♡ ៸៸ Prólogo.
"Be a good boy for me, honey"
Taehyung ingresó a su hogar soltando un suspiro cansado, todo el día había tenido que lidiar con viejos irrespetuosos que creían que gracias a su edad podían pisotear a los demás. El pelinegro aflojó la corbata de su traje de tres piezas negro para luego quitársela y arrojarla en el sofá de cuero blanco en el salón de su casa.
Kim solo quería ver a su novio, su chico bonito, su amado, su luz, su maldito ángel. Sabía que con sólo ver una de sus tiernas sonrisas todo el estrés de un día duro se iría volando por la ventana.
Aspiró el delicioso aroma floral de su hogar, solo con eso supo que su Jungkook estaba en casa y había encendido el aromatizante, junto al olor de las flores, había un tenue indicio de aroma a galletas, sonrió levemente suponiendo que su noviecito había hecho galletas.
Mientras pensaba en simplemente sentarse en la cama con su amado, ver una película de romance de las que tanto disfruta su chico y comer galletas a reventar, Taehyung caminó hacia su habitación, misma que compartía con Jungkook desde que se mudaron juntos hace dos años, luego de que su ángel hubiera culminado la universidad.
Apenas ingresar a la habitación tuvo un primer plano de su chico bonito, no pudo evitar sonreír con amor.
El chico de brillantes hebras rubias se encontraba acostado cómodamente en la cama de sábanas negras, sus ojitos marrones brillando mientras veía entre sonrisas un episodio de Bluey, caricatura con la que estaba obsesionado últimamente.
En su cuerpo una sudadera con capucha amarilla pastel de talla ancha con pequeñas margaritas decorando la tela, junto a unos pantalones cortos blancos. Mientras el pelinegro admiraba la hermosa apariencia de su niño, notó unos pequeños lazos blancos en su hermoso cabello rubio.
Taehyung no pudo evitar suspirar de amor, se acercó al rubio y lo abrazó con fuerza, Jungkook emitió un pequeño grito de sorpresa, pero al oler la colonia de su novio, se calmó y lo miró con un puchero.
— No me asustes así, cariño. —Él dijo, con ese tono de voz tan angelical que hacia latir con fuerza el corazón de Kim.
— Llegue a casa finalmente. —dijo aspirando el delicioso aroma de su chico, su nariz en el cuello del rubio, ocasionando que este dejara salir pequeñas risas tiernas.
— Bienvenido a casa, amor. —El menor le dió un casto beso en la comisura de los labios al pelinegro, sus manos jugando con el sedoso cabello de Kim mientras este sonreía como un tonto enamorado.
Aunque si que lo era. Kim Taehyung era un tonto hombre enamorado de Jeon Jungkook, su niño bonito.
El pelinegro no pudo resistirse, sus manos apretaron posesivamente las caderas del rubio, sus labios besaron con amor los de Jungkook, el menor jadeó sorprendido por la repentina acción, pero correspondió el beso.
Las manos de Jungkook viajaron hacia el lacio cabello de su amado novio, Taehyung gruñó cuando la manito de su bebé jaló su cabello ligeramente, sabía lo que eso significaba, obedientemente, pero con algo de renuencia, se separó del beso, sus ojos mirando al menor con ojos llenos de agravios.
El rubio lo miró con esos bonitos ojos entrecerrados, ese gesto hizo latir desembocado el corazón de Kim en su pecho, sus manos amasaron las caderas de su ángel mientras esperaba que palabras salieran de la boquita de su noviecito.
La mano de Jungkook dió otro jalón al cabello negro de Kim, este gimió y asintió con obediencia al notar lo que quería su príncipe, con sólo una mirada podía saber lo que deseaba.
Sin ninguna clase de vergüenza, el hombre de hebras azabache, aquel que normalmente mantenía una actitud dominante frente a los demás, se arrodilló frente a su novio, una rodilla en el suelo mientras sus ojos miraban con adoración al rubio.
— Bebé... —dijo Taehyung con leve urgencia en su tono, Jungkook emitió una risita, apoyó sus manos en la suave cama mientras extendía su pierna hacia Kim, su pequeño pie blanco quedando frente al guapo rostro de su novio.
Taehyung no pudo evitar lamerse los labios, miró los ojos marrones de su bebé y tomó ese pequeño pie entre sus manos, notó las uñas de su novio pintadas con un leve rosado, cosa que le encantó, observó por un par de segundos el tatuaje cerca del tobillo de Jungkook, era la fecha en la que se convirtieron en pareja.
— Apresúrate, cariño. —El pelinegro escuchó la voz de su pareja, le dió una rápida mirada a esa bonita cara antes de dejar un tierno beso en la punta del pie de su amado, sintió el pie de su ángel temblar ligeramente.
— Te extrañé tanto, amor. —dijo Kim dando varios besitos a lo largo de todo el pie de su bebé, sus acciones llenas de amor y devoción. El mencionado emitió una risita y acarició el cabello de su novio con cariño, como si estuviera dándole una recompensa, sus ojos marrones adquiriendo un tono lleno de deseo.
Repentinamente, la mano que antes acariciaba el cabello lacio de Taehyung endureció el agarre, el pelinegro jadeó cuando su cabello fue tironeado, sus ojos miraron los de su noviecito, vió esos brillantes ojos marrones oscuros por el deseo, su corazón latió rápido en su pecho.
— Levántate. —Esa voz dulce ahora estaba llena de dominio, como siempre, de manera obediente Kim Taehyung se levantó de su posición, su garganta seca al ver a su ángel convertirse en un demonio autoritario, le encantaba tanto esa faceta de su ángel que sólo quería asentir y cumplir cada orden, sin importar cual sea.
El rubio miró encantado las mejillas sonrojadas de su pareja, esos ojos llenos de adoración y luego esos bonitos labios rosados que tanto le encantaba besar, no pudo evitar morder su labio inferior por el mero pensamiento, tenía tantas ganas de pasar el resto del día en cama con su amado Taehyung, su novio.
Con una fuerza que nadie creería que tuviera, Jungkook empujó a Kim hacia la cama de la habitación, de fondo sonaban las propagandas del canal que se encontraba mirando hace pocos minutos. El cuerpo delicado del rubio se encontraba sobre el del pelinegro, la mano de Jeon aun entre los mechones negros del cabello de su novio.
La mano libre del menor desabrocharon botón por botón la camisa blanca formal de Kim, la respiración del mayor se aceleró, su corazón bombeando con fuerza en su pecho, sus ojos admirando la figura de su ángel sobre él, no le importaron los fuertes tirones de cabello o las marcas rojizas que el chico comenzó a dejar en su cuerpo.
Solo tenía la satisfacción de su novio, de su ángel en su mente.
— Se bueno para mí, bebé. —dijo Jungkook con esa voz ronca que hacía estremecer a Taehyung, pero que pocas veces tenía el privilegio de escuchar, solo podía hacerlo en la intimidad de su hogar.
El pelinegro solo pudo asentir, haciendo sonreír al rubio, quien acariciaba los abdominales de su pareja, su otra mano ahora desabrochando el pantalón de Kim, las manos del mayor quietas a cada lado de su cuerpo, dejando el control completo Jungkook.
Finalmente, luego de lo que pareció una eternidad, los deliciosos labios de Jungkook chocaron contra los suyos, haciéndolo gemir encantado.
El rubio se deleitó con los labios de su pareja, el beso era intenso, sus lenguas enredadas mientras Taehyung jadeaba un poco por el beso que le cortaba el aliento, eso y la mano de Jungkook pellizcando sus pezones lo tenían distraído.
— Siempre soy bueno para ti, mi ángel. —dijo el pelinegro entre jadeos, los labios de su bebé ahora en su piel, dejando besos y marcas que mañana en la empresa se vería obligado a cubrir.
Jungkook emitió una risita por las palabras de Taehyung.
— Tienes razón, cariño. —dijo en respuesta, dejando un beso suave en la coronilla de Kim—. Siempre lo eres. Siempre eres mi buen chico, solo mío. —dijo con un leve gruñido que derritió a Taehyung.
Le encantaba ser el buen chico de su amado ángel y siempre lo sería.
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