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Cachorro #3

Espero que les guste~

Nota: Voy a ser sincera y decir que esto empezó como muchas frases sueltas xD

-Entonces...- le dio un sorbo a su segunda pata de gaseosa, decidido a disfrutar del sabor antes de ser obligado a volver al té. -...¿Cachorro?- se señaló a sí mismo.

-Los cachorros son los más jóvenes, los bebés por decirlo de cierta manera- Macaque empezó a hablar. -Son los consentidos y los más protegidos en algunas especies, especialmente para demonios monos como yo-

-Soy un adulto- enarco una ceja.

-Para los humanos...- sonrió, divertida. -...pero los demonios son longevos y sólo se te puede considerar una especie de "adulto" después de unos cuantos siglos de edad- su sonrisa sólo se agrando ante la expresión ajena.

-¡¿Siglos?!- se atraganto con su bebida, tosiendo con fuerza. Esa respuesta lo tomó por sorpresa y ahora su garganta estaba sentida. -¡Eso es injusto, no voy a vivir tanto!- chillo, escandalizado, y eso hizo que ella se tensara, su sonrisa cayendo lentamente.

-MK, cariño...- llamo Macaque con voz suave y tono dulce, esperando pacientemente a que el menor lo mirara. -...¿Wukong no te lo dijo?- preguntó con mucho cuidado, teniendo una mala sensación.

-¿Decirme qué?- frunció ligeramente el ceño, confundido y curioso.

-Ese idiota- pensó con una mueca, ya sabia que había esperado mucho de ese tonto que se hacía llamar dios y sabio. -¿Recuerdas ese momento en el que te convertiste en un huevo de piedra? En tu pelea contra DBK-

-Más o menos- en realidad, todos sus recuerdos de esa pelea estaban nublados, con tanto poder repentinamente que se sentía flotante y con mucha adrenalina controlando su cuerpo pero vio las imágenes unos días después, algo asombrado y muy emocionado.

-Pues...eso fue más que algo simplemente simbólico- golpeó suavemente la superficie de la mesa con sus dedos, haciendo un sonido con sus uñas ligeramente largas. -Un cuerpo mortal no es capaz de soportar tanto poder, sin importar que sea el elegido, hubieras explotado al instante-

-¿Qué quieres decir?- trago en seco, repentinamente nervioso. Lo que la mona estaba insinuando lo ponía tenso.

-...eres mitad demonio, corazón- la expresión del chico cayó al instante, ella haciendo una mueca. Se veía conmocionado, sus manos temblando visiblemente. -Puedo olerlo en ti, hueles a cachorro de demonio...- olía a recién nacido, suave y completamente nuevo, con solo el olor de sus amigos y de su shampoo de aroma a chicle encima. -...a cachorro demonio mono, para ser más preciso-

-¿Ya...no soy humano?- susurro, casi ausente, obviamente intentando entender y aceptar por completo lo que estaba escuchando. Se había sentido diferente luego de aquella pelea, más liviano y ágil, pero en realidad, no había pensando mucho en eso. -¿Tu crees...que Monkey King lo sabia desde el principio?- preguntó, nervioso y ansioso ante la respuesta que podía recibir.

-Es...difícil ignorar el olor a cachorro, especialmente uno sin reclamar- decidió no ser completamente directa pero de igual manera, el menor pareció entenderlo por la forma en la que se desinflo en su lugar, su labio inferior temblando y amenazando con volverse un puchero.

-...si lo sabia...- jadeo una sensación de traición inundando su cuerpo. Le mintió, le oculto información, y eso le dolía, especialmente viniendo de alguien a quien había idolatrado durante años. -Espera...¿R-Reclamar?- parpadeo.

-¿Has notado que los demonios a tu alrededor te tratan diferente?- él parpadeo, luciendo desorientado por el repentino cambio de tema.

-Eso creo, si- Spider Queen fue brusca al principio pero de repente, se volvió super amable, incluso cuando él se veía aterrado por su apariencia de araña, y lo empujó hacia sus secuaces para que fuera a jugar, siendo arrastrado a una competencia de baile. Yin y Jin también fueron raros al principio, aunque de repente, lo arrastraron a la heladería más cercana y comprarle unas cuantas bochas de su sabor favorito. Fueron situaciones extrañas pero divertidas. -¿Eso tiene algo que ver con lo de que soy cachorro?-

-Los cachorros sin reclamar deben ser cuidados, eso un instinto que se queda con cualquiera- era una regla no dicha pero muy clara entre ellos.

