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3- troisième

✧         「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧


La cena estaba siendo dirigida por la madre de SeokJin y Jisoo, quien no dejaba de hablar de cosas vergonzosas sobre sus hijos.

—A SeokJin le dabas una mínima barra de chocolate y parecía flash dando vueltas por la casa como si tuviera hormigas en los pies —mencionaba su madre, estaban en el momento del postre.

Y el helado de dicho sabor tenía ricos pedazos de barras en él. El castaño negaba con su cabeza.

— Oppa comenzaba a correr por toda la casa y solo se detenía cuando caía por las escaleras y era cada vez —mencionaba Jisoo.

—Pero nunca aprendía —exclamaba el padre de los chicos—. Era verdaderamente salvaje.

—Aish, no es de mi de quién tienen que hablar cosas vergonzosas es sobre Jisoo —exclamaba—. Cuando era niña y le daban chocolate lo comía con toda la cara y luego jugaba con su pelo mientras sus manos tenían más chocolate, para cuando mamá la encontraba, Jisoo era una coreana de color y pelos duros.

Los presentes reían inluyendo TaeHyung, a quien le había sido demasiado difícil quitar la vista de su cuñado, especialmente porque estaba sentado frente a él. Si, eso era. Imposible no mirarlo si lo tenía en frente.

—Tú nunca traerás pareja por lo que sufrirás el bullying de tus padres en las cenas familiares con los novios de tu hermana —la señora Kim se tapaba la boca y miraba a TaeHyung—. Lo siento, no es como si Jisoo trajera muchos novios

—Mamá —acusaba la castaña.

—Tranquila señora Kim, no es algo que me incomode. No se preocupe —aclaraba TaeHyung.

—Pero tú no eres uno más, cariño —Jisoo lo tomaba del brazo y le hablaba en aegyo—. Tú eres mi prometido, el único que vale.

«El único muy valiente o muy idiota» Pensaba SeokJin, negando con su cabeza.

Había sido bastante visible la forma en que parecía no creer las palabras de su hermana, para TaeHyung. El resto no lo había visto negar de esa forma y rodar sus ojos ya que, Jisoo lo miraba a él y sus padres los miraban a ambos. El azabache se preguntaba por qué SeokJin había hecho esa cara y de hecho se encontraba muy sumergido viéndolo.

— ¿Amor? —Jisoo le llamaba y TaeHyung caía nuevamente.

El castaño se había dado cuenta que había sido observado.

—Familia, tengo una casa que arruinar mañana, así que con su permiso me iré a mi cama de una plaza con sábanas de Pokémon para sentirme un adulto victorioso.

Sus padres comenzaban a reír y era demasiado interesante como TaeHyung le seguía con los ojos. Hasta el más mínimo movimiento, TaeHyung parecía—o estaba—verdaderamente embelesado.

—Oh ¿Por qué no le muestras a tu cuñado la habitación de huéspedes? Ambos están en el segundo piso

— ¿Habitación de huéspedes? ¡Pero mamá! vengo de vivir con TaeHyung —se quejaba la pelinegra.

—No me mires a mi, fue decisión de tu padre —la mujer comenzaba a levantar la mesa lavándose las manos de toda culpa.

—Jisoo, te dije que estaba bien. Señor Kim —TaeHyung volteaba a ver a su suegro—. Está bien por mi. Es su casa y la voy a respetar.

SeokJin alzaba sus cejas y negaba. El chico le parecía un imbécil, algo así como un muñeco de trapo que manejaban a su antojo y Jisoo lo hacía con él. Mientras más lo miraba, había algo que no le cerraba del chico aún, pero cada loco con su locura.

—Él me agrada, si me agrada —afirmaba el padre de SeokJin, refiriéndose al azabache.

«Todos te agradan y a todos apruebas» pensaba el castaño, muy silencioso yendo a su habitación hasta qué:

—Seokjin, lleva a tu hermano y muéstrale la habitación.

"Hermano" soltaban al unisono.

El resto de los Kim reían por eso y el padre de Jisoo le alentaba a seguir a SeokJin escaleras arriba.

