Capítulo 28
-Si pudieras hacer una cosa en este preciso instante, aunque parezca imposible ¿qué sería?- pregunté con una sonrisa.
-Eh... Pues me iría a dormir contigo, tengo sueño ¿sabes? Y frío - sonó un bostezo y sonreí-, creo que te abrazaría fuerte y probaría a dormir en tu cama- dijo con una risita-. Pero ahora mismo estoy en mi habitación, con los cascos en el cuello mientras suena muy flojito Ice Dance, la escucho desde aquí.... Es imposible que pueda estar en tu cama ahora y dormir contigo.
Miré la hora. Sabía que ahora mismo acababa de terminar de cenar. Me había encargado de planearlo todo de camino a casa, y me fui a mi habitación sin cenar siquiera para ponerme en contacto con los padres de Gabi. Les dije que estaría bien que esa noche se quedase a dormir. Era viernes, y no había instituto al día siguiente. Para ellos no hubo problema. Sabían que necesitaba estar a su lado después de lo que me había enterado esa tarde. Era normal que quisiera estar con él.
-¿Y bien? ¿Qué sería lo que harías tú?- me preguntó sacándome del trance.
-Pues te acercaría a mi cama y te dejaría probar a dormir en ella, para que vengas las veces que quieras- susurré.
-Qué casualidad- dijo en tono de pregunta irónica- ¿Qué tienes planeado hacer?
-Bueno, teniendo en cuenta que ahora mismo hay un coche en tu puerta, que tu madre ya te ha preparado la ropa para esta noche y que, por consiguiente, estoy en mi habitación esperando a que llegues ¿qué me dirías?
-¿E-en serio ese coche ha venido a recogerme solo para llevarme a tu casa?- escuché como apoyaba la frente en el cristal de su ventana- Tiene que ser un broma.
-Para traerte a mi casa, y que duermas conmigo. ¿Es que acaso ya no te apetece?- pregunté a sabiendas de que no era así.
-¡Claro que sí!- exclamó entusiasmo- Pero ¿qué le digo a mis padres? ¿Que mi novio, aprovechando el dinero que tiene como pocas veces lo hace- solté una risa al oír eso-, ha enviado un coche solo para llevarme a su mansión y que pruebe su cama? Suena bastante poco realista.
-Pero no sonará poco realista cuando sepas que eso ya se lo he dicho yo a tus padres- supe que mis palabras le sorprendieron, así que seguí hablando-, y que, bueno, conviene que te montes ya en el coche y...
Paré y escuché como corría.
-Adiós mamá, adiós papá- dijo, y, un segundo después se escuchó la puerta al cerrarse.
Pensé en su rostro entusiasmado por la sorpresa que le había dado. Tampoco era para tanto, eso podría hacerlo siempre que quisiera. Enviaría un coche a su casa si eso le hacía feliz, aunque eso era precisamente lo que le gustaba, que fuera una sorpresa, que todo fuera inesperado.
-Riccardo, no me creo que quieras llevarme en la limusina hasta tu casa.
Supe que ya se había montado al escuchar el leve sonido del motor.
-¿No te gusta la limusina de los Di Rigo?- pregunté entre risas- Pues escucha, te gustará más cuando te diga que mis padres están en casa y que están echando chispas. Se han enterado por Suzette de que la limusina iba de camino a tu casa y ahora no hacen más que refunfuñar.
-Como siempre ¿no? Supongo que hoy no les queda otra que aguantarse.
-Más les vale.
Después de eso, escuchamos como el otro contaba sus respectivos tres segundos antes de colgar. Así que me senté en la cama y hundí la cabeza mientras cerraba los ojos. Estaba dispuesto a mantenerme de una pieza, a no derrumbarme nunca delante suya. Pero no quiero negar que tenía unas ganas de llorar que no me las aguantaba. Pero tendría que esperar, tendría que esperar a estar solo y a martirizarme cuando él no estuviera delante. No podía demostrarle que eso iba a afectarme, porque no quería causarle más tristeza de la que ya podía sentir.
Mi móvil vibró y me lo llevé al oído sin mirar el número. Creía que iba a ser Gabriel, pero la voz de la persona que estaba al otro lado me confundió.
-Riccardo- dijo la serena voz de Víctor.
-¿Victor? ¿Qué ocurre?
-Bueno... Arion y los chicos estaban preocupados por Gabi y por ti, no vinisteis al entrenamiento y... Bueno, quería que os llamara para saber si estábais bien.
-Ah...- se me cayó el alma a los pies. Nuestros compañeros de equipo no sabían nada, y estaba seguro de que aún no debían saberlo, lo que menos necesitaba Gabriel era lidiar con la preocupación de un montón de chicos preocupados- Es que, en realidad teníamos cosas que hacer.
-Riccardo, si tenéis algún problema, estamos aquí. Ayudaremos en lo que podamos.
-¿Riccardo, quién es?
Me volví hacia la voz de Gabi y me levanté para abrazarle y que a su vez, escuchase lo que no podía decirle en ese momento.
-Veo que ahora no puedes hablar- la insinuación de una sonrisa tiñeron las palabras del delantero al otro lado de la linea-. Y si ocurre algo, estamos aquí para ayudaros.
-No me cabe la menos duda, Víctor. Pero no es nada- terminé por decir-. Nos vemos el lunes en el entrenamiento.
-Sí, eso espero.
Colgué y me separé de Gabi un poco. Él sonreía sin remedio, como siempre, y me miraba con insistencia.
-¿Victor? Me lo esperaba de Arion, quizás Adè... Pero, ¿Victor?
-Sí, al parecer los chicos están preocupados porque faltásemos.
-Ya se les pasará.
-Por cieto, ¿te has cruzado con mis padres?- le pregunté mientras ambos nos sentábamos en la cama.
-Sí, les he dicho «¡Hola! ¡Me voy arriba, Suzette!»
Ambos nos reímos. Luego hubo un silencio que se me hizo muy largo hasta que Gabi me clavó su mirada azul.
-Gracias por hacer todo esto- susurró.
-No me des las gracias, quería tenerle lo más cerca posible.
-No solo me refiero a lo de esta noche, aunque desde luego es impresionante. Me refiero... a que hayas entendido lo que ocurre, supongo que si hubiera sido al contrario- frunció el ceño e hizo una mueca- no hubiera sabido cómo reaccionar. Lo que demuestra, una vez más y para variar, que eres mucho más maduro que yo y que me quieres muchísimo.
-No quiero mentirte, Gabi- murmuré mientras le acariciaba el brazo-. Esto me duele, pero... tengo que estar bien, porque es lo que tú quieres. Y eso es lo que importa.
-Menos mal- suspiró-. Es que, me daba miedo pensar que podía perderte, no solo porque supieses que... que me voy. Sino porque empezaces a ser distinto, a pasarlo mal. No quiero que eso ocurra.
-No va a ocurrir- le prometí sin saber si eso podía ser verdad.
-Pero aún así quiero pedirte un favor, si no es demasiado.
-Lo que sea- dije sin dudarlo.
-Hasta ese momento, no digo que lo ignoremos, pero intentemos hacer como si no fuera algo malo. Nadie debe preocuparse salvo las personas que ya lo saben, no lo entenderían. Tú lo entiendes, sabes lo que sentiría si solo sintieseis pena por mí, y no quiero que lo hagáis.
-Si es eso lo que quieres- sonreí y él me devolvió la sonrisa.
-Bueno...
Se levantó y cogió la bolsa con la ropa que tenía en el sillón verde. Yo me quedé en la cama, observando como se cambiaba la ropa de calle por una camiseta que le quedaba un poco grande y unos pantalones cortos para dormir. Me aturdió hasta que chasqueó los dedos delante mía.
-¿A dormir?
-A dormir- afirmé.
***
Como la última vez, es aconsejable que los capítulos que suba de una misma vez se lean seguidos. Es como en su día los escribí y como me gustarían que se leyeran para que no os perdáis nada ^^ Gracias por continuar, gracias por los votos y comentarios (y ya sé que estáis indignados y que lloráis por Gabriel, lo sé, pero podréis matarme una vez haya subido entero el fic y hayáis comprendido lo que quiero decir)
Marie~
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