Maestro #8
Espero que les guste~
Nota: ¿Quieren algo más de este AU antes de que pase a otra cosa?
Nota-2: Aunque creo que MK tiene mucho tanto de Wukong como de Macaque, no creo que sufra su mismo destino, especialmente a manos de Mei o por lo menos, eso espero. MK es diferente a ambos mono: nació con todos sus poderes, fue criado como un niño humano y tuvo una vida normal, sus circunstancias son diferentes en más de un sentido. Además, Mei no es como Macaque, ni siquiera cerca
-¿Eres Monkie Kid, el gran salvador y protector?- Wukong rompió el silencio que se había formado entre ellos, su voz resonando un poco por su fuerte tono lleno de asombro e incredulidad.
-¿Ese es mi título completo?- Xiaotian enarco una ceja, luciendo ligeramente divertido. -Vaya, lo de "gran salvador y protector" es nuevo pero me gusta- su sonrisa se convirtió en una mueca, apretando los dientes con fuerza cuando una nueva falla sacudió su cuerpo. -Rayos, eso duele- se queja. Su apariencia fluctúa entre humano y mono, destellos dorados iluminándolo y con fallas que lucen dolorosas, deteniéndose el tiempo suficiente para darle un leve descanso.
-¿Qué rayos te sucede?- Macaque retrocede un paso. Hay mucho poder contenido que sale en oleadas ante cada falla, algo que lo toma por sorpresa después de que haber pensado que el castaño no era más que un humano ordinario.
-Me esta costando mantener mi glamour- otra falla le saco un gemido bajo y entre dientes, obviamente adolorido.
-El glamour no debería doler así- el domador de sombras lo sabe, es quien usa mayormente ese poder.
-El mío es diferente- negó, retrocediendo un par de pasos, encontrando un momentáneo alivio en poder apoyarse contra la pared. -Viene de los más profundo, oculta mi poder y mi apariencia, me ayuda a pasar desapercibido...- se paso una mano por la cabeza, haciendo que su cabello se viera más despeinado. -...pero no he podido dormir en semanas, así que me esta costando mantenerlo...- otra falla y esta vez, luce como mono. -...especialmente por las múltiples pesadillas, el miedo no ayuda-
-Déjalo caer- el domador de sombras dice, serio, sonando más como una orden que una opción.
-¿Qué?- los miro, sin comprender.
-¡Déjalo caer, te lastimas!- el mono castaño hace un gesto brusco, notablemente alterado, luciendo como si quisiera sacudirlo para que se apresurara.
-Oh...- parpadeo y luego cerro los ojos. Su cuerpo entero brilla por un segundo, quedando como mono pero sin el borde dorado y sin las oleadas de poder. -Vaya, que alivio- suspiro, deslizándose lentamente hasta quedar sentado, la punta de su cola moviéndose constantemente. -Supongo que es imposible pedir que ignoran todo eso, ¿Eh?- levanta ligeramente la cabeza para mirarlos y aunque mantiene los ojos oscuros, hay un destello dorado que ninguno puede ignorar. Ellos lo mira fijamente y aunque sus expresiones se ven mayormente neutras, hay una clara respuesta en su postura. -Si, debí imaginarlo- bufo. -¿Alguno puede ser un amor y traerme algo de comer? Por favor- los mira con ojos suplicantes, su estómago ruge y súplica por comida.
-Yo me encargo- el de pelaje negro no dudo, pisando para formar un portal de sombras justo al lado del agotado ser que los mira, un montón de manzanas cayendo y acumulándose.
-Gracias- sonrió brillantemente, agarrando una de las manzanas con la cola, para luego acunarla entre sus manos y darle una gran mordida, tarareando con gusto. -Ahora, sé que quieren preguntar, así que...- hace un gesto.
-La historia que nos contabas...- Macaque se sienta cerca, al alcance, agarrando una manzana en un intento de que todo luzca natural y no se sienta forzado.
-...¿Qué sucede después?- Wukong lo imita, moviendo la cola con ansiedad, clavando apenas sus dedos en la manzana que agarro. Hay una euforia pura de conocer a Monkie Kid pero algo en todo eso no se siente del todo correcto y tiene la sensación de que no le va a gustar.
-Después de que ella murió...- señaló la imagen de la mujer de rostro triste, respirando profundo y dejando escapar un largo suspiro. -...fue difícil seguir adelante. Se sentía mal, como si todo lo que hice en el pasado y lo que haría a partir de allí no importaría porque mi destino estaba sellado. Un ser de caos puro, que sólo podría traer desgracia y destrucción- otra mordida, como si se estuviera dando tiempo a si mismo antes de continuar pero ninguno de los dos comento sobre eso. -Aún así, seguí haciendo lo de siempre, ayudando a quien podía y salvando gente, sintiendo que estaba haciendo algo bien pero...- dudo, desviando la mirada. -...él se entero de mi supuesto destino de alguna manera- los monos siguieron su mirada. Entre todos los dibujos, podían ver una figura alta e imponente, rodeado de un aura verdosa, sentado en su gran trono.
-...el emperador...- fruncieron el ceño al verlos, sintiéndose tensos por un segundo. No lo habían visto de frente, no por mucho tiempo, pero aun tenia una presencia que no les causaba buenos sentimientos.
-Estaba aterrado de mi pero saber que yo podía matarlo y ocupar su lugar, creo que eso solo lo empeoró- negó ligeramente. -Mando a todos sus soldados en mi contra...- los monos se centran en el dibujo que muestra a Monkie Kid quieto, en postura de combate y con bastón en mano, rodeados de lo que suponen son soldados bajo el mando del emperador. -...cada uno de ellos volvió con las manos vacías, golpeados y derrotados...- gruñó ante el recuerdo. Habían sido muchos ataques, demasiado seguidos, algunos hasta habían amenazado a personas para que él se presentará y usándolos como rehenes, a quienes debía lograr alejar antes de que la pelea fuera en serio. -...me mantuve alejado de todos durante un tiempo después de un ataque particularmente malo...- un pueblo entero destruido, aunque con todos sus integrantes vivos para su alivio. -...me escondí para recuperar fuerzas pero alguien me encontró- señaló unos de los tantos dibujos que adornaban la pared.
-¿Nezha?- mostraba a Monkie Kid, inmovilizado por un cinta rojiza, con un príncipe muy familiar de cabello negro y vestido de rosa ofreciéndolo como una especie de premio, el Emperador sentado en su trono y luciendo superior, gustoso de seguir de haber conseguido a quien quería.
-Nezha era mi amigo pero me encontró y me entrego- gruñó y aunque había ira en toda su expresión, también había dolor de haber sido traicionado y tristeza que era difícil dejar atrás. Su actitud hacia el príncipe tenia más sentido ahora. -Los celestiales me rompieron y me armaron muchas veces, experimentando, buscando una manera de matarme...- le da escalofríos pensar en eso. Había perdido la noción del tiempo, demasiado adolorido y rotó para siquiera pensar en cualquier cosa en específico. -...pero lo único que lograron fue hacer crecer mi furia-
-Te escapaste- era obvio pero aun así, el castaño asintió apenas.
-Golpeé a cada ser que se atravesó en mi camino y llegue hasta el emperador...- había sido un momento extraño y muy rápido, principalmente porque su mente había estado mayormente nublada por la ira. -...le dije que se mantuviera alejado de mi y me dejaras en paz- lo había amenazado en realidad, diciéndole que iría por su triste pellejo si volvía a mandar soldados a por él. Había sido satisfactorio de cierta manera ver su expresión estoica y sus ojos llenos de miedo. -Después, yo solo...me fui-
-¿Por qué desapareciste?- Wukong pregunto, genuinamente curioso. La desaparición de Monkie Kid fue repentina y muy notable, sin rastro alguno durante un tiempo, solo para aparecer en algún momento y salvar gente, solo para volver a irse rápidamente.
-Estaba cansado- admitió Xiaotian y se podía sentir su agotamiento en su tono. -La adrenalina de las peleas, la alegría de las aventuras y el puro alivio de salvar a alguien solo puede durar hasta cierto punto- se cruzó de brazos, su cola moviéndose con ansiedad notable, el pelaje algo erizado. Para haber accedido a contestar preguntas, no parecía del todo cómodo. -Después de toda la lucha contra los celestiales y de lo que sucedió allí...- hizo una mueca, recordando cosas que los monos solo podían imaginar. -...estaba muy cansado y dañado...- parpadea, luciendo como si estuviera luchando contra las lágrimas. -...yo solo quería descansar- y ahora que conocen más o menos la historia, pueden entenderlo. Xiaotian había pasado por mucho, estaban seguros de que hasta había sido torturado, así querer descansar no era exactamente una sorpresa.
-¿Por eso te escondes aquí?- Macaque enarco una ceja, refiriéndose a su hogar.
-Este lugar siempre me gusto, rodeado de árboles y tan tranquilo, con un lugar para pescar cerca...- sonrió, brillante y animado en comparación con su estado de ánimo anterior. -...así que traje una montaña, cree este pequeño escondite...- señaló a su alrededor, ignorando como los monos parpadearon ante sus palabras, sorprendidos. -...e hice mi hogar. El pueblo fue una sorpresa muy bienvenida- tarareo. Sabía que la gente del pueblo sospechaba que no era exactamente humano, era demasiado joven y había estado allí desde el principio, pero ninguno decía nada y lo recibían con los brazos abiertos.
-...movio una montaña...- el de pelaje negro se paso una mano por el rostro, con el de pelaje castaño riendo a carcajadas.
-¿Y la cicatriz?- Wukong señaló con genuina curiosidad.
-Erlang Shen intento llevarse mi ojo...- rozo con sus dedos la cicatrice que cruzaba por encima de su ojos y ambos se preguntaron que tanta suerte tuvo de no perder la visión de ese lado. -...pero fui más rápido y me lleve el suyo- sonrió, con un toque amenazante en su postura. -Aun lo tengo por ahí, en un frasco. Me gusta molestarlo con eso cuando nos vemos- soltó una risa baja.
-Eres morboso- bufo Macaque, sonando más como un cumplido que un insulto.
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