Capítulo 3
Seis años después, estábamos en el mismo lugar. En mi habitación. ¿Y a que no adivináis qué? Yo, tocaba el piano, y Gabriel escuchaba mientras daba sorbos a una taza de té. Ahora estaba tranquilo, pero hacía unos minutos se había puesto a maldecir por las fechas en las que estábamos. Yo sólo sonreía mientras veía como daba vueltas por mi habitación, contando los días que faltaban para empezar la secundaria.
-Riccardo- dijo, lo que me hizo abrir los ojos.
-Dime- susurré sin parar de tocar.
Gabriel odiaba que parara de tocar mientras hablábamos. Antes, me costaba seguir el hilo de ambas cosas, pero con los años me acostumbré a hacerlo, y podía mantener una conversación mientras tocaba cualquier cosa.
-¿Crees que entraremos en el club de fútbol?
-No tuvimos problemas en primaria, ¿no?- respondí con otra pregunta.
***
Para mi suerte, llevaba razón. Ingresamos en el club de fútbol del instituto Raimon poco después de entrar en primero. Ninguno de los dos tuvimos problema alguno para entrar, pero aún estábamos en el segundo equipo. No fue hasta que llevábamos dos semanas, que nos dieron el uniforme de color amarillo del primer equipo.
La mayoría de los que entraban en el club de fútbol lo hacían simplemente porque así, subirían sus notas, el instituto Raimon tenía bastante prestigio desde que el Inazuma Japón ganó el mundial y el Torneo de Fútbol Frontier. Después apareció el Sector Quinto. Para aquellos que no lo sepan, el Sector Quinto fue una organización la cual regulaba los partidos con el fin de hacer que todos los institutos tuvieran un buen fútbol.
Tanto Gabriel como yo estábamos en total desacuerdo, pero poco podíamos hacer para cambiarlo. Sólo nos ceñíamos a las reglas cuando así lo mandaban, y cuando teníamos que perder un partido, sólo podíamos apoyarnos el uno al otro hasta que acababa. Poco después de esto, los veteranos, se dieron cuenta de mi gran sentido de la estrategia, y no pudieron ignorarlo. Sabían que tenía un gran potencial. Lo que no me esperaba era que me dieran la banda de capitán, no sabía si aceptarla, pero después de mucha insistencia -y presión por parte de Gabi- decidí aceptar.
La habilidad de ambos en el campo fue subiendo rápidamente. El fútbol de secundaria era distinto al de primaria, y fue allí donde pudimos mostrar nuestro verdadero talento y nuestras supertécnicas, el fruto de tanto entrenamiento. Gabriel era una defensa casi inquebrantable, siempre que lo veía jugar me acordaba del tiempo que me costó superarlo de verdad. Y yo, en el centro del campo, era la estrategia y base del equipo, me encargaba de ser el Virtuoso, dirigiendo a los jugadores como un maestro de orquesta. Y cuando marcaba con mi supertécnica, el Pentagrama, lo celebraba con Gabriel, chocando nuestro brazos en vez de la manos, igual que siempre hacíamos.
El color amarillo de nuestros uniformes empezó a hacerse muy presente en nuestro día a día. El amarillo nos robaba tiempo de nuestra pequeña rutina, pero cuando entrenábamos sin tener que estar presionados por el Sector Quinto, éramos felices.
Yo había cambiado mi modo de ver las cosas, ahora, Gabi era verdaderamente la pata que me sostenía. Mi confianza inquebrantable, una amistad forjada con el tiempo y que nunca se rompería.
***
Cuando estábamos en segundo, apareció un nuevo chico en el equipo. Se encargó de romper las reglas y... bueno, desafiamos al Sector Quinto. Gabi estuvo verdaderamente enfadado conmigo por querer dimitir como capitán del equipo, y tuvimos una pequeña conversación al respecto.
-No puedes hacerlo- dijo.
-¿Y eso por qué? No soy lo bastante fuerte, Gabi, nunca lo seré.
-¡Porque no puedes hacerlo y ya está!
Él levantaba muy pocas veces la voz, así que supe que era verdad, que lo decía porque eso le dolería. Así que me fijé en sus ojos azules mientras esbozaba una sonrisa de medio lado.
-Lo pensaré- dije sentándome al piano.
Para no aburriros, os contaré rápido lo que pasó sin desviarme de la trayectoria de la historia. Jugamos el torneo de fútbol, y yo seguía siendo el capitán. Gabriel empezó a apoyarme con eso de la revolución -porque tenía miedo de hacerlo-, y empezó a jugar de verdad. Tras el torneo del Camino Imperial, el Sector Quinto desapareció gracias a que, nosotros, ayudamos al gran Emperador -el cual sólo se hacía pasar por tal- sin saberlo, a montar la revolución. Dejé de ser el capitán antes del último partido, por una grave lesión en la pierna tras jugar con el instituto Universal, antes del cual, le quise ceder mi puesto se capitán a Gabriel.
-No, no me lo des a mí- me dijo en el hospital.
-Pero...
-No repliques, Riccardo, si tú no estás...- se quedó callado mientras desviaba la mirada-. En el campo me es difícil jugar si tú no estás allí. ¿Y quieres que sea el capitán?- rió sin felicidad-. No Riccardo, no seré el capitán.
Al final, el puesto de capitán se lo quedó Sherwind, el centrocampista más optimista que nadie haya conocido jamás, gracias al cual todo lo anterior fue posible.
Más tarde, los problemas se intensificaron, incluso Gabi y yo estuvimos un poco separados por culpa de los mismos. Tuvimos que lidiar con muchos cosas, pero al final, lo solucionamos. El fútbol volvió, y con él, también nuestra antigua rutina. Entrenábamos duro también, por la sencilla razón de que ambos queríamos ir al mundial. Y queríamos ir juntos, el mundial era algo muy serio, y mirarlo a la cara significaba saber que podías caerte de boca. No aceptaban a cualquiera, y, sinceramente, no tenía en mente ser uno de los elegidos. Había conocido a muchísimos jugadores los cuáles estaban mucho más capacitados que yo, y que serían más útiles en un mundial. Por ejemplo, Gabi. Su defensa sería -según creía yo- imprescindible a nivel mundial. La niebla, su supertécnica, nadie la superaba. Y los balones, por muy fuerte que fueran, no traspasaban la niebla mística sin perder velocidad y fuerza.
Aunque parezca imposible, me puse triste al saber que mi único apoyo de verdad se quedaba en Inazuma, que yo me iba al mundial. No lo entendía. ¿Por qué yo sí y él no? Cuando pronunciaron mi nombre, junto con el de Arion y Víctor, me quedé un tanto paralizado y sin sentido.
¿Que quién es Víctor? Antes era del Sector Quinto, acataba sus órdenes. Pero se decantó por ser miembro del Raimon y ayudarnos a ganar, era nuestro delantero estrella. Su habilidad con el balón era insuperable, y su potencia, imparable. Él también tomará gran importancia en este relato, porque, allí donde lo veías, un tipo oscuro, siniestro y sin corazón, era muy distinto por dentro. Tuvo un pasado el cual le dolía recordar. Pero si no conocéis a Víctor ahora, lo conoceréis más tarde, su historia también estará muy presente aquí.
Después de ser elegido para el mundial, tomé una bocanada de aire, dispuesto a hacer aquello a lo que más miedo tenía. Y es aquí, donde todo empezó a cambiar, donde verdaderamente mi vida dio un vuelco inesperado.
***
Vale, ha sido un saltito en el tiempo, pero dentro de muy poquito la historia empieza estabilizarse y no pego estos saltos :3 Paciencia queridos :'3 Dadle a la estrellita si os gusta y comentad para que suba más ;))
¡Por cierto! Prometí aclararos quien es quien. Sherwind, o Arion, porque aparecerá más veces, es Tenma. Supongo que lo sabéis por el contexto, aún así, también la digo que Víctor, es Tsurugi :3
Espero impaciente a subir el siguiente. Con rima y todo (?)
Marie~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro