Rinrin
¡Para aquellos que tanto lo pidieron!
Espero que les guste~
Nota: ¡No hay nada de ella! No sé si realmente existió en la historia original o solo la inventaron para esa peli en especial pero bueno, hice lo que pude ^_^
Nota-2: La película me dejo algo confundida en cuestión de tiempo. Se supone que Wukong estuvo 500 años atrapado bajo la montaña y tardo unos cuantos años más en terminar su viaje con su maestro pero en la peli, de alguna manera, parece pasar en cuestión de meses y de alguna manera, Rinrin esta viva hasta el final de todo eso. Extraño teniendo en cuenta que en teoría no es inmortal pero bue, lo dejare como magia del cine xD
Nota-3: En el final de la peli, me da la sensación de que se casaron, así que la deje como su esposa :3
Lo encontró entre todos los pergaminos viejos y los múltiples dibujos acumulados que su maestro había guardado durante años pero por alguna razón, ese dibujo en particular llamo su atención. El papel era obviamente viejo al juzgar por su color amarronado y lo gastado que se veían los bordes, los trazos hechos con tinta negra algo borrados pero sin estropear por completo la imagen de lo que estaba seguro era una mona de suave sonrisa, que tenía las manos acunadas contra su pecho y mirando con algo que estaba seguro era cariño hacia alguien o algo. Era bonita.
-...lo encontraste...- se sobresalto y se volteo para ver al mayor, quien tenía una expresión en blanco que no sabía como interpretar.
-¡L-Lo siento, Monkey King!- chillo, temeroso de haber cruzado algún tipo de limite. -No fue mi intención, yo solo...lo encontré entre los pergaminos que me dijiste que debía leer y yo...-
-Tranquilo, Kid- Wukong corto las palabras ajenas al darle una ligera palmada en la cabeza, dejando escapar un largo suspiro mientras se sentaba lentamente al lado de su alumno y le dirigía una melancólica mirada al dibujo. Recuerda que lo había guardado en un lugar seguro, aunque lo guardo tan bien que no pudo encontrarlo en mucho tiempo y a pesar de que habían pasado tantos años, eso no le quito la esperanza de encontrarlo tardeo o temprano. -Lo estuve buscando durante un tiempo- MK parpadeo, entregando el dibujo sin dudar, notando como el mono agarraba el papel con manos cuidadosas y le dedicaba una suave sonrisa a la mona del dibujo, luciendo cariñoso y triste al mismo tiempo.
-Ella...¿era alguien especial?- se atrevió a preguntar, sin gustarle particularmente el silencio y muriendo de curiosidad. Además, era antinatural ver a su maestro tan triste y quieto.
-Lo era- asintió, rozando apenas con su pulgar uno de los trazos ligeramente borrosos. -Era...- soltó un suave y largo suspiro, luciendo pensativo. -Fue mi esposa- eso tomo por sorpresa al menor, quien se mordió la lengua con fuerza para no demostrar una exagerada reacción.
-No sabía que estuviste casado- fue lo que decidió decir, mirando nuevamente el dibujo. -Ella debió ser genial para convencerte de que se casen- porque su maestro era un amante de la libertar y no parecía del tipo que se dejaba comprometer tan fácilmente.
-Rinrin lo era- asintió, su cola moviéndose lenta y tranquilamente tras suyo, rozando de vez en cuando la espalda ajena. -Era la más pequeña del grupo de monos cuando la conocí...- parecía tener ganas de hablar, de recordarla en voz alta después de quien sabe cuanto tiempo y MK estaba dispuesto a escuchar atentamente, sorprendido y feliz ante el cariño que el mono expresaba. -...también era diferente. Tenía el pelaje corto y gris, aunque ella lo amaba, siempre se estaba cuidando y arreglando. Era dulce y algo delicada pero siempre podía convencerme cuando me miraba con esos ojos castaños y brillantes...-
Toda la charla, todas las historias, todo el sentimiento que vio expresado en el rostro del dios fue lo que le dio la idea y la inspiración de hacerle un regalo especial pero justo después de terminarlo y envolverlo, mientras se dirigía a la montaña, sintió una repentina timidez invadirlo. Tenía buenas intenciones, en serio que si, aunque la sensación de que estaba siendo algo invasivo y metiche no lo abandonaba.
-¿MK?- Wukong enarco una ceja al notar como el menor se removía en su lugar, nervioso y ansioso, manteniendo las manos tras la espalda como si estuviera escondiendo algo. -¿Algo que quieras compartir?-
-Yo...- parecía estar armándose de valor, enderezándose y luciendo decidido, aunque sus mejillas se estaban tornando algo rojas por la vergüenza y los nervios. -¡Te hice un regalo!- saco lo que había estado escondiendo desde su llegada. Era algo rectangular, no muy pequeño pero tampoco muy grande, envuelto en papel de regalo de color claro y con pequeños duraznos por todos lados. -¡Espero que te guste, Monkey King!- básicamente se lo lanzo, el mono atrapándolo sin mucho dificultad y confundido. -¡Adiós!- se dio media vuelta, con la intención de huir lo más pronto posible pero un firme agarre en su tobillo se lo impidió, gritando al sentir un fuerte y firme tirón. -¡M-Monkey King!- chillo al encontrarse con los ojos dorados ajenos.
-¿A donde crees que vas?- se burlo, colgando al mortal de cabeza, divertido al notar como él se cubría su colorado rostro con las manos. -No tengo muy en claro las reglas de socializar pero estoy seguro de que lanzar un regalo a la cara de alguien y luego huir no es muy educado- comento en tono burlón, inspeccionando el objeto bien envuelto. -Veamos que tenemos aquí- y rompió lentamente el papel de regalo para revelar el objeto que su alumno le había tirado, este removiéndose en su intento de escape. -Oh...- era un marco de madera clara, que protegía un dibujo que hizo que los ojos del mayor se abriera con asombro y tanta fue la sorpresa que su firme agarre se debilito hasta soltar al menor, quien se quejo al caer al suelo. Era la mona que solo había visto en sueños y recuerdos desde que la perdió, con una sonrisa cariñosa y ojos marrones, el pelaje de un suave color gris y corto, solo la mostraban hasta la cintura pero vestía de un rojo intenso y con una gran flor del mismo color adornando su cabeza.
-Yo...- se apresuro a levantarse. -...hice lo que pude con lo que me dijiste...- murmuro, su nerviosismo en crecimiento ante la falta de respuesta y al notar la expresión en blanco en el rostro ajeno. -¿Monkey King?- ya se estaba empezando a preocupar y de repente, había brazos rodeándolo con fuerza, parpadeando con sorpresa cuando su rostro fue empujado contra un hombro con un fuerte aroma a duraznos. Levanto automáticamente los brazos para corresponder el abrazo, confundido.
-...ella es perfecta, MK...- murmuro Wukong, escondiendo su expresión llena de emoción de su alumno por un momento, negándose a soltar el marco. -Es perfecta- repitió mientras se separaba, sonriendo enorme y sincero, algo que relajo al mortal. -Recordaste su color favorito- susurro, mirando nuevamente el dibujo con ojos cariñosos.
-¡Por supuesto que lo hice!- asintió con entusiasmo. Su maestro parecía hipnotizado, así que decidió darle algo de tiempo solo y se dio media vuelta, esta vez nada deteniéndolo mientras se alejaba, dando pequeños saltos de emoción a su paso y riendo alegremente pero con un objetivo en mente. Buscaría una manera para que su maestro y su amada pudieran estar juntos, aunque sea un día.
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