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Corona Maldita #2

Espero que les guste~

Nota: ¿Alguien sabe como es que Wukong se libero de su corona?

Los demonios estaban hablando, intentando encontrar una manera de solucionar su pequeño problema, atentos a los chillidos y juegos de los pequeños con el sucesor transformado, cuando de repente este empezó a gritar.

-¡MK!- el menor se estaba retorciendo, gritando y quejándose de dolor, intentando con todas sus fuerzas sacar la corona que rodeaba su cabeza y la cual estaba brillando intensamente por alguna razón, su cola dorada retorciendose. Rugio, corriendo hacia la puerta de salida.

-¡Agarralo!- ordenó el mono de las sombras, sus pequeños monos apresurandose para cerrar las puertas y Wukong lanzándose para agarrarlo, rodeandolo con sus extremidades para mantenerlo lo más inmovilizado posible y enredando su cola con la ajena para no recibir un golpe.

-¡Quieto, MK!- gruñó, apretando su agarre para que no se soltara pero teniendo cuidado, sin querer lastimarlo pero el menor no parecía tener esa preocupación, retorciendose, gruñendo con enojo y dolor, abriendo la boca ampliamente y logrando morder el brazo ajeno, hundiendo sus dorados colmillos y haciendo una mueca ante el sabor metálico que inundó su boca. -No voy a soltarte, Kid- incluso si su brazo le dolía por el mordisco y su corazón se retorcía por el dolor obvio que el menor estaba sintiendo, no lo soltaria, decidido a mentenerse firme. MK gruñó por unos segundos más y de repente, el brillo en la corona desapareció, él relajandose al instante y apoyando su peso completo contra el dios, abriendo la boca para soltarlo, dejando escapar ligeros chillidos llenos de tristeza y disculpas, lágrimas silenciosas saliendo de sus ojos dorados. -Awwww, ven aquí- apenas lo soltó para darle la vuelta, abrazándolo con suavidad, soltando suaves chillidos en forma de consuelo y cariño, acariciando su espalda, agradecido cuando el menor se apoyo en el toque, enterrando su rostro en el hombro del dios. Macaque suspiro, acercándose para sentarse junto al par y apoyando su mano contra la nuca del menor, sus pequeños monos corriendo para unirse, soltando chillidos en un intento de consuelo.

... ... ... ...

Mei y Red Son estaban caminando por la zona de demonios, buscando a quienes le habían puesto la corona al sucesor, ella murmurando planes llenos de sufrimiento y tortura entre dientes.

-¡Hey, antorcha!- se detuvieron ante la voz viendo a la demonio de piel verde saludando desde uno de los tantos locales de allí.

-Mi nombre es Red Son, planta- gruñó apenas se acercaron, cruzándose de brazos, obviamente molesto por el apodo.

-Y el mío es Midori- sonrió, feliz ante la mala cara ajena. -Tengo información para ti pero...- su sonrisa solo se agrando, al mismo tiempo que el fruncía el ceño un poco más. -...ya sabes las palabras mágicas, ¿no es así?-

-No diré nada- el pelirrojo desvío la vista, gruñendo entre dientes, la punta de su cabello volviéndose fuego.

-En ese caso, yo tampoco- ella se encogió de hombros, aunque estaba dispuesta a hablar de cualquier manera pero solo quería molestarlo un rato.

-Escúchame bien...- Mei frunció el ceño, agarrando el cuello de la ropa del pelirrojo para acercarlo bruscamente y mirarlo a la cara, un fuego intenso brillando en sus ojos. -...tengo una espada lista para romper el trasero de todos los tontos que se metieron con mi mejor amigo...- gruñó, él temblando ante su enojo repentino. -...así que más te vale que le digas lo que sea que quiera escuchar o te juro que meteré mi espada por tu trasero y la sácate por tu garganta, ¿entendido?- gruñó, para después darle un ligero empujón y hacerlo voltear para ver de frente a la demonio de piel verdosa, quien se había mantenido en silencio por el momento.

-Wow...- Midori silbo, asombrada y asustada al mismo tiempo, los rumores decían que Mei era protectora y aterradora pero verlo de frente era algo totalmente diferente.

-Habla, ahora mismo- ordenó Mei con voz sería y espada en mano en un gesto de amenaza.

-Yo...- Red Son se veía aterrado, sudando incluso, mientras tragaba en seco. -...eres la demonio más poderosa de este mundo...- hizo una mueca. -...y eres superior a mi en todo sentido...Midori- gruñó, su orgullo dolido por tener que decir aquello.

-Música para mis oídos~- tarareo la demonio con placer, sonriendo. -Todo tuyo, diviértanse en la matanza~- sacó un papel de su bolsillo y lo extendió, la chica agarrándolo para verlo y asintiendo con decidió, era una dirección y una lista de nombres, los dueños de estos a punto de sufrir.

-Gracias- sonrió y luego se dio media vuelta, alejándose a paso firme, haciendo girar su espada con habilidad.

-Esos tontos están super muertos- comentó sin poder evitarlo. Mei daba miedo.

-Sip- el pelirrojo asintió y suspiro, corriendo para alcanzarla, sin querer perderse la diversión.

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