Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TMNT #2

Espero que les guste~

Nota: Al parecer, aún me falta una parte ^_^

Nota-2: Tengo la sensación de que este libro no llegará a la cuarta temporada xD

MK decidió hablar con sus tres amigos que más sabían de magia y hechizos, explicando lo mejor posible la situación, las tortugas decidiendo quedarse en el techo en donde los había encontrado, no luciendo cómodos con la idea de bajar a pesar de que sus apariencias no importaban.

-¿Mutantes tortuga de otra dimensión?- Macaque enarco una ceja, tarareando para si mismo y sin saber si reír o no. Ese chico tenía tuna clase de imán que atraía las locuras y problemas, estaba seguro de ello. -Eso es nuevo...-

-Hay un hechizo que puede enviarlos a su dimensión...- Nezha murmuró, pensativo, repasando todo los hechizos que recordaba en su cabeza. -...pero se necesita mucha energía para salgo así...- y los ojos suplicantes del chico se enfocaron en Monkey King, quien se sobresalto apenas.

-No- se cruzó de brazos, serio y con el ceño fruncido.

-¡Pero Monkey King, solo con unos chicos que quiere irse a casa!- en realidad, eran adolescentes pero eso realmente no importaba, aún era un grupo de chicos que habían caído en esta dimensión por accidente y lo único que querían era volver a casa, a su lugar familiar, a su hogar, a su familia y maldición, eso hacia que él quisiera ayudarlos aún más. -Tienes que ayudarlo, por favor- suplico, entrelazando sus manos frente suyo en señal de ruego.

-No. Me niego, no quiero hacerlo ese hechizo para ayudar a unos desconocidos- volvió a negar. Los ojos oscuros brillaron con lágrimas que amenazaba con dejar salir en cualquier momento, su labio inferior temblando. -Oh no, no hagas esa cara. Mi repuesta es definitiva y no la pienso cambiar- desvío la vista para no dejarse convencer.

-¡Eres malo, Monkey King!- sollozo y les dio la espalda, alejándose a paso rápido, el dios haciendo una mueca no solo por las lágrimas ajenas, sino por las miradas fijas que podía sentir en su nuca.

-Maldición...- se pasó una mano por el pelaje, dejando escapar un largo suspiro.

-¿Busco el hechizo?- el manipulador de sombras sonrió, divertido, viendo de reojo a su contraparte.

-Te detesto- gruñó, molesto y resignado, mirándolo con cansancio. -Busca ese maldito hechizo- su mal humor solo empeoró cuando el el par empezó a reír a carcajadas. -¡Déjenme en paz!- era débil ante un humano de ojos brillantes y expresión suplicante, que bajo había caído, aunque no podía sentirse arrepentido de nada a estas alturas.

... ... ... ...

-¿Y ahora qué?- Raph se cruzó de brazos, estaba impaciente, solo quería volver a su propio mundo de una vez por todas.

-Ahora, hay que esperar- sonrió MK con tranquilidad, dejando la mochila que había traído a un lado y empezando a sacar algunas de ahí. -Les trague el almuerzo- les extendió la comida bien envuelta, agradecido por la intención de su jefe de alimentar a todo el que lo necesite. -No tengo mucho dinero pero mi jefe, Pigsy, hizo fideos para todos...- extendió una caja hacia el de naranja, quien pareció entusiasmado. -...y algunos bollos-

-¡Gracias, amigo!- Mikey sonrió, enorme y feliz, abriendo la caja para sacar uno de los tantos bollos y darle un gran mordisco, tarareando con placer ante el sabor. -Es delicioso~-

-Gracias por todo esto, MK...- Leo le mostró Jan suave sonrisa, agradecido mientras olía el fuerte y sabroso olor a fideos. -...pero aún debemos averiguar cómo ir a nuestro hogar-

-Quizás pueda construir algo como la máquina que nos trajo aquí...- murmuró Donnie, pensativo, llevándose algo de comida a la boca de manera distraída. -...pero eso tardaría mucho. No tengo planos, tampoco se como funcionaba exactamente la maquinaria, no tengo materiales o herramientas, además de que...- y parecía que entre más hablaba, más se hundía en las posibilidades de no volver a su propio mundo, luciendo algo asustado.

-No necesitas hacer eso- negó, decidió a intervenir antes de que el de morado se hundiera en la depresión. Eso no era buena para nadie. -Solo debemos esperar a Monkey King- comió, sonriendo antes el sabor familiar.

-Dijiste que tu maestro se negó a ayudarnos- si tuviera cejas, el de azul las estaría enarcando.

-Si, lo hizo- no una a negar eso.

-¿Y por qué crees que cambiará de opinión?- el de rojo gruñó, molesto, aunque se lleno la boca de comida.

-Porque Monkey King siempre viene a ayudarme- sonrió, en time y confiado, solo haciendo que la confusión del grupo de hermanos creciera pero sus palabras resultaron ser ciertas, cuando casi una hora después, un agila de colores llamativos de acercó a donde estaban, el dios cayendo de pie sobre el techo con un destello dorado muy exagerado. -¡Sabía que vendrías!- se levantó de un salto para acercarse rápidamente y abrazarlo con fuerza, riendo alegremente.

-Y yo sabía que dejarte pasar tiempo con Macaque era una mala idea- bufo sin real molestia en sus palabras, devolviendo el gesto de su alumno antes de soltarlo y mirar al extraño grupo de tortugas, enarcando una ceja. Sabía que su sucesor no mentía pero verlos en persona era impresionante.

-Eres...más pequeño de lo que esperaba...- murmuró el de ojos castaños, sus palabras haciendo que el pelaje dle dios se erizara.

-¿Quieres repetir eso?- gruñó con sus ojos brillando en señal de advertencia y aunque la tortuga inteligente fue rápida en retroceder con obvio nerviosismo, la tortuga con mal humor lo tomó como un reto al parecer.

-Enano y con muy mala actitud...- bufo. -...¿Se supone que eres un dios?- había una clara burla en su tono.

-¿Quieres morir, idiota?- sonrió, mostrando sus colmillos amenazantes, llevando a su alumno tras suyo e ignorando sus súplicas de que no los lastimarla. Ese maldito se ganó una paliza.

-¡Raphael!- habló el de azul y algo en su tono serio, cortante y frío haciendo que el de rojo se encogiera ligeramente en su lugar, mirándolo de reojo, desviando la vista ante la mirada de enojo que tenía su hermano mayor. -Él va a ayudarnos a volver, así que más te vale no decir más nada en su contra, ¿entendido?- había una advertencia en sus ojos azul oscuro, de cómo su hermano enfrentaría consecuencias si no obedecía.

-...lo que sea...- se cruzó de brazos.

-Lo siento por él, tiene muy mal carácter- miro al dios, haciendo una ligera reverencia. Este ser en particular, poderoso por lo que podía entender, estaba dispuesto a ayudarlos a volver y no iba a dejar que su hermano echarla a perder esa oportunidad. Además, podía sentir el poder que venía de él, fuerte y sorprendentemente puro.

-Esta bien- dejo escapar un largo suspiro, obligándose a relajarse y escuchando como su alumno suspiraba de alivio.

-¡Amigo, te vez asombroso!- Wukong parpadeo, sorprendido cuando de repente había una tortuga mutante de ojos celestes y brillantes frente suyo, mirándolo con una sonrisa enorme, luciendo infantil y adorable por las pecas verde oscuro que manchaban sus regordetas mejillas. -¡MK me contó de ti y tus historias, es genial!- estaba entusiasmado, su voz y actitud cortando la ligera tensión que antes había.

-¡Te lo dije!- MK se le acercó con una gran sonrisa, dando pequeños saltos en su lugar. El dios suspiro, mirando al extraño par con algo de cariño, se parecían tanto de alguna manera que era dulce verlos. Leo sonrió, cariñoso, mientras se acercaba y apoyaba su gran mano sobre la cabeza de su hermano menor, quien se callo al instante, alzando la vista apenas.

-¡Leo!- se levantó de un salto para abrazarlo con fuerza, su hermano mayor correspondiendo el gesto sin dudar. Donnie se acercó, apoyando su mano en el caparazón del de naranja, sonrie do apenas y el de rojo suspiro antes de acercarse, chocando su hombro con el de azul ligeramente. Wukong los miró  recordando lo que su alumno había dicho, era sólo un grupo de chicos, adolescentes que no deberían estar tan lejos de su casa y de su familia.

-Lo llevaré a su mundo...- habló, llamando su atención.

-¿Eh?- MK párpado, confundo mientras veía como la cola del mono rodeaba su cintura con firmeza y aunque quería preguntar, decidió no hacerlo, acercándose a la espalda de su maestro y aferrándose a su ropa teniendo un presentimiento.

-...pero les recomiendo prepararse- y antes de que alguno de los hermanos pudiera preguntar, el dios se agachó, apoyando sus manos en el techo donde estaban parados, murmurando algo que ninguno de ellos pudo entender por su bajo y volumen y de repente, estaban cayendo con un grito a la nada, todo dorado a su alrededor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro