P.O.V JIMIN

La jornada fue más cansada de lo que pensé, hoy fue la inauguración oficial del burdel y la gente no se hacía esperar. Uno tras otro, tras otro. Estoy tan cansado, pero solo me hace falta un cliente más y podré descansar.

En eso una pequeña chica entra a la habitación, su cabeza estaba agachada y jugaba con sus dedos. Parecía bastante nerviosa.

¿Será su primera vez en un burdel?

— Ho-Hola me llamo Jiyu – dijo mientras estiraba su mano tiernamente para saludarme.

— Un placer, Jiyu – Dije tomando suavemente su mano dándole un ligero apretón para después soltarla. — ¿Es tú primera vez en un lugar como este? 

Parecía bastante apenada, lo único que pudo hacer fue asentir ligeramente con la cabeza aún agachada.

Tierna.

No podía perder más el tiempo, de verdad quería descansar. La tomé en mis brazos y bese dulcemente su cabeza. Eso hizo que se relajara un poco.

— ¿Cuánto cobras? – pregunto inocentemente mientras la tenía en mis brazos. — Anteriormente 155 dólares, pero ahora cobro lo que sea que diga la recepcionista.

Sonreía y yo le respondía la sonrisa, parecía un juego de niños. Jiyu había entrado en confianza. Eso fue lo necesario para comenzar con nuestro juego.

Ambos nos quitamos la ropa, ella acariciaba suavemente mi pecho mientras yo la veía con una tenue sonrisa en las mejillas. Era demaciado inocente para hacer esto.

A lo largo de quince minutos pasamos de las suaves caricias a los besos húmedos. Sentir su lengua jugar con la mía era bastante exitante. A pesar de con quién lo haga nunca puedo dejar de disfrutar el placer que me da tener sexo.

Suaves embestidas sujetando sus delicadas piernas, el rose de sus manos en la cama tratando de sujetarse de algo firme y el suave sonido de su boca gimiendo avergonzada era hermoso.

Al cabo de una hora terminamos de hacerlo. Me sentía contento, fue un disfrute total hacerlo con ella. Mi gozo llegó a tanto que cuando terminamos de limpiarnos, la despedí dándole un suave beso en la frente lo que hizo que ella se pusiera colorada como un tomate.

No tome ningún tipo de afecto por ella, pero vaya que lo disfruté.  

Una llamada de la recepcionista llegó diciendo que tenía un último cliente. No me pareció mal, 30 o 60 minutos más, estaba bien. Pero rezaba por qué fuera el último. Todo cambio cuando me dijo que había comprado el paquete de "Una sola noche."

— Ya termine mis rondas. ¡Es mi hora de descansar! – Dije furioso, solo quería dormir tranquilo en mi habitación o replantear mi existencia solo en mi habitación.

— ¿Jimin? – Escuché como alguien llamaba por mi nombre verdadero.

¿Será alguien de la universidad? No es posible, todo está acabado. Ya no podré volver ahí.

Voltee para corroborar mis pensamientos pero al ver al chico pelinegro parado en la puerta mi corazón y mente se calmaron un poco. El chico que veían mis ojos era el mismo que me había encontrado ayer por la noche borracho.

Si él me hubiera contratado antes, tal vez yo no estaría aquí ahora.

— ¿No crees que ya es muy tarde para un servicio? – Dije asumiendo que se sentiría mal y se iría.

— Quería verte – Sus palabras me estremecieron un poco. ¿Cómo fue que me encontró? — Fue una casualidad encontrarte, supuse que tal vez también trabajabas aquí y decidí venir.

¿Para eso fue que compraste toda la noche conmigo?

— ¿Es necesario hacerlo toda la noche? – Pude ver como mis palabras lo avergonzaron un poco.

Movió su cabeza a los lados en señal de no. Por lo menos podría descansar.
Me acosté sobre la cama esperando por el.

Pude sentir como tapo mis ojos con un pañuelo negro que había en la mesa.

Supongo que él disfrutará de mi cuerpo.

Pude sentir como sus manos recorrían mi pecho y vientre semidesnudo. Sus manos eran cálidas y fuertes, me gustaba la combinación.
De un momento para otro pude sentir como quitaba la poca ropa que llevaba puesta.

Lo que podía lo quitaba con su boca mientras que sus manos acariciaban todo mi cuerpo. Me estremecia, su tacto me había estremecer.

Pequeños gemidos salían de mi boca cada que él me tocaba, habría mis piernas con delicadeza y apretaba mis muslos con fuerza. Era bastante exitante.

Pude sentir como se agachó para besar y lamer mis muslos bajando hasta mi húmeda entrepierna. Su lengua era tan suave, limpio y bebió mis fluidos sin quejas. 

— A-ah... – No podía controlarme, cada que me tocaba me sentía en el cielo. Nisiquiera recordaba su nombre pero no quería que se fuera de mi lado.

Por lo menos, esta noche quédate conmigo.

Levanto mis caderas y preparo mi entrada para comenzar el juego. Suaves y delicadas embestidas. Amaba cuando comenzamos de a poco.

Lentamente comenzaba a subir la intensidad a tal punto que ya no podía controlar mi boca. Me dolía pero me encantaba como se sentía dentro de mí.

—Mmh... – El también gemia con cada embestida que daba, ambos coordinamos nuestros movimientos haciendo que el placer se intensificará.

Podía ver las estrellas en ese instante.

Pude sentir como me abrazo fuertemente para dar las últimas embestidas, el placer era tanto que ambos nos vinimos al mismo tiempo.

El llenando mi interior y yo manchando el vientre y parte del pecho de ambos.

Estábamos exhaustos, ambos caímos a la cama respirando de forma agitada. Yo no podía separarme de su pecho, quería estar pegado a él para siempre.

Un pequeño recuerdo de la noche en la que nos conocimos llegó a mi mente.

— Tú nombre es Jungkook, ¿Verdad? – Dije alegado a su pecho mientras trataba de mirarlo.

— Si, ese es mi nombre, Jimin – Me sonrió y acarició mi cabeza sutilmente.

— Déjame quedarme aquí toda la noche, Jungkook.  – Dije mientras acariciaba suavemente su pecho y dejaba un pequeño beso en el.

Jungkook no dijo ninguna palabra, solo beso mi cabeza y me abrazo suavemente con sus fuertes brazos.

Esa noche se formaría un vínculo irrompible entre dos almas completamente diferentes.