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Miles Morales

¡Doble actualización!

Ya tenia esto mayormente escrito pero al fin pude terminarlo ^_^

Espero que les guste~

Nota: Creo que Miles merecía algo mejor de lo que le sucedió en la peli

Nota-2: Muchos adoran a Miguel O'Hara y la mayoría lo pone como una figura paterna pero un hombre que le grita a un pobre adolescente inocente de que es un error y que no debería existir mientras lo golpea sin piedad no me parece el mejor modelo de padre. Me cayó mal, en serio que si xD

MK había tenido un extraño presentimiento, alzando la vista justo a tiempo para ver un extraño y colorido portal abriéndose en el cielo, desapareciendo justo después de que algo cayera. Entro un poco en pánico, convirtiéndose en águila con rapidez para poder alzar vuelo y enganchar sus garras en los hombros ajenos para evitar su caída, llevándolo al techo del edifico más cercano que encontró.

Lo dejo sentado, retrocediendo para volver a la normalidad al mismo tiempo que el desconocido se quitaba la máscara y mostraba un rostro joven que jadeaba con algo de pánico. Estaba murmurando para si mismo, a un ritmo rápido y lleno de miedo, así que decidió darle unos minutos para recomponerse.

-¿Estas bien?- le extendió una botella de agua que había ido a conseguir, notando los movimientos rígidos ajenos. Se veía adolorido y tenso.

-Lo estaré- acepto la botella, quitándole la tapa para dar un largo y muy necesitado sorbo, suspirando de alivio cuando logró calamar la sequedad en su boca. No había podido beber nada en horas. -Gracias- sonrió, pequeño y forzado pero MK no le dijo nada respecto a eso.

-De nada- tarareo y no pudo evitar mirarlo. El traje era vagamente familiar, como el de un super héroe con poderes arácnidos que había visto en una serie, pero con un diseño diferente, luciendo casi como una especie de grafiti. Se veía sucio, con algunas partes del traje rotos o rasgados, mostrando raspones y heridas que parecían curarse lentamente. De seguro acaba de salir de una pelea, una mala por lo que veía.

-¿Dónde estoy?- miro a su alrededor, luciendo curioso.

-En Megapolis, es mi hogar- sonrió, haciendo un gesto a su alrededor de una manera teatral que logró hacer al menor sonreír. -Te caíste de un portal que apareció del cielo-

-¿Solo caí yo?- lucia asustado, solo relajándose cuando el sucesor asintió rápidamente.

-¿Alguien te está persiguiendo?- ladeo la cabeza, preocupado por una posible invasión.

-Es...una larga y complicada historia- suspiro de manera temblorosa, tomando otro sorbo del agua.

-Tengo tiempo...- se sentó al lado ajeno, no muy lejos y tampoco muy cerca, cruzando las piernas para ponerse cómodo. -...y dicen que soy un gran oyente- el chico, un adolescente de seguro, dudo pero MK le sonrió, alentador, y eso pareció ayudarlo a decidirse.

-Mi nombre es Miles Morales y en mi mundo, soy el único Spider-Man pero no soy exactamente el único existente- y hablo, contando una historia de un chico común y corriente, criado en una familia amorosa, cuya vida cambió por completo en una noche cualquiera mientras pintaba paredes con su tío. Contó de la muerte del héroe original y de sus primeras experiencias con sus repentinos poderes, de como conoció a otros como él y de lo inferior que se sintió entre ellos. Hablo de los problemas que surgieron y del salto de fe que dio para poder estar tras la máscara. Hablo del enfrentamiento y de como gano, para luego comentar sobre sucesor posteriores hasta volver a ver a una de sus amigas. Comento lo ilusionado y entusiasmado que estaba al enterarse de que había toda una asociación de gente como él, solo para sentirse decepcionado y traicionado cuando las cosas de fueron al diablo. Hablo de la persecución y de la golpiza que recibió antes de haber logrado escapar, yendo a ciegas y sin saber en donde podía terminar.

Sinceramente, MK se sintió triste por como terminaron las cosas para Miles, quien estaba ahora solo, luchando con uñas y dientes para salvar a su padre, intentado demostrar a todos los demás lo equivocados que estaban. No se sentía justo.

-Así que...¿Spider-Man es una cosa real?- hizo un gesto, empujando su fanatismo en lo más profundo de su ser. Había leído los comic, había jugado los juegos, incluso se había visto las series y había coleccionando algo de mercancía sobre el gran Spider-Man, así que saber que era real en otro universo y que había muchos más repartidos por otros mundos era una noticia sorprendente.

-Sip, si lo es- el chico se paso la mano por la cara, luciendo agotado en más de un sentido.

-Pero...no eres Peter Parker- señaló lo obvio y aunque no tenía mala intención, supo que había dicho lo incorrecto por la forma en la que su acompañante se tenso.

-No, no lo soy-apretó los puños con fuerza, frunciendo el ceño. -No soy Peter Parker. Mi Peter murió y yo...se supone que debo hacer lo que él hacia, siempre levantarse y seguir protegiendo a todos pero...es difícil- parecía al borde de llorar por la manera en la que sus ojos se humedecieron pero se estaba controlando. -Lo intento, realmente hago mi mejor esfuerzo para equilibrar mi vida y la vida de Spider-Man pero no soy él y es como si todo a mi alrededor me lo recordará- miro su máscara, haciendo un esfuerzo consiente de no romperla. -No soy Peter Parker y nunca podré llegarle ni siquiera a los talones- dejo caer la máscara, cansado mas allá del límite.

-Te entiendo, mejor de lo que crees- se inclino para agarrar la prenda caída, limpiando el ligero polvo que tenía encima. -Se siente como una carga constante, una que no se vuelve más liviana a pesar de todo el esfuerzo que haces y parece que no importa cuanto te esfuerces, nada es suficiente-

-¿También tienes grandes zapatos que llenar?- lo miro, sintiendo que se relajaba ligeramente en su lugar. Hablar de lo ocurrido se sentía casi como echarle sal a una herida aun fresca, doloroso y horrible, pero al mismo tiempo, se sentía algo liberador.

-Sun Wukong es el rey de los monos, gran sabio de la montaña y uno de los mejores luchadores de la historia- a pesar de que él lucia algo confundido, no interrumpió, solo lo miro y escucho, atento. -Lucho contra miles de demonios y venció. Fue arrastrado al inframundo y escapó de las garras de la muerte luego de borrar su nombre del libro de la muerte. Es aquel que logró burlarse de los celestiales, robarles y luchar contra ellos, solo perdiendo ante el mismísimo Buda. Quien pudo encerrar a DBK bajo una montaña y derrotó a LBD en su época- la peor parte era que todo eso solo era una parte de la historia de su maestro. -Luego estoy yo, MK...- se señaló con voz burlona, bufando con un puchero. -...el sucesor...que no cree que vaya a llegar muy lejos-

-Eso...suena duro- hizo una mueca pero por primera vez desde que fue convertido, encontró a alguien que podía empatizar con su situación y eso, eso era un gran alivio a estas alturas de su loca vida. -El destino es una basura- se necesitaba una peor palabra para expresarlo pero era un chico bien educado.

-Y que lo digas- rio ligeramente, asintiendo sin dudar. -Mi destino dice que soy un ser de caos que causará la destrucción de todo y solo lastimara a quienes lo rodean- eso era fresco y aun doloroso.

-¿Tu? ¿Un ser de caos?- se burló, soltando una risa divertida. -No te ofendas, amigo, pero luces demasiado amable como para causar caos-

-Gracias- bufo. -Estoy en contra del destino y tu también- se acercó un poco más. -¿El destino dice que no debías ser Spider-Man? Pues que mal, lo eres- lo miro con una sonrisa. -No importa si fue una casualidad o un error, ya sucedió. Eres Spider-Man, defensor de los inocentes y protector de la ciudad- levantó su puño y golpeó muy suavemente el pecho ajeno, un gesto que había visto alguna vez en una serie y le pareció correcto. -Demuéstrale al destino, demuéstrale a todos los que te juzgaron sin conocerte y a los que no te tienen confianza que eres un gran héroe, uno defenderá sus creencias sin dudar...- lo miro directo a los ojos. -...y que salvará a su padre-

-¿En serio lo crees?- Miles suena tan esperanzado y MK no dudo en sonreír. Este chico ya había tenido mucha gente que le habían dicho que no podía hacerlo, que lo había traicionado y que querían obligarlo a quedarse quieto en su lugar para dejar morir a un ser querido pero él no va a hacer eso. La familia es importante.

-Estoy seguro- y sus palabras tienen el efecto deseado. Puede ver al menor animarse, aun luciendo cansado hasta los huesos pero con un brillo de terquedad y decisión en sus ojos.

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