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IV

COMENTEEEEEEEEN ToT.

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-Sunoo, no- Jungwon se aferraba al marco de la puerta.

-Tienes que hacerlo- Sunoo lo empujaba con todas sus fuerzas -Es su cumpleaños y tu hiciste algo para él.

El panadero, Jay Park, hijo de un buen cocinero del reino, era el crush de toda la vida de Jungwon, al menos desde que empezó a vivir en el castillo, Jay tenía 23 años y Jungwon 19.

-Vamos, no vas a tirar esa carta y ese pastel a la basura- Sunoo insistía sin desistir.

-Él es un repostero, no hay ningún sabor que lo sorprenda y solo es una carta. -Además hace frío, debería ir a abrigarme- quiso escapar pero Sunoo se lo impidió.

-Si, pero él está esperando cualquier cosa de ti- puso toda la fuerza que tenía, empujando a su amigo hasta el otro lado de la puerta. -Y Jay ya te calentará después.

-¿Y si a Jay no le gusta?- dijo el joven general. -y cállate, no digas cosas como esas.

-¿Qué no me gusta?- apareció el chico del que tanto problema provocaba en la cabeza y corazón de Yang Jungwon. -Ven- ofreció su mano para ayudar a Jungwon a pararse -Buenas noches, Sunoo.

-Hola, Jay... bueno, yo los dejo solos- sonrió mirando a Yang y se fue hacia su habitación. 

El guerrero estaba ya de pie, cohibido en su lugar.

-Fe...feliz cumpleaños- con sus manos temblando sacó una carta de su bolsillo y se la entregó.

-Oww, Wonnie, gra--

-¡Espera!- salió corriendo a buscar algo y volvió en dos minutos -Sé que eres el repostero real... y que haces de estos todos los días... pero hice esto para ti- un pastel pequeño y adornado con frutas silvestres fue lo que le ofreció.

-Jungwon...

-Y-yo solo...- ¿Ese era el momento?- quería darte esto...

-Gracias- le dio una probada a la crema del pastel -está delicioso- le sonrió.

Jungwon siquiera lo pensó, dejó el pastel a un lado y  colocándose sus puntillas le robó un pequeño beso.

-Perdón- se separó rápidamente, ni siquiera le había confesado sus sentimientos -Lo siento...-y trató de escapar de esa habitación. 

Estaba por cruzar la puerta, pero algo lo jaló de vuelta, aprisionadolo contra un escritorio.

No hubo más palabras después de eso, los labios del mayor chocaron con los suyos, dando paso a un hambriento y necesitado beso.

A pesar de que no habían palabras, sus acciones hablaban por ellos.

Jungwon fue levantado y acostado sobre ese escritorio mientras los besos no se detenían ningún momento.

Al final, Jungwon ya no tenía frío. 

.

.

-Ni-ki- Sunoo entraba a la cabaña llamando a su amigo.

Eran seis los días en los que el híbrido iba viviendo ahí, le gustaba, no había peligro, era cómodo, tenía comida y estaba Sunoo.

-Sunoo- dijo el más alto con una sonrisa -¿Cómo... estas hoy?- utilizo sus lecciones de lenguaje que aprendió recientemente, era lo único que Sunoo le enseñaba, primero debía saber eso antes de enseñarle matemática, medicina o historia.

-Bien, Ni-ki ahora ¿Qué hiciste hoy?- lo puso a prueba.

-Yo me bañé... y corté flores.

-Oh, ¿Puedo verlas?- preguntó.

-Ven- sujetó su ropa llevándolo a donde estaban las flores.

Eran margaritas y un girasol.

-Bonito- dijo el príncipe. 

-Para ti- las levantó y se las dio a su ¿menor?

Ni-ki no sabía su fecha de nacimiento, pero sabía que había pasado por 21 inviernos inviernos hasta ese momento, cada invierno se lastimaba con alguna rama, habían pequeñas cicatrices en su pantorrilla y desde que Sunoo le enseñó a contar, supo eso.

-¿Las recogiste para mi?- Sunoo sintió ternura.

-Es bonito- contestó el más alto. -Sunoo es bonito.

-¿Soy bonito?- río el joven príncipe -pues gracias- miró las flores. -¿Sabes? No tendremos clase hoy, descansemos- no soltó las flores en ningún momento.

Ni-ki no sabía cómo comunicar lo que quería en ese momento, al menos no en lo que Sunoo le había enseñado, así que lo haría de la manera que él sabía.

-¡Hey!- el más bajito fue levantado del suelo, Ni-ki lo estaba llevando en brazos a la habitación.

-Quiero mostrarte algo- dijo Ni-ki acostándolo en la cama donde él solía dormir y se acostó encima de él.

-¿Qué haces?- preguntó el príncipe dejando las flores a un lado.

El híbrido no respondió, en vez de eso, lo sujetó en un abrazo frotando delicadamente su rostro contra el cuello de Sunoo, restregando su nariz en su piel, aspirando su aroma, sabiendo que significaba cariño y seguridad.

Se separó mirando a Sunoo quien tenía las mejillas rosadas, pero con una sonrisa, se acercó a su rostro, donde frotó su nariz con la del príncipe, para después mirarlo fijamente.

-¿Qué?- preguntó el más bajito -¿Quieres que yo igual lo haga?- solo lo vio asentir, aunque en verdad fue una broma.

Ni-ki dejó a Sunoo encima, emocionado porque él haga lo mismo, primero escuchó una risa, luego su rostro chocando contra su cuello.

-Es raro... pero es muy cómodo hacer esto- después de unos cortos minutos, se detuvo, descansado su cabeza en el pecho de Ni-ki.

-Descansa- lo atrapó en un abrazo aún estando debajo de Sunoo, que no pesaba casi nada.

Esa era la forma de Ni-ki de decir "te quiero".















Cami~

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