Mommy
⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
⚠️ ESTÁ HISTORIA CONTIENE:
Lenguaje vulgar. Usando palabra como v3rga, coño, semen, mierda.
Breeding Kink* (Un breeding kink es un tipo de fetiche que erotiza el sexo sin protección y eyacular dentro de la vagina o el ano de tu pareja con su consentimiento entusiasta,
Les excita la idea de quedar embarazado o embarazar a tu pareja. (Énfasis en la palabra idea, ya que las personas con un breeding kink no están realmente intentando quedar embarazadas). Aún así, el kink existe entre parejas queer o personas que no pueden quedar embarazadas.)
Feminización.
Dominación en cierta forma.
Un poco de humillación.
Sexo, sexo, sexo.
No me hago cargo de vuestros traumas.
Disfruta la lectura.
Los sonidos de una respiración pesada llenaron la habitación, mezclándose con el leve sonido húmedo de sus lenguas al rozarse mutuamente en el beso.
Roier sostenía las caderas de Spreen, haciéndolo moverse lentamente sobre su entrepierna para generar un roce exquisito.
Las garras del moreno se clavaron en las sábanas de seda, perforando la tela en un débil intento de agarrarse a algo más que no fueran los hombros del castaño.
— Tremendo pajero que sos.— dijo Spreen al notar aquellas manos debajo de su ropa.
— ¿Disculpa? Si yo no fui el que se lanzó encima y comenzó a comerme la boca como si quisiera arrancarmela.— jadeó cuando los colmillos de Spreen rozaron su cuello.
— Puedo arrancarte otra cosa si querés ~— estaba jugando y eso solo calentaba más a Roier.
Se seguían frotando, queriendo que este juego previo fuera lo suficientemente bueno como para después darle rienda suelta a su pasión.
Ya en ese momento verían de quien era el turno de recibir.
Aún si mayormente era cosa de Roier, Spreen había descubierto un gusto especial al tener a Roier encima suyo y notando como su bandana iba bajando hasta sus ojos en cada embestida.
La forma en que sus brazos se tensaban...
Mierda.
Ahogo un gemido lastimero al morderse el labio.
Parece que ya sabían que papel desempeñaría cada uno cuando sintió aquella embestida que le hizo ver las estrellas por unos segundos.
Con una habilidad que seguía sorprendiendo a Roier, comenzó a ayudarle en la estimulación al tocar directamente su miembro fuera de sus pantalones azules de pijama.
— Spreen... — jadeó en su oído disfrutando las caricias otorgadas.
No le importaba verse como un chiquillo precoz, el autocontrol no existía al estar cerca de su osito.
Este mientras tanto aprovechaba al tocar la punta, disfrutando de sentir que tan húmedo estaba ya.
Fue bajando lentamente su mano mientras se relamia los labios queriendo tenerle hasta su garganta.
Ahogarse con el hasta llorar...
— Tenés un pene tan lindo, Roier.— soltó de la nada provocando vergüenza en el castaño.— Tan lindo que quisiera comérmelo ~
Okay
Ese último comentario le ha calentado.
— Por ... Por favor — suplicó entre jadeos mientras le ayudaba a sostener su erección por la base.— Necesito tu boquita aquí, por favor ...
Y puede que la debilidad de Spreen fueran esos ojitos tan lindos porque cuando menos se lo esperaba ya estaba dándole un excelente trabajo oral.
Usando su lengua para delinear cada vena y disfrutar el sabor del líquido preseminal.
Soltando un leve ronroneó cuando una mano se frotó contra su mejilla.
Roier bajo la mirada notando como Spreen le veía fijamente.
Esos preciosos ojos morados sin querer perder detalles de sus expresiones.
— Spreen...— gruñó sintiendo tensión en su vientre bajo. Los gemidos salían sin control y entre ellos cierta palabra escapó de sus labios sin poder evitarlo — Mommy...
Ambos chicos se sorprendieron ante eso, Roier quien sintió tanta vergüenza que se cubrió el rostro con ambas manos y Spreen ahora sí que casi se ahogaba al perder el equilibrio y literal hacerle una garganta profunda sin querer.
Se alejó rápidamente mientras tosia, sintiéndose algo extraño porque le había gustado.
De cierta forma el ser llamado así le pareció un poco *mucho* excitante.
— ¡Lo siento! Yo- es que no era mi intención.— no podía organizar las palabras, sentía tanta pena. Quería que la tierra se lo tragase.
Había arruinado el momento.
Seguramente Spreen le diría de cosas (más de las usuales) y se iría dejándole con tremenda erección.
Quiso levantarse pero volvió a tener al moreno encima suyo, solamente que ahora estaba completamente desnudo con cierto brillo en su mirada.
— Decilo otra vez.—
— ¿Ah?— estaba muy confundido y no ayudaba en nada que aquel cuerpo fuera una distracción.
— Vos sabés a que me refiero.—
Tragó saliva mientras se negaba.
— ¿No?—
Quiso volver a negarse pero sintió como su miembro quedaba en medio de las nalgas de Spreen. Comenzando a frotarse de forma lenta.
— Roier ~— gimió dando leves brincos sobre él.
— Spr-...— una mano se posó sobre sus labios.
— No, no.—
Claramente no entendía que es lo que su novio quería hacer con esto.
¿Acaso tenía que seguir con la humillación ante dicha palabra?
¿Quería castigarle?
O quizás era algo distinto.
Que ya no podía perder más dignidad.
Sus mejillas se pusieron más rojas y con cuidado quitó aquella mano.
— Mommy...—
Ante esto Spreen aumentó el ritmo que tenía mientras comenzaba a tocarse ante la mirada atenta del castaño, quien le sostenía con fuerza de la cintura queriendo guiar esos movimientos.
— ¿Serás un buen chico para Mommy?— la forma en que lo decía era tan coqueta que Roier estuvo a muy poco de darse un golpe para asegurarse que no estaba soñando o esto era una de sus muchas fantasías extrañas.
¿Este si era su Spreen?
Porque le estaba encantando aún si podía morir de pena.
De todos los apodos y formas de referirse a él, elije una tan así.
Podía hasta parecer que feminiza a Spreen de una forma burlesca al ser su turno de ir abajo.
Claro que las cosas no eran así pero ahora realmente sus neuronas no funcionan ante dicha vista y el como necesita ya estar dentro suyo y follarle
— S-si...— fruncía el entre cejo y se relamia los labios queriendo obtener más de él.
— ¿Sí qué?— se detuvo bruscamente con la respiración acelerada por su propia estimulación.
— Sí, Mommy ...—
Estando satisfecho con esas palabras tomó el rostro de Roier con ambas manos y comenzó a besarle de forma desesperada, succionando su labio y enredando sus lenguas hasta que estaban unidos por un hilo de saliva.
— ¿Querés follarte a Mommy?—
Jadeó colocando las manos de Roier en su trasero para que lo tocase a su antojo.
Siendo bien aprovechado porque el ardor que sintió tras esa nalgada le había provocado mucho más.
— Necesito... Quiero.— Apretaba la piel entre sus manos, dando más y más nalgadas hasta que el escozor fue lo suficientemente fuerte que sabria que sentarse no era opción mínimo en dos días.
— El lubricante está en la mesita de noche.— le dió por lamer su mejillas notando que sin pensarlo mucho, Roier se movió a un lado para sacar el bote de lubricante y colocarlo en sus dedos.
Dejándolos húmedos y listos para comenzar a preparar a su osito.— Haz sentir bien a Mommy.— sonrió con ese brillo tan especial que lo tenía hipnotizado.
Siendo ahora el turno de Roier de tomar las riendas en esto cuando sin cuidado alguno se quitó a Spreen de encima y lo coloco boca abajo con las caderas bien levantadas, usando una almohada para mejorar la posición y separando bien sus piernas.
El moreno estaba listo para sentir esos dedos pero una sensación caliente y húmeda le invadió.
Su cuerpo se tensó y dió un pequeño brinco que provocó que su miembro se comenzará a frotar contra la almohada.
Roier estaba usando su lengua para preparlo.
Podía sentir como se abría paso en su interior, presionando su cara hasta el punto que no parecía siquiera querer alejarse para respirar.
Gemía con fuerza, tomando entre sus manos la sábana y mordiendo parte de esta cuando sentía que podría desmayarse.
Sus pupilas estaban dilatadas y todo su cuerpo ardía.
— Que bonito coño tienes, Mommy.—
Quiso reclamar ante eso pero dos dedos se abrieron pasó en su interior logrando que más líquido preseminal saliera de su miembro.
— Aprietas tan bien mis dedos que ya quiero metértela~
Joderte con fuerza hasta que tu mente esté en blanco. Ver esa carita perdida en placer.—
A este punto quería llorar por lo bien que se sentía, elevando las caderas para que esos dedos llegasen más profundo.
— ¿Mommy esta desesperada?— otra nalgada con más fuerza provocó que las primeras lágrimas cayeran.— Entonces no puedo hacerla esperar más.—
Al escuchar esto Spreen quiso levantarse, no por miedo o desconfianza en Roier, pero quería ver el rostro ajeno cuando fuera sintiendo lo apretado que estaba.
Siendo tan obsceno y vulgar que al voltear tomo sus piernas desde los muslos y las elevó por sobre su cabeza, con ellos demostrando su flexibilidad las múltiples posibilidades que existían.
— Dale a Mommy lo que necesita.—
Unas manos se colocaron en sus piernas, logrando que las hiciera más hacia atrás y dejara a la vista su lindo coño.
El cual estaba tan desesperado porque podía jurar que le veía palpitar.
Anhelando tener algo dentro suyo.
Se posicionó con cuidado, presionando la punta entre ese anillo de carne, causando un escalofrío en ambos.
Siendo Spreen que hasta los ojos puso en blanco y Roier pudo probar el sabor metálico de su sangre al morderse con fuerza el labio.
Cada centímetro entrando en su interior, causando que le fuera casi imposible respirar.
Juraría que estaba más grande aunque eso y era imposible.
Tenía que ser que su cerebro se había batido entre tanta estimulación que no sabía ni que carajos pasaba.
Era fuertemente presionado contra el colchón, abriéndose de una forma tan deliciosa que Roier clavaba sus uñas sobre los hombros ajenos para controlarse.
Ambos gimieron el nombre del otro cuando por fin todo estuvo en su interior.
— Vamos... Muéstrale a Mommy de lo que eres capaz.— sentía que estaba jugando con fuego y
necesitaba tanto a Roier que no le importaba parecer una puta necesitada de verga.
Pronto las embestidas comenzaron, provocando que la cama chocase contra la pared.
Y el sonido de sus cuerpos chocando apenas destacase entre los gemidos y gritos que eran mayormente soltados por el moreno.
— Me estás succionando...— no tenía auto control, en este momento solo era guiado por el placer y querer ver más de esta faceta que parecía nueva para ambos.
Jamás creyó que decirle así a Spreen provocaría tantas cosas.
— Roier... Mierda ngh~...— las embestidas eran tan rudas que podía notar aquel bulto que se formaba en su vientre a detalle.
El dolor debido a la posición pasaba a segundo plano, era más exquisito sentir que entraba hasta el fondo.
Tenía los ojos en blanco, algo de saliva en la comisura de sus labios y las lágrimas cayendo por sus mejillas.
Estaba totalmente perdido.
— Me encanta tu coño pero no puedo olvidarme de darte la atención completa — soltó en un jadeo mientras tomaba el miembro de Spreen con su mano derecha. La punta ya estaba roja y no le faltaría mucho para tener su primer orgasmo.
El cuerpo del moreno estaba envuelto en tanto placer.
Las embestidas llegaban tan profundo, rozando su próstata y dejándole demasiado sensible, sumando la estimulación en su miembro lo tenía a poco de romperse.
Ya ni siquiera estaba sosteniendo sus piernas, tenía sus manos sobre los hombros de Roier, clavando sus garras queriendo dejar algo que mostrase que era solo suyo.
— Mierdamierda...— intentaba soportarlo.
Tenía que aguantar un poco más.
— Vamos Mommy, te dejare tan lleno que podrás darme un lindo bebé.— susurró en su oido y con ello no pudo con eso.
Se dejó llevar, se corrió en un grito desesperado mientras manchaba el pecho de Roier y un poco de su barbilla con semen.
Se sentía mareado y tan complacido...
Pero aún faltaba.
No iba a ser el único en sentir su cerebro hecho papilla.
Al notar como Roier quiso salir y quizás hacerse cargo de su propia erección, rápidamente le empujó hasta la cama, sin sacar el miembro de su interior y montandole justo como le fascinaba al castaño
No sabía hasta que punto aguantaría.
Temblaba como gelatina y se le dificultaba coordinar sus movimientos.
— Aún no cumplis con lo que dijiste.— estaba usando de apoyo el respaldo de la cama para saltar. Terminaría tan débil después de esto que ojalá Roier le dé buenos cuidados o apenas sienta las piernas le va a meter su puño en el orto.— ¿No querés verme destrozado?
Con mi coño lleno de tí al punto que escurra por mis piernas...
La imágen mental los hizo gemir a ambos.
Lo necesitaba con urgencia.
— Tu lindo coño... Tan abierto y solo dispuesto a recibirme a mí.— cerró sus ojos preso del placer, aún le parecía increíble como una palabra dicha por error los tenía así.
— Sólo a vos. Dale Roier, lléname hasta que mi vientre se hinche.— elevó su cuerpo solo dejando la punta en su interior y luego se dejó caer con fuerza.— Decime que soy tuyo y... Mierda...
Sus piernas flaquearon provocando que volviera a sentirle hasta el fondo. Su interior no dejaba de succionar el miembro de Roier, iba a correrse otra vez y no quería eso.
No aún.
— Eres mío. Sólo mío.— quiso colocar sus manos en el cuerpo del moreno, pero este no lo permitió. Tenía que ser quien volviera a tener el control.
— Roier... Vos te sentís tan bien.
Tan duro, grande... Me llenas demasiado.— puso la mano del castaño sobre aquel bulto, notando que le fascinaba ver como su piel se estiraba cada que lo recibía.
— Mommy ... Dios.— se inclinó hacia adelante y Spreen creyó que sería para besarle. Pero no.
Pronto lo tenía mordiendo y chupando su pecho.
Frotando su rostro contra él.— Tenía tantas ganas de tocar tus tetas.—
Spreen estaba avergonzado. Ahora era su turno para estar más rojo que una manzana.
Siguió con sus movimientos, queriendo centrarse en esto, sintiendo otro orgasmo llegando y no podia siquiera parar de llorar.
Iba cambiando el ritmo de sus saltos, siendo tan rápidos e intensos que podían romper la cama si no tenían cuidado.
Clavó sus uñas en la espalda de Roier justo en el momento en que comenzó a llenarle.
Era tan caliente.
Demasiado.
No dejaba de sentirle.
Cada embestida provocaba un sonido húmedo y ya podía jurar que sentía el líquido espeso ir bajando por sus muslos.
Se aferró a él.
Siendo tan bien aprovechado por Roier que no dejaba de succionar sus pezones.
Los mordía y luego besaba hasta dejarlos hinchados y rojos.
El moreno solo gemía disfrutando de esto.
En otro tipo de situación, dudaba mucho de poder permitirle esto, pero debía abrirse a nuevas experiencias.
No por nada seguía abriéndose de piernas ante él ~
Sonrió dándole leves caricias en el cabello, esperando que ya fuera suficiente.
— Así que no solo vos me decís Mommy, ahora tengo un coño y un tremendo par de tetas, ¿No?— se burló soltando un leve quejido cuando la mordida fue demasiado fuerte.
— No voy a arrepentirme de lo que dije. — le miró unos segundos para luego volver a besarle el pecho.— Tienes un tremendo par de tetas que estaria encantado de follar y un coño tan apretado.— al decir esto se atrevió a moverse dejando notar que estaba listo para otra ronda.— Al que sé que le encanta ser llenado de leche.
Quiso negarse, no podían dejar que sus hormonas se descontrolaran.
Pero aquella sonrisa era su debilidad.
— Si vos te portas bien, Mommy podría dejarte follarle las tetas y que te vengas en su cara. O quizás mostrar más de su flexibilidad. — se levantó con cuidado, intentando no quedar en ridículo cuando cayera de la cama sin gracia.
Dándose media vuelta mientras se inclinaba y dejaba que Roier notase lo abierto y húmedo que lo había dejado.
Usando sus manos separó sus nalgas dejando ver el semen escurriendo por sus muslos y los moretones que se iban notando en sus piernas.
Además que esa colita de osito no dejaba de moverse de un lado a otro.
— Dale un bebé a Mommy— le guiñó el ojo por sobre su hombro antes de sentir unas manos tomarle por el cuello y apenas poder entender que ahora estaba atrapado entre el cuerpo del castaño y la pared.
— Separa bien las piernas...— ordenó el castaño frotándose contra él.
¿Y como iba a negarse?
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