Ira Ardiente
Espero que les guste~
Nota: Yo escribo con todo el cariño del mundo e intento que sean del agrado de todos pero de igual manera, lo siento si a veces las peticiones no cumplen con sus expectativas
Petición de: ErizTokage
Después de obtener aquel enorme poder, Mei podía admitir con toda seguridad que no se sentía del todo diferente. Seguía siendo ella, astuta y terca, divertida y aventurera, siempre dispuesta a divertirse y ayudar a quien lo necesitará en su grupo de amigos pero no podía negar que algo era diferente.
Había sido criada con buenos modales, casi diplomático de alguna manera, le habían enseñado a sonreír en todo momento y a mandar al diablo a quien la molestara sin necesidad de enloquecer, manteniendo su sonrisa y su firme porte lleno de orgullo. Era una de las cosas que más usaba en su vida y ahora, le estaba costando horrores. Sucedió por accidente la primera vez, en medio de una discusión con sus padres, sintiendo una bola ardiente de ira y rabia creciendo en su interior de manera rápida hasta que reventó con un grito, el fuego saliendose de su control hasta el punto de extenderse a su alrededor y convertir su cabello en llamas, sin poder reaccionar hasta darse cuenta de la expresión de miedo en el rostro de sus padres, quien estaba acurrucados en una esquina para mantenerse lejos del fuego y abrazándose. Se disculpo en medio de las lágrimas, sintiendo como ellos la abrazaban la consolaba lo mejor posible, sólo haciendo que su llanto aumentará.
Su nuevo poder alimentaba su ira y su furia hasta el punto en el que era peligrosa si no se controlaba. Le costaba pero estaba dispuesta a esforzarse, en especial si quería mantener a los que amaba a salvo pero a veces, todo aquello la superaba.
-¿Por qué debería estar calmada?- podía sentir la familiar bola de ira ardiente en su interior, una que crecía lentamente y se extendía por todo su cuerpo. -¡Tengo derecho a estar furiosa!- y así explotó, el fuego emanando en grandes cantidades de su cuerpo y esparciendose con sorprendente rapidez, todos menos Red Son retrocediendo ante su poder. Su mente estaba nublada por el enojo, distraída por aquella sensación de poder calurosa a la que se había acostumbrado, pero todo eso se le olvidó en el instante en el que escucho un grito, uno de una voz familiar. Se volteo, abriendo los ojos con horror al ver a su mejor amigo en el mundo tirado en el suelo, aunando su brazo humeante contra su pecho y con una mueca de dolor en su rostro. -¡MK!- jadeo, el fuego desapareciendo con rapidez, ella acercándose pero dudando en tocarlo, sintiendo la culpa y el miedo llenarla. La manga de la campera favorita de su amigo ya no estaba, dejando en su lugar roga e irritada por la quemadura resiente. -¡Lo siento mucho!- pequeñas lágrimas salieron de sus ojos, cayendo al alfo de su amigo pero sin tocarlo por el momento, temerosa de lastimarlo más.
-E-Estoy bien- jadeo él, acunando con su mano sana su brazo herido, haciendo una mueca. Hizo como si fuera a caer, ella acercándose por completo para sostenerlo, dejándolo que se apoyará pesadamente en su hombro. Sabía que todo fue un simple accidente, que ella nunca lo lastimarla a propósito, pero también sabía que se sentía culpable, así que esa era su principal preocupación por el momento. -...mi doctora va a estar super molesta...- bufo, ya podía imaginar la cara de aquella mujer, mirándolo con el ceño fruncido por tercera vez en la semana, reclamando que solo era martes. -¿Puedes ir conmigo, Mei-Mei?- suplico con voz lastimera y ojos suplicante, sabiendo que ella no podría resistirse. Era mejor tenerla cerca para no dejala esconderse y hundirse en su culpa, no podía permitir que eso sucediera. -¿Para defenderme y protegerme?- agregó casi con descaro.
-P-Por supuesto- pareció sorprendida pero no dudo en asentir, ya pasando uno de sus brazos por debajo de las piernas ajena y usando la otra para sostener su espalda, enderezandose con su amigo en brazos. Usualmente, MK se quejaria y exigiría que podía caminar por su propia cuenta pero por esta vez, se dejó llevar, acomodando su brazo herido con mucho cuidado para que no quedara colgando, apoyándose en el hombro de ella.
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