[capear = saltar]

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—Su trabajo será sencillo, pero algo largo. Tendrán un mes para entregármelo —explicó la profesora, pasándoles las pautas de evaluación a sus alumnos—. Las parejas las eligen ustedes, me da lo mismo —finalizó, sentándose en su silla.

—Me falta una pauta —dijo un chico, viendo que la mujer ya había entregado todas las hojas que tenía en la mano.

—A mí también —habló otra chica.

Y así, al menos otros tres jovenes dijeron lo mismo.

—Oh, se me tuvieron que haber quedado —se alza de hombros y dirige su vista al alumno que más cerca suyo tenía—. Haerin, ¿podrías ir por ellas? Están sobre mi escritorio en la sala de profesores.

La niña no es capaz de negarse y asiente, saliendo en silencio por la puerta.

—Muy bien, los demás comiencen a decirme con quién trabajarán...

Mientras, Haerin caminaba por los pasillos, sin muchas ganas de apresurarse y tener que volver a clases, en las cuales Minji tampoco estaría. ¿Qué tiene de emocionante eso? Nada.

¡Tal vez se la encuentre en el camino! Sus ojos se iluminaron de tan solo pensarlo.

Luego de unos minutos, llega al escritorio de la señorita Park y rebusca entre sus cosas hasta que por fin encuentra las rúbricas faltantes.

Sale del lugar sin hacer mucho ruido y vuelve a caminar perezosamente por los pasillos, esta vez, paseando una de sus manos por los casilleros, aburrida.

No nota que Minji, alias su mega crush, está a unos metros detrás suyo, observándola con extrañeza.

—Cree que está en una película triste o qué —Kim pregunta al aire, negando con la cabeza.

Haerin en serio era rara para ella.

De un segundo a otro, la niña detiene el paso y Minji teme que la haya notado. Pero sus pensamientos se esfuman en cuanto la nota encogerse levemente y soltar un estornudo.

El estornudo más estúpidamente tierno que Minji había oído en su vida. Sonó como un gatito resfriado.

Sin percatarse, sus labios formaron un pequeño puchero que no desapareció hasta que Haerin quedó totalmente fuera de su vista.
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