenga viva y fuerte, muchas más volverán a florecer.
He sumado más cactus a mi colección. Recibí en mi cumpleaños uno de mi madre. Me lo envió junto con una foto de ella y de mi hermano menor, del día de su graduación. Él se parece a ella, y ella está como la recordaba. Hemos estado hablando, y probablemente la visite el próximo verano, si consigo ahorrar lo suficiente.
Sucede que ahora tendré más gastos que nunca; te alegrará saber por qué... ¡En unos meses entro a estudiar! Trabajo social, tal y como te prometí que lo haría. Estoy ansiosa por las clases, aunque un poco nerviosa. No sé si mi cabeza sea la misma desde la última vez que pisé un salón de clases. No quiero pensar que estoy demasiado vieja; por el contrario, pienso que es el momento justo para hacer esto por mí misma.
He estado yendo a terapia hace ya tres meses. Finalmente, Daniel y Beth me convencieron de hacerlo. Fue difícil al principio abrirme con alguien respecto a lo que guardaba tan dentro de mí, pero se ha hecho cada vez más fácil. Por supuesto, he tenido que enfrentarme a muchas cosas difíciles; a muchos recuerdos a los cuales he huido por años; así como también a los más recientes. Quiero creer que voy por buen camino.
Conservo todavía las llaves de la casa de campo. He estado ahí un par de veces por mi cuenta. Me siento más cerca allí de ti que en ningún otro lugar; quizá porque conserva vivos los recuerdos de algunas de las primeras veces en que me permitiste la entrada en tu corazón, y pude ver realmente a la persona que eras, detrás de ese muchacho terriblemente tímido. He practicado un poco de piano, aunque estoy muy lejos de llegar a hacerlo decentemente; ni hablar de ser medianamente buena, y ni pensar llegar a ser tan buena como tú. Hace unas semanas estuve allí con Marla y los niños, y probablemente Dan, Beth y yo vayamos pronto.
Sin embargo, faltas tú...
Y no puedo dejar de soñar con el día en que podamos visitarlo nuevamente los cuatro. Tomar un trago mientras jugamos, ir al lago y bailar en el muelle, o sentarnos uno junto al otro igual que aquella noche, a tocar juntos, o a hablar de todo lo que sucedió. Pero en especial, estar juntos de nuevo los tres, igual que en esa ocasión.
Daniel y yo ya no vivimos en el mismo edificio. Él se mudó cerca de sus abuelos para poder cuidarlos. La última vez me dijo que se percató durante nuestro viaje de lo frágil que puede llegar a ser la vida y que quiere aprovechar al máximo el tiempo con sus seres queridos. También ha estado visitando más a menudo a Erika y a sus padres, y él y yo nos juntamos a veces a comer juntos, igual que siempre, aunque no tan a menudo como antes.
En cuanto a mí; y no puedo creer que te esté contando esto... estoy viviendo con mi padre. Al menos de momento. Ya no podía darme el lujo de rentar un apartamento si planeaba ahorrar lo suficiente para pagar mis estudios, y después de hablarlo con él, me dijo que siempre sería bienvenida allí. Es mi casa, después de todo... Aquella en la que crecí. Yo he dejado de sentirme sola, y a él los cuidados femeninos le han venido de maravilla y parece un hombre nuevo. Sé que eventualmente tendré que superar mi miedo a la soledad y enfrentarme a la vida sin ayuda, pero ya he hecho algunos progresos, y con pasos pequeños se avanza de igual manera, y eventualmente se llega a algún lado. Hemos trabajado en nuestras diferencias... e incluso hay días en que no peleamos.
Los domingos vienen Noah y su esposa, y a veces los chicos, y almorzamos todos juntos. También tuve noticias de Mason. Al parecer sigue viviendo en el apartamento en que vivía con Marla, y ella me contó que ha conseguido un trabajo, que bebe menos que antes, y que llama de vez en cuando para saber de los niños y hablar con ellos. Me alegro mucho por él... aunque no sé si esté lista para dejarlo entrar en mi vida todavía. Algún día, quizá. Sólo el tiempo lo dirá.
https://youtu.be/cfEMfZSAD_U
Escucho todos los días el CD que me regalaste con las canciones de tu madre. Me sirven para acompañar mis días, y como arrullo por las noches. En especial la última de ellas...
También leí la nota que escondiste para mí detrás del CD.
No puedo describir con palabras lo que sentí al escucharla después de descubrir que la grabaste tú, y de saber que la compusiste para mí la primera vez que nos separamos. La llevo conmigo a todas partes. La oigo en mi auto cuando conduzco, y la tarareo sin darme cuenta a lo largo del día. Te imagino tocándola en la oscuridad de esa habitación durante aquellos meses solitarios, con el piano de tu querida madre como tu única compañía, y después imagino el momento en que estemos otra vez juntos en la casa de campo, y puedas tocarla para mí.
Te extraño... Lo he hecho cada día, desde que te dije "hasta pronto" y no "adiós".
Mentiría si dijera que aunque pienso en ti todos los días, duele un poco menos cada vez, y que no ha habido lágrimas. Pero aunque los meses después de despedirnos fueron extremadamente duros y difíciles, ahora al menos he encontrado en la posibilidad de reunirnos la fuerza y la motivación para seguir adelante, mejorando y haciendo cambios. Deseo que puedas ver un día a la persona en la cual estoy luchando por convertirme. Una mejor versión de mí de la que yo misma creí que llegaría a ver jamás, y desde luego... mejor que la que tú conociste.
Pienso a menudo en ello... Si de haber sido otras mis circunstancias, o de haber sido otras las tuyas, nos hubiésemos encontrado; si hubiésemos chocado aquella tarde en ese pasillo... y luego pienso que si era nuestro destino cruzar nuestros caminos, aún si nunca hubieses trabajado en el Saint John, o aún si yo jamás hubiese regresado a Sansnom, hubiésemos chocado de igual manera, en cualquier otro lugar. Honestamente, considerando todo lo que viví y experimenté después de conocerte, no veo de qué otro modo podríamos habernos encontrado el uno al otro. No imagino que hubiese habido otra manera de que entrases en mi vida, si no fuera salido de la nada; sin que te viera venir, para estrellarte en mi mundo y sacudirlo por completo.
No puedo enviarte esta carta, dadas las circunstancias que tú mismo decidiste. Y aunque creo que podríamos haber hallado juntos otra manera, entiendo por qué tuvo que ser de este modo. Fue difícil aceptarlo, pero finalmente comprendí que todo lo que siempre quisiste fue protegernos, aún si eso implicaba alejarnos; aún si eso significaba elegir la opción más drástica... No obstante, aún si no puedes leerlas, espero con toda el alma que el sentimiento detrás de estas palabras llegue a ti de alguna manera; dondequiera que estés ahora, sea lo que sea que estés haciendo.
Pasado algún tiempo, probablemente escriba otra, y cambie algunas cosas, o te cuente otras nuevas. Todas las cartas que te he escrito hasta ahora se parecen, y pronto tendré que buscar una caja más grande para seguir guardándolas. Quien sabe... Es posible que algún día puedas leerlas, y te rías de mí. O quizá algún día yo misma las lea, y me ría de mí misma... y después llore, pensando en lo estúpida que fui.
Mientras tanto, la vida sigue sin ti en ella, pero yo mantengo firmes mis esperanzas de que no será así por mucho tiempo. Porque te conozco, Torrance.
Y sé que no me hubiese sido tan fácil deshacerme de ti.
Hasta pronto, Chico de los Muertos; mi muchacho extraño...
Mi amado Jesse.
—Charis."
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