Espero que les guste~

Para alguien que ha vivido la mayor parte de su vida en la ciudad, estar entre la naturaleza es fascinante, con los pájaros cantando y el sol cálido golpeando su cara por momentos, el suave olor a flores inundando su nariz de vez en cuando. Aunque por mucho, su momento favorito del momento fue ver al dragón de tonos azulados de cerca antes de que volara lejos, era hermoso y brillante.

En el camino, escucha al emocionado niño contar del como salvo a la pequeña y como huyo hasta llegar a la montaña, donde se encontró con el gran sabio encadenado bajo un montón de piedra, imitando con torpeza movimientos de pelea mientras cuenta como el mono pateo el trasero de aquellos demonios que lo estaban persiguiendo sin usar sus poderes y como lo siguió sin importarle cuanto el mono se moviera ágilmente por los arboles, terminando el como elimino el sello de un monstruo hecho de piedras para luego caer al vacío y terminar en brazos de MK. 

No tiene una idea muy clara de a donde se dirigen pero los sigue de cualquier modo, cautivado por la naturaleza sin ninguna intervención humana visible, disfrutando de la falta de iluminación artificial para poder ver las estrellas que adornan el cielo de noche y sonriendo con encanto a la gran luna que parece tan cerca de esa manera, riendo ante cada travesura que ve que los pequeños hacen y son acompañados por Pigsy, pudiendo ver con sus propios ojos como el rostro y la actitud del mono se relaja entre más pasa el tiempo.

Esta un poco sorprendido cuando, después de caminar tanto, puede ver lo que parece una construcción, adentrándose para descubrir que es como una posada y siendo recibidos por una pareja muy extraña, una mujer flaca que parece decidida a mantenerlos allí y un hombre torpe que solo parece poder seguir ordenes. No se siente particularmente cómodo por alguna razón pero teniendo en cuenta que los demás presentes ya se habían acomodado, no es como si tuviera mucha opción. Así se deciden a compartir una habitación, sentado de piernas cruzadas en el suelo mientras ve a Liuer intentar calmar a la niña que llora, haciendo una mueca cuando el llanto solo aumenta de volumen cuando el cerdo decide hacer muecas en un intento de hacerla reír, siendo alejado bruscamente por el mono con mala cara. Al final, suspira, levantándose para acercarse.

-Aquí, permíteme- no tiene ni idea de como pero aun así esta dispuesto a intentarlo, alzándola con suavidad para acomodarla contra su hombro y dándole suaves palmadas en la espalda, tarareando la canción de una de las antas series que vio, el llanto de la pequeña calmándose rápidamente y durmiéndose para su suerte, inclinándose con mucho cuidado para ponerla en la extraña cama de allí, ella acurrucándose. -¿Qué tienes allí?- pregunto con curiosidad al ver que el niño tiene algo entre sus manos, mirándolo con cariño.

-Es mi muñeco del gran sabio, lo conservo desde que mi maestro me lo regalo- lo mostro con orgullo y MK no puede evitar sonreír con ternura ante el gesto. El pequeño muñeco parece estar hecho de madera, las extremidades unidas pro algún tipo de hilo interno por la forma en la que se mueve con facilidad, su cara pintada con mucho cuidado y con su ropa bien puesta.

-¡Eso es genial!- sonrió con animo, contento de hacer sonreír al menor. -Yo también tengo uno de esos...- la imagen de su amado muñeco Momo se le viene a la mente, solo haciendo que su sonrisa se agrande. -...pero lo deje en mi casa- se rasco la nuca.

-Tu ropa es rara- comento el niño con un bostezo.

-Lo sé- asintió, no era la primera vez que el niño se lo decía, viéndolo acotarse al lado de la niña y dormirse lentamente. MK suspira, agradecido por el descanso, Liuer era demasiado curioso y lo había llenado de preguntas durante todo el camino, teniendo que esquivar con torpeza algunas de sus preguntas pero solo logrando que el chico hiciera más. Esta cansado pero no tiene deseos de dormir, no cuando tiene un mal presentimiento que resuena en el fondo de su mente. Así que se sienta y cierra los ojos, dispuesto a probar esa cosa de la meditación. -Paciencia...enfócate en todo...pero no pierdas la concentración...- respiro profundo, entrelazando sus manos sobre su regazo y aunque no puede sentir nada raro, aun no puede relajarse.

-Deberías dormir, chico- abre los ojos y alza la vista, viendo al mono acomodado en la ventana a lo alto que tiene el cuarto, mirándolo de reojo.

-Yo...no puedo- negó.

-¿Por?- enarco una ceja, uno de sus pies balanceándose ligeramente.

-Una sensación- su maestro le había dicho una vez que debía confiar en sus instintos y estos le dicen que hay algo sospechoso en ese lugar, así que decide ser paranoico y quedarse despierto todo lo posible. Su instinto no le ha fallado hasta el momento. Se endereza y se sobresalta cuando el mayor de repente esta a su lado, soltando un chillido medio ahogado cuando una gran mano cubre sus ojos. -¡Hey!- reclama con un puchero infantil.

-Cállate...- gruño el mono. -...y duérmete, mocoso- y muy pronto, MK esta siendo empujado hacia el costado ajeno, la mano aun tapando sus ojos. Es extraño, no puede negarlo, pero la presencia ajena es tan familiar que no puede evitar relajarse y acurrucarse, el sueño venciéndolo al final, durmiéndose, confiando que el mono los protegería.