¡Monkie King!
Espero que les guste~
Caminaron por unas horas, hasta que decidieron detenerse y descansar por un rato para poder comer, Macaque cocinando un par de pescados que había conseguido y MK decidido a darse un rápido baño dentro de lo que parecía ser un estanque algo alejado, usando el jabón blanco que había encontrado en el fondo de su mochila. Fue refrescante al decir verdad, secándose y sintiéndose limpio, cambiándose y dispuesto a lidiar con su cabello rebelde.
-Tontos nudos...- murmuro para si mismo, caminando hacia donde estaba Macaque, intento que sus dedos pasaran por su enredado cabello. Estaba mojado y aun así, seguía enredado, le hacia falta su peine.
-Eres un desastre- se burlo, divertido de ver luchar al menor. El mono rodo los ojos y se levanto de donde estaba, acercándose con pasos silenciosos, parándose tras el chico y golpeando sus manos, sonriendo ante la queja del humano. -Quédate quieto- ordeno.
-Si, señor- se cruzo de piernas y coloco sus manso en su regazo, jugando con su bandana, tarareando una melodía mientras sentía las manos del demonio pasando por su cabello. Era extrañamente relajante sentir que lo peinaran de esa forma.
-Dame esa cosa- Macaque estiró su mano, MK dándole rápidamente la bandana y dejando que el mono atara en donde siempre, contento. -Listo- y con eso, el demonio volvió a su lugar. Comieron en silencio, tranquilos, y cuando terminaron, el mono anunció su partida.
-¿Ya te vas?- hizo un pequeño puchero ante eso, recibiendo un asentimiento como respuesta. -Ok...¡Cuídate mucho!- sonrió y se levanto, abrazando al mono con cariño. Podía sentir lo tenso que estaba pero no lo apartó, sino que palmeo con torpeza su espalda. MK río ligeramente, cuando todo se arreglara, se iba a asegurar de darle muchos abrazos.
-El que debería tener cuidado eres tú, humano confiado- murmuró Macaque, no iba a admitir en voz alta que estaba algo preocupado por el confiado y torpe humano pero debía irse para resolver unos asuntos. Quizás, cuando terminar, volvería y esperaba que ese chico no se metiera en muchos problemas.
-Estaré bien- sonrió, soltándolo y viendo como el mono se hundía en una sombra, dejándolo solo. -Bueno...- miró a Celestia, quien los había estado mirando en silencio. -...supongo que vamos a continuar- junto sus pocas cosas y con su mochila en la espalda, volvió a caminar, siguiendo a su guía. -Oye Celestia, ¿a dónde se supone que estamos yendo? Porque me siento muy perdido- admitió.
-Encontraste a Macaque...te toca encontrar a Wukong- respondió ella con tranquilidad, deteniéndose de repente y él haciendo lo mismo, mirándola con curiosidad. -Están cerca...- se volteo a verlo, una pequeña sonrisa dibujándose en su rostro. -...ten cuidado-
-¿Cuidado? ¿Cuidado con q...?- grito cuando el suelo pareció temblar, un fuerte estruendo escuchando se, seguido de un gruñido.
-¡Yo me encargaré de esto, maestro!- los ojos de MK se abrieron con asombro ante la voz familiar. Siguió el ruido de lucha, acercándose a paso lento y silencioso, escondiéndose tras una gran piedra que había allí de casualidad y se asomo apenas. Allí estaba, un grupo con rostros tan familiares pero diferentes a la ves enfrentándose a un grupo de demonio, y con un mono moviéndose velozmente de un lado al otro, burlándose del demonio más grande de allí. Observó con asombro como luchaban, luciendo extrañamente coordinados, con algunos de ellos quejándose de las burlas del mono. MK se rio ante las payasadas de Monkie King, divertido, ese mono no había cambiado mucho.
-¡Eso fue genial!- su lado entusiasta y de fanboy salieron, saltando fuera de su escondite con los brazos en alto y una gran sonrisa, tensándose y dándose cuenta de su error cuando los presentes se voltearon a verlo. -Oh rayos...- pudo escuchar a Celestia reír ligeramente y eso solo lo hizo sentir más avergonzado. Empezó a retroceder, repentinamente nervioso, pero algo sólido impidió su escape. Levantó lentamente la vista, tragando en seco al ver un caballo bloqueando su salida.
-¿Quién eres tú?- todos ellos estaban sospechoso ante el intruso.
-¡Soy Qi Xiaotian!- soltó sin pensar. -Pueden llamarme Xiao...- se removió, nervioso. -...¡Les juro que no tengo malas intenciones!- chillo, sudando, escuchando como Celestia se reía a su lado. -¡Ayúdame!- pensó, llorando internamente ante la risa ajena.
-¿Eh? ¿Quién demonios eres tú?- pregunto el mono en un rápido acercamiento, sentado sobre su nube y haciendo la misma expresión que cuando lo cuestionó sobre tener otros mentores. -No estarás tratando de tendremos una emboscada, ¡¿Verdad?! -MK temblor ligeramente ante la acusación, viendo al mono que se daba la vuelta por unos segundos, mirando al monje parado allí al parecer. -¡Solo deme la orden, maestro! Haré que este humano...si es que lo es...- lo dijo en tono de sospecha. -...hablé y nos diga su terrible plan- gruño, al parecer dispuesto a lo que sea.
-¡Soy humano, lo juro!- chillo rápidamente.
-Espera un segundo, Wukong- el monje, que para MK se parecía mucho a Tang, avanzo a paso lento y el menor trago en seco, tenso y muy tieso, al tenerlo de frente. Se quedo muy quieto, incluso cuando el monje tomo su mejilla para hacerlo mirar hacia arriba y a sus ojos, simplemente lo dejo. -Esta bien...- el monje lo soltó, sonriendo ligeramente. -...es humano- MK soltó todo el aire que había estado sosteniendo en su pulmones, aliviado. -¿Que haces por aquí, joven?- pregunto con tono tranquilo, los demás relajadnos ligeramente al parecer.
-Estoy viajando...y escuche el ruido, así que vine a ver...- miro de reojo al dios. -...me crie con las historias de Monkie King, así que cuando lo vi...me emocione un poco- sonrío con nerviosismo, avergonzado.
-¿Conoces mis historias?- y de repente Wukong estaba allí, justo frente a él invadiendo su espacio personal.
-¡Por supuesto que las conozco!- asintió, algo más tranquilo al ver que el mono ya no lo veía con sospecha. Chillo cuando sintió que era repentinamente alzado, riendo ligeramente mientras el mono giraba con el entre sus manos, obviamente emocionado.
-¡Por supuesto que me conoces, soy el gran Sun Wukong!- se detuvo con una sonrisa orgullosa y dejando que los pies de MK volvieran al suelo. El mayor rodeo los hombros del humano con su brazo, quien no pudo evitar apoyarse ligeramente en el gesto tan familiar. -¿Como dijiste que te llamabas?- pregunto, esta vez con una sonrisa y más animo.
-Puedes decirme Xiao- porque usar su nombre aun era raro, el acortarlo sonaba un poco mejor. Wukong no tardo en mostrar todas sus habilidades, fanfarroneando, con MK nombrándolas con toda la emoción del mundo. Los acompañantes del mono solo pudieron ver la escena, confundidos y divertidos, suspirando ligeramente. Alguien para que le subiera el ego a ese loco mono, lo que faltaba.
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