Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1

—Él me ha sido infiel —escucha de pronto. Su voz suena apagada e incluso resignada



Le era curioso, puesto que lo decía como si fuera una especie de victoria en lugar de un hecho triste. Le veía dando un movimiento circular a una copa de vino en su mano, pero a la vez realmente empequeñecido. Entonces le pregunto:



—¿Has pensado cómo vas a vengarte? —



Yuuji le miró extrañado, sin contestarle, como si la venganza fuera algo muy por debajo de su nivel. Un insulto.



—Sí, ¿Cómo vas a vengarte para ponerte a su altura? — le dijo el mayor.



Ryomen podía ver las brillantes lagrimas que se acumulaban en sus ojos, mas no las dejaba salir al limpiarlas con la manga de su suéter de lana. Se veía tan lindo, tan cálido y a la vez tan sexy.

La forma de su cuerpo, exquisito, con músculos en las zonas adecuadas y curvas en otras tantas.

Lo conoció quizá demasiado tarde, pero ¿Cómo alguien como él, podría conocer a un ángel como lo era Yuuji?

Su hijo; Sukuna se había sacado la lotería al tenerle como su pareja, al desposarlo en la noche de bodas y; ahora, 5 años más tarde, después de lo que se suponía era su "verdadero amor". Sukuna había sido único hijo, su madre; Uraume, no era una mujer que fuera una madre cariñosa, su matrimonio más bien, había sido por acuerdo entre sus familias, así que Sukuna había sido producto de ese contrato. Le quería; si, pues era su hijo y respetaba lo mucho que había crecido como hombre y le enorgullecía por sus habilidades como jefe de una de las ramas de la empresa familiar.

Pero ciertamente en esos momentos, la ira llenaba cada gota de su sangre al ver el sufrimiento de Yuuji en su mirada. El dolor de la traición, la indiferencia con la que ahora se manejaba. Como si no valiera nada.







—¿Cómo vas a vengarte Yuuji? — volvió a decirle, acercándose a donde estaba sentado, llevando su la mano a la que tenía su copa, quitándosela y remplazándola con la suya, entrelazando sus dedos —¿Cómo vas a vengarte? — dijo una vez más, besando sus nudillos sin dejar de mirarle.











¿Cómo se ve la vida cuando te estás recuperando de una pareja infiel? Quien es una persona que se supone juro amarte y respetarte, hasta el final de tus días.

La respuesta para algunas personas es fácil, y pasar a una nueva relación, sana y honesta, con una persona en la que confíes. Si es con alguien más atractivo, ¡Seria más satisfactorio! Sin embargo, saltar directamente a una nueva relación después de una ruptura suele ser una receta para el desastre. Así que hay que tomarse el tiempo necesario.





Yuuji ya no piensa lo mismo.



Al principio Sukuna estaba realmente interesado en su relación, haría cualquier cosa por mantenerle feliz, fueron dos años de coquetearse, de citas, de flores, le hablaba sobre casarse y tener un futuro, le dijo que le amaba todo el tiempo que podía y constantemente lo llamaba, horas y horas de conversaciones aleatorias de todo o nada y le enviaba románticos mensajes de texto.



Sin embargo, recientemente; a 4 años de su matrimonio Yuuji había notado como la actitud de su esposo había cambiado completamente. Hacia todo el esfuerzo que podía para no molestarlo si veía que su cargo de trabajo era sofocante; aun así, hacia todo por llamarlo para saber cómo se encontraba, si necesitaba algo o enviarle un mensaje de texto; siempre era quien estaba tratando de verlo, esperándolo por las noches para dejar cenas que terminando comiendo solo. Yuuji tenia un empelo común, en un lugar común, tenia la herencia que le había dejado sus padres al morir, por lo que si quería podía hacer nada por el resto de su vida, mas siempre le gustaba estar haciendo algo.





—Ya nunca tienes tiempo para mí y me dices que es por tu trabajo, que lo mantiene ocupado — le dice Yuuji una noche que Sukuna llega tarde por... ya no sabe qué vez en ese mes —Me dices que "solo tenemos que esperar un tiempo... así que ten paciencia" — le dice haciendo comillas con sus dedos, levantando sus manos por arriba de su cabeza





—Vamos Yuuji, tienes que comprender que este es el mejor negocio que pude concertar en toda mi vida, tengo que mantenerme activo si quiero hacer más—



—¡Por supuesto! — le grita Yuuji, lanzando una de las lámparas de la sala contra la pared —¡¿Cómo se llama el negocio de turno, es hombre o mujer?! ¡Dímelo, joder! —





Sukuna no ignora su rabieta, le dice que exagera, que son solo ideas suyas. Intenta marcharse a la recamara que comparten, a la que Yuuji no quiere entrar porque siente que el frio que los divide le absorbe el alma.



Las lagrimas que había evitado dejar caer lo hacen llenarse de ira, quiere romper, destrozar, gritar. Pero nada de ello va a remover las marcas de besos que encuentra en el cuello de Sukuna cuando lo ve dormir, el labial corrido en el cuello de sus camisas, el aroma de perfume barato y los condones en su maletín cuando sale a "Trabajar" por varios días fuera de la ciudad.

Yuuji se derrumba en la sala, pero no se queda ahí luciendo y sintiéndose patético. Va a la licorería, toma una botella y se refugia en una de las habitaciones de invitados.

A la mañana siguiente, lo recibe un terrible dolor de cabeza, la botella vacía tirada debajo de la cama y un solo mensaje que esta vez si le hace llorar, intentando volverse uno solo contra las sabanas de seda que lo envuelven.



—"No podre volver a la cena, pide algo a domicilio si quieres"





Eso es todo lo que su corazón puede aceptar, ya no tiene ganas de más.

No quiere vivir solo en esa grande y fría mansión, rodeado de pinturas caras, con una vajilla preciosa que no es usada nunca, de ropa hermosa, provocativa que ya no es vista ni apreciada. Con nada más que compañía que el polvo y el silencio.












"Ojo por ojo, diente por diente". Así lo dicta la Ley del Talión que buscaba aplicar un castigo proporcional en retribución a la falta cometida. Yuuji no sabía de eso, pero si es así; le daría un premio a quien acuño esa ley por su sabiduría. Aplicando esto a lo que siente en esos momentos sería: "Si Sukuna me fue infiel, yo también, así sabrá lo que se siente".

Sin embargo, ese pensamiento solo paso por su mente en el momento en que todo se volvió una locura de pleitos y groserías que se tiraban ambos como bombas, una guerra que solo debía tener una forma de ganarse.



La separación.



Yuuji se lo había pedido, que acabaran con la farsa, con las mentiras, con la traición. Sukuna por otro lado, se había negado, había pedido una segunda oportunidad, diciendo que esta vez sí lo haría bien, que no volvería a hacerle llorar. Una semana después Yuuji muerde su labio cuando siente el perfume que una vez sintió en su despacho, proveniente de la nueva secretaria.





—¿Cómo vas a vengarte? — recuerda que le había dicho Ryomen.







El hombre es impresionante, no puede negarlo. Es alto, guapo, músculos en cada lugar correcto, a pesar de tener casi 50 años, el hombre se ve como nuevo. Sexy; demonios, no podía negar que un par de veces en las cenas familiares, sus ojos se perdieron en la ancha espalda, antes de apartarla para no gemir al ver sus respingadas nalgas ¿Qué tanto ejercicio debió hacer para obtener eso? Y ni se diga al bulto que se hace en sus pantalones cuando se sienta.







Estas ocupado... — le manda un mensaje de texto, mismo que es respondido con rapidez.

