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Bosque Aterrador #2

Espero que les guste~

Nota: Se supone que Midori era un personaje para un solo capítulo, el del libro anterior, pero por alguna razón ustedes la adoraron y eso me dio la libertad de tener un personaje extra cuando lo necesite, como ahora

Nota-2: Técnicamente, no pensé más allá cuando la cree, pero necesitaba que tuviera poderes, así que se los puse xD

Nota-3: Antes de que lo digas, si, pueden imaginarla como una especie de Wullow (la de la serie de "La casa Búho") en cuanto a poderes ^_^

Ninguno de ellos podía entender la razón por la repentina presencia de la demonio que realmente no conocían pero confiaban en que Macaque sabía lo que estaba haciendo.

-Es mi día libre, ¿sabes?- bufo ella, mirando al mono con el ceño fruncido. -Es el único día en el que no trabajo y tu decides sacarme de mi comodidad sin decirme ni una palabra, al menos cómprame comida- se enderezó, metiendo las manos en el bolsillo que su buzo tenía enfrente.

-¿Midori?- la mencionada los miró, al parecer apenas notándolos por la manera en la que parpadeo con sorpresa. -¿Por qué la trajiste?- la chica frunció el ceño, confundida.

-Porque sus poderes pueden ser de ayuda ahora mismo- dijo el de pelaje oscuro, mirando a la demonio. -Así que deja fingir y muévete, necesitamos saber que paso en ese bosque- sonaba más como una orden que como una petición. Eso dejó a la mayoría confusos y perdidos, mirando a la recién llegada con curiosidad.

-¿Qué?- frunció el ceño. -¿Crees que por tener la piel verde, tengo poderes de planta o algo así?- se cruzó de brazos, ofendida. -Pues déjame decirte que eso es cliché...- pareció dudar antes de agregar. -...y creo que también es algo racista, aún lo estoy analizando- agrego, llevándose un dedo al mentón en un gesto de pensarlo.

-Midori...- Macaque enarco una ceja, cruzándose de brazos, ella encogiéndose ligeramente ante la intensidad de aquellos ojos dorados que la miraban fijamente, haciéndola sentir intimidada y algo juzgada.

-¡Está bien, está bien!- se rompió, levantando las manos en un gesto de paz. -Si, tengo poderes y si, están relacionados con las plantas...- hizo un puchero exagerado. -...pero sigo creyendo que es algo racista que lo hayas deducido por el color de mi piel- lo señaló con el dedo antes de cruzarse de brazos.

-Oféndete todo lo que quieras...- el manipulador de sombras rodo los ojos, más divertido que molesto por la actitud ajena. Técnicamente, había conocido a un par de familiares de ella en el pasado, es por eso que sabía de sus poderes pero eso no era algo que le fuera a decir en esos momentos. -...pero sé útil al menos y ayúdanos aquí, necesitamos encontrar a MK-

-¿MK?- eso pareció llamar su atención. -Haber empezado por ahí, raro de las sombras- frunció el ceño, preocupada por el chico. -Ahora, mencionaste un bosque, así que...- y se detuvo en seco cuando fijo su vista en el bosque, tapando su boca para ahogar su jadeo de horror. -¿Qué te hicieron?- avanzó para tocar el tronco del árbol más cercano, los puntos donde sus dedos tocaban la madera brillando suavemente en un tono verde, el brillo en sus ojos siendo intenso mientras su mirada se perdía en la nada. Los presentes la miraron, atentos y un poco impacientes, viendo con preocupación como ella retrocedía bruscamente después de unos segundos de tenso silencio, luciendo asustada y horrorizada.

-Wow, cuidado- Wukong se adelantó al verla tropezar, evitando que cayera, notando como el color verdoso de su ahora era más pálido, eso no podía ser una buena señal.

-E-Es un hechizo- se volteo para verlos, ellos algo preocupados al notar como sus manos temblaban. -Uno muy viejo que no he visto en un tiempo-

-¿Qué clase de hechizo?- preguntó Tang, curioso.

-Es uno específicamente para objetos- respondió, solo aumentando la confusión de los presentes. -Se creó hace mucho tiempo con la finalidad de que el objeto hechizado pudiera provocar miedo y hasta pesadillas a quien sea que estuviera en contacto con ello-

-Lo siento pero no lo entiendo- negó el de piel azul, sin poder entender exactamente a lo que ella se refería.

-Para casas, por ejemplo- pensó en sus siguientes palabras. -Se utilizaban para las casas embrujadas en época de Halloween, para hacerlas más auténticas, asustando tanto a la gente para llamar la atención y tener más visitas. En un principio se creía que era un hechizo relativamente inofensivo pero...- hizo una mueca. -...hubo consecuencias...que se notaron muy tarde. Resulta que entre más tiempo duraba, más fuerte se volvía el hechizo porque se alimentaba del mismo miedo que provocaba- ahora ellos hicieron una mueca, empezando a entender a dónde estaba yendo con su explicación. -En un principio era débil, dejando ir a la gente sin mucho problema, pero en cuanto más fuerte se hacía el hechizo, empezaba a secuestrar a las personas para tener alimento constante y sin restricciones. Cuando se dieron cuenta de eso, se decidió no volver a usarlo y muchos se esforzaron por eliminarlos de los libros...o por lo menos, eso es lo que dicen los diarios de mi familia pero sé que no siempre se puede eliminar algo por completo- miro hacia el bosque, triste. -Vi los reportes de desaparecidos y si no me equivoco, deben estar ahí-

-Eso significa que el hechizo ha estado en el bosque por más que sólo unos pocos días- el chef frunció el ceño al darse cuenta de aquel detalle.

-Es posible- asintió, dejando escapar un largo y cansado suspiro.

-Entonces...¿Qué hacemos?- Mei se cruzó de brazos. -Entramos, sacamos a la gente y ¡boom!, ¿todo se resolverá?-

-Me temo que no es tan fácil- negó. -Entrar sería arriesgarse a quedar atrapado allí y si por algún milagro eso no sucede, sacar a la gente no hará ninguna diferencia, no cuando el hechizo ya está tan fuerte como para empezar a quedarse con la gente-

-Con esa opción fuera, ¿Qué nos queda?- el dios se cruzó de brazos. -¿Quemar el bosque entero?- no estaba hablando en serio.

-Llamaré a Red Son- Mei sacó su teléfono, dispuesta a llamar al pelirrojo.

-Ni se te ocurra- Pigsy le arrebato el teléfono, algo molesto por la imprudencia ajena. -No vamos a quemar el bosque, quítate esa idea de la cabeza- ella hizo un puchero, molesta.

-El bosque es muy grande, así que no creo que hayan lanzado el hechizo aquí directamente...- hablo, pensativa, acomodando ligeramente sus anteojos de manera distraída. -...pero quizás se llevaron algo de aquí para usarlo como una especie de emisor, una rama o una hoja-

-Quizás pero eso no nos da una pista de quien hizo esto- Macaque hizo un gesto.

-Puedo...quizás pueda asegurarme que la gente que entró este bien...- se mordió el labio inferior, sin lucir cómoda con su propia idea.

-¿Estarás bien?- Sandy se apresuró a preguntar, preocupado al recordar la reacción anterior de ella al tocar el tronco oscurecido.

-Eso creo- se sentó de piernas cruzadas, sin querer volver a tocar aquel tronco lleno de miedo puro, respirando profundo antes de tocar lenta y suavemente el suelo, sus ojos brillando intensamente mientras su expresión se relajaba de repente. Con sus poderes pudo ver dentro del bosque, aunque se le hacia difícil porque el hechizo era tan fuerte que casi parecía querer echarla, pero se esforzó por quedarse y recorrer toda la distancia posible, hasta que pudo verlos en lo profundo de todo. Había gente, todos inconsciente e inmovilizados por ramas gruesas, una en particular incrustadas en sus nucas por lo poco que podía ver pero un poco más arriba, con muchas más ramas que los demás, estaba MK, luciendo una mueca de miedo e incomodidad en su rostro, la rama en su nuca brillando de un suave dorado.

-Rayos...- jadeo, alejando su mano del suelo rápidamente, el brillo en sus ojos apagándose.

-¿Midori?- llamó Sandy al verla tan quieta.

-La gente...todos están allí, inconscientes, no parecen estar lastimados pero seguro que estarán cansados cuando sean liberados- se levantó, metiendo las manos en el bolsillo de su buzo. -Se vuelve más fuerte rápidamente porque se está alimentando de MK y sus poderes- fruncieron el ceño ante eso.

-Eso es malo- el de anteojos frunció el ceño.

-¿Cómo averiguamos quién fue el idiota que empezó todo esto?- el cerdo gruñó, ya pudiendo sentir el comienzo de un dolor de cabeza.

-A la vieja escuela...- Macaque sonrió, enorme y algo sádico, el dios bufando a su lado. -...con los chismes entre demonios-

-¿Chismes? ¿En serio?- la chica los miró con mala cara, cruzándose de brazos con algo de molestia.

-En realidad, es una buena idea- Midori se animo, sonriendo con diversión. -En el mundo de los demonios, no puedes mantener nada en secreto-

-Si alguien hizo esto, alguien debe saber- asintió Wukong.

-Bien- asintió el de pelaje oscuro. -Ustedes quédense aquí, nos encargarnos de esto-

-¿Por qué quedarnos?- Tang enarco una ceja.

-Porque los demonios no hablaran frente a humanos, mucho menos frente a ustedes después re todos los rumores...- hizo un gesto hacia ellos. -...pero les temen a estos dos...- señaló a los monos, quienes inflaron el pecho ligeramente y sonrieron obviamente orgullosos. -...así que conseguir información no será tan difícil- los miro, sonriendo. -Iré con ustedes...- su sonrisa se agrando ligeramente, un destello verdoso brillando en sus ojos momentáneamente. -...conozco a un par que siempre están al tanto de todo lo que sucede- los monos asintieron y así, se alejaron dispuesto a buscar al culpable de todo aquello.

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