Even if a snake is not poisonous,
It will always act as it carries venom
In its fangs

Muchos dicen que, al principio, sólo había humanos. Todas las historias comienzan así, con la humanidad y luego la monstruosidad. Tal vez, todo lo malo siempre derive de la monstruosidad que hay en estos.
Durante milenios se contaron historias de hombres que se convierten en lobos a la luz de la luna llena, de personas con el poder de controlar la magia a su favor, de reptiles que surcan los cielos buscando tesoros y de seres muertos que caminan y viven como los vivos. A estos últimos se los bautizo con el nombre de vampiros y su origen tiene muchas versiones.
La primera era la historia de una joven mujer en un hermoso matrimonio, pero en mitad de su tercer embarazo, su bebé murió dentro suyo por la maldición de una envidiosa bruja ante la belleza y la felicidad de la joven. La maldijo con que daría luz a un monstruo. La maldición mató al no nato niño, pero este siguió desarrollándose a base de alimentarse de la sangre de su madre; cuando la joven dio a luz se encontró con un bebé sin palpitaciones ni respiración, pero que se movía como un vivo. La leyenda cuenta que el niño era monstruosamente pálido, que no se veía reflejado en los espejos ni podía tocar el metal sagrado, la plata. El niño, cuyo nombre nadie recordó escribir, creció hasta la mayoría de edad y, sediento de odio, asesinó a su familia. El monstruo se dio a la fuga y caza de noche porque la pura luz del sol lastima su monstruosa piel. Allí comenzaban las advertencias a los niños, de no salir por las noches a menos que llevasen ajo consigo porque los vampiros son monstruos, y los monstruos solo atacan y lastiman.

La segunda dice que un sediento y desesperado hombre se encontraba volviendo a su hogar a través del desierto, pero había sido asaltado hacia dos días y se habían llevado sus provisiones de agua por lo que hacía dos días que no bebía ni una sola gota de agua. Decían que el hombre estaba alucinando ya, veía hermosos ríos corriendo frente a él, pero cuando se zambullía en ellos era sólo más arena. Dicen que a la medianoche del cuarto día de viaje con dos días sin beber y tres para llegar a su hogar, se encontró a otro viajero, quien le ofreció llevarlo en su camello ante una fuente de agua que él conocía porque él tampoco tenía agua, pero el hombre no quería esperar más tiempo para beber, quería una solución rápida para su problema. En un arrebato de desesperación y furia, se abalanzó contra el hombre y lo asesinó; con sus propias manos abrió la piel del hombre y bebió su sangre para calmar su sed. Los Dioses al ver tal blasfemia castigaron al desesperado hombre con convertirse en una criatura de la noche que solo pueda alimentarse de la sangre de los humanos. En esta historia se advertía a los niños que debían ser pacientes o se convertirían en monstruos.

La tercera historia cuenta que había un conde tan malo que sus acciones son incontables, mejor olvidadas que recordadas, fue asesinado por un noble caballero a quien, mientras se desangraba en el campo de batalla, juro que mataría. El hombre fue sepultado cerca de su hogar, pero la hija del hombre, la única persona que lo quería lo suficiente para llorar por él, descubrió que la tumba estaba abierta y el cadáver de su padre estaba desaparecido. Los aldeanos organizaron una caza para encontrar a los ladrones de tumbas cuando la niña llegó con la noticia de la desaparición del cuerpo de su padre. Se armaron y fueron al bosque, donde por horas buscaron a los hombres que se habían llevado el cadáver. La búsqueda continuó hasta que se encontraron del otro lado del bosque observando el castillo donde vivía el noble que había asesinado al desaparecido conde. El silencio reinaba en el prado alrededor del castillo y, uno de los aldeanos gritó para que todos supieran, en una de las ventanas se podía ver al conde, aún muerto, bebiendo la sangre del caballero para completar su venganza. Antes de que pudieran atraparlo, se escapó y dicen que ronda la frontera oeste de Alquibia en busca de vengarse nuevamente.

Aunque sea la menos acertada, la segunda suele ser la más contada y es la que cuentan en Hylaria, en Esceos suelen contar la tercera y en Alquibia la primera. La verdad es una mezcla de las primera y la última leyenda.
Todo comenzó con la joven Emeline era una bruja casada con el conde de Ruemia, Doran, quien era un hombre extremadamente sádico y malvado. Emeline lo odiaba tanto que encantó a un caballero para asesinarlo, tanto era su odio por él que le dijo que su linaje sería un linaje de monstruos, algo que con un maleficio logró. Maldijo al niño que llevaba en su vientre a que cuando cumpliera la mayoría de edad se convertiría en un monstruo, en un ser sediento de sangre, que no pudiera ver su reflejo en los espejos, que no tolerase el ajo y que se quemase con la luz del sol; todas eran cosas que Doran había amado, el ajo, el sol, observarse en los espejos y el conde había tenido una sed de sangre que su esposa quería que se haga realidad. La primer mañana del cuarto mes del año nació el maldecido niño y Emeline lo nombró Slavko, un nombre bastante extraño al provenir de la palabra eslava slav, que significa gloria o fama.
Durante veintiún años, Slavko creció para asumir el puesto de conde, que su madre había asumido luego de la muerte de su padre. Creció rodeado de niñeras, alejado de los espejos, las fiestas, el ajo y el sol. Le era solo permitido salir durante la noche por razones desconocidas para él. Vivía la vida lo más normal que podía, hasta el comienzo de su cumpleaños número veintiuno. A penas dieron las doce, Slavko comenzó a sentirse muy mal como si estuviese famélico por algo que no comprendía, intentó comer las sobras del festín de la noche pasada, pero ninguna sobra podía calmar su hambre. Su oído comenzó a agudizarse, podía escuchar la sangre de los habitantes del castillo correr por sus venas, murmullos de amantes en la oscuridad y los pasos de una sirvienta bajando las escaleras. Se encontró con la joven sirvienta observándolo, debía de parecerle un loco, intento hablar, decirle que le pasaba, pero unos colmillos se asomaron de su boca. Asustada, ella gritó y, hambriento, él se abalanzó hacia ella clavándole sus nuevos colmillos en el cuello, drenando la sangre hasta que la chica murió. Aún así, su hambre no se había acabado por lo que también se alimentó de la sangre de los sirvientes que habían acudido ante el grito de la joven sirvienta. Cuando todos estuvieron muertos, siguió su camino hacia las habitaciones donde bebió la sangre de los que dormían y luego la de todos los habitantes del castillo.
El camino Slavko se cruzó, casi al amanecer, con el de su madre, quien le contó la maldición que ella misma le había puesto y le dijo la forma en como crear a más como él, le recordó que debía seguir todo lo que había aprendido en su infancia. Las palabras de su madre le causaron una gran impresión y esta se volvió rabia que causó que se abalanzara sobre esta y bebiera su sangre. En cuando el cadáver de su madre  se deslizó de entre sus brazos hacia el piso, Slavko se arrepintió de sus acciones, despertándose de aquel transe hambriento que había transcurrido por la noche. Vagó por los pasillos del castillo hasta encontrarse nuevamente con el cadáver de la primer sirviente que había asesinado y, casi sin pensarlo, la alimentó con su sangre. El efecto no fue instaneo, pero tampoco eterno. La joven despertó y lo observó con horror. Estuvieron allí encerrados durante cuatro días hasta que el olor a muerto atrajo atención. Debieron huir por los bosques, comenzaron a vivir de condado en condado creando más monstruos como ellos.

Durante milenios su clase ha sido obligada a esconderse, alimentándose de pobres o infelices que se cruzaban en sus caminos. Los vampiros se escondían, en su mayoría, a plena luz del día y fueron casados por los diferentes reyes que hicieron de esas tierras suyas. Ruemia quedó abandonada y destruida, un pueblo fantasma que fue tomado devuelta por la naturaleza, hasta que hace unos siglos un grupo de vampiros liderados por Slavko se asentaron allí y comenzaron una vida. Ahora, junto al gran grupo que se las ha unido, busca hacer un reino de vampiros donde su clase se encuentre protegido de los malvados humanos y sus inminentes guerras. No le importaría compartir el territorio con las brujas, a quienes busca tener a su lado, o a sus enemigos los hombros lobos; las hadas y los elfos viven en los bosques y Slavko sabe que no se iran de ellos de ellos a menos que la guerra los saque. Cree que la unidad de los seres mágicos hará que, finalmente, los humanos paren de perseguirlos.

Es, en verdad, un idealista que ha vivido por muchos siglos en Esceos. Ha cultivado su mente en todos los aspectos artísticos que encontró, su favorito es ser pintado. Siempre fue atractivo entre las personas, lo que siempre hizo fácil establecerse en los lugares (la gente bonita no es monstruosa) y no llamar demasiado la atención. Ha aprendido de diferentes filósofos en diferentes épocas que la unidad del pueblo, de una minoría, podría derrumbar el sistema; y los seres mágicos son lo suficientemente poderosos unidos como para destruir el mundo entero.

Se lo podría considerar como una musa de diferentes artistas a través de los tiempos, hay un cuadro suyo en el castillo de Esceos que fue un regalo del artista, y amante del vampiro, Geoffrey, para la reina, quien era amiga de Slavko. Siempre se ha regodeado con personas de importancia, lo que le ha dado un aire de arrogancia para si mismo. Le han dicho en varias ocaciones que es una gran compañía, un alma de la fiesta y un amante sin igual.

Slavko ha cambiado a través de los años. Su compasión hacia los humanos, su miedo y su odio hacia lo que era y lo que debía hacer para sobrevivir se transformaron con los milenios en rencor hacia la humanidad y aceptación a lo que es. Ya no se siente culpable matando humanos o otros seres, sabe que asesinar es una necesidad cuando se es algo tan odiado como un vampiro. Ha aprendido a simular compasión cuando no la tiene, algo que ha carecido bastante estos últimos siete siglos si mal no calcula.

Es un gran mentiroso. Ha pretendido ser muchas cosas durante los siglos; compasivo, noble, humano. Esto se mezcla muy bien con su encanto natural, algo que lo hace bastante peligroso a decir verdad. Los poderes de vampiro, ha aprendido con los años, no son nada comparado con una buena mentira y una excelente manipulación. Esto último no es algo en lo que se destaque a menos que utilice sus poderes como vampiro, jamás ha sido bueno para usar a las personas por el simple hecho de que tiene un disgusto enorme por ello. Cree que quienes manipulan a las personas para actuar por ellos mismos son cobardes y débiles; él siempre que actúa lo hace por si mismo.

Tiene un código moral bastante ambiguo, siempre cambiando para adaptarse mejor a las situaciones. Aún así, la vieja nobleza de caballero con la que fue criado sigue vigente; no maltrata a los que son realmente inocentes, busca justicia, no mata niños ni mujeres desarmadas. Ha matado mucha gente inocente, y no le importa realmente esto ahora, pero no quiere hacerlo más. Desea, solamente, hacer lo peor para conseguir lo mejor para su gente.

Siempre ha sido un gran amante de las cosas (y un gran amante solamente), el arte y la filosofía no son sus únicas pasiones. Ha aprendido a montar a caballo, a pelear con la espada y la arquería. Siempre ha querido aprender a navegar, pero como esto debe ser hecho durante el día es imposible que lo logre algún día. Considera, también, a todas las creaciones de su sangre como sus hijos y los ama a cada uno de ellos como si fuesen realmente su familia. Ha adoptado a muchos niños convertidos o a jóvenes vampiros, instruyéndolos en todo lo que sabe. Le tiene un gran aprecio a los niños por alguna razón que no comprende, los llama "monstruosidades aceptables" por su comportamiento tan extraño comparado con el de los adultos.

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Role play:

Magic World by bluebabyjdr / xXArctic_GirlXx

Posibles interesados:

-TheRelaxingEnd

Celia_Kai_

Eleuthero-mania

a-acme