Para ti no Yuuji, lo sabes

Sukuna no volverá para la cena... — vuelve a escribir —Yo... —

—¿Quieres cenar conmigo? tengo un vino de un buen año que quiero que pruebes — ve como respuesta





Yuuji aprieta el teléfono contra su pecho, bloqueándolo para no enviar algo equivocado. ¿Quiere hacerlo? ¿Quiere cruzar esa línea, tomar ese cable que le ha sido lanzado? El timbre de un nuevo mensaje llega a sus oídos, sabiendo de quien es, pero nervioso ante su contenido.





Ven a mi departamento... lo pasaremos bien— lee

Estaré ahí en una hora...

Lo estoy deseando





Yuuji corre habitación arriba, buscando la ropa que usara para ir a ver al padre de su esposo, ¿Cómo vas a vengarte? Recuerda que ha dicho; moviendo sus manos a esa zona de su closet que no había tocado en mucho, mucho tiempo.
















Yuuji esta atrapado entre la pared y el cuerpo de Ryomen, si; esta nervioso, pero no por los motivos que quien es su suegro piensa.

Tiembla cuando la gran palma de este comienza a acariciar la piel de su muñeca, luego se desplaza a su brazo y de ahí hasta su hombro, su cuerpo ya esta contra el suyo, moviendo su rostro hacia su cuello, besando y mordiendo de tal forma que: sin poder evitarlo, gime de placer.





—Ese desgraciado de mi hijo no merece tenerte a sus pies, vales mucho como para rebajarte a eso —





Yuuji lo sabe, que Ryomen juega con una mente que ya no es tan cuerda ¿Locura? Quizá ¿Venganza? Por supuesto. Pero Yuuji no quiere caer sin dar algo de pelea, una excusa que lo haga no arrepentirse después, lleno de dolor y tragedia.



—¿Por qué? — le dice — ¿Por qué sigues guardando esta estúpida fidelidad que no te conceden? —





—¿Qué? N-no... yo... — responde a penas



—Tu viniste aquí a pesar de saber mis intenciones contigo Yuuji — Yuuji echa su cabeza hacia atrás cuando la otra mano del mayor se cuela entre sus pantalones, yendo directo a su miembro, comendo a sentir sus caricias que provocan se muerda el labio



—Vi como me veías mientras bebías aquella tarde, en cada ocasión que había un momento para compartir... —



—¡N-No esto... no era mi intención yo...! —



—¿Debería detenerme? — le dice al oído sin dejar de mover su mano, levando sus labios al lóbulo de su oreja, sintiendo los dientes mordisquear la piel y después lamer detrás de la oreja —Hare lo que tu quieras... ¿Debería detenerme? —





Todo había sucedido tan rápido, en cuanto llego Ryomen se había lanzado a sus labios, a su cuerpo, a apresarlo contra la puerta de su departamento. Yuuji no deja de ver esos ojos rojos tan parecidos a los de Sukuna, Ryomen era una versión mejor, más fuerte, más poderosa, mas... sensual y de una manera agresiva pero sexy que; debía admitir, podría volver loco a cualquiera, lo estaba volviendo loco, la forma en que cada palabra cargada de lasciva hacía que lo sedujera.

Su corazón ya late debocado por la idea, por el pecado de la traición, pero ¿No había sido traicionado primero? Sukuna había sido primero quien le infringió dolor.





Yuuji se casó prometiendo amor y fidelidad. Algo como hasta que la muerte les separara y con esa convicción había alimentado su matrimonio; sin embargo, esos principios que creía tan firmes ya no los tiene tan claros tras el dolor de las infidelidades de su esposo, de Sukuna, del hijo de quien le sostiene en ese momento, de una relación que; aunque lo ha intentado, ha ido debilitándose con el paso del tiempo.





Se detiene a no pensar unos segundos, lanzándose por gusto propio a los labios del mayor, saliendo de sus labios un sonido muy parecido al dolor lastimero de la traición que estaba provocando, pero combinada con el placer que sabía obtendría.

El sonido de sus labios chocando, de la saliva y sus lenguas envolviéndose la una con la otra eran potenciadas por la soledad del departamento, los jadeos que surgían cuando intentaba respirar por tan fiero ataque.





Ryomen sabia como hacerle sentir bien, como provocar los puntos clave en su piel que le hacían sentir placer. Uno que hacía tanto tiempo no experimentaba.





A pesar de haber recibido decenas de proposiciones indecentes por parte de desconocidos incluso, nunca contempló la opción de un flirteo con ninguno de ellos para saciar las necesidades que Sukuna ya no contemplaba, las manos de su suegro cogen sus pectorales, sin embargo no hay mucho donde agarrar, no obstante; sus pezones son extremadamente sensibles y Yuuji no puede más que abandonar el beso para poder liberar un reprimido gemido, suspirando de nuevo al reencontrarse con sensaciones casi olvidadas. Una mano sube lentamente por su muslo hasta que se detiene en su sexo, notando un apretón, el de la mano de Ryomen que sube de arriba a abajo, pero con el pantalón puesto no tiene la sensibilidad que desea.

Yuuji quiere desnudarse y facilitarle la labor. Quiere que lo posea y le haga sentir su carne dentro, pero Ryomen parece tener otros planes y quiere seguir con el beso, intercambiando su saliva y haciendo sonoros sonidos mientras le come la boca de una manera que raya en lo animal. Ayuda con sus manos empiezan a desabrocharle la camisa, después el pantalón. Su impaciencia le obliga a ponerse en pie para terminar de quitarse ella la ropa frente al mayor, mostrándole el delicado conjunto que trae debajo.





—Tan jodidamente sexy, que me hace querer golpear a mi hijo por este manjar desperdiciado — le dice el mayor, haciendo que Yuuji tiemble por la alabanza





La emoción de las sensaciones en sus entrañas lo hacen marearse de placer, Ryomen lo levanta de detrás de las rodillas, empotrándolo esta vez contra la mesa de la cocina, no duda en hacer a un lado la pequeña braguita de encaje, una en color negro que se pega a la piel de su trasero, Yuuji grita por el placer al ser penetrado de un dolo golpe, comenzando a jadear y llorar a viva voz por lo bien que se siente.

Yuuji solo había querido una sola excusa para llegar a ese final, porque la razón por la cual tardado una hora en llegar había sido que se había preparado el culo previamente. Ryomen parece un animal, moviéndose en su interior con su duro pene como si no existiera nada mejor en el mundo, lame sus pezones, los jala con la punta de sus dientes mientras su dura carne muele su interior, llenándolo hasta dejarlo sin aire.





—¡Es tan grande! ¡Ahhh Ryomen-san, se siente tan bien! ¡Mas... quiero más! — dice en una larga letanía de placer culposo que lo lleva a la locura





—Joder Yuuji, ni pienses que te dejare ir... eres mío, todo mío —





Yuuji levanta mas las piernas si puede, dándole más espacio al musculoso cuerpo de su suegro, puede ver sus pectorales marcarse en la camisa blanca que no se ha quitado, aferrándose a la ancha espalda con toda la fuerza que tiene. Ryomen golpea y golpea su próstata, haciéndole apretar los dedos de los pies por el placer que le provoca, corriéndose con fuerza, dejando salir su espeso semen en medio de ambos, viendo miles de luces detrás de sus parpados por la abrumadora sensación de placer.

Escucha la voz gruesa se Ryomen llamarle, siente como aprieta su cintura mientras embiste como un toro embravecido, hasta que su hombro es mordido, haciéndole sentir el calor de su canal ser llenado de semen caliente y espeso, que se derrama en la madera de la mesa aun teniendo el pene dentro. Es tanto que siente no terminara nunca.



Todo ha sucedido tan rápido, tan placentero, tan abrumador que no puede creerlo, la forma en la que se convirtió de un esposo abnegado y puro, a un hombre desvergonzado, con el semen de su suegro profundo en el culo.





