—Buenos días alumnos. Ya saben lo que deben hacer, así que no pierdan el tiempo y comiencen. Cualquier duda pueden acercarse a mi escritorio.

Los duos comenzaron a juntarse y Haerin no supo qué hacer. Minji parecía muy ocupada en su pantalla y no se atrevía a interrumpirla.

Miró a los lados, intentado distraerse y no verse tan estúpida.

Minji la observó de reojo, atenta.

¿En serio no me hablará? Se preguntó, casi molesta.

—Oye —las palabras salieron por sí solas, no pudo controlarlo. Haerin giró la cabeza para verla—, ¿qué tememos que hacer? —su tono fue seco, tosco. No tenía ni un interés en ser amable, o al menos en aparentarlo.

Haerin no dijo nada y Minji dudó en serio si las cuerdas vocales de la chica funcionaban.

¿Y si comienza a hablarme en señas? O peor, escribe en un papel "Soy muda".

Rió internamente ante sus propios pensamientos.

—Ehh... —susurró Kang.

—¿Ehh? —repitió irónica, alzando las cejas. Las mejillas de su compañera se tiñeron de rojo de vergüenza y por un segundo sintió arrepentimiento.

Por un segundo.

—Mmh, d-debemos... debemos hacer un retrato de cada una, puede ser del rostro o cuerpo completo, siempre y cuando sea con carboncillo o pinturas óleo —logró terminar, aunque el corazón lo tenía en Jupiter.

Minji se heló.

No porque Haerin no fuera muda y pudiera comunicarse como un humano completamente normal (exceptuando que se trababa un poco), sino porque su voz era hermosa. Suave y delicada. Así la describiría.

—Eso es todo... —continuó Hae, incómoda, notando que la mayor no decía nada—. ¿Quieres iniciar tú o...?

—No, no, parte tú. No soy muy buena con el arte que digamos... —sacudió la cabeza ligeramente y se acomodó en el asiento.

Por supuesto que no le diría a nadie su nuevo descubrimiento: Haerin tenía la voz más hermosa de todas.

Menos se lo comentaría a Hanni o Yunjin, esas dos se la pasarían molestándola.

—Muy bien, entonces-

—Chicos —la profesora interrumpe la clase, llamando la atención de todos—, me acaban de avisar que necesitamos como mínimo tener seis notas este trimestre, por lo que el tiempo del trabajo actual es mucho. Desde ahora tendrán dos semanas y pueden avanzar fuera de clases —los abucheos de los jóvenes comenzaron a llenar la sala, apestados—. A ver, sin reclamos que les acorto el plazo —y el silencio reinó otra vez.

Cada uno volvió a lo suyo; Minji volvió a los ojos de Haerin.

—Supongo que si no nos alcanza el tiempo tendremos que tomarnos una foto y cada una avanzar por su lado, o algo así —concluyó la más baja.

—Sí, está bien.

El resto de la hora la utilizaron para organizarse con los materiales y demás. Minji usaría óleo, mientras Haerin carboncillo, ya que esta tenía una buena práctica con el uso del material. Por último, ambas dibujarían únicamente sus caras. Cuerpo completo era muy tedioso.

No hablaron mucho más que eso, Haerin intentaba distraerse del perfecto cabello azabache de Minji y de sus labios demasiado llamativos. Kim, por el contrario, no pudo evitar echarle una mirada de vez en cuando.

Muda pero no fea.

El timbre sonó y cada una se fue por su lado. No se despidieron porque Haerin se acobardó y Minji no estaba dispuesta a hacerlo, por más que la niña fuera bonita, aún así no le agradaba.
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