࿐♡ 03
—Jeongin, ¿dónde estabas? —su madre lo recibía preocupada.
—Les dije que estaría en mi almacén —Jeongin la miró extrañado, ¿por qué parecía asustada?
—Ven..., tenemos que hablar.
Y dentro de una habitación, bueno, un cuarto de invitados, su madre se sentó en una silla, frente a la cama, donde le dijo a Jeongin que se siente.
—Hijo..., papá llegará en unos minutos.
—Sí, lo sé, mamá, siempre llega alrededor de las 7:30.
—Sí... pero hoy tiene que viajar —jugaba nerviosa con sus manos.
—¿A los reinos del sur? —preguntó el adolescente.
—No... —suspiró tomando aire—. Irá al sur de las montañas...
—Pero ahí no hay ningún reino.
—Por eso mismo... Nos llegó información de un viajero, dice que hay un gran nido de híbridos ahí, tu padre cree que, si atacamos ahí y nos deshacemos de las mujeres, esto acabará pronto.
—Pero, mamá...
—Y yo iré con él... necesitan doctores y yo soy la principal.
—Mamá...
—Te amo, hijo —lo abrazó, con todo el amor que podía dar en un abrazo.
Jeongin sabía, que era un lugar muy lejano, fácil de perderse en el bosque y el mar, peligroso como hierba venenosa, eso significaba que, tal vez, no volvería a ver a sus padres.
Empezó a llorar, ¿en verdad lo dejarían aquí?
—Ya... mi amor... junto a ti yo voy a estar... y nunca nadie te ha de hacer mal —empezó a cantar como cuando era un niño—. Tus ojitos de luz... el llanto no ah de nublar, ven aquí, mi dulce amor, y nunca ya dolor sentirás...
Y la puerta se abrió, era su padre.
—Linda, no encuentro a Jeongin, yo... —y cuando los vio a los dos ahí, llorando y abrazados, corrió a rodear a su hijo en un abrazo—. Tienes que ser fuerte... —acarició su cabello—. Los príncipes... también lloran —besó su frente—, pero te prometo que volveré, junto a tu madre, volveremos dentro de cinco meses.
—Pero, papá... —Jeongin tenía miedo... miedo de quedarse solo, aún más de lo que se sentía.
—Debemos irnos —dijo su padre, separándose de Jeongin.
—Cuídense... —dijo Jeongin llorando, pero tratando de mantener su postura.
—Tú igual, y no olvides que te amamos.
Y con eso, partieron viaje rumbo a las montañas del sur, dejando a su joven hijo solo en el castillo, los consejeros reales se harían cargo del reino, al menos hasta que Jeongin cumpla 19... en caso de que sus padres no vuelvan.
Esa noche, Jeongin no pudo conciliar el sueño, imaginándose múltiples posibilidades de las que sus padres podían ser víctimas.
(...)
El príncipe, listo para ver a su amigo, se adentró en el bosque con su canasta llena de comida nueva para Chan.
Sin tener que llamarlo un suave "Jeongin" lo llamó desde cerca de la orilla del río.
El nombrado miró hacia donde se dirigía la voz y vio algo que lo dejó en shock... otra vez.
Chan, su amigo híbrido parecía haber sido atacado, tenía varias heridas en su espalda, el labio partido y un corte en la pierna, parecía pedir ayuda.
—Oh, Dios... vamos a casa —con todas las fuerzas que tenía, trató de levantarlo, aunque en verdad lo estaba arrastrando, pero quería llevarlo a su cabaña, ¿pequeña casa? Era de 40 metros cuadrados y solo un piso.
Lo arrastró sin importarle si alguien más lo veía, solo quería ayudarlo.
Dejó a Chan dentro de la casa, sobre algunas frazadas donde él solía acostarse cuando estaba cansado, era la sala de esa casa.
—Primero tengo que bañarte... —y con las pocas fuerzas que le quedaban dejó a Chan dentro de la tina que tenía en su baño.
Calentó agua mientras hacía las mezclas para sus diferentes heridas.
—Jeongin —volvió a llamar Chan.
—Ya voy —dijo preocupado y apurado al mismo tiempo.
Al terminar de hacer las mezclas, con el agua caliente, empezó a mezclar la con la fría, para crear agua tibia.
Empezó mojando el cabello de Chan luego su espalda su rostro y su torso, tomó shampoo que siempre usaba él y empezó limpiando su cabello, también jabón para limpiar su piel.
—No puedo ponerte las mezclas sobre algo sucio... no van a funcionar igual —Jeongin explicó viendo como el híbrido miraba las burbujas en sus manos—. Burbujas —dijo señalando estas.
—Burbujas —repitió.
—Hmm... clases... Sí, mientras estás aquí, te daré clases.
(...)
Jeongin costuraba ropa nueva para su amigo, mientras este devoraba la comida que Jeongin le había llevado, con su pierna y torso vendado por gasas de lana limpias.
El príncipe, aunque pensó en darle su ropa, al considerarlo mejor supo que no sería de su talle, ¿cómo lo supo? Pues era algo obvio.
Costura solo un pantalón y una camisa suelta, para que está cómodo.
—Chan —llamó haciendo que su amigo se voltee—, ten —le pasó la ropa—. Es lo que traigo yo, mira —señaló su pantalón y su propia camisa tratando de hacer idea de cómo se usaba eso.
—Gracias —dijo esperando que esa palabra sea la adecuada.
—De nada...
Suspiró dejando a Chan solo para que pueda cambiarse, corriendo para traer sus libros de literatura y ortografía para enseñar a Chan.
Volvió con dos cajas de libros y algunos cuadernos, estaba muy pesado, pero sabía que con decir "ayuda" Chan no sabría qué significaba.
Pero entonces el peso se alivianó, el híbrido había tomado una caja ayudando así a Jeongin.
—Gracias —dijo el príncipe.
—De nada —respondió el híbrido.
Ahora sí, desde hoy, empezaban las clases intensivas de lenguaje para Chan.
No sabía si quería enseñarle a Chan todo el día o solo quería distraerse del dolor de la partida de sus padres... pero sea cual sea la razón, Chan aprendería a comunicarse bien.
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