—Oh, si. Bueno —TaeHyung se ponía de pie y se inclinaba respetuosamente a sus suegros y se dirigía en dirección al chico alto de ojos rasgados y mirada aburrida.

el castaño suspiraba visiblemente—. Sígueme —soltaba con desgano.

Y por alguna extraña razón TaeHyung no lo sentía tan agradable como en la cocina. En la cena se habían mirado en ocasiones, pero SeokJin no le había dirigido mucho la palabra y justo ahora frente a él, subiendo las escaleras, contemplaba esos hombros que hacían ensanchar su espalda. La camiseta negra parecía una segunda piel que marcaba todo y dejaba algo a la imaginación de TaeHyung.

Una imaginación salvaje que lograba secar sus labios, TaeHyung sabía por Jisoo que SeokJin era homosexual y sus padres no estaban para nada decepcionados al respecto. Era un excelente hombre, su vida amorosa no era de su incumbencia aunque nunca había presentado a nadie y eso había sido sacado en la cena aquella noche varias veces y TaeHyung se preguntaba por qué un hombre como él no estaba en una relación. Otra cosa era que, Jisoo había mencionado que sería su víctima de Bullying, pero nuevamente ese chico parecía no querer hablar mucho con él.

— ¡Amor! —gritaba ésta escaleras abajo, alcanzando a su novio y haciendo que ambos chicos se detuvieran en la cima del primer piso.

— ¿Qué pasó! —preguntaba TaeHyung asustado.

—Mi beso de buenas noches —sollozaba la pelinegra.

Rodeaba con sus brazos el cuello de TaeHyung y subía un escalón más arriba que él y lo besaba. Dándole la espalda a SeokJin y haciendo que TaeHyung estuviera frente a él, con sus ojos abiertos, sus manos a los lados de Jisoo, pero colgando en el aire. No la estaba tocando y no estaba seguro por qué, pero le parecía extraño e incorrecto besarla frente a su hermano mayor. Jisoo cortaba beso y miraba a TaeHyung con un rostro confundido.

— ¿Por qué no me abrazas y me besas? —cuestionaba.

SeokJin había oído aquello, aunque Jisoo casi lo había susurrado para ella y su prometido.

—Tu hermano está detrás de nosotros —soltaba incómodo, mirando una vez más al susodicho, con su rostro de aburrido.

Éste alzaba sus manos—. A mí no me importa, llévalo a la habitación ya que estás —añadía, listo para subir las escaleras que faltaban, pero el grito de su madre lo hacía detenerse.

—Jisoo, baja. Tenemos cosas que hacer mañana y una agenda que preparar, ya suelta a TaeHyung y deja que tu hermano lo ayude.

La chica se soltaba con un puchero y luego miraba a SeokJin—. La maleta de TaeHyung está detrás de tí. Llévala a su habitación

— ¿Y desde cuándo soy el botones de la casa? —mencionaba en un puchero.

—Desde que decidiste retirarte primero de la mesa —acusaba su hermana.

SeokJin estaba listo para una pelea verbal infantil, pero ¡Jisoo! Llamaba su madre otra vez, La reclamada rodaba sus ojos y daba otro beso que sorprendía a TaeHyung y se iba cuesta abajo.

El azabache, quien la había visto irse, pasaba saliva al girar y ver a SeokJin con esa seriedad de los mil demonios pintada en su rostro. Le regalaba una sonrisa de labios apretados y corría por su maleta, la cual estaba en la puerta de la habitación de Jisoo.

—Yo puedo llevarla, hyung-Jin... SeokJin —después de que su suegro se refieriera a ellos como hermanos, TaeHyung se sentía extrañamente desencajado.

Cuando tomaba la manija de la maleta, la mano de SeokJin cubría la suya, alzaba la vista y lo tenía en su espacio personal, sonriendo más relajado y quitando uno a uno sus dedos de la tira.

—Yo la llevo, cuñado —susurraba.

TaeHyung se ponía colorado como un tomate y relamía sus labios viendo los de SeokJin tan de cerca.

—No-... Yo puedo... Puedo —repetía, sacudiendo su cabeza.

SeokJin sonreía y con su otra mano, terminaba de quitar la de TaeHyung. Tomaba la ajena entre sus manos, la miraba de cerca y si, SeokJin había desarrollado una fijación por estas, ni siquiera era consciente que lo estaba acariciando. El pulso de TaeHyung estaba acelerado y su corazón tenía un ritmo frenético, debería de quitar su mano, pero el castaño lo estaba acariciando con una delicadeza que lo encendía y derretia por dentro. Notaba que giraba para tener su palma hacia arriba y con sus dedos trazaba las líneas.

—Sabés, tengo un amigo que lee las líneas de tu mano... —mencionaba SeokJin.

TaeHyung pasaba saliva intentando encontrar su voz—. ¿Ah sí?

SeokJin alzaba la vista y notaba que el chico estaba de todos los colores, sus labios semi abiertos y sus pupilas dilatadas.

—Me gustan tus manos —soltaba SeokJin.

TaeHyung alzaba sus cejas—. ¿En serio? —el chico parecía no saber cómo contestar y no entender que estaba pasando.

SeokJin lo veía relamer sus labios y sus ojos se prendían de estos. Brillosos, rosados... Y era hora de soltar la mano de TaeHyung.

—Lo siento, no tengo un amigo que lee manos —reía relajado—. Solo que te toque demasiado y quería salir del extraño aprieto —admitía. Tomando la maleta y añadiendo—. Vamos, haz como si nunca ocurrió. Soy un poco raro.

TaeHyung lo miraba con sus cejas en alto y lo escuchaba reírse muy relajado mientras que él intentaba recordar cómo caminar cuando tus piernas temblaban y se sentían débiles por culpa de otro ser humano que, tan solo te había tocado o apenas y te había sonreído, como si nada.

«TaeHyung»  se reprendía con la voz de su padre en su cabeza.

Cuando llegaba, veía la puerta de la habitación frente a SeokJin abierta. El cuarto de huéspedes era grande y cómodo, con una cama de dos plazas en el centro, dos mesitas de luz a los lados. Un bonito Placard y una ventana que daba al patio trasero de la casa Kim.

—No me dejaron quedarme aquí porque venías tú, así que tendré que dormir en mi cama de una plaza y con mis sábanas de Pokémon —mencionaba SeokJin, otra vez de forma graciosa.

TaeHyung apretaba sus labios para evitar reír.

—Puedes reírte —afirmaba el mayor.

TaeHyung apenas y lo hacía, se sentía nervioso alrededor de éste y estar a solas no ayudaba. Estaba seguro que se debía a que se trataba de querer su aprobación por Jisoo.

«Si, eso es, totalmente»

— ¿Te gustaba Pokémon? —preguntaba finalmente, evitando pensar, mientras lo veía mostrarle el placard para que acomodara su ropa y luego le daba cobertores para pasar la noche.

—Mi madre solía obligarme a sentarme derecho para ver Pokémon o si no, cambiaba de canal. Así es como tengo un porte perfecto a la hora de sentarme en una silla. Y no, no me gustaba, me gusta Pokémon —corregía—. Pero ahora me gustan las sábanas de seda, solo que mamá no tienes de esas.

TaeHyung volvía a reír, haciendo un sonido grave que SeokJin encontraba muy adorable. Al levantar la vista aún lo veía sobre el marco de la puerta y pensaba que el tipo era... Precioso y prohibido.

Sacudía su cabeza e iba en dirección a la misma, listo para abandonar el mismo espacio que estaban compartiendo de una vez.

—Bien, si logras pasar toda la noche aquí, es una cama cómoda y un cuarto caliente. Pero si te vas a escondidas a otra habitación, es entendible —mencionaba SeokJin.

TaeHyung abría sus ojos e inconscientemente giraba su cabeza y miraba la habitación de SeokJin y luego al mismísimo SeokJin, quien lo veía con sus ojos entrecerrados.

—Me refería a la habitación de Jisoo —aclaraba divertido y con cierta sorna.

— ¡Claro! —gritaba TaeHyung—. Digo, no... —se corregía negando de inmediato con su cabeza—. Es casa de tus padres y voy a respetar eso...

TaeHyung hablaba de forma pausada que, dejaba bastante obvio sus nervios.

—Si, claro... Está bien, si te escapas ten cuidado, mi madre duerme con un ojo abierto —afirmaba el castaño, señalándose un ojo.

TaeHyung reía—. No lo haré —relamía sus labios y miraba a SeokJin con seguridad.

Éste asentía y sabía que era hora de salir, por lo que extendía sus brazos y TaeHyung lo miraba confundido.

—Bienvenido a la familia —soltaba con una sonrisa algo forzada.

— ¡Oh!... Yo- ¿Tú quieres...? —no sabía ni como diablos formular una pregunta decente.

—Voy a darte un abrazo y es toda la aprobación que tendrás de mi, así que no sigas buscándola luego de esto ¿de acuerdo?—mencionaba SeokJin.

TaeHyung reía nervioso y extendía los suyos para sentir como el castaño lo atraía de repente hacia él, chocando sus pechos firmes y apretandolo contra su cuerpo. Un jadeo de sorpresa se le escapaba y sus brazos buscaban enroscarse con timidez en la cintura estrecha de SeokJin.

—Eso es, con confianza —soltaba éste. Sentía su voz cerca de su nuca—. Siéntete bienvenido

—Gracias, hyung —exclamaba con timidez. Su voz sonaba más cerca de la oreja de SeokJin, debido a la posición del abrazo.

Cuando movía su cabeza, sentía el aroma en el cabello del castaño. Estaba más seco, pero con olor a fresco y sentía el aroma a colonia en su cuello. No solo los brazos del mayor lo envolvían, el aroma también era exquisito y se encontraba intentando aspirarlo sin ser notado.

Estaba mareado por la sensación de los brazos fuertes presionandole y era muy consciente de la mano que Jin tenía sobre su espalda baja. Muy, muy consciente. El abrazo estaba durando más de lo que debería, pero sus ojos cerrados lo hacían estar en una especie de trance del cual no quería salir y no estaba seguro del por qué.

—De acuerdo —la voz ronca de SeokJin lo traía a la realidad y la mano de este en la parte posterior de su cabeza lo ponían en alerta. Y ahora, los labios carnosos del castaño rozaban su oreja—. Ahora, esta es la parte donde te digo que si la lastimas, golpearé este bonito rostro que tienes... —su voz rasposa parecía cavar muy profundo en TaeHyung.

Éste pasaba saliva y asentía—. Lo entiendo...

—Pero... —añadía SeokJin y se movía para tenerlo de frente. Muy cerca—. Tu rostro es muy bonito para ser golpeado.

Otro trago duro a través de su garganta y los voluminosos labios rojos de su cuñado a pocos centímetros.

—G-gracias... —musitaba confundido.

—Espero que estés muuuuy seguro de que esto es lo que quieres —soltaba SeokJin con firmeza.

TaeHyung lo miraba y preguntaba—. ¿Esto?

Y por alguna razón, SeokJin sentía que nuevamente parecía referirse a él.

—Hablo de Jisoo —aclaraba.

—Por supuesto —se atajaba TaeHyung, inmediatamente.

Luego aclaraba su garganta y se soltaba primero. SeokJin se dejaba soltar y ponía sus manos en los hombros de TaeHyung y masajeaba la zona.

—Tranquilo, no me meto en las cosas de Jisoo —le sonreía de forma calmada y el azabache respondía a la sonrisa—. Ella es peculiar y espero que también este segura de esto.

El azabache abría sus ojos—. ¿A qué te refieres?

—Solo espero que no se lastimen —se encogía de hombros—. Son jóvenes, espero que su amor valga todo lo que están haciendo ilusionar a mis padres —exclamaba con calma. TaeHyung se quedaba prendido de su mirada preocupada y luego lo veía alejarse para finalmente salir de la habitación—. Descansa.

TaeHyung abría su boca intentando soltar algo para decir, pero no se le ocurría nada, hasta que SeokJin volvía a girar con un rostro curioso y él sentía alivio porque aún no se había ido del todo.

—Oye ¿cómo se dice cuñado en francés? —preguntaba.

Una sonrisa de lado tiraba de los labios de TaeHyung—
Beau-frère —respondía.

SeokJin fruncia su ceño—. Biu... Bou- eres mi biu frire —repetía de una forma tan chistosa, moviendo su mano sobre su boca, como si escupiera la palabra que, hacía a TaeHyung reír tímidamente.

Intentando enseriar sus rasgos y con una mano abierta en alto, para imitar al castaño, exclamaba con excelente acento frances—. Tu es mon beau-frère.

El castaño rascaba su nuca con una mueca tímida—. Solo serás TaeHyung —ondeaba su mano dando a entender que no diría aquella frase con ese acento gangoso—. O como decía el zorrino a la gata  "Monamu".

TaeHyung alzaba sus cejas y volvía a reír—. Permíteme corregirte, hyung —alzaba ambas manos y miraba a SeokJin con dulzura—. Es mon amour y significa... —aclaraba su garganta esta vez—, "mi amor"

Oh, miércoles... Te diré TaeHyung-ssi

—Tae está bien —añadía con sus manos en sus bolsillos traseros y una mueca tímida que, hacía a SeokJin querer morderle las mejillas.

—De acuerdo, TaeHyung-ssi será —afirmaba, se giraba sobre sus talones y se metía en su habitación, sonriendo con sorna y guiñándole el ojo al azabache, antes de cerrar su puerta.

TaeHyung soltaba todo el aire dentro y reía con timidez, cerrando la suya se giraba y apoyaba su espalda sobre esta, fregaba con sus manos su rostro y llevaba todo su cabello hacia atrás.

—Él es tan raro —susurraba.

«Él es normal, el raro eres »

✧         「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧

Al día siguiente, SeokJin se levantaba con el sonido de su teléfono. El mismo no dejaba de sonar y sonar. Le había costado pegar un ojo debido a que su oreja de chancho quería verificar si el bonito chico frente a su habitación se había escapado para ver a su hermana en la madrugada, la cual era su prometida.

«Prometidos, mierda»

El teléfono seguía sonando, no, no era su alarma, era Kim Namjoon llamándolo.

—Lo sé, lo sé. Estaré en menos de una hora allí —soltaba, atendiendo con voz ronca.

¿Siquiera te pusiste alarma? —cuestionaba la voz de uno de sus mejores amigos.

—Emm... ¿Si? —musitaba fregando sus ojos.

Mueve ese trasero huesudo y trae a alguien extra, a Jimin no le dieron el día libre y no tengo a nadie que pueda ayudar mencionaba el peliceniza al otro lado de la línea, haciendo alusión a que tenían mucho trabajo y mucho que destruir en la nueva casa de SeokJin.

—Ay, mierda... De acuerdo, déjame ponerme presentable y ver mi agenda, no sé quién mierda estará libre hoy, pero prometo que no seremos solo los dos

Más te vale ¡no tengo mucho tiempo hoy así que, muevete Jin!

El llamado era cortado y SeokJin fruncia el ceño con un puchero en sus labios hinchados. Podía entender el mal humor de Namjoon, pero diablos que era muy temprano para recibir ese tipo de saludo. Con un doble esfuerzo se ponía de pie y decidía que una ducha era lo único que le quitaría la pereza, aunque se hubiese bañado la noche anterior. Minutos más tarde bajaba, ofalteando todo tipo de olores venir de la parte de abajo, seguramente su madre ya estaba despierta.

— ¿Es café lo que huelo? —preguntaba en dirección a la cocina—. ¿Y hot cakes? —entraba a la misma con sus ojos cerrados y aspirando—. Mamá te lucist-... Tú no eres mi madre.

TaeHyung se giraba con la miel a mitad de camino de una torre de deliciosos hot cakes.

—Buenos días... —exclamaba intentando sonar relajado—. Aprendí a hacerlos cuando llegue a Francia, no es muy coreano, pero se me antojaba y anoche le pregunté a tu madre si podía usurpar la cocina —el chico sonreía mientras se tomaba el atrevimiento de servirle una taza de café recién hecho a SeokJin.

— ¿Eres el único despierto? —preguntaba el castaño, recibiendo la taza de café.

TaeHyung negaba—. Tu madre y Jisoo se están cambiando. Les hice el desayuno y saldrán a ver tiendas y precios y cosas como esas —susurraba cada vez más bajo.

Los planes de la boda modesta que Jisoo había pedido. Lo había olvidado.

—Mi padre salió a trabajar y yo debo irme ¿qué harás tú todo el día? 

TaeHyung alzaba sus cejas y abría su boca para cerrarla luego y alzar sus brazos dando a entender que no tenía plan alguno.

—Seré como la mascota que espera a que el dueño vuelva —soltaba riendo incómodo.

SeokJin fruncia el ceño—. ¿No tienes un traje que ver y esas cosas?

—Mi amigo vendrá de Daegu, haré todo eso en cuanto se instale aquí, mientras tanto yo... No tengo mucho para hacer. Jisoo estará con el tema del vestido los primeros días y obviamente no me quiere allí.

Pasaba saliva y el nudo en su garganta. Estaba nervioso.

Hablar los planes de la boda con SeokJin lo hacían rebuscar entre sus palabras e intentar decirlas sin que su garganta se cerrará. Tuvieran un poco de sentido.

El castaño asentía, mirando a otro lado y bebiendo su café.

—Ven conmigo —soltaba luego, sorprendiendo a TaeHyung.

—De acuerdo —afirmaba el otro de inmediato.

—No te he dicho a dónde —el castaño fruncia el ceño divertido.

TaeHyung reía rascando su nuca nervioso y Jisoo llegaba a la cocina. Tan despampanante y hermosa.

—Woah, Chi choo... Tu prometido está aquí, no vayas a conquistar gente afuera —se burlaba SeokJin.

Jisoo reía y abrazaba a TaeHyung mientras dirigía sus ojos a su hermano mayor.

—Tú te ves horrible ¿qué traes puesto? —soltaba la chica.

SeokJin se miraba a si mismo y TaeHyung recién recapacitaba en que llevaba una remera gastada de color negra o ¿gris?, diablos, no tenía ni jodida idea, pero estaba arruinada y sus pantalones eran de tela de algodón, pero terriblemente manchados, con pintura y quizás sangre de algún cadáver o algo así. Las zapatillas también estaban gastadas, pero luego volvía a subir al rostro de SeokJin y él se veía descansado, se veía atractivo y su cabello brillaba. Al igual que sus labi-...

—Tengo que trabajar con Namjoon en mi nuevo hogar —afirmaba, levantando sus brazos y bebiendo más café—. Y tu novio vendrá conmigo

— ¿Estás loco? —soltaba Jisoo con seriedad—. No, no. Déjalo que descanse, TaeHyung trabaja demasiado —la chica sonreía incómoda—. Son sus primeras vacaciones en un largo tiempo y-...

—Yo quiero ir, no puedo estar sin hacer nada. O déjame ir cont-

— ¡Eso no! —gritaba Jisoo, luego miraba desolada entre su hermano y prometido. Después de unos segundos, finalmente resoplaba—. No lo dejes solo —pedía a SeokJin.

— ¿Se va a perder o qué? ¿quieres que lo tome de la mano también? ¿TaeHyung quieres que te tome de la mano? —se burlaba extendiendola.

TaeHyung reía con él y podía ver que si, sería su víctima de Bullying porque ni siquiera podía resonderle con una frase más o menos completa o coherente sin que su pulso latiera demasiado acelerado.

Jisoo golpeaba la mano de Jin y lo miraba ceñuda.

—Él estará bien —afirmaba el mayor—. Namjoon es decente —exclamaba en dirección a TaeHyung. Jisoo golpeaba al castaño en su estómago y lo obligaba a retorcerse por eso—. ¿Y por qué soy víctima de tu mal humor? —soltaba con dificultad, encorvandose por el buen golpe recibido—. Solo quería ser amable.

TaeHyung abría sus ojos enormemente al ver la relación que estos dos tenían. Parecían ser extrañamente cómplices y bueno, era de esperarse, pero su prometida parecía enojada con su hermano mayor.

Jisoo levantaba su dedo y apuntaba a su hermano con éste—. No lo dejes solo ¿me oíste?

—De acuerdo —Seokjin se enderazaba y miraba al azabache—. Es una mujer golpeadora, suerte con eso, campeón. Te espero en el auto no quiero ver qué metas tu lengua en la boca de mi adorada angelita —exclamaba con un tono dramático y besaba a Jisoo en la frente—. Saluda a mamá y no la vuelvas loca

—Jamás lo haría —musitaba la pelinegra con un puchero.

SeokJin salía y TaeHyung no podía evitar verlo irse, hasta que la mano de Jisoo giraba su rostro para que su atención fuera a ella.

—No tienes que ir con Jin —exclamaba.

—Pero quiero, voy a aburrirme solo, necesito hacer algo y tu hermano necesita ayuda ¿cuál es el problema que pase tiempo con él? —cuestionaba.

Realmente no lograba entender la actitud de la chica, Jisoo no era tan atenta como para que le importara que descansara lo que merecía. El recuerdo del aroma de un cuerpo en descomposición le llegaba a su memoria sabiendo que algo estaba mal con su novia.

—Solo no quiero que Jin se aproveche de tí —respondía.

«Define aprovechar» pensaba, relamía sus labios y sacudía su cabeza.

—Creo que exageras, iré a ponerme algo cómodo y bajaré de inmediato. Te veo luego —besaba a Jisoo en la mejilla y corría escaleras arriba para buscar por aquella ropa que no le importaría arruinar.

Él no se había dado cuenta, Jisoo si, pero no la había besado en los labios. Al bajar nuevamente la cruzaba en la habitación de su madre, pero bajaba a toda marcha cuando escuchaba lo que parecía ser la bocina de su cuñado en las afueras de la casa. Al salir veía a SeokJin en su auto negro, reluciente y bien cuidado. De nuevo lo único que desencaba era su vestimenta, pero era entendible, considerando que iría a romper su nuevo hogar. TaeHyung abría la puerta y se subía, en la parte trasera del auto.

SeokJin giraba con su ceño fruncido—. ¿Tengo cara de taxista o qué?

— ¿Eh? —TaeHyung alzaba sus cejas.

—Ven al asiento del copiloto, ahora —ordenaba. El azabache se sentía tonto y se inclinaba hacia adelante—. Ah, ah —la mano de SeokJin se posaba en su pecho—. Monamu, estás un poco grande para pasar por aquí, baja del auto y vuelve a entrar —el rostro de SeokJin estaba a centímetros del suyo.

El azabache sentía un calor en todo su cuello y estaba seguro que se había puesto colorado, pero inmediatamente carburaba como persona normal y bajaba del auto, suspiraba golpeándose mentalmente y volvía a entrar.

SeokJin lo miraba mientras se reía dulcemente.

—Bien, cuando lleguemos te daré unos zapatos para el trabajo, yo también cambiaré los míos. Esas zapatillas no son seguras —mencionaba, señalando sus pies.

TaeHyung asentía, el auto arrancaba dejando la acera de la casa y luego de unos segundos, tomaba el coraje de hablar primero—. ¿Y qué haces? —preguntaba incómodo.

El castaño alzaba sus cejas—. ¿Jisoo no te hablo de lo que hace su único hermano?

—Dijo que te gusta arreglar lo que está roto y dejarlo mejor que antes —afirmaba con otro poco de incómodidad.

SeokJin reía estruendosamente por la explicación de su hermana menor a su prometido.

—Soy farmacéutico, lo de arreglar cosas dañadas es un pasatiempo, para desestresarme cuando no tengo un amigo de cama disponible —mencionaba, viendo de reojo a su cuñado y notando como aclaraba su garganta y se rascaba su cuello incómodo.

— ¿Y tu amigo? —preguntaba, no queriendo salirse del tema principal.

—Namjoon es hetero, pero si quiere cambiar de bando, estaré disponible y él lo sabe —alzaba sus cejas reiteradas veces.

— ¿Qué? No- yo... Eso no fue lo que quise preguntar —tartamudeaba.

SeokJin reía, fuerte y alto. Ridículamente sonoro y TaeHyung, a pesar de ser él el chiste y causante de su risa burlona, le gustaba la misma. Le gustaba y podría gustarle mucho más si se lo permitía.

—Namjoon es contratista, él está a cargo de ayudarme con mi bonita pocilga. Desde que está a cargo de la pequeña empresa de sus padres no hace mucha mano de obra y bueno, le di algo para que se entretuviera —exclamaba.

—Ya veo... Eso es genial —soltaba de inmediato, luego mordía su labio inferior y soltaba de repente—. ¿Y por qué no tienes pareja?

SeokJin frenaba en un semáforo y lo miraba fijamente—. No llegó la persona adecuada —se encogía de hombros—. Aunque si le pregunta a Namjoon-ie  te dirá que sufro el síndrome de la isla —respondía divertido.

— ¿Le tienes miedo al compromiso? —cuestionaba curioso de inmediato.

— ¡No! —luego ponía rostro pensativo—. Nunca nadie calo tan hondo, solo es eso.

TaeHyung lo entendía.

Definitivamente lo hacía, nadie había calado tan hondo en él tampoco, pero se llevaría eso a la tumba antes de hacer algo que pudiera arruinar la salud de sus padres y la felicidad de Jisoo.

—Eres lento, Monamu —se burlaba SeokJin de repente—. Lo que dije era el pie perfecto para un muy mal y crudo chiste, pero creo que no se te dan los mismo subidos de tonos o eres algo así como ¿homofóbico?

— ¿Yo? —TaeHyung abría enormemente sus ojos y se señalaba a sí mismo—. No, yo no soy homofóbico, solo... Dios, Jisoo me advirtió.

El azabache secaba el sudor de su frente y SeokJin lo miraba de reojo, sin quitar la vista de la ruta.

— ¿Qué te advirtió? —preguntaba confundido.

—Que sería víctima de tu bullying y malos chistes —afirmaba.

SeokJin daba una vuelta en U y llegaban finalmente a una casa que tenía una horrible pinta de frente. Pero el techo y ventanas se veían nuevos.

—Bienvenido a mi humilde morada —mencionaba, abriendo sus brazos, luego apoyaba su mano derecha en el hombro de TaeHyung y lo atraía hacia él. Nuevamente cara a cara—. Y Jisoo casi tiene razón, era muy probable que fueras mi perra, pero eres demasiado blando y siento que voy a hacerte llorar si te ataco con mi sentido del humor bizarro —Seokjin  sonreía de forma tan angelical que TaeHyung quedaba recalculando por la dualidad del tipo.

— ¿Tu perra? —repetía como imbécil.

« ¿Qué mierda sucede contigo, Kim TaeHyung?»

—Es gracioso como tu subconsciente te hace ver algo así como gay, pero seré bueno contigo porque vas a casarte con la Chi Choo  —Seokjin se alejaba y dejaba a TaeHyung sin palabras. Otra vez.

No estaba seguro si reír o frustrarse por aquello. Diablos, el tipo tenía una lengua demasiado rápida y él recién estaba precalentando motores, no quería darle la razón a su prometida sobre que sería víctima de su cuñado, solo denle dos días más y ya entendería su juego sin quedar analizando cada maldita palabra... O sin quedar colgado de la perfección de su cuñado.

El no sería su perra, no señor.

✧         「 M̶O̶N̶ ̶B̶E̶A̶U̶-F̶R̶ÉR̶E̶ 」         ✧


9462 palabras en estos tres caps ¿Les va gustando o no?

Con amor niñita Nany 💜

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