Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

I

C a p i t u l o - 0 1

—¿Lleva un día y medio desaparecida y no hacen nada? —estaba casi enloquecida.

Hace un día y medio que no hay señales de mi madre. Ella es agente especial y la mandan a misiones secretas. Debía estar en una para atrapar a un narcotraficante de drogas. La última llamada que me hizo fue diciendo que me amaba no importa lo que pasara. Pero no. No volví a hablar con ella.

—Kyra, tiene que entender que la agente Stone está en una misión encubierta. Estamos asegurándonos de que este a salvo.

Sus palabras eran calmada como si el quisiera creerse lo que estaba diciendo. Me dolía la cabeza y mucho. No podía creer que fueran tan inconscientes con una compañera de trabajo. No puedo creer que digan que está bien cuando yo siento que no lo está.

Solté una carcajada.

—Klein, ¿crees que no lo sé? —pasé mis manos por la cabeza —lo tengo más que claro. ¿En dónde está en estos momentos?

Silencio.

—¿Entonces porque estás así? —fue lo que dijo evadiendo mi pregunta.

—¿Porque no me respondes lo que te pregunté?

—Los parámetros para familiares que que no sepan nada acerca de la misión que uno de sus familiares está cumpliendo.

—No vengas con esas mierdas.

—La boca señorita, está en una comisaría.

—¿Y mi madre? ¿Donde esta? —dije con voz firme.

—No lo sabemos.

—¿Que? —dije atónita pero está vez las emociones cambiaron y sentí ira. Una ira profunda que necesitaba descargar con alguien —¿Cómo carajos no vas a saber dónde está uno de tus agentes, Klein?

—Ella dijo que se iba a arriesgar para encontrar suficientes pruebas para arrestarlos.

—¿Y tú que le dijiste?

—Que no exponga a la organización.

—¿La organización? ¿Y a tu te importa tu puta organización? —me acerqué a la mesa y di un golpe en ella —Klein te juro que si le pasa algo a mi madre tu me las vas a pagar.

—A ella no le pasó nada.

A ella no le pasó nada —repetí sus mismas palabras —¿Acaso no es obvio que le paso algo?

—No.

Me recargue de el buró donde estaba sentado tranquilamente. Con cara sonriente, me dieron ganas de matarlo. ¿Porque era tan... así?

—Mira... —lleve mis manos a los sentidos —¿Y si reporto su desaparición?

—No es así de fácil. Ella es un agente especial, se supone que esta en una misión.

—¿En serio?

—Si.

—¡Genial! Voy a denunciar su desaparición. Si en cuarenta y ocho horas no veo a mi madre voy a quemar este lugar —dije seria mirando su cara fijamente.

Salí de aquel lugar, no sabía dónde ir, sentía tantos sentimientos en ese momento que mi mente se confundió por completo. En solo segundos estaba montada en el metro para irme de ese lugar. Saque mis audífonos y me los puse. Ví en mi iPod el nombre de la canción que iba a empezar. Ir Will Rain de Bruno Mars. La canción empezó a sonar y cerré los ojos.

—"If your ever leave me babe. Leave some morphine at My door. Cuz it would take a whole lot of medication.  Yo realise what we used to have it but we don't have it anymore. There's no religión that could sabe me. No matter how My moneys are on the floor. Si keep un mind allá The sacrifices I'm making. Yo keep You by my side and keep you from walking out the door..."

Sentí como mi cuerpo se relajó. Mi mente estaba en blanco como un lienzo. No quería pensar y que llegaran a mi mente todos los problemas que tenía en estos momentos. Recordé cundo era pequeña, cuando iba con mamá a ciudades para visitar. Ella me decía que era imposible que lo recordara que era muy pequeña pero aún así me llegan unos flashbacks sobre esos momentos. Me acuerdo de algunas cosas. El metro paró en la parada y yo me baje. Había ido a esa comisaría. No planeaba ir a la escuela pero aún así decidí ir. No sería bueno perder clases.

Empecé a caminar por las calles reconociendo cada cosa a mi paso. Llegué a la escuela, ya todos los alumnos estaban en sus aulas, había llegado tarde. Caminando por los corredores algunos profesores se acercaron a mi para preguntarme que porque no estaba en el aula dando clases y me escusa fue que llegué tarde. Les dije la verdad pero no les dije porque. Fui hacia mi clase y di dos toques suaves en la puerta.

—Buenos días, profesora —la mire que tenía una ceja enarcada y después miré hacia adentro que algunos alumnos me miraban con una expresión de curiosidad en su rostro —estaba en comisaría.

—¿Ahora que hiciste, Stone?

—Nada. Mi madre...

—Olvidalo —me cortó poniendo una de sus manos en la frente —pasa y no vuelvas a llegar tarde.

—Si profesora.

Y pensé que tenía algo de humanidad esa mujer. Está claro que no le importan los problemas de las demás personas. No le llame por su nombre porque sinceramente no me lo sé. La profesora salió y yo entre, cuando me iba a sentar en mi puesto ví que estaba ocupado por otra chica una que me caía muy mal. Me acerqué y me quedé mirándola fijamente para que se parara.

—Ese es mi puesto —dije normal.

—Sientate en otro lugar.

Su tono no me gustó para nada.

No me gusta sentarme en otros lugares porque me siento incómoda. Mi vista viajó a el puesto de ella en la primera fila.

No me iba a sentar ahí definitivamente.

Volví a mirarla y estaba mascando chicle despreocupadamente.

—Ese es mi puesto —volví a decir.

—¡Que pesada eres!

—No me gusta sentarme en otro puesto que no sea el mío.

—¿Eres estúpida? —ya habían empezado a mirarnos algunos de los alumnos —sientate en mi puesto.

Ya me había molestado la chica esa.

—No. Párate.

—¿Me vas a parar?

—Si es necesario, si.

—¿Acaso los frikis no se sientan en la primer mesa?

—¿Me ves cara de friki? —enarqué una ceja ya irritada.

—En cierto modo, si —se sintieron las risas de algunos de los alumnos en la sala.

—¡Genial! ¡Venga, ahora párate de mi puesto!

—¿Donde dice tu nombre?

—¿Donde dice el tuyo? —escupí molesta —Ahh cierto, estúpida dice en la primera mesa. Ahí está tu puesto.

Está vez se sintieron carcajadas. La chica se paró y me dió la cara. Era un poco más alta que yo. Rubia, ojos marrones llenos de ira, y una beta rosa. La típica chica Barbie de la escuela.

—¿Cuál es tu problema, friki?

—¿Te refieres a esas personas como friki porque son más inteligentes que tú?

—Me refiero a esas personas como frikis porque son unos ratitos.

—Crees que soy una rarita —casi me rei en la última palabra.

—¿Y qué eres?

—Te acordarás de mi el resto de tu patética vida.

—¿En serio? ¿De mi patética vida? —casi se rió —¿Y como es tu vida? ¿Acaso no es patética?

—Si es patética pero por lo menos no es igual que la tuya.

Sentía la mirada de muchos sobre mi nuca. Se escucharon murmullos por toda la sala. Estaban expectante a la conversación.

—Si, ya me imagino.

—¿Vas a negar que tú vida no es patética? ¿Acaso ya olvidaste que tú madre está pasándola difícil para darte una vida de princesa? ¿O acaso olvidaste que tú padre está preso?

Su cara parecía que se había quedado atónita, su sonrisa socarrona se borró. Soltó en un gruñido "no te metas con mi padre" y me soltó un puñetazo. Sentí como el sabor metálico se empezaba a esparcir por la boca. Genial. Lo que quería. Me dió otro y otro. Sentía los impactos contra mi cara. Yo le respondí con un gancho que casi la noquea. Pero ella siguió dándome puñetazos.

—¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!

Se escucharon gritos alentadores hasta que la profesora nos separó con cara de pocos amigos.

—¿Que está sucediendo aquí?

Silencio.

Los alumnos habían hecho un círculo y todos estaban callados. Ninguno hablaba.

—Señorita... —intentó decir la rubia pero la profesora la cortó.

—¡Cállate! ¡Tú! —apuntó a un chico —¡Dime lo que paso!

Al pobre chico no le quedó más opción que hablar. Aunque después burra tachado por chivarse de nosotras.

—Natalia empezó la pelea. Ella dió el primer puñetazo.

—Gracias —sonrió falsamente y nos miró con una mirada que habría hecho agujeros en nuestros cuerpos —a la dirección.

Cogí mi mochila a regañadientes y empecé a caminar hacia la dirección. Tenía que fingir que me sentaba mal que me llevarán a la dirección. Si soy sincera a mi no me importa ya que... yo no fui quien empezó. A ella le tocará en peor castigo. Por los pasillos de la escuela todos nos miraban como si hubiéramos matado a alguien y murmuraban. Odiaba eso. Llegamos a la dirección y la rubia entro primero chocando a propósito contra mi. Cosa que no me importo solo le di mi mejor sonrisa. Estaba hecha una furia. El director nos miró cuando entramos y enarco una ceja.

—¿No sabes tocar antes de entrar? —le dijo frívolamente a la rubia y yo reí por lo bajo.

—Lo siento —bajo la cabeza en señal de sumisión —no volverá a pasar.

No dije nada y pasaron unos segundos. El director dejo lo que estaba haciendo con unos papeles, los dejo a un lado y nos atendió cruzando los brazos sobre su pecho.

—Cuéntenme que paso —la rubia una a hablar pero la cortó apenas abrió la boca y se dirijo a mi  —señorita Stone.

—Creo que ella debería contárselo señor director ya que el problema fue causado por su falta de educación.

La rubia quería explotar. Estaba roja como un tomate de la furia.

—Señorita —se dirigió a la rubia.

—Yo estaba sentada en su puesto haciendo un trabajo que debíamos entregar y ella llegó y me trató con mala forma para que me parara.

—¿Y así llegaron a los golpes?

—No. Ella me dijo muchas barbaridades, me ofendió —puras mentiras —y ofendió a mi familia.

Empezó a llorar.

Falsa.

Rodé los ojos. Y ella me vio.

—Señor director. Con su permiso tengo que decir que está mintiendo descaradamente. Yo llegue y ella estaba ligando con un chico que había en el puesto de el lado. Cuando llegue le pedí que me dejara sentarme en mi puesto ya que en el suyo no podía sentarme tanto que me siento incómoda. Ella empezó a ofender me llamándome friki y entonces yo le dije que no era friki. Le pregunté si considera frikis a las personas más inteligente que ella así que... —el director soltó una risita por lo bajo pero la chica lo oyó —y entonces ocurrió todo eso.

—Gracias por decirme la verdad. Su castigo será acomodar la biblioteca durante un mes entero —le dijo a la rubia.

—¡Ugh!

—Pueden retirarse —dijo el rector volviendo a sanar los papeles.

—¿Y a ella? ¿No le pondrá ningún castigo?

—Esta demostrado que la causante del problema es usted señorita.

—¿Y? Si a ella no le ponen un castigo no cumpliré el mío.

—Seran dos meses.

—¿Eh?

—Que serán dos meses de castigo.

—¿Que...? Pero esto no puede ser...

—Si puede ser ahora retirense.

La rubia salió y cuando iba a salir sentí que el director me llamo con un "señorita Stone" y yo me volteé para el que me miraba expectante.

—¿Si rector?

—Espero que no vuelvan a pasar esas cosas en la escuela con usted, yo aprecio mi amistad con su madre.

—No volverá a pasar señor.

Salí de el despacho. La cara de la rubia era todo un poema en el momento que le dijeron que no me pondría un castigo. Empecé a caminar por los pasillos de la escuela. Aún me faltaban unas clases para terminar pero no me importó. Me puse los audífonos de mi iPod y puse la canción de Alan Walker, Alone. Así la fui escuchando en casi todo el trayecto a mi casa. El dolor de cabeza no había disminuido. Ahora me dolía más que antes. Cuando llegue busque en la gaveta de la mesita de noche de mi habitación una dipirona para el dolor y las ligue con otras pastillas para el sueño. Cerré mis ojos lentamente al sentir mis pestañas pesadas. Mi visión se volvió borrosa hasta que todo fue oscuridad.

No soñé nada.

Solo sentía que estaba en un vacío inexplicable , todo era oscuridad y yo flotaba.

Me desperté en el hospital. ¿Que hacía en el hospital? Mire a mi alrededor y si. Estaba en uno. Paredes blancas, una camilla... Por un momento incluso pensé que era un sueño. Una mujer vestida de blanco entró, en sus manos traía una libreta.

—¿Señorita se encuentra bien?

—Si. ¿Que paso?  ¿Porque estoy en este lugar?

Sentía mis sentidos un poco adormecidos. Me sentía media atontada.

—Tomo unas pastillas que no debió de tomar. ¿Recuerda cuáles?

Me llevé una de mis manos a la cabeza al sentir una punzada de dolor.

—Si. Dipirona y... Bueno la otra no la recuerdo pero era para el sueño.

—Bien —anotó algo en la libreta —debe de tomar líquido para disminuir el efecto de las pastillas.

—Vale.

Así después de eso me regresé a mi casa. Tuve que descansar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro