Cachorro #11
Espero que les guste~
Nota: Estoy bastante segura que publique ayer el capítulo anterior pero por alguna razón, no me aparece así
Wukong se siente como un intruso no bienvenido, viendo la extraña escena que tiene enfrente, siguiéndolo a unos cuantos pasos de distancia. Macaque no lo mira pero sabe que esta atento a cualquier tonteria que pudiera hacer, su cola extendida y rodeando la muñeca de MK, quien esta aferrada a la cola ajena e ignorando por completo la presencia del dios.
-Unos Pokémon vuelan...al cielo, pero yo puedo ca-mi-nar...¡Ca-mi-nar!- da grandes y exagerados pasos, riendo ligeramente, su cola moviéndose con animo y alegría. -Y otros pueden cavar...profundo, pero yo puedo ca-mi-nar...¡Ca-mi-nar!-
-MK, alguien te espera- hablo ella, algo aliviada de ver la tienda, con alguien familiar ya parada en la entrada.
-¿Quién?- alzo la vista, su animo en aumento. -¡Mei-Mei!- deja al par de monos atrás a favor de correr hacia su amiga y lanzarse a abrazarla, ella riendo alegremente mientras lo recibe con los brazos abiertos. Esta vez, cae de sentón, es una mejora de las veces anteriores. Mei alza la vista, entrecerrando los ojos con sospecha ante la mona cansada y el mono culpable.
-¡MK!- la chica dragón llamo, sonriendo cuando su amigo se separo un poco para verla con curiosidad. -Busquemos la pelota- el efecto es instantáneo.
-¡Pelota!- MK se levanto con animo, corriendo hacia dentro de la tienda para buscar su nuevo objetivo y Mei no duda en levantarse para seguirlo, dejando al par de monos solos en un tenso y horrible silencio. Él solo puede mirarla, su cola moviéndose bruscamente para mostrar su nerviosismo e incomodidad. La tensión entre ellos se puede cortar con cuchillo, él no sabe que hacer y a ella no le interesa lo suficiente como para pensar. Macaque se adentra a la tienda, sin querer estar a la vista cuando no siquiera puede encontrar fuerzas en sí misma para ocultar, y Wukong la sigue por alguna razón.
-Yo...- ¿Qué puedes decir cuando metiste la para tan profundo que sientes que solo puedes hundirte?
-Si vas a decirme algo por lo del reclamo, metete las palabras por donde no te entre la luz porque no quiero escucharte- lo corto bruscamente. La punta de su pelaje oscuro está erizado, apenas está conteniendo su ira.
-...es mi sucesor...- no tiene derecho a reclamar, no cuando se había llevado a los pequeños lejos de ella a pesar de las quejas y negaciones pero como siempre, su boca se abre sola.
-Un sucesor que sollozo durante horas porque sintió que no era lo suficiente para ti...- Macaque se volteo a verlo y si las miradas pudieras matar, Wukong ya estaría enterrado a muchos metros bajo tierra, sin importar sus capas de inmortalidad. -...solo porque eres un cobarde que no quería enfrentar las consecuencias, como siempre- rodo los ojos con fastidio y el dios sólo puede apretar los dientes. Duele escucharlo y recordar que lastimó al chico incidente en toda la situación, no fue esa su intención pero parece que sin importar cual fuera ibjetivo, siempre termina lastimando a alguien.
-...lo siento...- lamenta tantas cosas que hizo mal pero eso parece ser lo incorrecto de decir porque puede ver como el pelaje ajeno se termina de erizar por completo, haciéndola ver más grande de lo que realmente es.
-No, no lo haces- su disculpa solo la llena de ira. -¡Tu nos hiciste esto!- gruño, sus características de animal solo haciéndose más prominentes por un segundo antes de obligarse a relajarse. Arrancarle la garganta al mono no era una opción, no cuando su cachorro estaba cerca. -¡Tu mismo arruinaste todo lo que teníamos!-
-Yo...no tenía opción- se siente como una excusa y por la forma en la que ella lo mira, no es una de las buenas.
-¡Tenias opciones! Siempre hay opciones- gruño, llena de ira apenas reprimida. Si fuera por ella, lo estaría golpeando sin piedad hasta que suplicara piedad o quedara inconsciente, lo más seguro que sucediera lo segundo. -Elegiste no escucharme. Elegiste empezar una guerra con los celestiales. Elegiste arrastrarnos a ese desastre. Elegiste darnos la espalda y arrodillarte para lamerle los pies a ese maldito monje- escupio lo ultimo con asco y el dios no pudo evitar hacer una mueca. -Elegiste obedecerlo y ponerte de su lado. Elegiste ignorar a todos los demás y seguirlo ciegamente- los recuerdos duelen pero la ira es más fuerte. -Elegiste lastimarme y darme la espalda. Elegiste robarme a mis bebés, aun sabiendo las consecuencias que habría en mi al romper bruscamente nuestro vinculo-
-...lo seguías atacando...- no pudo evitar murmurar. Todo lo que ella le estaba escupiendo en la cara era verdad, una que había estado esquivando durante mucho tiempo, y que ahora, dolía escuchar mucho más de lo que esperaba.
-¡Intentaba salvarte, maldito mal agradecido!- no pudo más y lo golpeo, usando toda su fuerza. Él no se defendió, solo se quejo, cayendo de rodillas pero sin apartar la mirada de ella. -¡Quería salvarte! Vi lo que te hacia esa corona, vi el dolor que te causaba con esa tonta oración que le monje rezaba- el dios se estremeció. Se había obligado a si mismo a querer al monje, principalmente para no volver a recibir daño, pero en algún momento, se perdió por completo en su papel. -No puedes decir que no tenias opción ¡La tenia! Tenías la oportunidad de elegir en cada momento de tu vida...- se enderezo. Sus ojos brillaban con el dolor del pasado, mezclado con su enojo, pero se obligo a si misma a relajar lo mejor posible su postura. No necesitaba que él sintiera pena, no después de tanto tiempo. -...y cada una de tus decisiones, te llevaron hasta aquí- hizo un gesto en general. Para ella, ese largo titulo del que siempre se jactaba no era más que una vil mentira, una para ocultar el desastroso y egoísta mono que prefería ocultarse a enfrentar la verdad. -Hiciste tu cama, ahora duerme en ella...- se paso una mano por el cabello. Todo su cuerpo le dolía por el estrés, solo quería acunar a su cachorro y dormir por horas, quizás llenar su estomago con helado luego. -...y púdrete te paso- escupio con un gruñido. Wukong quiere hablar, aunque no tiene idea de qué quiere decir exactamente. Ella tiene razón y le duele pero no puede simplemente arrepentirse y esperar a ser perdonado tan fácilmente.
-¡Mamá!- ambos se tensaron, viendo al chico correr hacia ellos, su cabello despeinado y una gran sonrisa pintada en su rostro. -¡Mira, mira! ¡Tengo la pelota!- alzo con orgullo la pelota que tiene entre sus manos. Tiene el tamaño de una pelota de futbol pero esta es rosa y transparente, mostrando que tiene cascabeles en su interior que suenan con cada movimiento.
-Eso es genial, cariño- sonrío suavemente, llena de cariño, y al dios le sorprende lo rápido que puede cambiar de expresión. El menor ríe, agitando la pelota solo para hacer sonar los cascabeles en su interior, luciendo emocionado.
-¡Mei-Mei!- llamo y ella se asomo salió de la cocina, una manzana a medio comer en su mano. -¡Mira! ¡Tengo la pelota!-
-¡Eso es asombroso, MK!- ella se emociono igual que él y esa pareció la respuesta que esperaba porque su cola solo se agita más rápido, como la de un perro muy feliz. -¿Quieres ir a jugar un rato antes del almuerzo?- el menor miro a su mamá, quien dejó escapar un ligero suspiro pero asintió.
-¡A jugar!- y ambos salieron corriendo, sus risas perdiéndose mientras se alejaban.
-¡Me voy!- es un aviso para el demonio y su amigo humano que sabe que están escondidos en la cocina, sin poder huir sin llamar la atención. -En cuanto a ti...- miro de reojo al dios, quien lucia devastado, mirándola con los ojos brillantes y llenos de pena. No puede sentir nada más que molestia hacia él por el momento. -...largo, ya no quiero verte- y con eso, ella se va, dejando al dios allí, con la palabra el la boca y la culpa comiéndolo por dentro.
En serio que había metido la pata.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro