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32

Luego de su siesta, por fin se dignaron a terminar ese trabajo de una vez por todas, y como si Dios le estuviera iluminando la vida a Haerin, la azabache se ofreció para llevarla a su casa. Se fueron en el auto que el señor Kim le regaló a su hija. Minji no se lo contó, pero ese carro fue una forma no verbal de su padre para disculparse por una horrible discusión que tuvieron donde el hombre realmente se fue a la mierda con sus crudas palabras e insultos.

Daba lo mismo, si Minji estaba dolida con su papá por no ser capaz de decirle un sencillo "lo siento", como solían hacer las personas normales cuando la cagaban, al menos podía sentirse dolida en su grandioso BMW.

Una vez llegaron a la residencia de la castaña, se despidieron de un aburrido "adiós", y por supuesto que Haerin quiso al menos darle otro besito, aunque sea un pico, pero sería arriesgarse demasiado y con lo poco que conocía a la mayor, tenía muy claro que sus cambios de humor podían hacer que pedirle un beso de despedida terminara en la mayor gritándole que se alejara de ella y que no confundiera las cosas.

Si no estuviera enamorada, encontraría a su unnie una verdadera lunática.

Pero para su hermosa sorpresa Minji también se bajó del auto poco después, pareciendo arrepentida de su vacía despedida.

—¿Irás mañana? —Kim se inventó algo que preguntar para ganar unos segundos más a su lado y rodeó el carro, parándose enfrente suyo. Ignoró sus mejillas calientes que parecían burlarse de ella.

—Síp, claro —sonrió.

Minji la observó un momento, como debatiéndose si hacer lo que quería hacer o no.

Soltó un bufido de resignación rodando los ojos y caminó otros dos pasos, quedando a centímetros de la muchachita.

—No quería despedirme solo con un adiós —admitió y se abalanzó a sus labios, sintiendo como la sonrisa de Haerin se ampliaba.

Estuvieron unos minutos más besándose, separándose cada tanto solo para mirarse a los ojos.

—Bien, ahora sí debo irme —habló Haerin, viendo la llamada entrante de su madre—. Gracias por traerme, unnie.

—No hay de qué —sonrió, moviéndose para dejarla pasar. Estaba satisfecha con su nuevo despido.

Se sonrieron una última vez, como sexta en el día, Kim apoyándose en la puerta del copiloto para esperarla y asegurarse de que la niña entrara bien a su hogar.

Y cuando iba a mitad de camino, Hae se detuvo en seco, volteándose y corriendo hacia ella otra vez.

No dijo nada, solo le dio un pico y volvió a correr como si hubiese hecho la mejor travesura.

—¡Buenas noches, unnie! —gritó desde la entrada con una risita, cerrando la puerta con nerviosismo.

Y primera vez que era nerviosismo del bueno.

Minji quedó plasmada en su auto, y pronto sus comisuras se elevaron en una gigantesca mueca de felicidad.

Que gatita más adorable se había topado.

***

Minji > Haerin

kdkwkdk, lo último solo era porque me encanta el niniz con hanni celosa. 🫶🫶

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