Y sin embargo Yuuji descubre que quiere mas.





Ryomen sale con lentitud de su interior, dejándole ver el alcance de la monstruosidad de verga que ha estado dentro de su culo, lo grueso y venosa que es esa extensión canela de piel, la pulcra zona de vello púbico recortado, la marca del musculo que bordea sus caderas. Tan apetecible que le llena la boca de saliva, en un antojo que no piensa quedarse.

Yuuji se deja caer de rodillas, llevando una de sus manos a esa dura verga. No se sorprende de lo rápido que se ha repuesto, sin dejar de ver esa mirada cargada de lascivia y lujuria.



Lleva su boca a esa carne húmeda del semen que ahora gotea espeso de su entrada. Hunde sus labios hasta la empuñadura, rodando sus ojos ante la forma en la que se expande su garganta.




—Eso es... devoras tan bien mi verga, no pares Yuuji— escucha que le dice y eso lo llena de ego





Ryomen gime de una forma tan excitante y varonil, tomándolo de ambas mejillas cuando empieza a embestir sin piedad, ve como el sudor baja por su rostro, haciéndole ver si es posible, mas sexy de lo que ya es, sin embargo, Ryomen no se detiene ahí. Saca su dura verga, haciéndole caer al suelo por la presión de la falta de oxígeno.





Lo levanta de una forma brusca del suelo, lanzándolo contra el sillón de la sala. Yuuji trastabilla y deja caer por error una de las lámparas, pero a Ryomen no le da importancia.

De una forma rápida y limpia su camisa va a dar al suelo, mostrándole a Yuuji los tatuajes de sus brazos, hombros y pecho.

Yuuji abre sus piernas en una clara invitación mientras sonríe, mas es volteado bruscamente sobre su estómago. Ryomen cubre su cuerpo, haciéndole sentir pequeño y temeroso, pero lo que recibe en su lugar es su culo siendo deliciosamente llenado, tan al fondo que lo hace perder por poco la conciencia. Ryomen lo alaba, la forma en la que devora con el culo su verga, amasando sus pezones con un par de sus grandes dedos, sintiendo como el mayor lame y muerde sus hombros, su cuello, dejando sendas marcas de su placer y pecado.





A Yuuji no le importa, es más; desea que Sukuna pueda ver que no solo es él quien puede jugar si quiere.

Quiere tomar su dura y goteante verga para masturbarse, quiere que Ryomen no deje de embestir y llenarle el culo de la manera en la que lo hace, no para, le causa tanto placer antes olvidado, virando los ojos cuando su pene explota de nuevo contra el sillón de piel bajo él. Gritando cuando el semen de Ryomen le llena de nuevo tanto que el aire se le escapa, que cada que jala aire para no desmayarse, parte de ese liquido salga disparado en pequeños chorros.





—Ry-Ryomen-san... — dice exhausto Yuuji





—Has sido un plato delicioso de disfrutar — le dice el mayor mientras mordisquea su oreja —Puedes venir a comer cuando quieras —











—¿A dónde vas Yuuji? — escucha a sus espaldas antes de abandonar su hogar





—Iré donde tu padre, necesita mi ayuda con unas compras para el nuevo diseño de su apartamento—





—Como sea, no volveré a cenar, tengo una junta con un par de inversionistas —





—No te preocupes cariño, cenare con el ... — le responde 



Yuuji rueda los ojos, pues ha visto a "esos inversionistas" que no son mas que un par de mujeres que conoció en la última fiesta de sociedad a la que asistió. Ha visto a esos inversionistas un par de veces salir de su oficina. Sale sin decir mas nada, tecleando un solo mensaje en su teléfono obteniendo una respuesta rápida y concisa, a la cual responde con una sonrisa bien marcada en el rostro.







—Por supuesto, se donde esta la llave, te espero en tu recamara... papi— 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro