Maestro #7
Espero que les guste~
Nota: ¡Doble actualización! Para mantenerlos felices xD
Nota-2: Dejen sus preguntas, mi gente :3
Xiaotian esta pasando por una muy mala etapa. Las pesadillas y el insomnio con algo común pero en este caso, es una de esas ocasiones en las que ambos se ponen de acuerdo para hacer sus días pesados. Primero es el insomnio, del tipo que ni siquiera te permite cerrar los ojos para una rápida siesta, dejándolo con la mente pesada y con mucho cansancio. Luego, cuando al fin puede dormir, las pesadillas lo golpean con fuerza, vividas y tan realistas que lo dejan sintiéndose sacudido hasta los huesos, apenas pudiendo dormir unas horas por noche pero aun así, no se siente descansado, solo más agotado.
Recibe miradas llenas de preocupación tanto de la gente del pueblo como de los monos, además de suaves palabras en un intento de descubrir lo que estaba pasando o para convencerlo de que se acueste para intentar descansar pero lo único que alcanza a hacer es sonreír y asegurar que todo estaba bien, aunque él sabe la verdad. Esta llegando a una especie de limite y no es nada bueno.
Una pesadilla particularmente mala es lo que lo rompe por completo. Se despierta cubierto de sudor frío, con las manos temblorosas y las manos temblorosas, luchando para respirar, sintiendo que se ahoga. El pánico y el miedo nublando su cabeza, aunque no del todo, pero no le permite razonar o reaccionar. La peor parte es que hay un brillo dorado que cubre su cuerpo entero, su apariencia fallando y haciendo que apretara los dientes con fuerza para no quejarse en voz alta. La falla duele, si fuera corriente eléctrica recorriendo su cuerpo entero y dejando todos sus músculos resentidos.
-Basta, basta, basta...- jadeo, sus dedos perdidos entre su cabello, clavando la punta en su cuerpo cabelludo y apretando los mechones con fuerza suficientemente para que doliera, sin notar que se hamaca ligeramente a si mismo. Se siente repentinamente como un niño indefenso y no le gusta. -...basta, basta...- otra falla pero esta vez, hay una ola de poder ligero que sale de su cuerpo, sacudiendo un poco sus muebles y su pobre hogar. Tiene que irse, debe irse antes de despertar a sus invitados y antes de que su disfraz cayera por completo. Abre su ventana con torpeza y sale, cayendo de lleno al suelo. Su cuerpo tiembla, dejándolo torpe pero aun así, desaparece con un destello dorado.
No lo sabe pero los monos ya están despiertos, quietos y muy atentos, porque el repentino aumento de poder cercano llamo su atención. Esperan algún tipo de señal o sonido, como si estuvieran esperando alguna clase de intruso, pero nada sucede.
-...se esta yendo...- murmura ante el sonido de una ventana abriéndose, curioso ante la falta de pasos. Ambos se miraron y fruncieron el ceño, confundidos, para después levantarse y salir de la casa. No hay rastro de pelea ni nada por el estilo pero tampoco hay alguna señal del joven que están buscando.
-¿Puedes encontrarlo?- Wukong miro a su contraparte, moviendo la cola con ansiedad, sin gustarle la situación. Xiaotian no era se iba sin avisar, algo debió salir mal.
-Dame un segundo...- Macaque cerro los ojos, concentrándose en todo lo que podía, luchando por encontrar algún sonido qué los pudiera guiar. El chico era silencioso, a veces no siquiera podía escucharlo acercarse hasta que hablaba y estando tan lejos, era difícil encontrar un sonido que pudiera relacionar como suyo. -...lo encontré- es un sollozo, ahogado y lleno de apuro, algo que a estado escuchado mucho últimamente. Hay suficiente preocupación en ambos para moverse sin decir nada, hundiéndose en las sombras para moverse más rápido, solo para emerger y darse cuenta de que no habían ido muy lejos. Están en el costado de la montaña, sin el chico que buscaban a la vista. -Puedo escucharlo aquí- frunció el ceño, moviendo ligeramente las orejas. Aun puede escuchar el sollozo ajeno, un poco más tranquilo, como si se estuviera tranquilizando lentamente a si mismo.
-Quizás...- se acercó y después de un segundo de duda, apoyo las manos el costado de la montaña. La imagen se estremece y se difumina, mostrando la entrada a una curva, pero hay una energía dorada que no les permite avanzar. -¡Xiaotian, somos nosotros!- grito, el domador de sombras haciendo una ligera mueca a su lado. El sollozo se detiene por completo y se hace el silencio. No hay una respuesta pero la barrera que les impide la entrada desaparece y ellos aprovechan, solo para notar que la ilusión vuelve a su lugar, ocultando la entrada de ojos ajenos. Ninguno de los dos puede evitar jadear una vez que miran bien el lugar en el que están. Hay cadenas grandes que cuelgan del techo, brillantes por alguna clase de hechizo e iluminando el lugar, mostrando el montón de cosas acumuladas que cubren la mayor parte del suelo. -¿Tesoros?- enarco una ceja.
-No lo sé pero mira- Macaque señaló las paredes. -Son...dibujos- miro a su alrededor con expresión pensativa. Los dibujos que adornan la parte interior de la cueva están desgastados por los años pero claros, como si hubieran sido repintados no hace mucho tiempo.
-Mejor aun...- Wukong avanzo, su sonrisa en aumento al igual que su entusiasmo, reconociendo la historia que los dibujos contaban de alguna manera. -...¡es la historia de Monkie Kid!- señaló uno de los primeros. -¡Ahí esta la piedra de la que nació!- señaló la piedra de forma ovalada, con la superficie decorada con espirales que parecían estar tallados en la superficie. El domador de sombras apenas lo escucha, porque se sabe la historia de memoria a estas alturas, y se concentra más en los dibujos que adornan las paredes. Ahí esta Monkie Kid, de pelaje castaño oscuro corto y las puntos ligeramente risadas hacia arriba, de gran sonrisa y ojos extrañamente negros, parado con orgullo y luciendo alegre, su cola luciendo pequeñas líneas a su alrededor en señal de que se estaba moviendo. Hay muchos dibujos pero uno de ellos llamo su atención.
-No recuerdo esta parte de la historia- señaló un dibujo en particular, uno que no parece mostrar nada bueno, con los colores más opacos y desgastados, los bordes algo borrados. No había sido repintado como los demás. Hay una mujer de expresión destrozada y boca ligeramente abierta, como si estuviera hablando, mirando con tristeza a Monkie Kid, quien está a sus pies, acurrucado y luciendo de alguna manera devastado.
-Yo tampoco- negó, igual de confundido. Se sabía la historia de memoria después de haberla escuchado tantas veces a lo largo de los años y esa escena no estaba en ninguno lado.
-Ella tenía visiones, sobre el futuro, sobre el destino de la gente. Era un don raro que apenas podía entender...- la voz que resuena ligeramente a su alrededor los sobresalta, ambos mirando en todas direcciones con algo de apuro pero sin encontrar al dueño, aunque si reconociéndolo. Xiaotian sonaba cansado y adolorido, arrastrando apenas las palabras. -...pero era codiciado por muchos. Si le preguntabas directamente, ella lo llamaba una "maldición", porque le traía grandes pesadillas pero también le daba miedo por su vida, porque sabía que había quienes la estaban siguiendo para usar su poder, así que busco a Monkie Kid y le pidió protección a cambio de ayudarlo- tarareo. -Él no dudo en aceptar, porque nunca podría dejar a nadie solo, especialmente cuando suplicaba por ayuda- eso era algo que se repentina mucho en las historias. -Ella tenía visiones de grandes desastres que terminaban en muchas perdidas y él se encargaba de evitarla lo mejor que podía. Ataques, el inicio de una guerra, un desastre natural, Monkie Kid se encargaba de salvar a todos los que podía y ella estaba contenta de poder usar su don para el bien, agradecido por ni siquiera ser mencionada, porque no quería que la gente supiera de su existencia- se hizo un silencio repentino, los monos mirándose entre si de reojo, sintiéndose ansiosos. Algo faltaba allí.
-¿Qué paso con ella?- Macaque preguntó, esperando incitar al joven a seguir hablando. Sonaba agotado, con un cansancio que de seguro había estado arrastrando durante un tiempo, y esperaba que contar la historia pudiera ayudar en algo.
-Era mortal...- no lo podían ver pero Xiaotian cerro los ojos con fuerza al recordarla, sintiendo una punzada directamente en su corazón. Ella vivió una vida completa, sin esposo y sin hijos, pero estuvo tranquila y feliz hasta el final, eso fue lo que ella le dijo. -...pero antes de morir, dio una última visión para Monkie Kid, le hablo de su supuesto destino- apretó los dientes cuando otro fallo lo ilumino, solo añadiendo más dolor a su pobre cuerpo. -Dijo que el era un ser de caos, el único que podría derrotar al Emperador y poder utilizar su poder, destinado a lastimar a todos aquellos que lo rodeaba y a destruir el mundo como se conocía- se oía devastado y el domador de sombras solo pudo imaginar como debió sentirse en ese mismo momento.
-¡Eso no puede ser cierto!- Wukong frunció el ceño, algo molesto pero más que nada ansioso, porque esa parte de la historia nunca se había escuchado y sonaba muy mal. -¡Monkie Kid es un héroe!- gruño, apretando los puños. -Él no le haría daño a los inocentes-
-Vaya...- Xiaotian lucho por levantarse y aunque no quería, aun así salió de su escondite, mostrándoles una ligera sonrisa y esperando que su dolor y tristeza no sean muy notables. -...Yo dije algo parecido- su cuerpo volvió a fallar y por un segundo, frente a los ojos del par, estaba Monkie Kid. El pelaje un poco abultado y notablemente más largo en comparación con los dibujos, junto a un borde dorado producto de la falla, su sonrisa mostrando pequeños colmillos y con una cicatriz notable que cruzaba por encima de su ojo izquierdo, cortando parte de su ceja.
Eso si que no lo habían esperado.
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