II
C a p i t u l o - 0 2
Al día siguiente me levanté temprano para ir de nuevo a comisaría. Está vez fui directo al departamento de desaparecidos. Allí había una mujer de cabello castaño y ojos saltones. Me senté en la silla que había en el otro lado del buró.
—¿Buenos días este es el departamento de desaparecidos en que podemos ayudarla?
—Buenos días —mire mis manos que temblaban —vengo a reportar una desaparición.
—¿Puede decirnos los datos biográficos de la persona desaparecida?
—Su nombre es Julieta Stone, veinte y nueve años, ojos marrones al igual que el cabello...
—¿Cuando fue la última vez que la viste o te comunicaste con ella? —dijo escribiendo algo en una máquina.
—Hace dos días.
—¿Cuál es su relación con Julieta Stone?
—Ella es mi madre —respondí un poco insegura de lo que estaba haciendo.
—¿Puedes hacernos un retrato hablado?
—Si. Claro.
—Acompañame.
—¿Para cuándo estará la ficha?
—Para mañana.
Le hice el retrato hablado de mi madre y la iban a reportar como desaparecidas. Por lo menos pide hacer algo que no hizo el idiota de Klein. El es un agente de policía y no había hecho nada al respecto. Ahora van a encontrar a mi madre.
Al acabar me dirijí a la escuela. Allí estaba otra vez la chica rubia de ayer y sentada en su puesto. Parece que aprendió la lección. Debe admitir que se defendió bien, me dejó unos moretones en algunas partes de la cara.
Me senté en mi puesto y la clase transcurrió tranquila.
Habían pasado dos días desde que reportaron la ficha de mi madre como desaparecida. Estaba en el medio de una clase cuando por el altavoz de la escuela se escucho:
—Angelica Stone. Se le solicita en la dirección lo antes posible.
Algunos alumnos me miraron curiosos y me pare de mi puesto para ir. Cuando iba por al pasillo era el foco de atención entre el alumnado. Al llegar a la dirección lo que me pareció más curioso es que había un oficial de policía allí. Una mujer.
—Señorita uno de nuestros agente va a hablar con usted.
La mujer salió y con la misma entro un agente de policía.
—Ahh. Supongo que es para decirme que encontraron a mi madre ¿No?
—Si.
Una felicidad me invadió pero no dejé de sentir una opresión en el pecho. Lo conocía un poco. Iba a visitar a mi madre de vez en cuando.
—¿Agente?
—¿Señorita Stone?
—Si.
—Vengo a darle una información delicada sobre su madre.
—Ahh. ¿Por fin la encontraron? Tuve que decir que iba a quemar el lugar para ponerlos en marcha.
—Encontramos a su madre.
—¡Que bien! ¿Y dónde está ella?
—La encontramos sin vida.
—¿Que...? —mis oídos se endurecieron —oficial con esas cosas no se juegan. ¿Donde esta mi madre?
Aquel hombre paso de mirarme a quitar su gorra de oficial con una de sus manos. Paso la otra por su cara.
—Señorita...
—Es broma ¿No?
—No.
—¡Eso es imposible! ¡Mi madre es una de las mejores agentes que ustedes tienen en ese asqueroso lugar al que llaman comisaría y ella no puede estar muerta...! ¡No!
—Lo siento mucho señorita Stone.
—¡No puede ser...!
Salí de ahí corriendo. Aunque me intentaron caer a tras no pudieron y agradecí ser un poco atlética. Ya estando lo siguiente lejos de la escuela baje el ritmo y empecé a caminar en dirección a la comisaría. Mis pies se movían solos, no eran presentes solamente el sentimiento del dolor sino también ira. Sentía una ira inmensa.
Pase por un lugar antes de llegar a la comisaría. Tenía una mochila y ahí tenía lo que iba a quitar la molestia pero el dolor no... Eso no se iba a quitar.
Llegué hasta la oficina de aquel tipo que se hace llamar jefe de policía y le encaré. Al verme se tenso completo. Estaba jugando con el bolígrafo y paso a recostar los codos de la mesa.
—¿Dime, acaso no te lo dije, Klein? —dije con voz burlona —¿Acaso no te dije que algo no estaba bien?
—Mira yo sé que me equivoqué —queria interrumpir lo y irle arriba. Quería matarlo —Tienes que entender que esto nunca había pasado con unos de mis agentes.
—¿Ah si? ¿Y porque mierda paso con mi mamá? ¿No entiendes que esto es una estupidez? —pase mis manos por el pelo.
Me sentí eufórica quise gritar y a la vez llorar. Después de un momento hablo:
—Debes reconocer el cuerpo en la morgue.
—Vale.
Necesito calmarme.
Pase mi mano por el cabello que estaba alborotado con todo esto y por la cara. No lo lograba asimilar. No lo lograba hacer. Ella no iba a estar conmigo nunca más. Empecé a caminar hacia la salida pero su voz me detuvo.
—Angelica —hizo una pausa —siento mucho tu perdida.
Si, lo vas a sentir. Y mucho.
Salí de ese lugar. Me dolía la cabeza y mucho. Sentí que mi celular sonó y lo saqué de mi bolsillo para atender la llamada.
—Dime Sharon.
—An, sabes que lo siento mucho. Ven a mi casa... ¿Donde estas? ¡Mejor voy yo!
—Yo... —una lágrima salió de mis ojos y no tuve voz para responder en cambio puse mi mente fría y le pregunté —¿Cómo lo sabes?
—Bueno digamos que los de secretaría no fueron muy profesionales al dar la noticia a los profesores.
—¡Vaya es genial! Aparte de ser huérfana todos en esa escuela lo saben, que mierdas.
—¿Nos podemos ver?
—Si —dije calmandome.
—¿Vale nos vemos en el Pop's?
—En diez minutos estaré allí.
Colgué.
No podía dejar de pensar en todo lo que me había pasado después de que a mi mamá la ascendieran hace cuatro años. Ella no había tenido tanto tiempo para mí como en otros tiempos. Siempre estaba ausente. O ocupada investigando.e gustaba verla hacer lo que le gustaba. Y ahora no está.
A pasos apresurados caminé hasta el Pop's. Era una cafetería donde los clientes mayormente eran adolescentes y viejos. Es un lugar un poco discreto para despejar. Llegué al lugar y ví a Sharon sentada en una esquina. Me senté frente de ella y la camarera vino a traer la cartilla. Poseía una sonrisa en el rostro y me di cuenta que hace rato que yo no sonreía.
—Buenas bienvenidas al Pop's que desean pedir para comer.
Si era la hora de almuerzo.
—Nada —dije secamente pasando a mirarla a ella.
—Dos batidos. ¿De que sabor hay?
—Mango —sentí que la chica en frente mío soltó un "Uhg" y la muchacha siguió diciendo la cartilla.
—Bien. Traeme uno de piña colada y... ¿a ti? —me preguntó.
—No importa. No tengo hambre.
—Bien. Dos de piña colada y orita nos traes el menú de los almuerzos.
La chica se retiró y yo casi maté a Sharon con la mirada.
—¿Que? No me mires así que pareces psicópata.
—En realidad no quiero nada.
—¿Quieres contarme?
—No. Solo no me apetece —la chica asintió. Supongo que ella entiendo un poco de mi dolor.
Su padre murió en un accidente automovilístico hace un año y yo la consolé. Lloró mucho y yo no quiero llorar delante de ella. Eso es para débiles.
Talvez después así solo sería débil en privado.
—Tengo que ir a la morgue para reconocer el cadáver.
Su expresión cambio a una de dolor.
—Yo te acompañaré quieras o no.
—Gracias.
—¿Que? ¿Porque?
—Por ser tan buena amiga.
Le di una sonrisa de lado.
Las manos me temblaban y no quería hacer esto pero era necesario. Tenía que hacerlo. Seguí caminando por el pasillo y Sharon me cogió de la mano y me la apretó en señal de que ella estaba aquí apoyándome.
Entre por una puerta de metal doble y habían varios cuerpos tapados y un olor nauseabundo. Tuve que tapar mi nariz. Un hombre calvo con un cubre bocas nos esperaba. Nos paramos en frente de el y no supimos que más hacer.
—¿Cual es la hija de Julieta Stone?
—Yo.
—Acompañenme.
Empezó a caminar y lo seguimos hacia un cubículo apartado donde había también un cadáver cubierto con una sábana blanca. El hombre se quedó parado y destapó la cabeza. Era mi madre.
El corazón me dió un vuelco. Verla así en ese estado con la cara lleno de moretones que cubrían suficiente espacio y el labio partido. Tenía los ojos cerrados y parecía que no los tenía. Mire al hombre que había pasado a mirar hacia otro lugar.
—¿Que le hicieron en sus ojos?
—Ellos... se los sacaron para que delatara a que organización pertenecía pero no lo hizo.
Me acerqué a ella y la destape completamente. Le faltaban algunas partes de el cuerpo.
—¿Y... esto?
—No creo que sea necesario que lo sepas eso solo te dolerá aún más.
—Quiero saberlo —dije dispuesta.
—La violaron y la decapitaron.
Mi cara debería parecer algo siniestro porque tenía tantas emociones ligadas que jamás pensé que sería posible. Mi mirada se perdió entre tantas partes del cuerpo cocidas con hilo. No sabía si era mi imaginación o en realidad era verdad pero sentía la voz de mi madre decir "todo va a estar bien" Sharon me agarró de la mano apretándome con aún más fuerza.
—Y... —mi voz se cortó —¿Porque su cuerpo está cocido?
—Lo que parece se es que la violaron y después la decapitaron y le cocieron las partes mientras agonizaba.
Mire hacía otro lugar y me dolió a mi solo escuchar eso. No me imagino lo que debió hacer sufrir mi madre. Salí de ahí y no esperé a Sharon. Salí disparada. Sabía lo que tenía que hacer exactamente. Me monte en el autobús que acababa de pasar y fui rumbo a mi casa. Tenía que esperar para hacer lo que tenía planeado.
Al otro día fui a la escuela con normalidad aunque en mi interior hayan millones de emociones negativas y positivas a la vez. Fui a la clase de sicología. Era una de las clases que eran abrigadas a tomar por la dirección. Me senté en la última mesa. Sharon se sentó a mi lado así que no iba a atender y eso era seguro.
Entro un chico en el aula de estatura un metro ochenta —muy alto— su cuerpo era de una persona que lo trabajaba. Cabello marrón al igual que los ojos, nariz pequeña y se notaba algunos tatuajes en el brazo derecho y en su mano izquierda. Y todas —literalmente— las chicas se quedaron mirandolo.
—Deben preguntarse quien soy —dijo con voz calmada así como neutral —seré su nuevo profesor de sicología.
Se sintieron murmullos por todos el aula y muchos eran:
—¿Ese es el nuevo profesor de sociología?
—Vea que está bueno.
Y así parecidos. El chico parecía tener unos veinte años. Empezó la clase y yo ya estaba irritada. Porque no lo sé solo lo estaba. ¿Y que creen que pasó? Unas chicas se sentaban delante de mi y Sharon.
—Dios, que bueno está el profesor de sociología —dijo una chica que se sentaba justo delante de mi.
—No voy a faltar más a esta clase con ese guaperas.
—¿Quien dejaría de venir a ver a ese galán?
—Escuchamos uno rumores de que el antiguo profesor fue expulsado por meterse en las bragas de una de sus estudiantes.
—Yo creo que este será también expulsado.
—Es que yo con la tentación no me aguanto. ¿Has visto como se marca su abdomen en la camisa negra?
—Si es así no me imagino lo otro.
—¿Será bueno en la cama? —pregunto la morena.
—Bueno con ese cuerpazo debe tener más de una relación...
—Kyra... —Sharon empezó ha hablar seguramente para preguntarme algo de la clase y yo la interrumpí con mi voz.
—¿Podrían dejar de decir que bueno está el profesor de sociología y atender a la clase de una maldita vez? —les dije a las chicas de delante pero hablé tan alto que todos me miraban. Incluído el.
—¿Estás loca...? —llegó a decir una de las chicas mirándome con los ojos abiertos.
—Señorita. ¿Que sucede?
Dijo una mujer entrando y era obvio quien era. Todos dejaron de jugar con el celular y se pudieron a resolver el ejercicio que había dejado el chico. La directora me miró como esperando una respuesta. Y que iba a hacer.
Ella era la esposa del director por eso era la directora. No entiendo muy bien como funciona eso pero bueno.
—No me dejan concentrar con su conversación.
La directora miró a las chicas delante de mi y no pasaron segundos para que le estuviera preguntando que de que hablaban que era más interesante que la clase de sociología.
—Nada, directora —si, por su tono estaban avergonzadas.
—¿Estan seguras? —ellas asintieron y paso a mirarme a mí la rectora —¿Que dialogaban?
—Sobre el nuevo profesor —las chicas me miraron con una expresión de molestia el la cara —que está bueno y se preguntan cómo sería en la cama.
Se sintieron risas y no se porque se reían si era el tema de conversación de medio mundo.
—Muchas gracias señorita Stone. ¿Pueden acompañarme a la dirección?
La directora de llevo a las chicas y la clase se quedó como si fuera la calma después de la tormenta. Nadie hablaba de nada.
—Kyra creo que te pasaste un poco. Las pobres solo estaban fantaseando sobre la vida sexual del guaperas —utilizó las palabras se las chicas.
—¿Guaperas?
—¿Estas ciega? Mira adelante —eso hice —¿Que vez?
—Un profesor presumido que aunque acabo de conocerle me cae mal y no se porqué.
—¿En serio?
—Si.
Terminamos la clase y yo casi fui la última en salir. Sharon recogió sus cosas y fue la primera en salir al comedor. Yo no tenía apuros. Cómo quiera me iba sentar sola conmigo misma. Al salir intercambie una mirada con el profesor de sociología que me erizo la piel. Su rostro era sereno pero sus ojos demostraban otra cosa. Sus iris marrones penetraban con furia los míos. Sentí como cada parte de mi bello corporal se erizó. Salí apresurada de ahí y me senté en una de las mesas del comedor. No pasó tanto tiempo cuando se sintieron unos gritos en la parte de la cacha y todos salimos para ver que pasaban. En cuestión de segundos ví un cuerpo caer desde la azotea del otro edificio. Era de una estudiante. Todos se acercaron para ver el cuerpo y yo me hice paso entre todos la multitud. Estaba en una posición que dejaba ver algunos huesos rotos y se veía un charco de sangre que se expandía por el cemento. En sus ojos había un rastro de lágrimas. Había una nota en su bolsillo y discimuladamente la cogí. Me aleje del lugar y le leí.
"Lo siento pero era necesario, si no lo hacía el..."
El papel estaba rasgado así que no decía más nada pero fue suficiente para saber quién estaba detrás de esto.
---
Nota de la autora: Lo bueno está por venir. Seguro que no se imaginan en lo que se va a meter Angélica Kyra Stone.
Buajajajajaaj* risa malvada.
Yo la menos dramática.
Bae 😇
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro