Capítulo 24
Gabriel estaba echado sobre mí hombro con los ojos cerrados mientras yo observaba el paisaje que quedaba atrás. Era de noche y volvíamos a casa. Si os preguntáis por qué me salto hasta aquí es muy simple. No cabe explicar lo que ocurrió. El día del cumpleaños de Gabriel y ese mismo día habían sido demasiado especiales, siempre recordaré cada segundo, cada minuto, cada hora durante el resto de mis días. Demasiado maravillosos para explicarlo con palabras.
Lo que sí puedo explicar es que notaba a Gabriel muy raro. Parecía querer decir algo, o explicar lo que parecía preocuparle. Sin embargo, no lo conseguía, sacudía la cabeza y decía alguna tontería.
Le acaricié el pelo y miraba preocupado su ceño fruncido mientras dormía. Le estaba agradecido porque hubiese venido conmigo a Hokkaido, pero, a decir verdad, si no hubiera venido, yo tampoco estaría allí en ese tren.
Los entrenadores, Frost y Blaze junto con la hermana de éste último, Julia, habían venido a despedirnos y volver a felicitarme por el concierto.
Eché una mirada de nuevo al cielo oscuro, despidiéndome del frío de Hokkaido y de las pocas horas que me quedaban como quinceañero. Pensaba igual que Gabriel. No quería que fuera mi cumpleaños. Sabía que sería como repetir el mantra de todos los años. Unos pocos «felicidades» y algún que otro regalo, felicitaciones y más felicitaciones. No quería ni una sola felicitación más. Había tenido suficientes con las del solo de piano, y de verdad, no quería que se volviera a repetir más. Sabía que aún así, las tendría, que mis compañeros me darían una palmada y me darían el «feliz cumpleaños», seguramente harían lo mismo con Gabriel. Ninguno teníamos ganas de eso, nos bastaba con pasar el día el uno junto al otro.
***
Fue extraño despertar cuando llegamos a la ciudad de Inazuma. El tren se estaba deteniendo y Gabi se había despertado. Ahora era yo el que estaba apoyado sobre él. Sin embargo, su mirada estaba clavada en un punto inexistente, con los ojos vacíos, sin vida. Cuándo miré su rostro, parecía haberse oscurecido.
-¿Te ocurre algo, Gabi?- pregunté incorporándome.
-N-no- susurró saliendo de su trance-. Feliz cumpleaños, Riccardo.
Esbozó una sonrisa de las suyas, de color rosa, y se la devolví con fuerza. Quería que dejase de estar triste por aquello que fuera que le preocupaba. Quería que siempre sonriera así.
-Gabi, vamos- le dije cogiéndole la mano.
-S-si.
Cogió su maleta y yo la mía, y nos dimos la mano que teníamos libre. Apretaba la mía con fuerza. Vi de nuevo como fruncía el ceño y ponía cara rara. ¿Qué le estaba pasando? Cuando salimos del tren, vi a los padres de Gabriel, sonriendo y esperándonos.
-¡Feliz cumple, Riccardo!
Acepté con una sonrisa su felicitación y miré de nuevo a Gabriel. Había cubierto su rostro de nuevo con una máscara de pasividad y una de sus sonrisas, que juraría que sus padres no notaron su preocupación.
Casi amanecía, así que los padres de Gabriel nos llevaban a cada uno a nuestra casa. Teníamos que ir al instituto, ya que habíamos perdido tres días. Sí, el musical había sido entre semana porque en Hokkaido había fiesta, ya ves. Así que pararon delante de mí casa y me despedí de todos -de los padres de Gabriel con un asentimiento y un gracias, y de Gabriel con un gran abrazo y una mirada preocupada-.
Me saltaré lo que ocurrió con Suzette y mis padres. Suzette: igual de cariñosa. Mis padres: sin palabras... Supongo que para ellos era la vergüenza de la familia, ahora no les servía ni como imagen ni como nada, ¿eran homófobos? No sé, pero ¡vaya casualidad! Nunca se cruzaban con Gabi y conmigo. No querían conmigo nada que no fuera abusar de mis talentos y hacer que fuera el heredero de los Di Rigo.
***
Cuando llegué al instituto, intenté aguantar un bostezo y se me saltaron las lágrimas. De verdad que no sabía si tenía energías para estar ese día al cien por cien en el entrenamiento.
-¡Eh, Riccardo!
Me volví hacia los chicos cuando me llamaron, tenían un cupcake con una velita de color marrón del chocolate, y otro de fresa con otra velita. Supuse que uno era para mí, por ser mi cumpleaños, y otro para Gabi, por haberlo sido.
-¿Chicos? ¡Vaya qué considerados!- exclamó Gabi apoyándose en mi hombro, sin haberme dado cuenta de que había llegado- Sé que no te gustan los regalos, y espero que me perdones por esto...- me susurró al oído-. Pero tengo uno, y tendrás que esperar para verlo.
No me molestaba en absoluto, me olvidé de ello. En cambio, solté un suspiro al saber que ya no parecía preocupado.
-¡Felicidades, chicos!- exclamaron todos a la vez.
Nos comimos cada uno el cupcake que se suponía que era para el otro. A Gabi no le gustaba la fresa ¿irónico? Para nada, que va. Le dejé el de chocolate y el otro me lo comí yo.
-Tienes una...
Tenía una viruta de chocolate en el labio, y no le dio tiempo a darse cuenta antes de que se la quitara con los míos propios.
-Chicos...
Se escucharon carraspeos y nos separamos antes de levantarnos para irnos a entrenar.
***
A tercera hora, veía a Gabriel de nuevo muy raro. Estábamos en clase de literatura, y ambos nos mirabamos cada pocos segundos. Él parecía querer parecer despreocupado, yo, sin embargo, le miraba con insistencia, preocupación. Y mi terquedad me impedía ver que realmente estaba mal. Parecía estar mal, tener algún problema invisible para mí.
-¿Gabriel?
Miré hacia la puerta antes de que él lo hiciera y vi a la señorita Hills en la puerta. Gabi se levantó y se llevó consigo la bandolera con sus libros dentro.
-Gabi... ¿Dónde...?
Me lanzó una mirada triste e hizo un gesto con la mano antes de marcharse. Algo raro se me posó en el estómago. Preocupación. Ansiedad. Miedo. ¿Le ocurría algo grave? ¿Qué le pasaba y por qué tenía que irse? Creía que no aguantaría más en el asiento durante tres hora antes de volver a verle. Porque desde luego, no esperaba ir al entrenamiento si él no estaba allí para entonces...
***
Hola xD, tal y como prometí, y a pesar de haber tardado un poquito más de lo que dije, aquí tienen esta serie de caps. Es recomendable que a partir de aquí, leáis la historia con la menor pausa posible :3
Sin más, el siguiente, votad y comentad (no me matéis aún), se despide;
Marie~
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