Sexto Día
Espero que les guste~
MK se durmió entre los brazos de Wukong y se despertó allí, iniciando su sexto día sin poder moverse por el firme y fuerte agarre a su alrededor. Se quedo quieto por un rato hasta que el mayor se despertó y pensó que iba a ser libre...pero obviamente eso no sucedió. Si los brazos del dios no lo sostenían, la cola de este se mantenía firmemente alrededor de su cintura, sin dejarlo ir muy lejos. MK decidió no quejarse ante el repentino mono pegajoso que no lo dejaba ir a ningún lado por su cuenta, tomándolo con calma y simplemente dejándolo hacer lo que necesitara para estar tranquilo. Lo había asustado de alguna manera el día anterior y se sentía culpable, en especial con todos los secretos que estaba guardando, así que se resigno a su destino.
Comió sin quejarse por el mono sentado muy cerca de él e invadiendo su espacio personal; se subió a la nube sin muchas quejas y dejo que la cola del mayor rodeara su cintura sin quejarse; camino tras el mono con su cola rodeando su muñeca y se dejo arrastrar.
Llego a un limite después de una pelea con un demonio que había decidido atacarlos, Wukong pudiendo con eso sin mucho problema pero quedando sucio y apestoso.
-¡Ve a darte un baño!- gruño el demonio cerdo con una mueca, tapándose la nariz.
-¡Bañarse es para débiles!- el mono sonrío enormemente, acercándose un poco más al otro demonio, riendo al escuchar las quejas e insultos que venían del cerdo.
-Bañarse es para todos- sonrío el de piel azul con tranquilidad pero manteniéndose lejos, el olor ajeno siendo demasiado. El dios se burlo, abriendo la boca para quejarse pero una voz se le adelanto.
-Wukong...- se tenso y miro al monje, quien lo miraba con seriedad. -...ve a bañarte ahora mismo- era una orden y el mono no tenía otra más que obedecer.
-¡Si, maestro!- se detuvo en seco y fijo sus ojos en MK, quien lo miro con curiosidad y diversión. -Xiao...-
-Me quedare aquí...- sonrío, esperando poder tranquilizar al mayor, acercándose al monje y agarrando suavemente la manga del mayor, quien no pareció molesto por su atrevimiento. -...y te esperare- Wukong no pareció convencido pero sabía, por la mirada seria de su maestro, que debía obedecer.
-¡Volveré muy pronto!- tomo algunas cosas y salió corriendo hacia el lago más cercano, dispuesto a darse un baño para sacarse la suciedad y el mal olor. Todos los presentes, incluyendo el monje, dejaron escapar un suspiro de alivio cuando el mono se alejo lo suficiente, llevándose el mal olor por el momento.
-Vamos- el monje sonrió ligeramente al menor, quien lo vio con curiosidad pero lo siguió, confundido. Se sentaron a la vista pero al alejados del grupo, quienes estaban más concentrados en sus propias cosas, incluyendo el caballo, quien levantaba de vez en cuando la vista para mirarlos.
-¿Señor?- ladeo la cabeza. Celestia se sentó a su lado, cautelosa y curiosa al mismo tiempo, ambos mirando al monje fijamente, esperando a que empezará a hablar.
-No eres de por aquí, ¿verdad?- el par se sobresalto ante eso, el chico mirándola de reojo rápidamente antes de volver su vista hacia el frente.
-¿Come es que lo...?- se callo, cubriéndose la boca con ambas manos, dándose cuenta tarde de que había respondido sin querer la pregunta ajena. A su lado, pudo escucharla suspirar, haciendo que se sintiera avergonzado.
-Lo intuí- sonrió ligeramente ante el nerviosismo del menor. -Puedo ver que eres humano pero hay algo en ti, algo que no puedo especificar, diferente y tienes una protección a tu alrededor- MK miro de reojo a la chica, quien tarareo.
-Mi reloj te oculta pero no hace milagros. Sun Wukong es despistado y torpe, así que realmente no vio más allá de ti y tu entusiasmo...- miró al monje. -...pero él es diferente, más atento a todo a su alrededor, aunque no espere que viera la protección de mi reloj-
-No estoy para hacer nada malo, lo juro- fue rápido en asegurar.
-No veo malas intenciones pero...- recordó lo que habían hablado antes, pensativo. -...supongo que lo que me contaste no era del todo mentira- MK solo pudo asentir, apretando los labios para no soltar cualquier tontería. -Vienes a detener una pelea...- era una afirmación. -...¿Entre quienes?-
-Entre...Macaque y Monkie King- confesó después de unos segundos de silencio, sintiendo la mano de Celestia en su hombro en señal de apoyo. Le contó la versión más resumida de todo, del cómo encontró el pequeño reloj y su espíritu, de cómo pidió un deseo por accidente y lo enviaron al momento de la pelea, contó lo desesperado que se había sentido y como había rogado para que le dieran la oportunidad de arreglarlo, incluso contó sus primeros días hasta que los encontró y empezó a viajar con ellos.