-¿Pigsy no debería reclamarme? Él me crio- eso tenía más sentido para él.

-Pigsy es un demonio cerdo, ¿no?- podía olerlo, mezclado con el olor a pasta fresca y a muchas especias. -No todos los demonios tiene la misma mentalidad. Los demonio cerdo tienen familia, por supuesto, pero en realidad, no son criaturas de manada- eran seres de familia, algunos bruscos pero la mayoría protectores, pero no tenían vínculos. -Los demonio araña son grupos grandes, sólo compuesto por los hijos que la madre o reina pueda tener- o los que sobrevivían al nacimiento, aunque no iba a agregar eso.

-¿Y los demonios mono?- la miró, interesado. Estaba aliviado de que ella respondiera las preguntas que tenía y aunque muchos podrían decir que ella le podía estar mintiendo, podía sentir en su interior que todo es sincero y verdadero, confiaba en ella.

-No conozco a muchos pero por experiencia, nos manejamos por manada- enredo un mechón de su largo cabello en uno de sus dedos, jugando, resistiendo el impulso de levantar al angustiado y confundido cachorro de vuelta al nido. -Nunca tuve hijos pero adopte monos. Los que fueron abandonados, los que perdieron a sus padres, todos ellos terminaban conmigo y yo los cuidaba, incluyendo a los hijos que estos pudieran tener. Se crea un vínculo entre nosotros- una razón más para que el arrebato de sus bebés le había dolido tanto. Su vínculo fue estirado, arrancado y destruido, solo dejando la sensación de vacío en su interior. -En parte, eres un demonio mono...- se animo a estirarse para tomar suavemente las manos ajenas entre las suyas, dándole un apretón que esperaba que fuera tranquilizador y amable. -...así que Pigsy no puede reclamarte, no de la manera correcta al menos-

-Oh...- tarareo, jugando con las manos de ella, agradecido de no poder retorcerse los dedos. -Monkey King no me reclamo...- tampoco había hablado con él. En realidad, no lo había visto mucho desde su primer encuentro, salvo cuando apareció de repente y le ofreció un sello para aprender a controlar sus poderes pero después de eso, no mucho.

-No tienes su olor, no- Macaque negó lentamente. Estaba furiosa por ese detalle, el cachorro necesitaba estabilidad, necesitaba ayuda y a alguien de su misma especie que estuviera ahí para los cambios que iban a suceder o podría haber consecuencias en su salud mental. Eso podía terminar mal. MK apretó los labios con fuerza, temblando, sintiéndose dolido por alguna razón.

-¿P-Por qué no me reclamo?- su voz tembló, luciendo al borde de las lágrimas y tan dolido que ella no pudo evitar sentir tristeza. -¿Es...por qué no le agrado?- soltó sin pensarlo, su mente ya cayendo en espiral en todas las posibilidades e ideas negativas que se le podían ocurrir, hundiéndose en su tristeza y decepción. -¿Es...por qué no soy suficiente? ¿No soy un buen sucesor?- sollozo, un sonido infantil y lleno de angustia saliendo de su boca, algo que la destroza.

-No digas eso, cariño- su corazón ya se estaba rompiendo ante la angustia ajena, soltando sus manos solo para poder pararse y acercarse, soltando suaves sonidos de consuelo. -No es tu culpa, Wukong es el culpable. Es tonto y torpe, tiene la capacidad sentimental y mental de un ladrillo- su comentario se gana una risa mezclada con un sollozo. -Ven aquí, cachorro- MK no es un pequeño mono pero eso no la detiene, enganchando sus manos bajo los brazos ajenos para alzar lo, sosteniéndolo como un niño. Es liviano y ella es fuerte, así que no hay problema. Se lo lleva de vuelta a su nido, dejando que se acurruque contra su pecho y abrazándolo, esperando que su olor y voz pudiera consolarlo.

Todo esto solo confirma lo que siempre pensó. Wukong es un maldito idiota.

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