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Sunoo salía de su ducha diaria, secando su piel sin dejarla totalmente seca, solo un poco húmeda para aplicar una crema corporal.

Sunoo siempre estuvo muy centrado en los aromas, su shampú lo hizo él mismo, de fresa y miel, mientras que utilizaba un aceite esencial de chocolate en su piel que además de hidratarlo, le daba un característico olor a fresas con chocolate, le encantaba.

Estaba masajeando su propia piel con el aceite cuando alguien entró a su habitación sin tocar la puerta, se asustó un poco pero al ver al pelinegro que ahora era su caballero se tranquilizó.

-Ni-ki, está bien que hagas esto conmigo, pero con otras personas, debes tocar la puerta si o si y esperar a que te digan si puedes pasar o no.

-Lo lamento- dijo desde su lugar, sin pasar a la habitación, quedándose en la puerta.

-Está bien, no pasa nada- le sonrió -Ah, sí, tu habitación... pues... ahora vivirás aquí- le mostró una puerta a un lado de su habitación que conectaba con otra, un poco más pequeña, con una cama de dos plazas, colchas y varias almohadas, tapices hechos a mano y un ropero que al lado tenía la "armeria" donde estaban varias espadas, mazos y un pequeño botiquín.

Esa habitación también daba al pasillo entonces ¿porqué estaban unidos? Porque en cualquier momento el príncipe o Rey puede necesitar algo o puede estar en peligro, por lo cual la puerta que los conecta nunca tiene seguro, pero si el rey o príncipe asegura su habitación con seguro, la puerta del caballero también estará cerrada.

-¿Viviré contigo?- preguntó el híbrido.

-Sí... ahora dormirás aquí y te traerán cada comida, podemos comer juntos si eso es lo que quieres- ni él mismo sabía porqué quería consentirlo tanto.

-Sí, quiero- se dio la vuelta para abrazar a Sunoo quien seguía con una bata de baño en el cuerpo y una pequeña toalla en la cabeza -¿Porqué hueles a chocolate?- preguntó olfateando su clavícula.

-Ah... son aceites que me pongo, mi piel suele ser seca, así que las cremas no bastan- explicó -el aceite está hecho con cacao, por eso huele como el chocolate y--

Sus palabras se cortaron, Ni-ki acababa de lamer la zona de la curvatura de su clavícula.

-El sabor es suave... pero es como el chocolate- Ni-ki sujetó firmemente su cadera para que Sunoo no se separe de él.

-N-no es chocolate...

-Sí, pero tu igual eres delicioso- empezó a lamer cerca de su oído para bajar con besos hasta su pecho, bajando a la par sus manos de su cadera a sus muslos.

-Y-yo... no soy co-comida...

-¿Entonces porqué quiero devorarte tanto?- se lamió sus labios, listo para besar los del príncipe frente a él, que últimamente eran su comida favorita.

Pero Sunoo lo detuvo de golpe, alejando su rostro de manera preocupada.

-Ay Dios, tu labio está sangrando- se preocupó para luego inspeccionar mejor su rostro -y tu ceja está partida... ¡Tu mejilla!- se preocupó al ver un corte en esta -¿Porqué hay sangre en tu camisa?- Sunoo se preocupó tanto en ese momento, que Ni-ki empezó a sentirse culpable.

-Lo siento- se disculpó.

-No, nada de eso, si quieres que deje de preocuparme ve a darte una ducha rápida, yo voy a preparar las pomadas para desinfectar tus heridas- dijo seguro de si mismo -vamos, rápido-lo mandó a bañarse.

Sunoo, hasta que Ni-ki vuelva, se cambió a su pijama de seda, alistando desinfectantes, cicatrizante y algunos vendajes.

-Ya estoy lis-- antes de que Ni-ki pudiera terminar su frase, Sunoo lo obligó a sentarse en su cama, cubriéndolo con una toalla, empezando a aplicar alcohol en sus heridas del rostro, también yodo para que no quede cicatriz, a la herida en su mejilla, la cubrió con una hoja de plátano para que no entre la humedad.

Ni-ki estaba callado en su lugar, pero con una enorme sonrisa en el rostro, Sunoo estaba cuidando de él, y eso lo hacía enormemente feliz.

-¿Porqué sonríes tanto?- preguntó Sunoo ya que Ni-ki no dejaba de mirarlo.

-Porque amo que me cuides- respondió con sinceridad.

-Te hiciste varias heridas... y tienes algunos moretones...

-Me gusta que te preocupes por mi- aprovechó que la mano de Sunoo estaba cerca de su rostro para tomarla entre su propia mano y besarla.

-Y-yo...- no sabía cómo escapar -no puedo dejar que mi caballero ande herido por ahí... ¿no?

Ni-ki soltó una pequeña carcajada, sin decir nada, simplemente dejando que Sunoo pase de su rostro a su torso.

Sintiendo cada uno de los delicados toques de Sunoo, colocando pomadas en sus moretones, cubriendo sus heridas con gasas, con tal delicadeza como si tuviera miedo de hacerle doler algo en el proceso.

-Ya está... con esto sería suficiente, mañana volveré a ver tus heridas para volver a aplicar la crema... buenas noches...

Estaba por pararse, e ir a acostarse a su cama, ya que en ese momento estaban en la de Ni-ki, pero antes de eso, el híbrido jaló de su mano, haciéndole caer contra él.

-Gracias por curarme- plantó un apasionado beso en sus labios antes de liberarlo dejándolo un poco en shock.

-S-sí... yo... buenas noches- se paró, dio cuatro pasos lejos y volvió corriendo para besar la mejilla de Ni-ki, cerca de la hoja de plátano -es... para que sane mejor.

Y sin decir más, se fue a su habitación apagando las luces.

¿Está mal encariñarme contigo solo un poquito?

Cami~