-Eso...es mucho- el monje frunció ligeramente el ceño. Todo eso era mucho trabajo y presión sobre alguien tan joven como el chico que estaba sentado frente a él, quien parecía extrañamente aliviado de haber podido contar todo aquello. -¿Por qué hacer todo esto para ayudar a esos dos?- preguntó sin poder evitarlo, curioso de las razones que habían impulsado al chico.
-Porque...no quiero que estén solos- no sonaba como una buena razón si lo decía en voz alta. -Ambos están lastimados...ambos tienen kilos de trauma encima...ambos están tan solos después de la pelea...- retorció sus dedos, sin saber como explicarse. -...ambos se necesitan mutuamente aunque no quieran admitirlo- suspiro. -He visto como son...Monkie King es inadaptado socialmente y realmente no tiene idea de cómo actuar con los demás...Macaque se vuelve frío y distante para poder manipular a cualquiera...- la mano en su hombro le dio un suave apretón. -Creo que las cosas serían diferentes si se tienen el uno al otro, si se apoyarán entre ellos...- miró al monje, sonriendo con nerviosismo repentino. -Suena...egoísta ahora que lo digo en voz alta-
-No suena así, para nada- Tang fue rápido en negar, conmovido. -Quieres ayudarlos, eso no suena egoísta- entendía un poco lo que el menor estaba haciendo y sus razones pero no pudo evitar sentirse preocupado, el niño le agradaba y temía lo que pudiera hacer. -Escucha...- se inclino, tomando las manos ajenas y mirándolo a los ojos. -...mantente a salvo, ¿si? No hagas tonterías sin pensar, por favor-
-Lo intentaré- sonrió, asintiendo, aunque no iba a hacer ningún promesa. El mayor sonrió, dándole un suave apretón a las manos entre las suyas, no del todo tranquilo pero un poco aliviado.
-¡MAESTRO!- se sobresaltaron ante la repentina voz y se voltearon, el monje cubriendo los ojos del niño al ver que Wukong corría hacia ellos, desnudo y mojado.
-¡¿Qué rayos crees que haces, mono asqueroso?!- grito el cerdo.
-¡Había un demonio en el lago y me tocó!- lloro dramáticamente, tirándose al lado del monje y tironeando de la topa de este. -¡Me tocó las nalgas, maestro!- sollozo.
-Ya, ya...- Tang paleo ligeramente la cabeza del mono con un mano, usando la otra para cubrir los ojos del chico, a quien podía sentirlo temblar por las risas que estaba intentando amortiguar. Ahora el dios olía a mono mojado, eso era una mejora la verdad. -Termina de bañarte y luego podremos comer-
-¡No voy a volver allí!- chillo, negando rápidamente. El mono siguió llorando de la manera más dramática posible, el cerdo reclamo ante el estado desnudo del mono, el de piel azul fue para buscar una solución, el caballo decidió simplemente ignorar todo el desastre, el monje suspiro con resignación y cansancio, mientras que MK se rio a carcajadas.
Más en la noche, MK se sentó frente a la fogata, abrazando sus rodillas contra su pecho, nervioso y tenso.
-¿Estas bien?- preguntó Celestia con preocupación.
-Mañana es el día...es mi única oportunidad de arreglar todo...estoy nervioso...- dudo un poco, mirando a la chica. -...tengo miedo, Celestia- confesó con un nudo en la garganta.
-No tengas miedo, todo estará bien- ella lo abrazo suavemente, tarareando una ligera melodía, él apoyándose en el gesto. Estaba asustado, aterrado de que todo saliera mal.
-Hey chico...- Wukong llamo, algo preocupado al ver a su amigo acurrucado en su lugar y con expresión triste. -...¿Listo para dormir?- decidió preguntar en su lugar, recibiendo un suave asentimiento como respuesta. El mono vio, con sorpresa, como el menor estiraba sus brazos en su dirección, en una muda petición que él no tenía el corazón para negar, no cuando el chico se veía tan triste. Se inclino y engancho sus manos bajo los brazos ajenos, alzándolo con facilidad, haciendo aparecer su nube y tirándose sobre ella, ambos acomodándose rápidamente, con MK enterrando su rostro en el pecho del mono, quien lo abrazo sin preguntar.
Wukong estaba preocupado, abrazando al chico, atento a cualquier cosa alrededor.
MK tenía muchas preguntas rondando por su cabeza, ¿Podía detener a esos dos? ¿Lograría que hablaran al fin? Y si lograba ayudarlos, si lograba arreglar su amistad, ¿Qué pasaría con él? ¿Qué tanto cambiaría su presente? ¿Seguiría siendo el sucesor? ¿Seguiría teniendo a toda su pequeña familia, incluyendo a los tercos monos?
Esperaba, rezaba y rogaba, que las cosas salieran bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro