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࿐♡ 39

—Ya no puedo... —Jeongin no tenía fuerzas en ningún lugar de su cuerpo y Chan parecía como si nunca se cansara.

Perdió la noción del tiempo, pero ya había anochecido, y eso, hasta estaba amaneciendo.

—Voy a llenarte tanto de mí que nunca ningún otro hombre llenará ese vacío.

Jeongin ni podía procesar bien las palabras, estaba mareado y a cada movimiento, su interior resbalaba de su semen.

—Yo... este... yo... —estaba cansado, tan solo quería dormir.

—Ah, quiero marcarte.

Pero si yo... soy un humano.

—Y nunca nadie va a codiciarte como yo, todos van a saber que soy tu propietario y tú el mío, le presumiremos a todos que solo existimos para el otro.

—¿Marca?

—Sí... tú serás mío para la eternidad —sus ojos brillantes miraron a Jeongin—. Soy tan egoísta —se agachó hasta el cuello de Jeongin, donde empezó a lamer mientras buscaba su aroma.

Jeongin tan solo pensó un poco hasta que sintió un gran dolor posarse en su clavícula, no se esperó que Chan le pueda provocar tal dolor.

—¡Duele! —Jeongin quiso separarse en el momento en que sintió un ardor apoderarse de su clavícula—. ¡Chan! ¡Duele!

Pronto sintió que el miembro de Chan se hacía más grande dentro de él, como si fuera imposible que salga de su interior.

—¡Chan! —dolía tanto, sus ojos lloraban—. Reacciona... soy yo... —sabía que el híbrido no trataba de hacerle daño—, por... por favor...

—Sí... Jeongin, eres tú —sonreía con su comisura un poco manchada por la sangre de Jeongin que salió por la mordida.

—Reacciona...

—Mío.

Chan se separó mientras lamía la sangre que salía de esa herida.

—Eres mío, para la eternidad.

Y con eso se acurrucó en el pecho de Jeongin, quedándose dormido de manera inmediata cuando escuchó los latidos del corazón de Jeongin.

Este solo trató de calmar el dolor, o acostumbrarse a él, su clavícula ya no dolía, pero ese nudo dentro de él seguía creciendo.

Ah... vas a sentirte muy culpable después.

(...)

—Buen día —Chan despertaba a las 4pm, por unos golpes a una puerta que escuchó.

Pero no obtuvo respuesta de Jeongin y cuando miró hacia abajo, vio al pequeño rey acurrucado en su brazo, con el cuello lleno de marcas, mordidas, chupetones y hasta sus manos marcadas en sus caderas y cintura.

—Mierda... —Chan no recordaba casi nada de lo que pasó mientras él estuvo en celo, luego vio mejor el torso de Jeongin y vio la cicatriz que se posaba en su clavícula—. Oh... no...

Los híbridos marcaban a su pareja cuando era época de celo, pero Jeongin no era híbrido, Jeongin no tenía esa glándula indolora que permite la marca sin problemas.

Luego volvió a escuchar la puerta ser tocada.

Colocándose una camisa y un pantalón de tela bajó, respirando hondo antes de abrir la puerta.

—Oh... ya estás mejor —Changbin era quien estaba ahí, con una canasta de comida.

—Ah... sí, Jeongin está cansado, me estuvo cuidando toda la noche y se quedó dormido.

—Veo que te cuidó bastante bien —dijo viendo las marcas en el cuello de Chan.

—¿Qué? ¿Seungmin te dejó en abstinencia otra vez? —eran buenos amigos, podían hacer esa clase de bromas sin ofenderse.

—No del todo, fue un buen desayuno.

Y rieron ambos, pero Chan en realidad estaba con su mente separada de la conversación, solo trataba de recordar lo de anoche, trataba de recordar el daño que pudo hacerle a Jeongin.

—Bueno, tengo que volver antes de que Seungmin se altere otra vez, adiós.

—Adiós.

Chan cerró la puerta, tratando de disimular, pero ni bien dejó la canasta en el suelo, corrió para ir a ver a Jeongin quien seguía dormido.

—Mierda... —empezó a caminar en círculos. ¿Cómo fue capaz de hacer eso? Se supone que debía protegerlo de todo, que debía poder controlar sus instintos, no era un cachorro que tenía su primer celo, pero de pronto encuentra pareja y se vuelve totalmente salvaje.

Con sus manos temblando, tomó a Jeongin para llevarlo al baño, donde preparó una tina de agua caliente y los más suaves estropajos que encontró para meterlo en el agua y lavar su cuerpo con extrema delicadeza.

En ningún momento, fue brusco, ni torpe, lo trató como si fuera el vidrio más delicado y hermoso posible.

—Perdón... —Chan secaba su cabello mientras un dormido Jeongin se abrazaba a su torso—. Por favor... perdóname.

(...)

—Mmgh... —Jeongin despertaba, cerca de las 7:30 pm, en brazos de Chan quien acariciaba su pelo con delicadeza.

—Jeongin —dijo en un susurró, verificando si estaba despierto.

—Chan —le sonrió—, ya te encuentras mejor, ¿ver...? —cuando quiso sentarse, el fuerte dolor en sus caderas se clavó y su espalda tembló—. Oh...

—Lo siento —Chan se separó de su cuerpo—, lo siento —se paró, saliendo de la cama—. En verdad lo siento...

—Pero no estoy enojado...

—Hice muchas cosas mal —sus manos temblaban—. Perdón —se colocó de rodillas en frente de Jeongin—, yo no quise... perdón.

Entonces, hizo una reverencia completa ante Jeongin quien estaba sentado en la cama.

—Chan... —suspiró mientras una sonrisa se formaba en sus labios, no estaba nada molesto con él, ya que no estaba cuerdo en ese momento y no había nada que alguien pueda hacer.

Pasaron solo unos segundos hasta que Jeongin se acomodó en el borde de la cama, mirando a Chan.

—Chan, párate, yo no estoy molesto ni te tengo miedo —tocó su mano—. ¿Estás llorando? —escuchó un hipido.

—Yo no quería dañarte —mostró su rostro, con sus lágrimas bajando por sus mejillas—, yo te amo... no quería...

—Yo igual te amo —calló sus palabras.

—Te lastimé... seguro estabas asustado y...

—También lo disfruté, no te culpes tanto —abrazó su cuerpo, secando sus lágrimas con sus dedos.

—Por favor perdóname —besó todo su rostro con pequeños piquitos—. Nunca más volverá a pasar...

—Yo quiero ayudar a que mi prometido pase su celo —besó su mejilla—. Cuando nos casemos, quiero ayudar a mi esposo.

Chan solo escuchó esas palabras.

Solo escucharlo fue suficiente para recordar porqué se había enamorado de Jeongin.

Cada que su mente se preguntaba un

¿Esto estará bien?

O un.

¿Está mal que me quede a tu lado?

O casi siempre un

¿Te estoy perjudicando?

Las palabras y actos de Jeongin, lograban desaparecer todo, era paz, eso era, paz.

El cuerpo envuelto en sábanas blancas de Jeongin y Chan con su camisa y pantalón negro, arrodillado ante Jeongin.

El día en que te entregué mi corazón...

—Te amo...

Ese día... yo renuncié a todo para estar contigo.

—Yo te amo más.

No me importa el dolor, ni cualquier otra cosa, mientras yo esté contigo, voy a estar bien.

—Yo te amo aún más.

Quédate conmigo...

Aunque yo sea un Híbrido.

FIN

Gracias por leer. <3

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