Alas #2
Espero que les guste~
Van directamente a la casa de Sandy, el lugar más cercano y más amplio que tienen, MK sentándose de piernas cruzadas mientras hace pucheros, viendo con tristeza su remera y su campera que tuvieron que ser cortadas para dejar que los demás revisen su espalda pero por las muecas que apenas puede ver, sabe que es malo. Hay grandes heridas, por donde las alas se habían abierto paso, la mayor parte de la piel de su espalda manchada con su sangre y tiene la morbosa curiosidad de saber como las alas se ven tan limpias pero se guarda eso para si mismo.
-Voy a limpiarte- anuncia Mei antes de acercarse, arrodillándose tras su amigo con un trapo húmedo entre sus manos, cuidadosa.
-Está bien- agradece que ninguno de ellos intente tocarlas. No le duelen pero se sienten sensibles, incluso el más ligero roce del trapo húmedo cerca de la base lo hace tensarse. Sus alas se sienten acalambradas y con una sensación de hormigueo constante que desea que pare pronto.
-Aquí tienes, amiguito- Sandy se acercó, extendiendo una taza de humeante té, de seguro tan dulce como a él le gustaba.
-Gracias Sandy- acepto, sin darse cuenta de lo seca que tenía la boca hasta que le dio un sorbo tarareando. -Hola Mo- murmuró ante el felino que se estaba acurrucado a su lado, dejando la taza solo para pasar suavemente una de sus manos por el pelaje azulado y sonriendo con cariño al sentirlo apoyarse en el toque.
-¿Cómo te sientes?- Pigsy se le acercó, con algo cálido y que olía delicioso entre sus manos. MK lo acepto gustoso, el hambre superando su cansancio.
-Desnudo...- hizo un puchero, no le gustaba no tener su remera pero con las enormes alas que ahora salían de su espalda era imposible ponerse algo. -...pero mucho mejor- aunque sus músculos estaban algo sentidos, al menos ya no le dolían como antes.
-¿Por qué pasó esto?- Tang pregunta lo que todos allí se preguntan.
-No lo sé...- Wukong analizó con su vista dorada a su alumno, frunciendo ligeramente el ceño. El sello que había puesto en él luce diferente de alguna manera, parte de su poder dorado extendiéndose por sus nuevas alas con facilidad. -...pero nada parece estar mal- no había sellos extraños, no había rastro de ningún tipo de hechizo maligno, todo su poder tranquilo y bien extendido, como si hubiera tenido esas alas toda su vida.
-Nunca he escuchado que algo así sucediera- Macaque frunció el ceño, pensativo, no había nada en su conocimiento alas que aparecieran de la nada.
-¿Qué hacemos ahora?- preguntó Nezha, solo queriendo ir a la gran biblioteca de los celestiales para revisar la información de allí pero sin poder, no era bienvenido ahora, aunque eso no lo detendría si esas cosas traían algún problema.
-Esperar...- MK se levantó apenas su amiga le aviso que había terminado y se alejo, estirando los brazos por encima de su cabeza para desperezarse, sin darse cuenta que extendió a todo lo que podía sus alas. Se veían enormes y todos allí se preguntaron si podría volar con suficiente práctica. Se sacudió ligeramente, las plumas hinchándose apenas, doblándolas con sorprendente facilidad contra su espalda. Estaba aliviado de que no tocarán el suelo. -...y adaptarse- sonrió, dispuesto a seguir con su vida, incluso con su nueva adquisición. Los demás se miraron entre ellos, pensativo y algo preocupados, sólo podían esperar lo mejor y protegerlo lo mejor que podían.
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