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Fantasmas #3

Espero que les guste~

MK no podía apartar la vista del hombre de ojos fríos y sonrisa siniestra que obstaculizaba su camino. Tenía fantasmas, demasiados y poco distinguibles, todos unidos como si fueran una especie de masa, retorciéndose. Tienen expresiones de miedo perpetuo, con la boca abierta en un grito qué no se escucha y los ojos tan vacíos qué se ven negros. Da escalofrío, especialmente porque parecen emanar de su cuerpo, como si fueran parte de él de alguna manera.

-¿Necesita algo, señor?- decidió ignorar aquello lo mejor posible y mostrar una sonrisa que espera que se vea convincente.

-Vine a darte un regalo de agradecimiento, joven Monkie Kid- se le acercó con demasiada tranquilidad, el menor tensándose cuando el hombre le agarra la muñeca pero se queda quieto. -Disfrútalo~- saco algo de su bolsillo y lo empujó contra la mano ajena, obligándolo a agarrarlo, solo para soltarlo y alejarse sin decir más.

-Hasta a mi me dio escalofríos...- la voz de Macaque lo saca de sus pensamientos y ahí es cuando voltea a verlo. Luce asqueado, molesto ya alerta, viendo al hombre alejarse con desconfianza. -...y soy un maldito fantasma- frunció el ceño, dejando escapar un profundo y estruendoso gruñido. -¿Que fue lo que te dio?- se ve serio y es entonces que MK baja la vista, abriendo la mano, mostrando al fin el objeto que el otro básicamente le había forzado a tomar.

-Una...llave- se siente confundido y un poco asustado al mismo tiempo. Se veía algo rara y llamativa. -¿Que abrirá?- no espera una real respuesta, en serio que no.

-...todo...- el mono jadeo, llevándose una de sus manos a la cabeza, luciendo como si sintiera dolor. MK lo mira con curiosidad y preocupación pero se queda en silencio, esperando a que continuará. -Lo abrirá...todo- eso sonaba bien pero por alguna razón, también sonaba muy mal.

Nunca espero ver aquello en una niña, una que temblaba y lo miraba con los ojos brillantes de lágrimas. A parte de todo los espíritus deformes y unidos, puede ver un aura qué rodea a la pequeña, blanco y apenas escondido. Nunca había visto algo así pero esta seguro que esta presenciando una posesión.

-¿Quién eres?- retrocedió, un escalofrío fuerte y estremecedor recorriendo su espalda cuando la expresión ajena cambio rápidamente. El temor infantil se desvaneció y con ello las lágrimas también, quedando con los ojos serios y algo parecido a una sonrisa burlona.

-¿Mi disfraz no te engaño?- tarareo, pensativa. -Eso es nuevo- los fantasmas que parecían emanar de su pequeño cuerpo prestado se retorcieron, quejándose y él no dudo en retroceder cuando ella dio un paso en su dirección. -Supongo que puedo decir que eres más observador que Wukong...pero no hay mucho para superar allí- suceden más cosas a partir de allí pero todo es un borrón, demasiado distraído en escapar como para prestarle atención a otras cosa.

-Esto está mal, esto está mal, esto está muy mal- jadeo mientras se alejaba lo más rápido que podía pero incluso entonces, puede sentir su mirada fija en su nuca.

Esperaba no volver a encontrarse con ella pero sabe que es un deseo imposible.

Hay hielo que mantiene su bastón firmemente pegado al piso y en sus dedos, subiendo a un ritmo alarmante por su brazos. Esta desesperado, asustado y muy aterrado, llorando amargamente porque tiene la sensación de que no iba a poder escapar por sus propios medios. Escucha los gritos de sus amigos.

-¡MK!- logró abrir apenas los ojos, encontrándose

-...lo siento...- sollozo. Siente una punzada en su nuca, su visión se nubla hasta oscurecerse y caer, sintiendo los brazos del fantasma sujetarlo. Apenas puede escucharlo hablar antes de quedar inconsciente.

No lo sabe pero todos los demás están presentes para ver el gran mono oscuro emanar de su sombra, elevándose por encima del inconsciente chico y rompiendo de un puñetazo el hielo, una versión más pequeña tomando al sucesor en sus brazos y hundirse en una sombra, apareciendo en el barco, justo frente a los sorprendidos y algo escandalizado amigos del chico. El gran mono que había atacado desapareció en cuanto se alejaron lo suficiente.

Ao mismo tiempo, Wukong lo mira, con los ojos bien abiertos y apenas pudiendo mantenerse en pie, reconociendo vagamente la figura que ahora sostiene a su alumno inconsciente.

-¿...Macaque...?- cierra la boca en el instante en el que la sombra lo mira, sintiendo una punzada de culpa ante el ojo que lo mira con furia apenas reprimida y la cuenta vacía que aun parece sangrar. La sombra lo ignora, avanzando a grandes pasos para dejar al menor entre los brazos de Pigsy antes de desvanecerse.

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