X
C a p i t u l o - 1 0
—Solo tenemos que ir a la casa del árbol —comentó Annie.
—Si.
—¿Y como se supone que vamos a encontrar esa casa del árbol genios?
—Ni idea —di mi humilde opinión.
—Podíamos preguntarle a su madre o a su padre —comentó Annie.
—Y que después nos interrogen por asesinato —concluyó Sharon.
—Ya nos interrogaron por asesinato.
—Pero indirectamente.
—Pero lo hicieron.
—Bien —dijo Sharon.
—Bien, una de nosotras va a ir y hablar con su madre.
Mi vista viajó a Annie, la de Sharon también y a esta se le pusieron las mejillas rojas como tomates. Se arregló los anteojos y negó.
—No, no y no. Obviamente no.
—Eres la mejor opción que tenemos.
—Si —me apoyó Sharon.
—¿Porque no va Sharon? No es mala idea —concluyó.
Pensé unos segundos y no era mala idea.
—Puede ser.
—¡No!
—¿Pero porque no? —casi chilló Annie.
Algunos alumnos pasaron de estar entretenidos con su comida a mirarnos a nosotras con curiosidad. Mi vista vio que no solo los alumnos estaban en el comedor sino también Bryan. Mis mejillas ardieron si razón aparente y volví mi vista hacia adelante.
—¡No puedo ir! A nosotras nos han interrogado por la muerte de la chica. Fuimos unas de las últimas personas que hablo con ella.
—Ahh, cierto.
—Entonces te tocará ir a ti Annie.
—P-pero... ¿Que le diría?
—Nosotras te ayudaremos. Se me ocurre una idea para lograr que todo salga a la perfección pero para eso necesitaremos un poco de ayuda.
Mi vista fue hacia Bryan que estaba hablando con la encargada de distribuir la comida al alumnado.
—¿El? ¿Quien es el?
—Como comprenderás mi querida Sharon. En tu ausencia pasaron algunas cosas que no sabes.
—¿Cómo?
—Mi amistad con el policía Bryan de la Rose.
—¿De la Rose? ¿Cómo en la novela?
—No, su apellido es Laccrontt. De la Rose es un apodo.
—Ah, vale. Volviendo al tema... ¿en qué nos puede ayudar?
No le respondí. Yo no estaba tan segura pero tenía que intentarlo. Y si lo había el detective Leaher ya sabría que estamos investigando el caso por nuestra cuenta. Y eso estaría mal.
—¡Hola...! ¿Nos podemos sentar? —la voz de Rachell interrumpió mis pensamientos.
—Oh claro.
Me corrí un poco para el costado para que ella, Julieta, Cristopher, Julio y Liam.
Ahí nos quedamos hablando un buen rato. Le presentamos Annie a todos y Julio se le quedó mirando más tiempo del debido. Al acabar la hora del almuerzo ellos se retiraron y las chicas y yo nos pasamos el día planeado que íbamos a decir a la madre de Grisel. También faltamos a algunas clases. Y yo invite a Bryan a mi casa después de clases por lo que el me acompañó hasta la casa. Salimos juntos de la escuela y me dió un poco de alivio que Beck no nos vio. Pero mi felicidad se esfumó cuando escuché el sonido de una moto de combustión específicamente una Kawasaki. Ya que estás tienen un sonido más... Rústico. Nos pasó por al lado y se quedó mirándome. Aunque traía el casco supe que era el. Ya estábamos casi llegando a la casa cuando nos paramos en una parada de autobuses. Yo me quedo un poco sorprendida ya que le había dicho que era para mí casa.
—¿A dónde vamos?
—Tenemos que ir a la comisaría un momento.
—Ah.
No pregunte más ya que imaginé que era sobre algo de su trabajo. El autobús estaba un poco abarrotado de personas pero al montarme solo me fijé en una chico que había al final con un suéter de capucha y un cubrebocas. Me dió mucha curiosidad pero no seguí mirando. Nos quedamos ahí y mientras que el autobús iba haciendo más paradas se iba vaciando, las personas querían llegar rápido a sus casas. No me senté porque sentía como me clavaban la mirada en la espalda. No quería voltear. Es así como cuando un niño chiquito tiene miedo de que haya un monstruo detrás de el. Entonces cuando paró alguien chocó contra mi y al segunda siguiente tenía un papel en la mano. Ese alguien fue el chico de capucha. Vi el papel en mi mano y apreté el puño y lo metí en el bolsillo de mis jeans. Porque no se. Pero fue una acción reflejo. Al llegar entramos en la comisaría y yo me quedé en una de las salas esperando a Bryan. Poco después entro un oficial. Se sentó con un tablero en las manos y una pluma.
—¿Cuál va a ser su denuncia señorita?
—¿Denuncia? Oh no, creo que se equivocó de sala. Yo solo espero a un amigo.
—¿Usted no es la señorita Angélica Kyra Stone?
—Si.
Ahora sí estaba extrañada.
—El detective Laccrontt me envió para hacer la denuncia.
—¿Denuncia? —repetí como una tonta.
—¿Me puede hacer un retrato hablado?
—Si claro.
Le di todos los datos de esa persona a el oficial y así nos pasamos casi una hora. Entre todas las cosas que sucedieron omití que venía de entrar en la casa de mi sexy profesor a hurtadillas y que le corté la garganta a un chico de casi mi edad que me hacía el doble en musculatura. La denuncia ya estaba hecha pero no había testigos y era algo que sabía que no iba a llegar a ningún lado pero por otro lado me daba miedo que me descubrieran.
—Detective Leaher —iba a salir cuando sentí la voz de una mujer llamar a Bryan —felicidades el caso de la víctima Grisel Escalona es suyo.
Y bueno después de eso entro Bryan y yo estaba furiosa, demasiado furiosa. No supe que decir.
—Me imagino que ya han acabado.
—Si... ¿Porque lo hiciste? Es decir...¿Porque te metes en la vida de las demás personas?
—Era necesario. Podrían haberte hecho daño.
Entonces me dió aún más irá.
—Eso no te importa... —pero suspiré y me calmé —¿Quieres ir a mi casa aún?
El chico pareció desorientado con mi cambio de actitud pero al final accedió. Tuve que controlarme para no arruinar la ayuda que el podría brindarnos. Eso es lo que haces algunas personas y se clasifica como falsedad. Ya acabada su misión partimos hacía mi casa. Decidimos ir caminando ya que no quedaba tan lejos. Ahí pude ver bien su rostro. Era atractivo, pero no como mi tipo. Más bien del tipo de chicos dulce. La luz de las farolas dejaba al descubierto un brillo en su cara que casi parecía fantasía. Pero aún así seguía viendolo solo como era. Un amigo.
Al llegar le invité a pasar. El horror se apoderó de mi cuando ví mi casa hecha un desastre, mis prendas de vestir tiradas en el suelo, jarrones y todos los adornos rotos. No pude decir nada solo quedarme mirando fijamente.
—¿Han asaltado tu casa?
La voz de Bryan se escuchó preocupada y camino mas adentro de mi departamento.
—¿Eh...?
—Angelica, han entrado a tu casa. Esto no se puede quedar así...
—¡No! Bryan estás exagerando.
—¿Exagerando? —el desconcierto en su mirada era notorio.
—¡No han asaltado mi casa! Es que yo... —mi voz se cortó, mis pensamientos estaban buscando una mentira que fuera creíble —sabes que yo no he estado bien últimamente...
—Yo...
Lleve mi mano a mi frente y me rasque un poco.
Enseguida su mirada se suavizó y paso a mirar todo el desastre que había en mi departamento. Estaba todo desorganizado, como si hubieran estado buscando algo pero... ¿que? Y la pregunta más importante ¿quien?
Entre, recogí las almohadas del el sofá de el piso y las acomode en su lugar para luego dejar mis cosas en el y tomar asiento. Me dolía la cabeza.
Bryan se acercó y me puso una mano en el hombro. Sentía el peso de su mirada sobre mi mientras el pensaba que estaba destruida, pero en realidad estaba apunto de explotar. El me abrazó y yo quede sin nada en mi mente. Todos los pensamientos se habían esfumado. Algún sentimiento reconfortante me invadió y quedé quedarme ahí con el. Era tan... ¡No! Esto no podía estar pasando.
Me separé y el quedó un poco aturdido. Sus ojos claros me miraban esperado una explicación.
—Tengo que acomodar este desmadre, el solo no se acomodara.
—Ojala tuviera una varita como la de Merlin para que se pidiera acomodar solo —soltó una risita y uo le correspondí.
—Talvez si tuviera una la usaría para algo más productivo.
—¿Si? ¿Cómo que? —pareció algo perdido.
—Atrapar al asesino de Grisel.
—¿Grisel...? ¿Grisel Escalona...?
—Si.
—¿Cómo estás tan segura que hay un asesino?
—Digamos que.... yo... tome de la escena del crimen una nota de la suicida diciendo que se había suicidado por culpa de ¿el?
Había hablado tan rápido y soné tan tonta que confundí a Bryan que se había quedado con una ceja enarcada.
—¿Que...? ¿Que tú hiciste que?
—Yo...
—¡Angelica Kyra Stone! ¡Puedes ser presa por ocultar información sobre el suicidio! —paso de decir las primeras palabras gritadas para decir las últimas en un susurro.
Se había parado de el asiento y yo solo lo miraba con los ojos abiertos. Nunca había visto esa faceta de el. Tampoco nunca me había gritando-ausurrado.
—No lo hice con mala intención...
Puso una de sus manos en sus sentidos y empezó a frotarlos.
—A ellos no les importa que no lo hayas hecho con mala intención. Eso no cuenta. Lo que les importa que es ocultaste información sobre el caso. Y te tacharan de culpable.
—Pero eso es injusto.
—Eso es lo que quieren. Encontrar aún culpables para cerrar el caso.
—¿Que? ¿Pero que clase de mierda es este país? ¿Un culpable? ¿Me encerrarían y seguiría un asesino por ahí suelto?
—Si.
—P-pero...
—¿Donde está la evidencia?
—Yo... No lo sé. La tengo guardada en... —abrí los ojos de par en par.
—¡No me digas que...!
—Si —baje la cabeza apenada. Le había mentido a la cara y ahora había descubierto la mentirijilla.
Está vez empezó a caminar de un lado a otro por toda la sala con las manos en la cabeza. Se le veía supero enfadado. No me atrevía ni a hablarle. Las palabras no salían. Después de casi abrir un surco en mi sala mi muro con los ojos totalmente enfurecidos.
—¿Puedes pensar con claridad por alguna vez en tu vida?
—Estoy pensando con claridad.
—Si... —casi rió a carcajadas.
—Estoy investigando por mi cuenta y ya tenemos un sospechoso.
—¿No razonas?
—¿Que? —enarqué una ceja. Ya me había molestado.
—La persona que hizo que se suicidara seguramente vio que tomaste la nota ¡y ahora estás en peligro! ¡Podría matarte para que no sigas investigando!
—No creo... —me callé abruptamente.
Beck Zayden no lo haría.
¿O si?
Se me hizo el corazón pequeñito al escuchar esas palabras.
—Tienes que irte de esta casa.
—¿Que? ¡No! Espera... Está es mi casa.
—Tienes que irte.
—No. ¡No me iré a ningún lado!
—Deja de ser tan testaruda por primera vez en tu vida.
—¡Tu...! Aver, solo escúchame. Se que tienes acceso a los dispositivos de la comisaría donde podríamos comunicarnos mediante eso aparatitos satelitales.
—¿Que? —pareció confundido.
—Lo que usan en las misiones para que no sean escuchadas por otras personas las conversaciones.
—Si. Te refieres a los dispositivos de largo alcance. ¿Y que propones?
—Nececito uno completo.
—¿Es aora tenderle una trampa al sospechoso?
—No. Es para buscar pruebas.
El parece que lo pensó lo suficientemente y al final dijo:
—No.
—¿Que, pero porque no?
—Olvídate de esa nota, olvídate de todo esto. Mantente alejada de el caso.
—¡No Bryan! ¿Porque? Solo quiero atrapar al bastardo ese.
—Es por tu bien.
—Es Por tu bien. —le hice burla.
—Angélica —sonó como han advertencia.
—Sabes que si no me ayuda lo haré por mi cuenta.
—Por favor...
—Retirate de mi casa por favor.
El no dijo nada más y se fue. Gracias Bryan por nada, pensé que me iba a ayudar.
Ahhhh.
Porque los hombres son tan difíciles. Bueno algunos.
Entonces estaba ahí en mi casa con la mentira hecha un fiasco intentando olvidar lo sucedido. Al final había fracasado. Ahora lo sabía Bryan y no me había ayudada entonces tendría que poner en marcha el plan B. Entre a mi habitación y estaba aún más desorganizada que la sala.
Puse la canción de Lady Gaga, Poker Face. A la que le siguió una de Billie Eilish, Bad Guy. Y así de canción en canción termine de acomodar mi casa. Al acabar me quite la ropa y me metí en la ducha.
Cuando salí me tiré encima de la cama desnuda. Me gusta sentir el contacto de las sábanas con la piel. Entonces ahí recordé la nota que me había dado el tipo ese en el bus. La cogí de los jeans y la abrí. Con una letra de impresión estaba escrita.
"Te estás acercando a la próxima víctima"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro