002.
Lunes 5 de noviembre del 2018.
Busan, Corea del Sur.
La campana del colegio sonó fuertemente por los pasillos, indicando la salida de clases.
Jimin metió sus libros y cuadernos a su bulto rápidamente para después salir del aula del mismo modo.
Una gran sonrisa se asomó en sus labios, habían pasado seis días desde que la última vez que vió a Jungkook y ahora lo volvería a ver otra vez.
Aquello siempre le emocionaba, no importa cuántas veces se vieran. Siempre sentiría la misma sensación de alivio y felicidad cuando lo veía.
—Hey, Jimin, ¿vamos por un helado?
—Taehyung, su mejor amigo del alma, se acercó a él, abrazándole por el hombro.
—Hoy no, Taehyung —hizo una mueca y antes de decir la razón, el azabache la adivino.
—¡Ah, cierto lo olvidé! —negó con la cabeza— Jungkook, ¿no?
Jimin asintió frenéticamente con la cabeza enseñando una gran y radiante sonrisa.
—Ya veo, no hay problema —aseguró Taehyung— Bueno, te dejo entonces, me quedaría a saludar a Jungkookie pero creo que no le caigo muy bien
—rió.
Jimin rodó los ojos.
—Si le caes bien, Tae. Lo que pasa es...
bueno sí, no le caes muy bien
—admitió y el azabache soltó una exclamación.
—¡Sabía que no era idea mía! ¿Y porqué? —ladeó la cabeza.
—Pues... —pensó— Eres muy pegajoso conmigo y parece que él se pone celoso por eso.
Taehyung frunció el ceño con diversion.
—¿Es enserio?
—Sí, él es así —se encogió de hombros y Taehyung negó con la cabeza, entornando los ojos.
—Bueno, ya me voy —se despidió el azabache— ¡Nos vemos mañana!
Jimin lo hizo con la mano y caminó en dirección a los baños, sabía que Jungkook le estaba esperando afuera pero quería arreglarse un poco para él.
Entró y para suerte suya estaban vacíos. Colocó su bulto en el lavado y sacó su polvo y brocha comenzando a aplicarse en todo el rostro, seguidamente sacó un brillo labial y se lo aplicó en sus gruesos labios.
Por último peinó rápidamente su cabello rosa con un cepillo pequeño.
Cuándo se sintió listo, guardó todo y se puso el bulto en la espalda y caminó hacia la puerta.
Pero de repente fue abierta, deteniendo su caminar.
—Vaya, vaya Park Jimin —habló el recién llegado— ¿Qué hacías? ¿Retocabas tu cara de niña?
—Ja, Ja. Hazte a un lado, Changkyun, tengo prisa —habló Jimin de mala gana, intentando pasar.
Pero el pelinegro le impidió el paso, otra vez.
—¿A dónde vas? —preguntó—
¿Vas a ver a tu noviecito, acaso?
—levantó una ceja, cruzándose de brazos.
—Qué te importa, deja de joder y búscate una vida —soltó el pelirosa, rodeando al chico para ir hasta la salida.
Pero Changkyun se lo impidió tomando fuertemente su brazo y
apresionándole contra la pared, provocando que la espalda de Jimin se lastimase.
—¡Ah! —se quejó de dolor— ¿Qué mierda haces?
El pelinegro aprisionó las manos de Jimin, colocándolas a ambos lados de su cabeza, sin dejar que se moviera más.
—¿Cómo te atreves a hablarme así, pequeño idiota? —habló amenazante entredientes.
—A las basuras cómo tú se les habla así, imbécil —soltó Jimin.
En ese momento, Changkyun lo toma de los hombros y lo lanza con fuerza al piso, se acerca y se coloca encima suyo, sin dejarle salida otra vez.
—¿Sabías lo mucho que me pones cuando hablas así? —se acerca y Jimin siente mucho miedo mientras intenta escapar.
—¿Sabes otra cosa? —habla nuevamente y Jimin puede oler su aliento a cigarro— No soy marica pero debo admitir que siempre te tuve ganas, Jimin.
Jimin abre sus ojos como platos y comienza respirar aceleradamente, el pánico corriendo por sus venas.
—¡Eres un enfermo, quítate!
—pataleó y forzó como un desquiciado.
—¡Quieto! —gritó Changkyun dándole una cachetada.
A continuación llevó una mano al muslo de Jimin y comenzó a subirla lentamente.
—¿Qué se sentirá probarte, Park? Uhm, con el cuerpo que tienes, me imagino que debes ser una perra en la cama...
En ese momento el pelinegro hizo ademán de besarle pero Jimin fue más rápido y levantó su rodilla dando un golpe certero a la entrepierna del contrario, quién al instante lo soltó gimiendo de dolor.
Jimin con el corazón en la mano se apartó de él y se levantó con rápidez, sintiendo sus piernas temblar aún por el pánico y cómo pudo salió corriendo de ahí.
Ya afuera, corrió y corrió por los pasillos hasta la salida, con las lágrimas en sus ojos nublándole la vista y su corazón latiendo cómo loco, nunca le había pasado esto en su vida y por eso se asustó demasiado.
Estaba tan esmerado en huir sin mirar a su alrededor que su mundo literalmente se detuvo cuando chocó contra alguien o mejor dicho, contra el pecho de alguien.
—¡¿Jimin?!
Levantó la vista y sintió como la vida se le iba al ver a Jungkook ahí, quién le miraba con los ojos totalmente abiertos y un semblando asustado.
Tardó unos segundos en captar la situación hasta que finalmente se lanzó a los brazos de su ángel, comenzando a llorar.
—Jungkook, Jungkook —decía entre sollozos de alivio.
—Dios, amor ¿qué sucedió? —el castaño no hallaba qué hacer, Jimin temblaba y lloraba entre sus brazos y no sabía el porqué.
Así que lo apartó un poco para tomar su rostro y hacer que le mirara a los ojos.
—¿Qué pasó? —preguntó pacientemente, limpiando con sus dedos pulgares las lágrimas de su novio.
—Y-yo fui a-al baño y-y luego e-él...
—habló entre sollozos con un nudo en su garganta.
—¿Él? ¿Quién es él, Jimin?
—Jungkook se estaba asustando.
—Changhyun, f-fue él —respondió con dificultad.
Jungkook abrió sus ojos, sorprendido.
Claro que conocía a Changkyun, cursaban en el mismo año pero el chico no pasó, era un total imbécil bueno para nada que sólo le gustaba molestar a los demás, un idiota que no valía la pena. Pero nunca se imaginó que hiciera algo cómo esto, y menos contra Jimin.
Las pupilas de Jungkook se contrajeron y sus ojos se tornaron más oscuros, su respiración se aceleró y mordió su mejilla.
Estaba enfadado.
—Voy a matarlo —dijo con total odio en su voz.
Dicho esto hizo ademán de ir a buscarlo y darle la paliza de su vida y la que recordaría para siempre.
Pero en ese momento, Jimin le detuvo, colocando ambas manos en su pecho.
—¡No, no te vayas! —pidió desesperadamente— No me dejes solo porfavor... —sollozó.
Jungkook lo tomó nuevamente entre sus brazos y lo abrazó más fuerte.
—Shh, tranquilo no me iré —acarició su cabello, intentando calmar su enojo y enfocarse en su novio, ya después se encargaría de aquél idiota.
—Estoy aquí bebé, ya estoy aquí...
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