Capítulo 8
Miraba hacia abajo, los ojos se me iban a caer en cualquier momento, pero mi persona no se cansaba de mirar hacia la cama de abajo. Gabriel había insistido en dormir en la cama que le preparaba siempre que venía, en vez de aceptar que fuera al contrario y nos cambiásemos el sitio. Ahora dormía con el pijama celeste que más le gustaba, y nuestros uniformes limpios para el instituto estaban doblados sobre la mesa baja, donde también estaba nuestra ropa de diario que habíamos dejado ahí antes de ducharnos y ponernos el pijama. Su madre hacía rato había venido con su uniforme y con la bandolera con sus libros para el día siguiente.
Dormía con el pelo recogido, como siempre, y tenía la boca entreabierta. Aún notaba su olor desde ahí arriba, y lentamente los párpados se me fueron cayendo, y con ellos, la cabeza hasta la almohada. No quería tener sueño y tampoco dormirme, pero lo necesitaba a pesar de todo. Al día siguiente había instituto y también entrenamiento matutino. Y tendría tiempo de admirar a Gabriel todo el día, sí, seguro...
***
Por la mañana unos golpes resonaron en la puerta y me hicieron abrir los ojos, medio aturdido. Sonreí al mirar a Gabriel aún dormido en la cama de abajo, abrazado a la almohada mientras se tapaba los oídos para que no le despertasen. Yo en cambio me levanté y me fui a cambiarme al baño. Me puse el uniforme y entonces me dispuse al gran reto que suponía despertar a Gabriel.
-Gabi, despierta que vamos a llegar tarde al entrenamiento si no nos damos prisa- dije en voz alta. Hizo algo así como «humm» y volvió a darse la vuelta-. Gabi, levanta que llegaremos tarde al instituto.
-Cinco minutos más, mamá.
-¿Mamá?- pregunté con una ceja alzada mientras me acercaba a su lado-. Tú madre no haría esto.
Me acerqué a darle un beso tierno en los labios para que abriera los ojos a la luz de la mañana.
-Vale, ya me levanto.
-Eso esperaba- susurré poniéndome en pié.
Me ruboricé notablemente cuando le vi quitarse la camiseta del pijama y acercarse por mi lado para alcanzar su uniforme. Se puso la camiseta blanca y pude oír como se deslizaba por su cuerpo. Intentaba hacerme el tonto y mirar para otro lugar, pero Gabi atraía toda mi atención.
-Ni que fuera la primera vez que me ves así- dijo sonriendo.
-No, no es la primera- murmuré-. Pero aún así...
-¡Faltan cuarenta y cinco minutos!- exclamó- ¡Y a éstas horas me llamas! Podría haber dormido... como una media hora más- observó el reloj.
-¿Media hora?- pregunté- ¿Sabes a qué distancia está el instituto de mi casa?
Claro, nunca habíamos ido desde mi casa directamente, puesto que sólo nos dejaban quedarnos a dormir en casa del otro los fines de semana, los viernes y los sábados. Nunca podíamos los días que teníamos instituto al día siguiente. Así que, claro, no sabía que me llevaba casi media hora a pié llegar al instituto Raimon.
-No, ¿cuánto?
Hizo un gesto de disgusto cuando le contesté que me llevaba media hora, y luego sonrió cuando le dije que ese día iríamos en coche para no tener que ir andando. Y, sobre todo, porque en el plan que íbamos llegaríamos tarde.
***
Cuando llegamos al entrenamiento matutino me sorprendió escuchar algún que otro: «¡Hola, capitán!» o «¡Buenos días, capitán!». Luego caí en la cuenta de que era a Gabi, que él había sido el capitán durante todo ese tiempo, que no se dirigían a mí. Sonreí antes de susurrar:
-¿Has sido un buen capitán?
-No sé- dijo encogiéndose de hombros-, creo que nunca llegaré a ser tan buen capitán como tú lo fuiste.
-No digas eso, seguro que has sido un capitán estupendo.
Le pasé un brazo por los hombros y ambos nos reímos. Él parecía orgulloso de haber sido capitán del equipo, y yo también lo estaba porque quisiera él o no, ser capitán implicaba toda la responsabilidad que él había mostrado.
-Buenos días, Riccardo- dijo Arion acercándose a nosotros-, buenos días, Gabi ¡qué de tiempo!
Nos sobresaltamos y nos sentamos un poco, avergonzados porque nuestro compañero, el cual no venía solo. Así que aparté la mirada mientras noté la mirada de Víctor clavada en mí. Me llevé una mano al pelo y agaché un poco la cabeza y escuché como mi novio -de verdad, que raro se me hacía llamarlo así- hablaba con Arion tranquilamente.
-Sí, Arion, ha pasado mucho tiempo. Se ha notado vuestra ausencia cuando jugamos el amistoso contra la academia militar Mar de Luna. Se notaba que no estaba el estratega, el goleador ni el entusiasta del equipo- dijo refiriéndose primero a mí como el estratega, a Víctor como el goleador y a Arion como el entusiasta. Este último se rió y Víctor tan solo cerró los ojos con orgullo por llevar el nombre de goleador estrella-. Pero no creas, nos las apañamos bastante bien, y aunque empatamos, fue un gran partido. Y...- dijo sacando la banda de capitán de su bandolera- creo que esto te pertenece, Arion.
Arion le miró apenado, siempre le había costado aceptar que todos le admirásemos como capitán. Al principio, no lo cogió, pero luego, al ver como Gabriel sonreía la agarró con fuerza y asintió. Para mí las cosas no cambiaron mucho, Arion había seguido siendo el capitán en el Gran Celesta.
-Menos mal- dijo Gabi en un suspiro-, no es que no me gustase ser capitán, pero creo que ese es tu trabajo Arion.
Le dio una palmada en el hombro mientras volvía a mi lado.
***
Los miembros del equipo nos dieron una gran bienvenida al entrenamiento matutino y algunos hicieron bromas con el tema del capitán y eso. Decían que quizás se confundían y nos llamaban capitán a Arion, Gabi y a mí, a la vez. En los vestuarios intentaba no hacer caso de Gabriel, porque como daba la casualidad de que su taquilla estaba al lado se la mía...
Durante el entrenamiento, me agradó ver de nuevo a todo el equipo, me gustó vernos a todos juntos mientras calentábamos, me animaba saber que seguíamos tan unidos como el equipo que éramos. Aitor y Gabi estaban jugando con distintas formas de defensa. Lucian y Michael tiraban a la portería, donde se encontraba Sanguk. Al otro lado, en la portería contraria estaba JP y Víctor. JP también había sido recibido porque, aunque no había estado en la fase de clasificación, después pudo venir al Gran Celesta. JP paraba la mitad de los tiros más lentos, y Víctor seguía insistiendo en que podía pararlos. Arion... simplemente jugaba sin preocupación. Pasaba el balón, regateaba, sonreía. Así iban las cosas. Yo solamente miraba. Tenía un balón en los pies y aún no sabía qué hacer.
Me puse a darle toques al balón, manteniéndolo mientras pensaba qué podía hacer. Víctor se acercó a mi lado y me sonrió señalando con el pulgar a JP. El entrenador Evans estaba a su lado en la portería, y le enseñaba a colocarse para parar mejor los tiros, que ahora, eran de Arion.
Escuchaba el "clack" que hacía la cámara de Rosie al hacerme fotos, y empecé a correr para librarme un poco de ellas. Mantenía el balón, todo parecía ir perfecto, hasta que... tropecé sin saber cómo. Me había adelantado al balón mientras estaba distraído, y lo había pisado. Me había doblado el pié, claro que sí.
-¡Riccardo!
La mano de Gabi llegó antes que el sonido de su voz, y pude sentir como tiraba de mí para levantarme.
-¿En qué se supone que pensabas?- me regañó pasando un brazo por debajo de is hombros, apoyando mi peso en él.
-En nada- técnicamente no era cierto, sí pensaba en algo. Pero eso no importaba, sonreí al recordar que así mismo fue como me ayudó hacía ahora muchos años, cuando me caí en el parque.
Al parecer, sostenerme seguía sin importarle.
***
Vale... Voy a decir por qué he tardado un poco mucho en subir: Se me fue el internet xD Así que, como he tardado jejeje pues aquí vienen dos caps :'3
Marie~
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