-Maldita sea -Jeongin despertó con un calambre en su pierna y le estaba doliendo muchísimo pararse.

Podía pedirle ayuda a Chan... pero no.

-Okey... solo... tengo que pararme y se va a pasar -Jeongin tomó aire antes de pararse para caminar un poco y que eventualmente deje de doler en un corto tiempo.

Jeongin se sostuvo de uno de los pilares de su cama, para pararse, soltando un pequeño grito pues en verdad le estaba doliendo demasiado.

-Yo puedo, yo puedo -y dio un paso sin tambalearse, el segundo no fue igual.

Le dolió tanto que se agachó y perdió el equilibrio, su rostro habría chocado con su armario de no ser porque alguien lo había sostenido.

-Debes tener cuidado -aquella voz bien la conocía.

-Lo sé... -se apoyó en Chan para volver a sentarse en la cama.

-¿Es un calambre?

-Sí.

Estaban siendo directos uno con el otro, sin intenciones de formar conversación en ese momento.

-¿Cómo supiste que me dolía algo?

-Soltaste un gritito -respondió dándole un pequeño masaje a sus pies.

Se quedaron en silencio por algunos minutos, hasta que Jeongin estuvo listo para tragarse su orgullo y decirle algo.

-Oye, Chan... sobre lo de ayer... -no podía mirarlo a los ojos en ese momento.

-¿Sí? -esperó atentamente sus palabras.

-Creo... que yo... que ambos ahm... deberíamos hablar...

-¿Listo para comenzar el día, Jeongin? -preguntó Jisung entrando a la habitación sin tocar la puerta-. Oh, hola Chan.

-Buenos días, príncipe Jisung -Chan se paró de mala gana, haciendo una reverencia-. Continúen, yo ya me iba.

-¡Chan! -Yongbok estaba atrás de Jisung-. Ven, vamos, mi príncipe nos preparó algunas cosas para que no estemos aburridos -entonces vio más al fondo de la habitación viendo a Jeongin-. Buen día, príncipe Jeongin -hizo una reverencia.

-Ah, hola -respondió el nombrado de mala gana.

-Rápido, el desayuno se acabará pronto si no nos apresuramos -Yongbok volvió a su conversación con Chan jalándolo del brazo, sacándolo de la habitación.

-¿No es una ternura? -Jisung habló sentándose en la cama de Jeongin.

-Sí... encantador.

(...)

-Hey~ Jeongin~ -Hyunjin agitaba su mano enfrente de Jeongin, puesto que este no le estaba prestando atención a nada de lo que estaban haciendo.

-Ah... lo siento, estoy un poco distraído.

-¿Un poco? -preguntó Minho-. Estábamos jugando poker, le dijiste a Jisung "vete a pescar".

-Perdón -se disculpó.

Pero es que también era inevitable no ver por la ventana, donde estaban Chan y Yongbok jugando con la nieve que cayó esa mañana.

Jugaron poker por un rato hasta que llegó la hora del almuerzo.

-Oh, esperen, ya son las 11:30 y olvidé que tenemos un asuntito que... acatar -Minho tocó el hombro de Hyunjin y Jisung.

-Oh... sí -Hyunjin asintió.

-Ah, ¿sí? -Jisung estaba confundido, pero al ver a Hyunjin ya entendió-. Ahhh.... sí, tenemos que hacer algo.

-Jeong, puedes almorzar solo hoy, ¿verdad? -Minho le dijo-. Si quieres podemos llamar a Chan para que te haga compañía si...

-No, está bien, comeré solo si están ocupados -les sonrió.

-Bueno... nos vamos -y todos se fueron corriendo a quien sabe dónde.

Jeongin fue a su habitación donde su almuerzo ya estaba colocado en una pequeña mesa junto a la ventana.

Suspiró mientras se sentaba, agarrando con los palillos las guarniciones juntándola con su comida.

Miró en la ventana viendo a Chan y su amigo jugar y divertirse.

Los vio por un largo rato sin saber qué más hacer en ese momento.

¿Te sentías así?

Pensó mientras tomaba un poco de agua.

¿Así de solo te sentías?

Ver a esos dos tan animados juntos, le hizo sentir muy solitario, él solía estar sonriendo al lado de Chan.

Tal vez si fue su culpa que haya pasado eso, fue el primero en dejarlo solo, sin hacer nada mientras Chan lo seguía a todos lados, eventualmente iba a cansarse de no hacer nada.

-Mi príncipe -dijo un sirviente interrumpiendo sus pensamientos.

-Ah... ¿Sí? -le respondió con una sonrisa.

-Las cartas y paquetes que le llegaron y aun no leyó -le entregó una caja con pequeños paquetes y algunas cartas.

-Muchas gracias -empezó con los paquetes, siempre le gustaban los regalos.

El primero fue uno de los súbditos, pidiendo que coloquen cercas en las casas de las afueras, puesto que los híbridos también atacaban sus cosechas, el paquete contenía un pequeño modelo a escala de como se vería una de las casas con cercas.

Estuvo abriendo varios paquetes hasta que la luz ya no era suficiente y afuera seguían Chan y Yongbok tratando de patinar sin ninguno saber nada.

Suspiró empezando a abrir las cartas, pero vio que una estaba pegada a una caja no muy pesada.

Abrió la carta, viendo de quién era, sonriendo al ver que era del general Sung, empezó a leer con una sonrisa, que de a poco se desmoronó conforme seguía leyendo aquella carta.

Las lágrimas empezaron a caer de sus ojos, mientras sus manos temblaban al dejar la carta a un lado, empezando a abrir aquella caja.

Con sus temblorosas manos sacó dos cajitas no más grandes de 20x20cm. Abriéndolas viendo la corona de su madre y la de su padre en la otra caja.

Aguantó sus sollozos todo lo que pudo, sacando ambas coronas de sus cajas, abrazándola muy fuerte mientras se acostaba en su cama en posición fetal.

Sus padres, no volverían esta vez.