Capítulo 19
Pasó algún que otro día. Se acercaba el partido contra el instituto Universal y todos estábamos entrenando al máximo, a sabiendas de que sería un partido duro.
Gabi me había confirmado el lunes que vendría a Hokkaido conmigo. Me puse muy contento y justo después llamé para confirmar mi asistencia. Por otro lado, no parecía afectado por lo que pasó el domingo en casa de mis padres, sino que en los entrenamientos parecía estar preocupado. El lunes y el martes pude notar la tensión que mostraba al entrenar, como si estuviera esperando algo que no llegaba.
También estábamos preocupados por Sol, nos dijo que vendría a visitarnos, y si aún no había venido ¿significaba eso que seguía en el hospital? ¿Había recaído en su enfermedad? Esperaba que no, porque era un gran amigo y un jugador excelente, no queríamos que le ocurriese nada malo.
Llegó el día del partido y jugábamos en el campo exterior del Raimon. Esperábamos que el Universal llegase cuando Gabi hizo el mismo gesto que el día del campamento.
Estábamos en los vestuarios, a punto de salir, cuando se llevó una mano a la boca y otra al torso de nuevo. Salió corriendo al baño y le seguí una vez más. Le miraba preocupado, sujetando sus coletas. Me extrañaba que se repitiera otra vez, ¿podría estar incubando algo malo? ¿Quizás una gripe?
-Gabi, ¿cuántas veces más te ha ocurrido desde la acampada?- le pregunté mientras salíamos a los vestuarios.
-Tres veces- respondió agarrándose a mí.
-¿Estás bien?- preguntó una voz.
-¿Crees que podrás jugar?- esta vez fue el entrenador cuando nos vio salir de allí.
-Tranquilos, chicos, puede que solo me esté poniendo enfermo, no hay de qué preocuparse. Estoy en perfectas condiciones para salir al campo- lanzó una mirada suplicante al entrenador Evans-. Por favor, no me deje en el banquillo en este partido.
-Gabi, si sabes qué es lo que te ocurre solo tienes que decirlo- susurré, sujetándole con más fuerza-. Si crees que es grave debemos ir al hospital.
-Riccardo- dijo en voz baja-, no es nada grave, de verdad, será una gripe o algo, no es preocupante.
Y aunque le supliqué varias veces que se quedase, salió al campo decidido. Me asintió para tranquilizarme desde la defensa, y decidí mirar hacia delante para ver la formación del Universal. Sol Daystar se encontraba en el centro de la delantera, dispuesto a avanzar como un rayo hacia nuestra portería.
Cuando terminó la primera parte, íbamos dos a tres perdiendo. Dos de esos tres goles que iban en nuestra contra eran de nuestro amigo, Sol.
En el descanso, me acerqué a Gabi y me senté a su lado. Observé como bebía agua, con la cara muy pálida. Tenía la sensación de que si hacía un solo movimiento más, se desmoronaría allí mismo. No sabía, de verdad que no lo sabía como era que seguía con fuerzas.
-Gabriel- dijo el entrenador Evans-, no puedes seguir.
-Entrenador- replicó levantándose para volver a caer en el asiento a mi lado.
-No tienes fuerzas para seguir, Gabriel, no puedes seguir en este partido.
-Puedo dar el máximo de mis fuerzas, he sido capaz de parar a Sol con Brunilda, puedo seguir- suplicó.
-Gabi..., no puedo dejarte, lo siento.
Mi novio maldijo en voz baja a mi lado mientras apretaba con fuerza los dientes. Ambos sabíamos que todo lo que decía era mentira, que no podía seguir.
-Riccardo, tú cubrirás la posición de Gabriel, entra Lucian para sustituir en la delantera el hueco.
-Riccardo- me dijo Gabi cogiéndome del brazo para evitar que me fuera-, vamos, ve a por todas.
Asentí y sentí el tirón que me dio hacia él para darme un beso. Me sorprendió que lo hiciera delante de tanta gente, pero me sentí bien al saber que eso significaba que no le importaba lo que todos pensaran. Me ruboricé al escuchar algunos silbidos por parte de nuestros compañeros.
Me había acostumbrado a jugar en la defensa por los primeros partidos que había jugado en la fase de clasificación antes del Gran Celesta. Así que no tuve mucho problema al estar cubriendo la posición de Gabi mientras observaba el juego del resto del equipo.
Cuando terminó el partido, nos alegramos del gran empate, había sido un juego digno de ver. Cinco a cinco. Gabriel salió corriendo al grupo para celebrar el resultado mientras nuestro público nos vitoreaba. Los alumnos del Raimon y del Universal que allí había estaban eufóricos.
-Que buen partido, chicos- nos dijo Adè- ¡Tengo que poner la foto de grupo!- gritó, y salí corriendo intentando alcanzar el móvil.
Escuché las risas de Gabi a mi espalda, y luego, algunas exhalaciones. Me paré en seco con un mal presentimiento y me di la vuelta para mirar al lugar donde los jugadores se apiñaron con expresión preocupada.
Mis movimientos no fueron del todo precisos mientras me habría paso temiéndome lo que había ocurrido. Cuando al fin conseguí traspasar a todos mis compañeros abrí los ojos sin poderme creer lo que veía. Me tiré al suelo para comprobar que no le había ocurrido nada, aún así, mi corazón latía demasiado fuerte y demasiado rápido.
-Gabi ¿qué te pasa?- preguntaba una y otra vez.
Sin embargo, me estaba volviendo loco ante la ausencia de una respuesta. Los chicos llamaron al entrenador a gritos, y poco después, escuché las sirenas de la ambulancia. Tenía razones más que de sobra para estar preocupado si el entrerenador Evans pensaba que era grave. No podía pensar con claridad, simplemente no había realidad. Solo existía preocupación. La luz se había apagado por momentos y todo se estaba volviendo oscuro.
***
No me odien pls x3 Primero, sé que es muuy cortito, y segundo, sé que ahora vendrán los coments del tipo: «Estás matando a Gabi, hija de frutaaa~» o «Te mato, cómo le hagas algo a Gabi...» Vale, estos comentarios me los hago yo sola :v Pero ya me han dicho que no lo haga sufrir. Os tranquilizará saber que aún quedan muchos capítulos, que no, que no me he cargado a Gabi, que tengáis paciencia y comentad y votad mucho n.n Vamos por la mitad del fic casi, así que ya veis, no es que me lo haya cargado ¿me creéis ahora?
Hasta el próximo, queridos, lo dicho, sin más, se despide la autora ヾ(⌒∇⌒)ノβye♪
Marie~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro